La ida de ShowMatch del canal de aire más opositor a otro canal de aire con tanta cuota de pantalla como el Trece, es un tema político
Por: Eduardo Anguita
Sería interesante, en un año donde muchos encuestadores tendrán trabajo, hacer un estudio de opinión pública para saber cuánto pesa en el imaginario social, por ejemplo, la solución del conflicto docente y cuánto la posible mudanza de Marcelo Tinelli a la pantalla de Telefe. No se trata de una investigación para demostrar la insoportable levedad del ser. Para nada. Esa no necesita cuantificación ni millones de pesos.
Convengamos, al menos a efectos de esta nota, que el entretenimiento puede convivir con los temas profundos. Es más, que para sobrevivir a las penurias y a los compromisos, es imprescindible divertirse. Pero el pase de ShowMatch del canal de aire más opositor a otro canal de aire con tanta cuota de pantalla como El Trece es un tema político. Es más, convoca a preguntarse muchas cosas. Entre ellas, cuánto tiene de común un programa como ShowMatch con un proyecto de transformación donde se rescatan los Derechos Humanos, el respeto a la condición de la mujer, de los trabajadores o los jubilados. Porque, convengamos, el pase de El Trece a Telefe es sin duda una jugada alentada por el kirchnerismo desde una perspectiva electoral. No ética, no de identidad política. Pero, ¿se pueden separar una cosa de la otra? Quien escribe estas líneas no tiene una respuesta unívoca, pero considera conveniente pensar al respecto.
La operación puesta en marcha consiste en algo que para el mundillo de los medios es una cuestión mayor: Tinelli y sus Ideas del Sur dejarían el vínculo con Adrián Suar y por lo tanto con Héctor Magnetto en el año donde se concretaría el ansiado 7D. O, en todo caso, lo que no se dio del 7D y que en pocos meses debería resolverse, como es la adecuación de licencias del grupo a la nueva ley.
Cabe recordar que el vínculo de Tinelli con El Trece arrancó el 1º de enero de 2006, cuando nadie pensaba que Néstor Kirchner iba a poner en marcha con rigor la pelea por una nueva Ley de Medios. Lo definió con crudeza y cierta ironía Carlos Kunkel al ser entrevistado por La Nación hace unos días: "Era un acuerdo que teníamos y se basaba en la presencia del jefe de Gabinete y porque habían prometido ponerse en regla con el ordenamiento jurídico argentino. El especialista en eso era el representante de Magnetto en nuestro gobierno, el doctor Alberto Fernández; cuando se produjo la fractura, él optó por quedarse con el Grupo. Yo no lo critico."
Pero, claro, llegó la 125, el levantamiento de sectores medios de la mano de la Sociedad Rural y el alineamiento cerril del Grupo Clarín y de La Nación con el intento más serio de desalojar al gobierno de Cristina. Y también llegaron los efectos de la crisis financiera internacional que produjeron, desde principios de 2009, tanto incertidumbre como retroceso económico. En ese contexto, en las elecciones legislativas de junio de ese año, el kirchnerismo hizo una magra cosecha. El fantasma de las imitaciones en ShowMatch durante los meses previos a los comicios debe rondar la cabeza de quienes se ocupan de las campañas de 2013. Francisco de Narváez sintió que tocaba el cielo con las manos contorneándose al son del reggae y soltando frases huecas como "quereme – querete –alica–alicate". El problema no es lo que sentía De Narváez, sino los resultados: De Narváez –en alianza con Felipe Solá– obtenía el 34,6% de los votos, algo más que las listas del Frente para la Victoria, donde estaban Kirchner, Daniel Scioli y Sergio Massa. Si alguien se pregunta si se produjo un cambio en la cultura política en la Argentina de estos últimos diez años tendrá que bucear en Derechos Humanos o políticas sociales pero no en estrategias y armados electorales.
El pase de Marcelo. Nacido en Bolívar en 1960, de padre y abuelo vinculados a los medios, Tinelli llegó a Radio Rivadavia cuando además de cara de pibe, era pibe. Alberto Badía le hizo luego un lugar en la tele y a partir de ahí todo fue ascenso, quedando como conductor en Canal 11 luego rebautizado Telefe. Armó su propio juego empresario. Rápido de reflejos, en 1995 se abrió enseguida del despojo de Radio Municipal consumado por Carlos Menem a favor de Daniel Hadad, el ex juez Oscar Salvi. Tinelli integró el consorcio pero se retiró y en 1997 hizo su propia empresa. Diez años después, ya con Kirchner en el gobierno y con Hadad en Canal 9, Tinelli pasó sus programas al canal fundado por Alejandro Romay. El empresario que se sumaba a ese pase de Telefe al Nueve era Raúl Moneta. El Nueve había quedado en manos del CEI, un grupo donde convivían Telefónica, Moneta e inicialmente el Citi. Telefónica tuvo que ceder el Nueve pero Moneta seguía siendo parte de aquel entramado. Hoy Moneta no está retirado ni de los medios ni de las finanzas, hace buenos negocios con China y explota varios pozos petroleros en La Pampa y Mendoza.
