Por: Diego Bonadeo
Promediando 1996, el entrañable y recordado Carlos Juvenal me presentó a Diego Gvirtz. La idea de Gvirtz era intentar un programa de fútbol alternativo a la posición dominante y hegemónica de Torneos y Competencias que un par de años antes había suscripto un contrato de exclusividad para transmisiones televisivas con la AFA que le permitía el monopolio en lo que hace a partidos de fútbol hasta 2014.
Gvirtz sería el productor además de panelista, se me ofreció la conducción y Juvenal y Paulo Vilouta completaban el cuarteto. Hasta fines de ese año, Fútbol prohibido se emitió por el canal de cable América Sports con una serie de secciones producidas con originalidad y buen gusto. Desde el “clip de lujos” musicalizados ad-hoc para contraponer a las repeticiones de jugadas violentas que emitía Fútbol de primera, hasta dibujos animados que ridiculizaban a Araujo, Macaya, Niembro o Miguel Fernández, más los aportes más irónicos que críticos hacia la televisión “oficial” que le dieron cierto carácter distintivo al programa.
Por entonces, y entre otras personalidades vinculadas al fútbol, fueron invitados al programa el especialista en generalidades Diego Fuks (con el tiempo palafrenero incondicional no sólo de Víctor Hugo Morales, sino también de Tinelli, Gvirtz y de quien fuese su empleador de turno) y el otrora supuestamente combativo –ahora funcional al poder– Juan Pablo Varsky. Al tiempo, Vilouta debió optar por dejar el programa y respondiendo a sus mandos naturales, Torneos y Competencias, se agregó a un programa de “debate” en ATC; José Gabriel Carbajal, relator de Radio Continental fue su reemplazante.
Mientras tanto, Gvirtz insistía en que una de las consignas básicas de Fútbol prohibido debía ser el ataque casi sistemático a Torneos y Competencias. En la noche-madrugada del 19 al 20 de diciembre de ese año murió Carlos Juvenal. A mediados de 1997 Gvirtz inició conversaciones para llevar el ciclo, que no se había reanudado, con Canal 9, todavía, supuestamente, por lo menos, en manos de Alejandro Romay. En octubre Fútbol prohibido comenzó a ser emitido por ese medio, con Norberto “Ruso” Verea en el lugar del Negro Juvenal. Como “aire” no es “cable”, comenzaron las presiones y aprietes del establishment que no soportó que un producto casi artesanal molestara de esa manera no solamente por el mensaje –siempre mucho más irónico que crítico– sino tambien porque, en su primera emisión, Fútbol prohibido tuviera el mismo rating en una pantalla por entonces “fría” como la del 9, que un noticiero deportivo que a la misma hora compartían Niembro, Closs y el flamante y al efecto contratado José Luis Chilavert.
Al quinto o sexto programa, la productora de Gvirtz recibió una carta-documento y el séptimo programa fue el último del ciclo que fue levantado, aparentemente, por el propio Canal 9. Verea, Gvirtz y quien esto escribe hicimos una presentación ante la Secretaría de Defensa de la Competencia que, por supuesto, no prosperó, con el auspicio del abogado doctor Kon, padre del por entonces y todavía ahora lugarteniente de Gvirtz, Federico Kon.
Al poco tiempo el supuestamente “censurado” Gvirtz apareció revistando como productor de programas de Torneos y Competencias. A cambio, retiró su demanda contra Torneos.
A fin de año, recibí una tarjeta del doctor Kon, que por supuesto conservo, en la que se disculpaba por la actitud de Gvirtz, que había sido quien lo convocó para que atendiera el caso. Sintéticamente, ésta es la historia no oficial de quien por entonces, y ahora también, pega para negociar y deambula y hace deambular a sus contratados por los medios llorando censuras –que por supuesto existieron– mientras enarbola banderas de supuesta transgresión, que ni siquiera alcanzan a ser contestatarias, salvo por el solitario talento de Roberto Pettinato en Indomables.
Fuente: Líbero
NdE: En breve Diego Gvirtz producirá para la TV Pública "Fútbol permitido"
En el 2005 Clarín le preguntó si estaba satisfecho con lo que estaba haciendo. Gvirtz respondió, "La verdad que creo que sí, porque en un medio tan complicado haber llegado sin ningún tipo de transa o de quiebre... Que sé yo, nadie puede decir: “Che, yo le di un sobre a Diego para que diga tal cosa”. Eso no existió nunca y no va a existir nunca. Espero".