lunes, 25 de abril de 2022

Twitter y Elon Musk acuerdan la compra de la plataforma por 44.000 millones de dólares

La directiva acepta la oferta de 54,20 dólares por cada acción y pone una de las redes sociales más influyentes en el debate político y social en manos del hombre más rico del mundo
La directiva de Twitter ha aceptado la oferta de compra de la plataforma al magnate tecnológico Elon Musk por unos 44.000 millones de dólares en efectivo. Esta operación supone una importante victoria para el hombre más rico del planeta, que pasa a hacerse con el control de una de las redes sociales más influyentes en el debate político, social y cultural.

Tras semanas de dudas y tensión en Silicon Valley, meca de la industria tecnológica estadounidense, Twitter ha dado luz verde a un acuerdo que cifra su venta en 54,20 dólares por cada acción, lo que supone una prima del 38% sobre el precio de las acciones de la empresa antes que se conociese la participación de Musk.

El controvertido empresario llevaba semanas presionando al consejo de administración de la red social para hacerse con su control, algo que podría traducirse en importantes cambios para su funcionamiento. 

La directiva se ha reunido esta tarde y ha recomendado a los accionistas aceptar la "mejor y definitiva" oferta que Musk ha puesto sobre la mesa. El multimillonario ha realizado la compra a título personal, sin implicación alguna de Tesla, la compañía de coches eléctricos que dirige.
Musk ha dicho que Twitter necesita ser privatizada para crece. De darse finalmente, sería la mayor privatización empresarial en dos décadas. Eso la llevará a salir de la Bolsa de Nueva York, donde cotiza actualmente.

A media tarde, la noticia de una más que posible compra ha hecho que las acciones de Twitter se revalorizasen un 4,5%. Tras hacerse oficial, la cotización en bolsa se ha suspendido unos minutos y al reprenderse la acción se situaba en menos de 52 dólares, por debajo del precio de compra de Musk. "Espero que hasta mis peores críticos sigan en Twitter, porque eso es lo que la libertad de expresión significa", ha tuiteado Musk antes de oficializarse la compra.

Cambiar la plataforma
Musk es un crítico histórico de Twitter. En las últimas semanas, ha acentuado sus puyas contra las políticas de moderación de contenido de la plataforma, asegurando que no respeta la libertad de expresión e incluso que "socava la democracia". "La libertad de expresión es la base de una democracia funcional y Twitter es la plaza digital donde se debaten asuntos vitales para el futuro de la humanidad", ha dicho el magnate en un comunicado, tras informarse del acuerdo para la compra.

En los próximos meses, las cosas podrían cambiar para los más de 217 millones de usuarios diarios de Twitter. Más allá de sus proclamas, Musk no ha concretado qué medidas pretende tomar. Como ha sugerido en el pasado, el empresario podría apoyar la creación de un botón para editar los tuits, hacer que los algortimos sean de código abierto (para que se sepa cómo recomiendan el contenido que ves) y "autentificar a todos los humanos", sin especificar si con ello prohibirá la anonimidad, pilar básico de internet. Su llegada también podría traducirse en el regreso de Donald Trump a la red social, de donde fue expulsado por alentar el asalto al Capitolio perpetrado por seguidores ultraderechistas. Por mucho que hable de libertad de expresión, será difícil que Musk tumbe las políticas de moderación de contenidos que regulan la plataforma.

La oficialización de la compra llega tras semanas de mareos. En primera instancia, la directiva de Twitter vio la propuesta de Musk con escepticismo y adoptó una 'píldora venenosa', como se conoce técnicamente una maniobra defensiva que impide al empresario que lanza esa OPA hostil acumular más acciones de la compañía. El acuerdo entre ambas partes llega apenas cuatro días después de que Musk desvelara un paquete de financiación, con el apoyo de prestamistas como el banco de inversiones Morgan Stanley, para respaldar la adquisición. Esto hizo que el consejo de administración se tomara más en serio su propuesta. Muchos accionistas habían pedido a la compañía que no dejara escapar la oportunidad de alcanzar un acuerdo, según ha informado Reuters.

La "mejor y final" oferta de Musk puso al actual directo ejecutivo de Twitter, Parag Agrawal, entre la espada y la pared. El ingeniero indio-americano intentó primero que, tras convertirse en el mayor accionista individual de la plataforma con un 9,2%, el magnate entrase a formar parte de la junta directiva, lo que lo limitaba a no poder superar el 15% de participación. Musk optó por no hacerlo y por lanzar una OPA hostil que ahora podría poner fin mandato de Agrawal, quien en noviembre sustituyó al fundador de la compañía, Jack Dorsey. Aunque desde entonces la empresa no está siendo más rentable, si está en vías de alcanzar los ambiciosos objetivos que el accionariado ha fijado para 2023.
Qué hará Elon Musk con Twitter
La persona más rica del mundo acaba de comprar una de las plataformas más influyentes. ¿Para qué?
Por: Jordi Pérez Colomé

El consejo de administración de Twitter ha decidido finalmente vender la compañía a Elon Musk, el hombre más rico del mundo y presidente ejecutivo de Tesla. En Twitter, la red de la conversación, la personalidad del nuevo dueño ha provocado un enorme debate y varias tendencias globales. Hay quien cree que Musk llevará a la compañía a nuevas metas, hay quien cree que la única alternativa es huir para siempre de Twitter y hay pocos que no se pronuncien.

Pero es probable que el futuro sea algo más templado.

