Por: Paula Lugones
“El régimen creado por los Kirchner no admitía voces disonantes y pensaba equivocadamente que todo el mundo tiene un precio. Se encontraron con un sector del periodismo que tenía principios”, dijo ayer el editor general del diario Clarín, Ricardo Kirschbaum, en una charla sobre libertad de prensa en América organizada por el Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS), un influyente think tank de Washington.
De la conferencia participaron también el editor general del diario The Washington Post, Marty Baron; el editor general del periódico venezolano El Nacional, Miguel Henrique Otero y Héctor Schamis, columnista del español El País y profesor de la universidad de Georgetown. Fue moderada por Andrew Schwartz, del CSIS.
Kirschbaum contó la pelea librada por el anterior gobierno kirchnerista contra el diario Clarín ante una audiencia de analistas, periodistas, funcionarios y estudiantes de periodismo de esta capital interesados por la libertad de prensa en América latina. También Otero contó su enfrentamiento con el gobierno venezolano, por el que permanece en el exilio desde 2015. Entre el público estaba Héctor Magnetto, CEO del Grupo Clarín, que recibió anoche el premio a la Libertad de Expresión, otorgado por la organización internacional Freedom Forum.
Schwartz destacó que “la libertad de prensa está en riesgo en buena parte de América latina y que son tiempos muy críticos”. Mencionó una noticia del día, que fue la desaparición en Colombia de tres periodistas, así como el caso de Otero, que tuvo que exiliarse de Venezuela cuando fue denunciado por el chavismo, por haber publicado una noticia sobre un caso de corrupción del jefe del Parlamento, Diosdado Cabello, que también había sido difundida por decenas de medios en todo el mundo.
Kirschbaum señaló que durante el kirchnerismo “hubo un intento de homogeneizar políticamente a un país y tener un sola voz. Este lugar de resistencia nos llevó a un lugar no querido por nosotros, que fue todos los días analizar no sólo la noticia sino la forma en la que el Gobierno nos iba a agredir”, dijo el editor general de Clarín.
Schamis mencionó que “la clave son los intentos de perpetuación en el poder, que todavía siguen en algunos gobiernos de América latina. En ese escenario, los límites al periodismo son un problema serio, porque la prensa libre es un problema para la perpetuación”. Y agregó que el caso del diario argentino había sido “una historia de éxito, que debemos mirar, porque en este mundo, Clarín sobrevivió y jugó un rol para que se llegaran a elecciones libres”, señaló Schamis.
Baron, editor del diario The Washington Post, saltó a la fama mundial por haber destapado -cuando dirigía el Boston Globe- una decena de casos de abusos sexuales de niños por parte de sacerdotes de la ciudad, que fue llevado al cine en la película Spotlight (ver aparte). En la charla del CSIS, Baron dijo que si bien en Estados Unidos no había casos tan drásticos de restricciones a la libertad de prensa, se habían seguido con atención estos casos en América latina.
“Tratamos de cubrir la región lo mejor que podemos. Cubrimos los abusos a la libertad de expresión en Venezuela, la lucha diaria de la gente. Argentina fue otro país al que tuvimos que prestar atención en ese frente”, señaló Baron.
Finalmente, todos coincidieron en que son optimistas respecto del futuro del periodismo y los desafíos cambiantes de la industria.
Entregaron a Héctor Magnetto el premio a la Libertad de Expresión
En una gala en el Museo de las Noticias de Washington, Héctor Magnetto, el CEO del Grupo Clarín, fue reconocido anoche por su compromiso en defensa de la libertad de expresión por el Freedom House, una organización que lucha por las libertades y los derechos humanos en el mundo
El premio a la Libertad de Expresión fue entregado por Paula Dobriansky, subsecretaria de Asuntos Globales durante el gobierno de George Bush. La ex funcionaria resaltó que Magnetto “no bajó los brazos, siguió adelante”, a pesar de las restricciones del gobierno kirchnerista y “fue un ejemplo para otros países de América latina”.
