El diario Perfil edita que el gobierno busca "adaptar los mensajes y contribuir a lograr soluciones a problemáticas locales”, en sintonía La Política On Line cuenta que "al jefe de gabinete, Marcos Peña, lo obsesiona el control del discurso". En adelante, quedó directamente prohibido decir en Fútbol para Todos frases que recuerde a la etapa kirchnerista. En tanto, Beatriz Sarlo se pregunta ¿De qué se ríen en las fotos?
La nota del diario Perfil:
La estrategia de comunicación
"El Gobierno planea un marketing diferenciado para las provincias"
Por: Gonzalo Sierra
La comunicación a través de las redes sociales fue una de las improntas características de la campaña presidencial de Mauricio Macri. Ahora desde Casa Rosada comenzaron con un proyecto para adecuar el mensaje que se busca transmitir a la provincia a la que será destinado.
El área encargada de esa labor es la Subsecretaría de Vínculo Ciudadano, a cargo de Guillermo Riera, ex director de Comunicación Digital y Voluntariado del PRO. “A través del vínculo ciudadano se genera y fortalece una relación con cada uno de los argentinos. El desafío consiste en generar conversación y a partir de esos intercambios, aprender, adaptar los mensajes y contribuir a lograr soluciones a problemáticas locales”, explicaron.
Los contactos que pueden darse a través de redes sociales, llamadas telefónicas, mails, mensajes de texto y en forma personal son entablados teniendo en cuenta el punto de vista local, poniendo foco en los intereses o las necesidades de los individuos de cada provincia o zona en particular.
Para eso se realizarán relevamientos en cada provincia para encontrar la forma más adecuada de dar a conocer el mensaje. “El objetivo es tener una comunicación inteligente y hablarle a la persona que recibe el mensaje de cosas que le sean relevantes y útiles”, precisaron desde el organismo.
“Se aprovechó todo el potencial que tiene internet y se planteó una campaña diferenciada, que no llegó por igual a todo el país. Se distinguió a la comunicación de dengue en una provincia como Santa Cruz, que no tiene ese problema, que la comunicación en las zonas más afectadas”, agregaron.
Los funcionarios encontraron varias falencias en la prevención que encararon los gobiernos locales. En Misiones, por ejemplo, durante estos días un equipo de Riera se acercó a las zonas más carenciadas para ver cómo podían efectivizar la llegada del mensaje. Uno de los enviados explicó además que el “aspecto clave es el local, para saber cómo hacer que penetre más el mensaje”.
“A través de Facebook, con cada mensaje llegamos a más de siete millones de personas, mucho más que con los medios tradicionales”, dice el jefe de Gabinete, Marcos Peña.
En lo que respecta a los medios del interior, el modus operandi es realizar móviles en vivo, desde Casa Rosada, con funcionarios nacionales que tengan que realizar un anuncio en una provincia en particular. Por ejemplo, el ministro de Salud, Jorge Lemus, dialogó con medios de Misiones para la tarea de prevención. Su par de Energía, Juan José Aranguren, hizo lo propio pero para explicar la nueva tarifa eléctrica en Córdoba.
La pauta oficial también complementaría esa situación. Si bien el plan es que se reparta de forma equitativa entre medios nacionales y provinciales, en las campañas para la prevención pondrán énfasis en las zonas afectadas.
En La Política On Line:
Marcos Peña arma una gendarmería mediática para provincias y ministerios
Al jefe de gabinete lo obsesiona el control del discurso y designó “controllers” en los distritos y en los ministros
Marcos Peña está obsesionado con el control del discurso de todas las áreas del Gobierno y para eso armó una red de coordinadores que ofician de “controllers” de la comunicación en cada distrito y en los ministerios de su gabinete.
La principal área intervenida por el jefe de gabinete es la provincia de Buenos Aires, en donde dispuso un coordinador por cada una de las ocho secciones electorales.
La orden es que los referentes políticos de cada sección pidan permiso antes de hablar de algunas temáticas con los medios de comunicación.
Peña designó un controller mediático por cada una de las ocho secciones electorales de la provincia, para unificar el discurso del oficialismo.
Peña tiene como nexo con en el gobierno de María Eugenia Vidal a uno de sus amigos de mayor confianza, Federico Suárez, que como explicó LPO trabaja en lo que llaman ‘la marca’, un paquete comunicacional que la dará identidad al gobierno bonaerense.
La “gendarmería mediática” que armó el jefe de gabinete se extenderá a todos las provincias, para evitar que los dirigentes del interior se salgan de la línea digitada en el primer piso de la Casa Rosada.
Por otra parte, Peña colocó a colaboradores en las áreas de comunicación de casi todos los ministerios, además del reto que había proferido a algunos ministros a quienes les pidió un perfil más bajo.
