Su testimonio y las fotos que pudo sacar dentro del emblemático centro clandestino de detención durante la dictadura cívico-militar fueron fundamentales en la lucha por la memoria, la verdad y la justicia.
El sobreviviente de la exEscuela de Mecánica de la Armada (ESMA), Víctor Basterra, y testigo clave en los juicios de derechos humanos, falleció este sábado, según informaron organismos de derechos humanos.
Su testimonio y las fotos que pudo sacar dentro del emblemático centro clandestino de detención durante la dictadura cívico-militar fueron fundamentales en la lucha por la memoria, la verdad y la justicia en la reconstrucción del calvario que sufrieron los familiares y víctimas del terrorismo de Estado, según destacaron los organismos.
Sus restos serán despedidos entre las 11.30 y las 12.30 en Sepelios Saltalamacchia, ubicado en las calles 2 entre 41 y 42 de la ciudad de La Plata, tras lo cual serán trasladado hasta la localidad del Pato, donde se realizará la cremación, informaron sus allegados.
"Despedimos con mucha tristeza a Víctor Basterra. Comprometido militante sobreviviente de la ESMA. Su valiente testimonio y material recopilado en su secuestro aportaron pruebas importantísimas a los juicios de lesa humanidad. Un abrazo a sus compañeros, compañeras y familiares", indicó en su cuenta de Twitter el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti.
Del mismo modo lo hicieron desde la cuenta del Centro de Estudios Legales y Técnicos (CELS), que despidió "con tristeza a Víctor Basterra, sobreviviente de la ESMA", quien "durante su secuestro recopiló mucha información, incluidas numerosas fotografías, que luego aportó a la justicia".
"Despedimos con tristeza a Víctor Basterra, la voz de tantos otros y otras que no sobrevivieron", destacaron desde la cuenta de Abuelas de Plaza y agregaron: "Recordamos su declaración en el juicio Plan Sistemático de robo de bebés y en otras causas en las que su memoria resultó fundamental para identificar genocidas impunes".
Basterra tenía 35 años cuando el 10 de agosto de 1979 cuatro hombres lo secuestraron en momentos en que ingresaba en su domicilio de la localidad bonaerense de Valentín Alsina.
Con él, se llevaron a su compañera Dora Laura Seoane, y a su hija de dos meses y diez días, María Eva.
Ya en la exEsma trabajó como mano de obra esclava en el sector de documentación donde se hacían, por ejemplo, los documentos falsos que usaban los marinos para distintas operaciones.
Basterra fue recopilando esos materiales y los fue retirando escondidos en su cuerpo del centro clandestino de detención en las salidas que le otorgaban para ver a su familia. Ese material recopilado por Basterra fue determinante en los juicios de lesa humanidad y el proceso de Memoria, Verdad y Justicia.
Las fotos de la ESMA
Por: Víctor BasterraVíctor Melchor Basterra estuvo secuestrado más de cuatro años, desde mediados de 1979 hasta el final del régimen militar, aunque siguió siendo vigilado y controlado hasta agosto de 1984, ya en pleno período democrático. Había sido obrero gráfico y militante del Peronismo de Base. Tras su secuestro -junto a su esposa y su primer hija recién nacida- fue torturado durante alrededor de 20 horas, teniendo dos paros cardíacos. Con el tiempo fue obligado a falsificar documentación (pasaportes, cédulas, permisos de armas) para oficiales y gente allegada a la Armada.
Un día comenzó a hacer una copia extra de las fotos y de los documentos que le pedían, y las fue escondiendo dentro de una caja de papel fotosensible. Había descubierto que, cada vez que requisaban el lugar, no abrían esas cajas por temor a velar e inutilizar el papel fotográfico, y estaba decidido a cumplir el mandato de sus compañeros de cautiverio por el cual si alguien sobrevivía tenía que hacer algo para que todo eso no quede impune y el mundo sepa qué es lo que ahí había ocurrido.
Cuando comenzó a tener permisos de salida, a pesar de que era revisado por los guardias, un día decidió sacar una foto escondida entre los testículos y el pene. Luego se animó a ir sacando varias pegadas en las costillas o en las piernas con cinta adhesiva. Cuando llegaba a la casa las escondía en un hueco en una pared, y se lo comentó a una compañera que ya había sido liberada por si en algún momento era "trasladado".