También fueron galardonados la escritora saudita Hala Al Dosari por su defensa de los derechos de la mujer y la diputada iraquí Vian Dakhil, única representante de la minoría étnica y religiosa yazidí en el parlamento iraquí. El senador demócrata estadounidense Richard Durbin también fue reconocido con el premio Liderazgo y la editorial alemana Axel Springer, con el premio Corporativo.
Ante una cena con más de 300 invitados, Magnetto agradeció el reconocimiento. Este es el discurso completo: “Hay muchas formas de agradecer este reconocimiento que me enorgullece y que quiero compartir con quienes trabajo todos los días.
“Pero sólo hay una forma de aceptarlo: entendiendo que es un reconocimiento a la libertad de expresión, que no es una libertad más. Es el sustento de las sociedades democráticas.
“La libertad de expresión es un derecho básico y un freno a los totalitarismos.
“Es una libertad primordial, porque nos permite cuestionar, disentir y cambiar. Por eso es la base de sociedades más abiertas y transparentes. Y la raíz de muchas otras libertades.
“Sabemos, además, que es un valor que se construye día a día. Tenemos libertad de expresión cuando ejercemos la libertad de expresión.
“A través de esta libertad, que también se materializa en los medios de comunicación, la gente hace oír sus ideales, sus quejas y sus frustraciones. Y el periodismo profesional es una herramienta para ayudar a expresarlos.
“Nuestra pasión por el periodismo está potenciada hoy por la revolución digital y las redes sociales.
“La tecnología está cambiando el modo de circulación de algo que es muy valioso para las personas: el conocimiento. Los medios tenemos más herramientas que nunca para investigar, aunque también tenemos nuevos desafíos que provocan incertidumbres y reacomodamientos.
“La revolución tecnológica nos obliga a estar más activos, más cerca de la gente y aún más comprometidos con la libertad de expresión.
“En la última década, la Argentina vivió un proyecto político que buscó perseguir la disidencia para concentrar el poder. Ese proyecto necesitaba silenciar las críticas y las denuncias. Por eso trató a los medios como enemigos, buscó asfixiarlos y desacreditarlos.
“Los autoritarismos accionan de manera paradojal. En el nombre de la libertad de expresión atentan contra ella. Es un juego perverso que padecimos en mi país y que sigue asolando a otros de América Latina.
“El anti-periodismo del poder sólo podía ser desenmascarado con las herramientas genuinas del periodismo. Con la búsqueda profesional de la verdad. Nosotros tratamos de responder con más periodismo. Y gran parte de la sociedad argentina se sintió representada por él.
“Le dijimos que no a la sumisión que se nos trató de imponer y enfrentamos un durísimo acoso económico y judicial. Pero el ejercicio de la libertad editorial fue más fuerte que cualquier ataque y cualquier aparato de propaganda.
“Como hombre de medios, tengo claro que todos los días tenemos que trabajar para hacer mejor las cosas. Y también, que si queremos seguir siendo lo que somos, no debemos aceptar que se nos diga qué decir ni cómo pensar.
“Ese es también, en definitiva, mi compromiso. Con la organización que represento, con lo que elegimos hacer y con la sociedad de la que somos parte.
“A ellos, y a ustedes, muchísimas gracias.”
En un cóctel convocado por Clarín y Freedom House, en el piso 13 de un emblemático edificio de Washington, funcionarios estadounidenses y de organismos internacionales, diplomáticos, periodistas, editores, analistas, académicos y miembros del parlamento local charlaron distendidos, entre empanadas y canapés, sobre libertad de prensa, periodismo y la realidad argentina y del continente.