En su gran mayoría jóvenes de entre 25 y 35 años, los enviados del jefe de gabinete trabajan a la par de los voceros históricos de cada ministro y tienen un rol secundario en las tareas cotidianas de las áreas de prensa. Sin embargo, son vitales para que Peña sepa cómo se está planeando la comunicación en cada cartera.
Los controllers de Peña incluso fueron diseminados en el Poder Legislativo, ya que también colocó gente en el Congreso.
¿De qué se ríen en las fotos?
La consagración de la imagen por sobre la palabra revela tanto sobre la forma de hacer política como sobre quienes la ejercen
Por: Beatriz Sarlo
Ayer estuve mirando el Instagram del Presidente: a diferencia del avinagrado Twitter de Cristina Kirchner que se destacaba por la pedantería, este álbum puede titularse: “El triunfo de la buena onda y la sana diversión”. Fiestas, paisajes, bailes, escenas tiernas, lo que pidan. Una buena imagen vale más que mil palabras. Por supuesto, una imagen vale más que mil palabras en la publicidad y en los logotipos. La frase es verdaderamente idiota si se expande a otros rubros: como decir que un cuadro de Picasso vale más que el Ulises de Joyce. Pero la frase vale, en primer lugar, para la publicidad política y es muy servicial cuando alguien no sabe decir muchas palabras al hilo.
Las imágenes jujeñas del Instagram presidencial son buenas fotos para un aviso turístico. Cuando se borran todos los pobres y a los que no se borran se los disfraza, el Altiplano brilla con el tecnicolor de los años cincuenta y parece un jardín de princesitas Disney.
Discursos. Con toda justicia, los discursos de Perón y de Alfonsín quedarán como las piezas oratorias más interesantes de la segunda mitad del siglo XX.
La razón es tan obvia como olvidada por los actuales “asesores semióticos” que hacen sus peroratas en la Rosada y parajes aledaños. Ni Perón ni Alfonsín hablaban simplemente para ocupar pantalla y tirar un título a los diarios del día siguiente. Sus principales intervenciones tenían destinatarios que, después, “hacían cosas con sus palabras” (uso la fórmula conocida de un no menos conocido filósofo del lenguaje, John Austin): prometían; exponían ideas que debían pasar a la práctica; incluso, en ocasiones, amenazaban.
Además eran discursos que podían ser repetidos y resumidos. Resultaban interesantes para un auditorio diverso que incluía desde intelectuales a sectores medios y populares. No siempre tenían todas estas virtudes, pero habitualmente se reconocía alguna de ellas. Incluso los discursos de Cristina Kirchner (insultadores abstenerse) tuvieron algunos de estos rasgos.
Es cierto que Perón habló en períodos de gran intensidad política, tanto durante su primer gobierno como después de su regreso y la breve segunda presidencia. Es cierto que Alfonsín habló después de los peores años que conoció la Argentina del siglo XX, en la retirada de la dictadura militar, abriendo el camino para juzgar a quienes fueron los responsables directos de miles de desaparecidos. En ese comienzo de la década de 1980, había mayorías ciudadanas que querían escuchar porque esa era una forma de dejar atrás el silencio terrible y asesino de la dictadura y la borrachera colectiva de la guerra de Malvinas.
Por otra parte, la mayoría de los oradores políticos habían aprendido a hablar escuchando a otros políticos, interviniendo en la política estudiantil, sindical, o barrial. Y habían aprendido a pensar en los libros que leían. Ricardo Alfonsín me mostró una vez la biblioteca de su padre: clásicos de filosofía y de política gastados por la lectura.
Cuando se inauguró la Constituyente de 1994 en Santa Fe, Elisa Carrió saltó del anonimato a la enceguecedora luz pública por su discurso en el comienzo de esa asamblea. Venía del Chaco y encontró un casi instantáneo reconocimiento nacional. No tiró consignas precocinadas sino que pensó y habló. Por eso ocupó las pantallas de la televisión y fue tema de los diarios. En esa asamblea persistían los buenos oradores: Cafiero, el maestro reconocido; Carlos Auyero, un parlamentario de larga experiencia; Chacho Alvarez, la estrella en ascenso; Estévez Boero, un socialista que manejaba inflexiones populares y criollas; incluso Horacio Rosatti, hoy propuesto para la Corte, y Eugenio Zaffaroni, que se ha retirado hace pocos meses.
Pero también estaban en esa asamblea constituyente quienes anunciaban el vaporoso futuro del discurso político: Reutemann y Palito Ortega, mudos profesionales. No sólo ignoraban cómo se habla en público sino que ese detalle les parecía sin importancia porque habían entendido, sin que se lo explicaran los especialistas en Discurso, que sus carencias podían convertirse en virtudes o pasarse por alto.
