Casi sin licencias en seis años
Por: Gabriela Origlia
Para varios analistas la amenaza del ministro Julio De Vido de estatizar Telecom, significa un cambio del estilo en la relación que se ha venido manteniendo con las telefónicas en los últimos seis años. En el sector es vox populi la existencia de un acuerdo tácito entre el gobierno con Telecom y Telefónica, dominantes del mercado: desde 2003 se mantienen congeladas las tarifas de telefonía fija pero, a cambio, casi no se otorgaron nuevas licencias; en ese período se concedieron no más de diez pese a que hay pedidos e inversiones en infraestructura.
En ese mismo marco la compañía española retiró su demanda del CIADI, el tribunal arbitral del Banco Mundial. En octubre último, Telefónica dio por finalizada la demanda por 2.834 millones de dólares que mantenía contra la Argentina y que había iniciado en julio de 2003 por la pesificación, suspendiéndola a principios de 2006.
“No vamos a acelerar la calesita”, era la frase de Guillermo Moreno como secretario de Comunicaciones para referirse a pedidos de nuevas licencias, una política que su sucesor, Lisandro Salas, mantuvo sin variaciones.
Los permisos para telefonía no salen y los de valor extra, por ejemplo, para banda ancha, demoran hasta tres años cuando -regularmente- se trata de un trámite rápido.
“Hoy la posición de Telecom es muy débil, eso también explica la decisión del gobierno. Las ofertas que ha recibido Telecom Italia por su parte en el país son pobres, no alcanzan ni a mil millones de dólares”, desliza un ex secretario de Comunicaciones a este diario.
Las tarifas freezadas para la telefonía fija desataron una competencia feroz en el segmento de los móviles a punto tal que, según cifras de Indec de diciembre, hay 40 millones de celulares en funcionamiento y algo menos de 9 millones de fijos. Al cierre de 2003 había 7.842.233 de clientes de portátiles frente a 7,7 millones de fijas. La explicación del crecimiento se basa, en buena medida, en razones económicas.
Hoy llamar de un fijo a un celular equivale al cargo fijo más 32 centavos más IVA, lo que determina que las empresas con alto volumen de comunicaciones se hallan pasado a “telulares”: rutean sus llamadas directamente desde móviles. “Con esquemas así ya no hay necesidad de señal tarifaria. El que no tiene prestación de servicios portátiles queda afuera de la competencia”, define ante La Mañana el titular de una empresa que tramita una licencia y que prefiere reservar su identidad.
Los operadores que mantienen telefonía fija y móvil -como Telecom y Telefónica- hacen una suerte de clearing que les permite compensar sus costos. Las cooperativas que sólo ofrecen teléfono fijo son las que pierden. Junto a empresas como Iplan vienen dando pelea por el Calling Party Pay (CPP), pero hasta ahora no lograron respuesta oficial.
También están castigadas por los precios que deben pagar a las telefónicas por las llamadas locales en radios de hasta 30 kilómetros: las cobran a los clientes cinco centavos por dos minutos y a Telefónica y Telecom se las deben cancelar a 15 centavos. A eso se suma que los pedidos de interconexión a esos operadores -dueños de las redes troncales- se acuerdan a valores altos o directamente no se concretan.
Para lograr un punto de equilibrio necesitan de más líneas, por eso su “salvación” está en la banda ancha, ya que la Internet móvil no llega a la mayoría de las localidades chicas. Los usuarios de esas zonas pagan más que los de las grandes ciudades puesto que sus prestadores compran el mega seis veces más caro que Telecom o Telefónica. Por caso, mientras esas empresas pagan 50 dólares el mega, la Cooperativa de Santa Rosa de La Pampa lo hace a 180 y la de El Calafate, a 480. Para dar un servicio de calidad aceptable un ISP debe contar con 15 megas para atender a cien clientes con un mega de ancho de banda.
A través de otro
Las cooperativas que ofrecen telefonía celular no lo hacen como operadoras plenas, sino que alquilan la red a una de las empresas dominantes, Personal o Claro. Es lo que se denomina “operadoras virtuales”
Clarín, ¿con puerta cerrada?
Con el gobierno presionando a Telecom Italia para que venda sus acciones en Telecom Argentina, vuelve a circular la lista de interesados entre los que hay algunos que gozan de la simpatía oficial y otros que, directamente, son considerados “enemigos”. Entre los primeros figura la dupla Eduardo Eurnekian y Ernesto Gutiérrez, de Aeropuertos Argentina 2000, que podrían incluso acordar con el magnate mexicano Carlos Slim. Entre los adversarios está el grupo Clarín, que reconoció en setiembre que le interesaría entrar a la telefónica. En el medio quedan el empresario del transporte Alfredo Román, el grupo Werthein (actual accionista de Telecom Argentina), el fondo inversor Pegasus, el operador de TV por cable Telecentro y el grupo Cóndor. La modificación que introdujo la oposición a la Ley de Medios bloqueó la principal ventaja que hubiera tenido para Clarín quedarse con Telecom: el camino más directo al triple play. La norma, finalmente, prohíbe a las telefónicas prestar ese servicio (televisión por cable, Internet y teléfono por una misma vía). La posibilidad se la daría CableVisión- Multicanal, pero es probable que en breve el gobierno resuelva obligar a Clarín que la venda argumentando, por un lado, que incumplió lo fijado en un acuerdo de 2007 sobre la capacidad de transmisión de datos que CableVisión debía desplegar en las distintas localidades y, además, porque el Comfer entiende que la devolución de licencias en las que había superposición a la que la obligó fue nominal y todavía no se desafectaron los bienes con los que ofrece el servicio, lo que significa desprenderse de redes y abonados. Se ve venir otra batalla judicial.
En este contexto, se descuenta que si Clarín juega fuerte para quedarse con Telecom no conseguiría que el gobierno levantara la prohibición de vender lo que es necesario por las resoluciones 123 y 44 -todavía vigentes- por las cuales los directores designados por Telecom Italia tienen prohibido tomar decisiones en Telecom.
Fuente: La Mañana de Córdoba