Edita El Confidencial en España: A Manuel Lao, propietario de la multinacional española del juego, le han surgido contrariedades a cuenta de las andanzas de sus asociados de negocios
Por: Antonio Fernández
Sin comerlo ni beberlo, a la multinacional española Cirsa, propiedad del empresario catalán Manuel Lao, se le acumulan los problemas encima de la mesa por cuestiones relacionadas con los negocios al otro lado del Atlántico: sus dos casinos en Argentina han sido recientemente registrados por la policía, según ha podido conocer El Confidencial de fuentes solventes. Ya es mala suerte: su principal socio está en el punto de mira de las autoridades argentinas por sus trapicheos con el dinero del fisco y otro socio aparece en uno de los casinos señalados por los papeles de Panamá. Los problemas llegan cuando el principal ejecutivo de la empresa, Joaquín Agut, está preparando una emisión de bonos para refinanciar la abultada deuda de la compañía. Pero, además, está próximo el vencimiento de la concesión del Casino de Buenos Aires y hay rumores de un aumento de los impuestos al sector del juego en el país sudamericano, uno de los pilares de Cirsa en el exterior.
Fuentes de la multinacional reconocieron a El Confidencial la existencia de la operación policial que acabó en el registro de las instalaciones, aunque la enmarcaron dentro de actuaciones normales. “Cirsa no ha tenido problemas con la Justicia argentina, y periódicamente hacen una intervención de estas características. No obstante, sí es cierto que en los actuales momentos, y debido a los problemas del grupo de nuestro socio de referencia, el tema alcanza otra dimensión”.
El objeto de deseo de la policía del país sudamericano es Cristóbal López, que a través de su grupo Casino Club es el socio de referencia de Cirsa en el Casino de Rosario, uno de los más importantes del continente. En Puerto Madero (el barco-casino que la multinacional explota en Buenos Aires), Cirsa tiene el 50%, mientras que López atesora el 17,5% y la sociedad Hapsa, el 25%. En tres bingos de la provincia de Buenos Aires, Cirsa dispone del 33%, lo mismo que Hapsa, mientras que Casino Club tiene el 23%.
La familia Lao se alió con Cristóbal López casi por casualidad. Este empresario, cercano a los Kirchner, creó el grupo Indalo (es descendiente de almerienses) y diversificó sus negocios en cuatro grandes segmentos: el juego, el petróleo, los medios de comunicación y la industria. Entre otras cosas, se hizo con más de 250 gasolineras de Petrobras Argentina, además de una refinería. Durante los últimos años, fue racaneando los impuestos a Hacienda argentina pero, en cambio, iba comprando empresas con problemas fiscales (a las que la propia Hacienda asfixiaba) como buen ‘tiburón’ de los negocios. Ahora se calcula que debe al fisco unos 8.000 millones de pesos, puesto que el dinero que debía servir para pagar religiosamente los impuestos fue destinado a crear el ingente imperio económico de López.
Asedio judicial
El empresario, en otros momentos uno de los símbolos de referencia del kirchnerismo oficialista, está en estos momentos en horas bajas, perseguido por Hacienda y con la policía pisándole los talones. Su grupo ha presentado concurso de acreedores y varias de sus empresas acaban de ser intervenidas por un juez a instancias de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP). Se acusa al empresario de haber hurtado al fisco esos 8.000 millones que correspondían al Impuesto sobre Transferencia de los Combustibles (ITC) durante los últimos cuatro años, mientras se teme la “inminente disolución del Grupo Indalo”. Paralelamente, la jueza María Verónica Straccia, titular del juzgado Penal Económico número 11 de Buenos Aires, lleva otra investigación y ordenó el registro de varias compañías del empresario.
López, por su parte, hizo público un comunicado desmintiendo que sus empresas hubiesen cometido fraude. Afirmaba también que las imputaciones son “un verdadero desatino” y que “a la fecha, no existe ni se ha notificado ningún procedimiento administrativo o judicial tendente al cobro de deuda tributaria impagada por parte de Oil Combustibles [su empresa señera en el sector]”. Se limitaba, en resumen, a denunciar una “campaña de hostigamiento generalizado en contra del Grupo Indalo que oculta el inequívoco propósito de llevarlo a una situación que lo obligue a vender sus activos. En particular, las empresas de comunicación que actúan de manera independiente a los grupos de medios concentrados y garantizan la pluralidad de opiniones”.
Hace menos de un mes, el socio minoritario de López en Indalo, Fabián de Sousa (con el 30% del capital), anunció una separación amistosa y un reparto de activos, en el que él se quedaría con los medios de comunicación del grupo (las radios 10, Pop, Vale y One, la cadena C5N, el diario 'Ámbito Financiero', las productoras Ideas del Sur, La Corte y PPT, entre otros) y con Oil Combustibles, mientras que López se quedaría con las demás industrias y concesiones, como la del juego.
“La investigación que se lleva a cabo en Argentina no tiene nada que ver con nosotros. Es un tema personal de López y poca cosa podemos decir”, añaden las fuentes de Cirsa consultadas. Esperan, no obstante, que los problemas del empresario no repercutan en la actividad y los negocios de la multinacional catalana.
Los papeles de Panamá
Pero eso no es todo: el otro socio de referencia es Federico Achaval, propietario de Hapsa, un 'holding' muy ligado al juego. En Hapsa figuran el propio Achaval y otra sociedad denominada Val de Loire LLC. Esta sociedad tiene su sede en Nevada y su nombre apareció por casualidad en los papeles de Panamá. Según fuentes consultadas por El Confidencial, esa sociedad fue utilizada también por Cristóbal López para cerrar negocios. La firma pantalla se embolsó millonarias comisiones en maniobras empresariales en Argentina y fue la artífice de que los Lao se pudieran asociar con López y con Achaval. Solo por cerrar la operación de explotación del casino de Rosario en 2007, se embolsó 6.120.000 dólares de comisión, que se pagaron en tres cuotas consecutivas entre octubre y diciembre de aquel año. Los pagos se hicieron libres de impuestos, retenciones o tasas. Algunas fuentes apuntan a la familia Kirchner como la que está detrás de Val de Loire.
En un documento del despacho Mosack-Fonseca se detalla la operación de la compra de casinos junto a Cirsa. Según manifestó a El Confidencial una fuente que participó en la operación, Val de Loire estaba “afectada por el factor K”, es decir, que estaba vinculada al entorno de los Kirchner. Al parecer, fue el propio Achaval el que organizó el entramado para asociarse en los negocios del juego con los españoles y articuló el cobro de comisiones a través del país del Canal. Cirsa, por su parte, no participó en los acuerdos de Panamá, a pesar de que en los documentos que han salido a la luz aparece reiteradamente su nombre porque se explican las condiciones de las alianzas en Argentina para justificar luego el pago de comisiones a la empresa del ‘factor K’. Todo un entramado que también puede causar dolor de cabeza a los Lao. Y está por ver si todas estas circunstancias llegan a afectar al ebitda y cómo el hombre fuerte de los Lao, Agut, capea el temporal.