Esta semana Perfil informó (véase la nota de Andrés Fidanza y Ariel Bodganov) que más de media docena de funcionarios, entre quienes se incluyen ministros, formarían una especie de dirección técnica del Discurso, que se reuniría varias veces por semana. ¿No alcanza con la mentalista, el armonizador, los asesores latinoamericanos, las “limpias” y el Feng Shui?
El gabinete de Discurso hace pensar no sobre las necesidades de Macri, sino sobre el lugar que el discurso sin contenidos tiene hoy en la política local. Y, por favor, no se adelanten a contestar que en todas partes es lo mismo. Quien siga los debates presidenciales de Estados Unidos sabe que allí se exponen ideas y cursos de acción futura, en muchos casos espeluznantes, pero clarísimos. Nadie dice que su objetivo es que la gente sea feliz. Tal frase sería demolida al instante por cualquiera de los competidores. Ni siquiera en la nación que le dio a McLuhan la materia para sus hipótesis sobre los medios, ni siquiera allí, donde los partidos de football americano son más cortos que la publicidad que los acompaña, ni siquiera en la meca capitalista donde el mercado impone sus estilos, ni siquiera allí los debates de campaña muestran la indigencia que mostraron en Argentina hace tres meses.
Esa indigencia hace imprescindible el gabinete de Discurso. La semana pasada Scioli volvió a hablar usando las mismas frases de cuando era gobernador y candidato. El también necesita su pequeño gabinete en las sombras para que le innove un poco.
Nota al pie. En muchos lugares, hablar bien es todavía indispensable para hacer política. Invito a los tenaces turistas argentinos a visitar, cuando pasen por Londres, la Cámara de los Comunes si está sesionando; o que sigan las discusiones políticas de países tan raros como España o Francia; o atiendan los discursos de Obama, subtitulados en YouTube (ningún asesor lo convenció a Obama de que no tenía que hacer buenos discursos). Mi invitación no fomenta un despreciable elitismo. Más bien se opone al espíritu de aldea.
Prohíben frases que remitan al Fútbol para Todos del kirchnerismo
Fernando Marín convocó a una reunión y repitió varias veces que la nueva versión macrista del FpT sería “completamente despolitizada"
Por: Andrés Fidanza
Fernando Marín convocó en la Jefatura de Gabinete a las ochenta personas que hacen el Fútbol para Todos. Repitió varias veces que la nueva versión macrista del FpT sería “completamente despolitizada”. El titular del programa no permitió preguntas y ahí se terminó la reunión. Ahora, un par de semanas después, con el FpT ya en marcha, confirmó que el Fútbol para Todos terminará en 2019, o incluso antes si Mauricio Macri lo decidiera.
Tras esa reunión realizada en el edificio de jefatura, a cargo de Marcos Peña, hubo bajadas de línea específicas para directores de cámaras, relatores, comentaristas y cronistas de campo de juego. Especialista en marketing y mano derecha de Marín, José Aladro fue uno de los más enfáticos.
En adelante, quedó directamente prohibido decir en Fútbol para Todos frases como “en todo el país”, “de Ushuaia a La Quiaca” o “el fútbol grande de la Argentina”. En resumen, nada que recuerde a la etapa kirchnerista.
A los camarógrafos les subrayaron que no enfoquen banderas o dirigentes en las tribunas: ni siquiera a los macristas. A tal punto llegó la advertencia, que muchos periodistas (kirchneristas) depuraron sus cuentas de Twitter y Facebook.
Además del giro despolitizador, el macrismo apunta a que el fútbol gratuito ya no sea deficitario. Un objetivo todavía lejano: el Gobierno pagó $ 881 millones a la AFA, mientras delegó la televisación de los partidos de mayor audiencia en El Trece, Telefe y América, a cambio de $ 45 millones por pantalla (un promedio de un millón de pesos por partido).
Sobre el posible final de FpT, Marín dijo a La Nación: “En 2019, o quizás antes. A lo mejor se equilibran las cuentas y el Presidente decide terminar antes. Lo que no va a terminar es la gratuidad”.
Marín se hizo conocido por haber presidido Blanquiceleste SA, la gerenciadora de Racing, durante siete años. Ante la crisis económica de los clubes, fue vanguardia de una lógica que se suponía superadora: el gerenciamiento y las sociedades comerciales con grandes grupos inversores, algunos sospechados de lavar plata.
Casi en el arranque de su gestión, en diciembre de 2001, Racing salió campeón. En 2008, ya sin banca de los hinchas, el club de Avellaneda abandonó el gerenciamiento. Tras su salida, Marín afirmaría: “Como negocio, fue horrible”.