En el Juicio a las Juntas Militares brindó el testimonio más contundente y largo del juicio. Duró 5 horas 40 minutos y brindó todo el material fotográfico y documentación que pudo ir sacando de la ESMA. En Agosto de 1984 presentó una querella criminal contra los oficiales que lo mantuvieron privado de su libertad.
Fotografías de personal de la Armada ArgentinaAño 2002: Víctor Basterra cruza a Horacio Usandizaga por justificar a torturadores y genocidas
Fotografías de personal de Aeronáutica
Fotografías de personal de la Prefectura Naval Argentina
Fotografías de personal de la Policía Federal
Fotografías de personal del Servicio Penitenciario Federal
Fotografías de civiles
Fotografías de extranjeros
"Acá hay una contradicción. ¿Usted dice que la Armada está mintiendo? No puedo aceptarlo. Estamos en el año 2002. Me parece percibir que las Fuerzas Armadas de hoy tratan de actuar en una forma diferente", le dijo Usandizaga a Víctor Basterra.
"Usandizaga me dijo "hay diferencias entre lo que usted sostiene y la Armada". Yo le respondí que sí, porque soy un sobreviviente que estuvo en un espacio sin tiempo, rodeado de muerte y de tipos que tenían las riendas, aunque lo van a negar toda la vida", contó después Basterra y agregó que el senador le preguntó: "¿No hay otra persona que haya sido torturada que pueda confirmar lo que usted dice?".
Concejales radicales de Rosario calificaron ayer de "penosa y vergonzante tarea" la actitud de su correligionario el senador Horacio Usandizaga "abogando por el ascenso" del capitán de fragata Julio César Binotti, un marino sindicado como ex represor de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), cuyo ascenso está siendo discutido en la comisión de Acuerdos de la Cámara alta.
Rafael Ielpi, Rubén Rosa, Daniela León, Pablo Cribioli y Pablo Javkin consideraron que el ex intendente radical "no sólo deshonra el mandato popular", sino que "vuelve a exhibir el mismo costado autoritario que lo llevara a no compartir el repudio unánime a los golpistas de Semana Santa. Así como entonces apareció desentendido de la defensa de las instituciones que él mismo integraba, hoy se convierte en defensor de los torturadores de la ESMA".
Rafael Ielpi, Rubén Rosa, Daniela León, Pablo Cribioli y Pablo Javkin consideraron que el ex intendente radical "no sólo deshonra el mandato popular", sino que "vuelve a exhibir el mismo costado autoritario que lo llevara a no compartir el repudio unánime a los golpistas de Semana Santa. Así como entonces apareció desentendido de la defensa de las instituciones que él mismo integraba, hoy se convierte en defensor de los torturadores de la ESMA".
El testimonio de Víctor Basterra: el fotógrafo del horror
Los años del terror esconden historias que erizan la piel. Que trascendieron, a pesar del tiempo, y que continúan vigentes para dar testimonio de los peores años del país. La vida de Víctor Melchor Basterra fue dura pero resguarda un costado inesperado de sensibilidad transformada en arte.
Basterra fue obrero gráfico que estuvo detenido- desaparecido en la ESMA en la última dictadura militar argentina. Pero no fue uno más. En sus años de dolor se destacó por sacar, de manera clandestina, más de 100 fotos de retratos de represores dentro del centro clandestino de detención ubicado en la Escuela de Mecánica de la Armada.
Fue militante de las Fuerzas Armadas Peronistas. Y en 1979 "secuestrado" por los militares mientras permanecía en su vivienda ubicada en Valentín Alsina en el Partido de Lanús. "Yo era joven, quería aportar mi grano de arena al cambio social", describió.
En cautiverio, debió realizar tareas de falsificación de documentos de identidad que luego eran utilizados por las Fuerzas Armadas en acciones ilegales. Y, para esta tarea, tuvo que sacar fotos. A partir de ese momento, comenzó a tomar fotografías de represores que ocultaba en las cajas de papel fotosensible.
Negativos
"Yo tenía que sacar cuatro fotos pero siempre, a escondidas, sacaba una más de estos personajes. En los últimos años de la dictadura, llegando a 1983, Basterra estuvo sometido a un régimen de libertad vigilada que aprovechó para sacar las fotos de la ESMA.
Cuando el horror terminó, encontró una bolsa llena de negativos. Hoy en el Museo de la Memoria se reflejan las fotos tomadas por Víctor en los peores años de su vida al que pueden acceder todos los visitantes que quieran empaparse.
Víctor tiene voz gruesa, nítida y firme que, en ningún momento se entrecorta. "Puedo vivir, estoy formado, y en esos años no era uno más, sino que luchaba por una patria más justa y libre", sostuvo.