La cita fue el lunes por la noche en el National Press Club, tradicional club de prensa de esta capital, en el último piso del National Press Building, que aglutina a las oficinas de los corresponsales de los principales medios del mundo. El cóctel, convocado en anticipación a la entrega del premio a la Libertad de Expresión a Héctor Magnetto, CEO del Grupo Clarín, aglutinó al mundillo de Washington interesado en la Argentina, América Latina y la prensa en el continente.
Gabriela Chojkier, vocera de la Casa Blanca para América Latina, contaba animadamente a Magnetto que el presidente Barack Obama había quedado encantado con la Argentina, en la reciente visita que hizo al país con su familia. Más allá, el embajador Martín Lousteau, conversaba con el editor general del diario Clarín, Ricardo Kirschbaum, y el editor general adjunto, Ricardo Roa, sobre los desafíos de sus primeros meses como diplomático en esta capital.
La situación en Venezuela fue uno de los temas más comentados. José Miguel Vivanco, director de Human Rights Watch para las Américas, hablaba con el embajador argentino en la OEA, Juan José Arcuri, y con el representante español ante ese organismo, embajador Jorge Hevia Sierra sobre el impacto de la crisis venezolana. Se les sumó Miguel Henrique Otero, editor del diario El Nacional, de ese país.
Más allá se veía al ex presidente uruguayo, Julio María Sanguinetti, que saludaba a su compatriota Edison Lanza, relator para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Justo ese día, la CIDH había lanzado un comunicado de alerta sobre la dramática crisis de financiamiento que sufre ese organismo autónomo de la OEA.
Dina Siegel Vann, directora para América Latina del Comité Judío Mundial, comentaba con otros invitados sobre el caso Nisman. Rebecca Ulrich, del subcomité para Asuntos Hemisféricos del Congreso, conversaba con los directivos de Freedom House.
Yanina Budkin, portavoz del Banco Mundial, se sumó a un grupo de corresponsales argentinos, españoles y franceses. Javier Bartoli, jefe de Protocolo del BID, también estuvo presente.
Del mundo académico llegaron desde Michigan, Charles Eisendrath, director saliente de la Knight -Wallace Fellows, y su sucesora, Lynette Clemetson. Y desde Nueva York, Ernest Sotomayor, decano de alumnos de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia, que conversaba con Miguel Wiñazki, presidente del Consejo Asesor de la Maestría en Periodismo de Clarín y la Universidad de San Andrés.
Desde Manhattan también había llegado Adriana La Rotta, directora de Comunicaciones del Council of the Americas.
Jorge Rendo, presidente del Grupo Clarín, agradeció a las organizaciones globales y al periodismo internacional que se ocuparon de denunciar los ataques a la libertad de prensa en la Argentina durante la última década.
“Gracias por acompañarnos hoy, pero sobre todo en las jornadas más difíciles. Cuando en 2009 contábamos lo que sucedía en la Argentina muchos no nos creían. Que hayamos llegado hasta aquí se lo debemos también a ustedes”, sintetizó Rendo.
En un mensaje a los presentes, Mark Lagon, presidente de Freedom House, resaltó el liderazgo de Magnetto en favor de la libertad de prensa. “Vamos a trabajar juntos por los valores de la libertad de expresión, la credibilidad”, señaló.
Estaban presentes, además de Magnetto, los accionistas José Aranda y Lucio Pagliaro. Y acompañándolos, Marcela y Felipe Noble Herrera, Marcia y Ezequiel Magnetto, Antonio Aranda y Francisco Pagliaro. Por el Grupo Clarín también asistieron Martín Etchevers, gerente de Comunicaciones; Pablo Casey, gerente de Relaciones Institucionales; Carlos de Elía, gerente de Noticias de Artear, y Jorge Porta, gerente de Noticias de Radio Mitre. Entre los invitados estaban además el presidente de ADEPA, Guillermo Ignacio; el presidente de Libertad de Prensa de la SIP, Claudio Paolillo, y el ex presidente de la AIR, Luis Pardo Sainz.
Fotos: Eddie Arrossi
Fuente: Diario Clarín