El discurso del propio Musk sobre Twitter es que lo compra para mejorarlo, no por dinero ni por influencia. El mayor análisis de su compra lo hizo el 14 de abril en una charla TED, el mismo día en que se hizo pública su oferta. Su tesis es que Twitter necesitaba más claridad en las normas, más transparencia en los algoritmos y más libertad en el discurso. Los detalles eran, sin embargo, escasos.

Su gran intención, siempre según sus palabras, es salvar la democracia: “Es muy importante que haya un escenario inclusivo para la libertad de expresión”, dijo. “Twitter se ha convertido en una especie de plaza pública de facto, por lo que es realmente importante que la gente crea y perciba que puede hablar libremente dentro de los límites de la ley”, añadió.

Este recurso es indispensable tanto para “el funcionamiento de la democracia en EEUU como en muchos otros países”, dijo.

Para que haya menos dudas, el algoritmo de Twitter debe estar colgado en GitHub, la plataforma de código abierto, y otros programadores deben poder hacer comentarios y sugerencias, “como ocurre con Linux y Signal”, dijo. También los usuarios deben ser perfectamente conscientes de por qué se toman decisiones: cualquier acción de por qué se promueve o no un tuit “debe ser evidente, de modo que no haya manipulación tras bambalinas, ya sea algorítmica o manual”, añadió.

Sobre la libertad de expresión admitió ser “absolutista” y dijo que gritar fuego en un teatro lleno “debería ser un crimen”. El modo en que encontró para definir qué es defender la libertad de expresión fue este: “Una buena señal de libertad de expresión es que alguien que no te gusta pueda decir algo que no te gusta. Si eso es así, tenemos libertad de expresión”, dijo.

Tras esa frase, periodistas han sacado numerosos ejemplos de veces en las que Musk intentó acallar o limitar el discurso de alguien que no le gusta, como cuando llamó “pedófilo” a un submarinista de una cueva tailandesa, cuando persiguió y espió a un ex empleado por hablar con la prensa o cuando bloqueó una cuenta de joven de Florida que publicaba en Twitter todos los vuelos de Musk.


Aquí es cuando empieza el debate real sobre qué implica que la persona más rica del mundo pueda hacer lo que quiera con una de las plataformas principales de comunicación. Esta compra no es Jeff Bezos adquiriendo el Washington Post o Rupert Murdoch, el Wall Street Journal. Cuando le preguntaron por qué le parecía que la persona más rica comprara Twitter, su respuesta fue reírse de Mark Zuckerberg: “Tiene Facebook, Instagram y WhatsApp con una estructura que permitiría a Mark Zuckerberg XIV seguir siendo el propietario. No ocurrirá eso con Twitter”, dijo. Pero esa respuesta no impide admitir que ahora lo use en beneficio de Elon Musk.

Antes de valorar cómo, dijo que no lo hacía por dinero: “Mi intuición es que tener una plataforma que tiene la confianza de todos, inclusiva, es extremadamente importante para el futuro de la civilización. No me importa el dinero”, dijo. Una cosa es que no le importe el dinero y la otra que no perciba maneras de hacer explotar los beneficios de Twitter, además precisamente de controlar una herramienta que le ha dado mucho. Sus tuits sobre Tesla, SpaceX e incluso la criptomoneda dogecoin le han hecho más rico.

El acceso permanente a una plataforma así, y que mantenga su influencia, le es indispensable. Pocos entienden la importancia de la atención hoy como Musk. Twitter tiene diez veces menos usuarios que Facebook, Youtube o Instagram, pero su peso no es proporcionalmente inferior.

Aquí llegamos a la política actual. En la charla TED dijo sobre las suspensiones permanentes: “No sé si tengo todas las respuestas, pero creo que sería mejor ser reacios a eliminar cosas y ser cautelosos con las prohibiciones permanentes. Creo que las suspensiones temporales son mejores que las prohibiciones permanentes”. El suspendido más célebre de Twitter es Donald Trump. Su hipotética vuelta a Twitter en 2022 sería la salida de su candidatura a presidente en 2024. En el Partido Republicano ven su llegada a Twitter con buenos ojos.

Musk puede querer devolver su cuenta a Trump como muestra de libertad de expresión, pero también estaría claro que le haría un favor que el hipotético futuro presidente de EEUU podría devolverle con su poder en Washington a favor de Tesla, de SpaceX o de sus problemas con la Comisión de Mercado y Valores. Igual que con Trump, otros gobiernos podrían aspirar a usar Twitter con más libertad o sin etiquetas como “medio de comunicación estatal”. Si es algo, como en China, que puede perjudicar los intereses de Tesla, el conflicto de intereses sería evidente. Las sospechas sobre las decisiones de Twitter serán atribuidas a Musk, para lo bueno y para lo malo. Es probable que ya lo tenga bien pensado.

En su charla, Musk dijo que no editará “tuits personalmente” para explicar por qué un tuit cumple o no las leyes de un país, que es el criterio que se impuso. Pero será difícil dudar que las decisiones relevantes no pasen por sus manos.

Dentro de Twitter, empresa acostumbrada a los jaleos públicos, el ambiente era de más tensión aún que en otras ocasiones. Aparte de todo el debate público sobre Musk, una de sus famas bien ganadas es impulsar a sus empresas hacia la excelencia a cambio de una organización empresarial dura. Es famosa su leyenda sobre cómo dormía en la planta de Tesla en los días más difíciles de la empresa. En la sede de Twitter en San Francisco, el shock puede ser especialmente notorio.
Fotos: EP - Michele Tantussi - Reuters
Fuentes: El Periódico, El País

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