Con 71 años, realiza su trámite de jubilación y permanece en la ciudad capital. Saluda a su familia en La Pampa y recuerda a su prima pampeana. "Siempre fui el mismo, siempre quise cambiar las cosas", completó.
Víctor Basterra, un imprescindible
Por Lila Pastoriza
Esta madrugada murió Víctor Basterra. Me enteré al despertar por un mensaje. Yo sabía que estaba muy grave pero aun así me resistía a creer que era el final. En mi imaginario de sobreviviente Víctor saldría adelante, como siempre. Y si lo necesitabas, allí estaría con su enorme afecto: “Y..¿cómo estás “cumpita”?, te diría..
Hace poco, el 16 de octubre, la Legislatura lo reconoció como “personalidad destacada” por su aporte a la vigencia de los derechos humanos. Fue un acto virtual, postergado por la pandemia. Varios de nosotrxs, sobrevivientes, lo saludamos desde videítos caseros. Esa vez, lo sé hoy, fue la despedida.
Víctor Basterra, un imprescindible. Una vida de luchas lo forjó. De familia peronista, infancia en las barriadas populares, marcas imborrables, 1955 y el bombardeo a la Plaza, 1959 y aquella toma del Frigorífico Lisandro de la Torre por los trabajadores (y los chicos apoyando con hondazos). A los 13 años ingresó a un taller que lo capacitó como obrero gráfico. Fue el tiempo de la formación laboral, la pasión por los libros, el crecimiento gremial y político. Y la militancia, la Federación Gráfica Bonaerense, la CGT de los Argentinos, el golpe de 1966, las Fuerzas Armadas Peronistas, el Peronismo de Base.
El 10 de agosto de 1979 fue secuestrado en su casa junto a su compañera Dora y su hijita. Los llevaron a la ESMA como parte de un operativo contra antiguos militantes del Peronismo de Base que fueron torturados brutalmente. Casi todos están desaparecidos.
Víctor, molido a golpes, con dos paros cardíacos por la picana, tras varios meses en “capucha” fue asignado al trabajo esclavo para usar su experiencia gráfica. Allí, en el sótano del Casino de Oficiales, “ese gran laboratorio donde se experimentó con la condición humana” (según diría él mismo años después), concibió y ejecutó durante tres años el riesgosísimo plan de ocultamiento y sustracción de fotografías y documentos. Estos posibilitarían mas adelante la acción de la justicia para probar los crímenes cometidos y la identificación delos represores y de sus víctimas desaparecidas. Sin este material, que transportaba oculto en sus ropas en las visitas familiares, el Juicio de la ESMA no habría sido el mismo.
Víctor fue liberado por los marinos el 3 de diciembre de 1983, una semana antes de que Raúl Alfonsín jurara como presidente. Su determinación estaba tomada. Aunque luego siguieron amenazándolo, en mayo de 1984 presentó su material en la Conadep con recomendación de no hacerlo público. Tras instalar a su familia en Neuquén hizo su presentación y entregó documentos en el Juzgado No 30 y, posteriormente, brindó una conferencia de prensa en el CELS. Las denuncias ya era publicas. Con la colaboración de un grupo de abogados redactó un documento mas elaborado y entregó a la Conadep y a la Justicia gran número de fotos tomadas a los represores para usar en documentación falsa, además de fotos e informes de instalaciones. Al año siguiente declaró en el Juicio a las Juntas militares.
A Víctor no lo conocí en la ESMA, ya que estuvimos allí en distintos periodos, sino en la Fiscalía del doctor Strassera, en 1985. Ambos declararíamos poco días después en el Juicio a las Juntas. Fue en julio y yo asistí desde el público a la declaración de Víctor. Nunca escuché algo igual. Casi seis horas desgranando un relato duro, pausado, preciso, sin estridencias pero tremendamente sólido que seguí paso a paso. Nunca olvidaré ese testimonio. Nunca olvidaré la imagen de Víctor declarando. No sólo porque me reveló lo que había ocurrido en la Esma cuando yo ya estaba en libertad. Sino básicamente porque era la expresión de una convicción profunda y del compromiso con lxs compañerxs asesinados y desaparecidos: la de hacer justicia, la de castigar el gran crimen de lesa humanidad allí cometido por el Estado.
Víctor Basterra, peronista de aquéllos, militante de fierro, compañero del alma, Hasta la victoria, siempre!