Tinelli no sólo es rating y talento televisivo. Arma la maratón anual de Bolívar, fundó un club de vóley y es vicepresidente de San Lorenzo desde hace unos meses. Aunque se ocupó de aclarar que "todavía no está firmado", Tinelli hizo un precontrato con Telefe para empezar de inmediato. Acordó un dinero con el canal y se sentó con la gente de Cristóbal López para asociarlo a Ideas del Sur. No es preciso aclararlo, el chubutense López empezó en los noventa con el transporte de combustibles con Diego Ibáñez y luego, su buena sintonía con el kirchnerismo le permitió tener un verdadero emporio del juego, además de acrecentar su participación en el negocio petrolero. La novedad, este año, es que compró el paquete de medios de Daniel Hadad. López fue el encargado de que Samuel Gelblung pasara de Radio Mitre a la Diez y a C5N. Ahora, colabora con este pase de Tinelli.
Entre las máximas autoridades de Telefé, por estas horas, hay reparos a dar por finalizada la operación. La explicación es sencilla: a último momento el exitoso conductor puede recibir una oferta de esas que no pueden rechazarse por parte de Suar y Magnetto. Está claro: el kirchnerismo quiere tener cerca a Tinelli porque es un año electoral y para Magnetto sería un pérdida importante en un año donde la aplicación de la Ley de Medios puede dejar al Grupo Clarín entre las cuerdas. La verdad, creer que Tinelli deba pensar en otra cosa que su propio provecho sería una estupidez. A un exitoso empresario y conductor de medios como Tinelli debe importarle su propia carrera y no lo que otros esperan de él o pretendan sacar provecho de su imagen con otros propósitos, electorales en este caso.
Las dos caras de la moneda. Si se acepta, como cree este cronista, que ningún gobierno en estos 30 años de continuidad democrática hizo tanto por cambiar las cosas, debería aceptarse que para poder profundizar los cambios necesita masa crítica. Eso se logra, entre otras cosas, con eficaces campañas electorales. Campañas que no son publicidad política solamente, sino jugadas que permitan, al mismo tiempo, neutralizar fuerzas adversarias y potenciar las propias. Fenómeno. Pero a ese razonamiento resultadista se le pueden formular algunas preguntas incómodas.
Dos preguntas desde el punto de vista de la política comunicacional.
La primera es por qué no se avanzó en nada en la convocatoria a las nuevas voces en la televisión. No es Depor.TV, recientemente anunciado por la Presidenta, un canal que exprese el espíritu de la Ley de Medios. Nuevas voces significa espacio para las madres que luchan contra el paco, o las mujeres que sufren violencia de género, o canales para jóvenes. Está pendiente por parte del AFSCA retomar la convocatoria al concurso de licencias para los canales de televisión. Con fecha 24 de julio pasado, la autoridad emitió un comunicado que decía: "La Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual dispuso reelaborar los pliegos de bases y condiciones para los concursos públicos de televisión digital abierta que oportunamente fueron confeccionados, buscando adaptarlos en su factibilidad técnica y en coordinación con las exigencias del ámbito internacional. Los nuevos pliegos darán respuesta a las observaciones y consultas de los futuros licenciatarios, especialmente del sector no comercial. Por eso, el concurso implementará un nuevo procedimiento donde prime una visión federal e inclusiva. También se reducirán los valores de los pliegos para el sector sin fines de lucro para evitar, de esta manera, que se reproduzca a escala aun más amplia la concentración actualmente existente. El esfuerzo del organismo está consagrado a consolidar al sector no comercial, prioridad de la nueva ley, y luego avanzar con los sectores comerciales. En todos los casos, además, se procurará fomentar la incorporación de señales en alta definición de acuerdo a las tendencias que se registran a nivel mundial. En un plazo no mayor a 30 días, se darán a conocer las bases y condiciones y, dentro de los próximos 120 días, se aprobará el cronograma, con los días y los horarios para la apertura de los actos públicos." Bueno sería retomar esto. Los plazos están vencidos.
La segunda objeción es más abstracta pero no menos preocupante. Buena parte de la sociedad, en especial aquella porción que apoya al gobierno, comprendió cabalmente lo nocivo que resulta la manipulación informativa por parte de un grupo monopólico como Clarín. Una gran parte de quienes entienden eso, tampoco gustan de ver cómo la televisión privada tiene como alternativa a Clarín a grupos empresariales que no tienen diferencias de fondo con Clarín. Tienen, sí, menos poder, pero eso no es una diferencia suficiente como para pensar que están comprometidos por voluntad propia con una sociedad más plural y más equitativa.
Como se avecina un período electoral donde se van a discutir, sin dudas, de dónde salen los recursos y sobre qué sectores económicos y sociales tienen que caer las cargas fiscales para generar esos recursos públicos, la discusión de los medios y las campañas no puede quedarse en las ventajas o desventajas. Hay que ir al fondo.
Fuente: Diario Tiempo Argentino
Ver anterior: Marcelo Tinelli vuelve a Telefe, ¿con ayuda de Cristóbal López?