Bellas herederas, huérfanos y asesinos almuerzan en la misma mesa en la inmensa "fábrica de sueños" de la televisión Globo, en la periferia de Río de Janeiro, donde las telenovelas que cautivan a más de 50 millones de brasileños se producen en cadena
Por: Claire De Oliveira Neto
El mayor centro de producción televisivo de América Latina, ultramoderno, está situado en Jacarepaguá, a 28 km del centro de Rio, y sus decoraciones de yeso y cartón de impresionante realismo se extienden por 165 hectáreas de antiguas tierras agrícolas, rodeadas de colinas y de exuberante vegetación tropical.
Unos 300 vehículos eléctricos permiten desplazarse en esta miniciudad alimentada por una central eléctrica a gas, donde diariamente trabajan unas 7.000 personas.
Así, es posible recorrer una calle de adoquines del Rio de Janeiro de los años 1940, con tiendas con letreros en francés donde un grupo de actores está en pleno rodaje de un episodio de “Joia Rara” (Joya rara), la telenovela de las 18.00.
A cientos de metros, sin embargo, se puede estar en Itapiré, una pequeña ciudad amazónica de casitas de madera sobre pilotes, rodeadas de agua, decoración de “Além do horizonte” (Más allá del horizonte), difundida a las 19.00.
“El Río de los años 1940 e Itapiré son dos de las 22 ciudades-maquetas edificadas actualmente en el recinto”, explica a la AFP Renata Puppim, encargada de prensa de este templo de producción televisiva conocido como “Projac”.
Un poco más lejos, hay una pequeña iglesia con tres fachadas -colonial, gótica y contemporánea- según las necesidades de los rodajes. Cada ciudad es construida en tres meses por un ejército de obreros y artesanos que reciclan materiales de una telenovela a la otra.
“Somos el primer consumidor de clavos en Brasil y uno de los primeros de madera y pintura. Cada telenovela demanda en promedio sesenta escenarios hipersofisticados”, cuenta la portavoz.
Los objetos utilizados en la filmación se conservan preciosamente conservados, sobre todo los 180.000 disfraces ordenados por época y colgados en un gigantesco guardarropas.
Las telenovelas, que duran de seis a ocho meses y se emiten seis días por semana, dan inmensa notoriedad a sus actores, mejor pagados que en el cine. Dictan muchas veces la moda y hasta la manera de hablar de la gente, que adopta las expresiones de algunos personajes.
“Globo alcanza 99% del territorio brasileño mientras que un film, cuando es exitoso, es visto solo por un millón de personas”, dice el protagonista de “Joia Rara”, Bruno Gagliasso, de 31 años, confirmando el poder de la televisión en este país de 200 millones de habitantes.
Pasión, traición, venganza y codicia se entremezclan en las telenovelas, en cuyos rodajes muchas veces nacen verdaderas historias de amor. Es el caso de Murilo Benicio, de 42 años, y Débora Falabella, de 34, protagonistas de “Avenida Brasil” (2012, que rompió todos los récords de audiencia), quienes replicaron en la vida real su romance de ficción.
Inaugurado en 1995, “Projac” comprende 65 hectáreas construidas y otras 100 reservadas a la reforestación de la selva tropical atlántica, en vías de desaparición.
La producción de las telenovelas se concentra aquí: desde el rodaje y la fabricación de decorados, disfraces y efectos especiales hasta los estudios de grabación -cuatro de ellos de 1.000 m2- y las salas de edición.
“Producimos más de 2.500 horas de programas y telenovelas por año, un récord mundial”, declara a la AFP Raphael Correa Netto, director de ventas internacionales de Globo.
“En 2012, Globo comercializó 59 productos, el equivalente de 25.000 horas de contenido en 33 idiomas (mandarín, ruso, croata, húngaro, mongol y coreano, entre otros) para 92 países. En el primer semestre de 2013, se comercializaron 42 títulos para 123 países”, subraya.
Los derechos de difusión de la telenovela estrella de las 21H00, “Avenida Brasil”, espejo de los 40 millones de brasileños que accedieron recientemente a la clase media, “fueron adquiridos por 124 países en los últimos diez meses y ha sido doblada a 17 idiomas, un récord de derechos de la historia de Globo”, se felicita Netto.
¿La clave de este éxito? Una buena historia en base a temas universales donde todos los grupos étnicos y sociales están representados, que varía en función de las expectativas del público y la actualidad.
Las colosales producciones, de 180 a 200 episodios, tienen un costo de 700.000 reales (USD 306.000) cada uno, según Netto, aunque se amortizan por la publicidad y la comercialización de productos derivados.
Fotos: Yasuyoshi Chiba
Fuente: AFP