Macri-Tinelli: de las cenas en pareja a un verano de guerra fría
El Presidente le soltó la mano para que condujera la AFA. El conductor se enojó y lo cruza con dureza
Por: Santiago Fioriti
Nacha Guevara le tiraba besos. Moria Casán aplaudía con los brazos en alto, casi como rindiéndole homenaje. Detrás de cámara, un humorista le gritaba “futuro presidente” y lo alentaba con un “vamos Daniel”. La escena duró seis minutos y treinta y ocho segundos. Mauricio Macri vio la repetición porque ese día, esa medianoche, respondía preguntas en un programa de contenidos estrictamente políticos. Fue el 22 de octubre del año pasado. Cierre de campaña. Daniel Scioli se había salido con la suya: daba el último mensaje en el programa más visto de la Argentina. Macri se enteraba por los mensajes en su celular y estallaba de furia contra Marcelo Tinelli. Era el comienzo de una nueva relación entre ellos: pasaron de cenar juntos con sus esposas a una relación distante y con pases de factura que nadie se anima a pronosticar hasta dónde puede llegar a escalar.
Más de diez fuentes consultadas por Clarín coinciden: Macri apostó en secreto para evitar que Tinelli fuera el presidente de la AFA y el conductor, que se la vio venir en al menos dos encuentros que mantuvieron a solas, comenzó a mostrarle los dientes desde principios del año por Twitter, donde tiene más de siete millones de seguidores. Como si fuera poco, ya decidió que este año volverán las imitaciones políticas a la pantalla de El Trece.
En el Gobierno hay quienes buscan bajar la tensión con el rey del rating. Pero existe preocupación. Tinelli viene teniendo semanas intensas en la red del pajarito. Estilo Tinelli: siempre con sarcasmo y de menor a mayor. Arrancó con referencias a los dibujos de los nuevos billetes que anunció el Banco Central, saltó a los prófugos del Triple Crimen y al perrito Balcarce en el sillón presidencial y aceleró fuerte hace cuatro días: “ Si seguimos así, en mayo para comprar un kilo de asado, vas a tener que estar en el top five de Forbes”, escribió. Los portales subieron rápido el tuit. Una estocada directa a la Casa Rosada en momentos en que se discuten paritarias y suba de tarifas. Los macristas, adictos a las redes sociales, intercambiaban mensajes.
Cuentan que, con la discreción que lo caracteriza, Horacio Rodríguez Larreta se reunió con Tinelli en su casa. Primero, dada la amistad que cultivan, charlaron sobre los hijos, del rumbo de la gestión porteña y de fútbol. Pero el tema era inevitable:
- Marcelo, ¿Podrás aflojar con los tuits contra Mauricio? -le pidió el jefe de Gobierno
Tinelli, que se dejó fotografiar con Larreta en la campaña por la Ciudad e incluso le dio minutos en su pantalla para que se mostrara junto a su esposa, Bárbara Diez (dato: Diez, la wedding planner de los famosos, organizó el último cumpleaños de Guillermina Valdes, la pareja de Tinelli) le respondió con respeto pero firme:
- Ya sabés, Horacio. Yo soy libre y voy a seguir siéndolo.
Tinelli le dejó en claro que este año volverá el humor a su ciclo. Se da justo cuando en su entorno crece el malestar con el Presidente. “Hizo todo lo posible para que Marcelo no fuera el presidente de la AFA por el solo hecho de haber recibido a Scioli en su programa. Habla de diálogo y de paz pero hizo todo lo posible para vengarse”, dicen. Los más tinellistas recuerdan que cuando Macri fue a bailar al programa apoyó su candidatura a la AFA.
Días atrás, luego de los tuits, le preguntaron a Macri por su relación con Tinelli. Respuesta: “Tengo la misma relación de siempre”. Aseguran que le restó importancia a su supuesto rol en el futuro de la AFA. Uno de sus asesores replica que “si Marcelo no fue elegido presidente no es culpa de Mauricio. Le faltaron votos”.
Sin embargo, los colaboradores del conductor creen que Daniel Angelici, el presidente de Boca y operador todoterreno de Macri, se ocupó de moverse para impedirlo: “Apenas pasaron las presidenciales El Tano se puso a convencer dirigentes para que no lo apoyaran cuando antes el propio Macri nos había apoyado en cámara”.
Astuto como pocos, Tinelli percibió el cambio de clima durante sus charlas con Macri. En una de esas conversaciones habían hablado del futuro de Fútbol para Todos. Tinelli sugirió el nombre de Felipe McGough para que estuviera al frente. Pero al poco tiempo el designado fue Fernando Marín. El elegido se hizo notar varias veces en las reuniones en la AFA. “Vengo con un mensaje del Presidente...”, deslizó en charlas reservadas.
Tinelli se prepara para convivir con esa realidad, aunque uno de sus hombres cercanos anticipa: “Marcelo va a pelear hasta último momento para presidir la AFA”.
Fotos: Perfil, AFP
Fuentes: Diario Perfil, LPO y Clarín
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