Por: Raúl Sohr
El gobierno golpista hondureño lleva a cabo una vasta y metódica persecución de los medios de comunicación afines al Presidente Manuel Zelaya. Ésa es la conclusión de Frank La Rue, relator especial sobre Libertad de Opinión y Expresión de Naciones Unidas, que en su informe puntualiza: "En Honduras no existe la libertad de expresión para comentar los hechos de cada día, ni para criticar a las autoridades de facto, ni para condenar el golpe de Estado" y precisa que "camarógrafos y fotógrafos que desean documentar los hechos han sido un blanco específico de agresión policial, sufriendo golpes, la confiscación y/o destrucción de sus cámaras o del material filmado". El informe de La Rue concluye que "documentar la situación política y en particular las violaciones de derechos humanos constituye la dificultad más seria en Honduras".
Es un hecho recurrente que los líderes golpistas, civiles o militares, declaren que actúan en defensa de las libertades públicas. La más importante de las libertades es la libertad de expresión. Y ésa es, precisamente, la primera libertad que conculcan los que desconocen los mandatos democráticos. La chilena María Pía Matta, presidenta de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias, recién llegada de Honduras, señala que el acoso contra los periodistas que rechazan al régimen de facto es permanente. Antes de su vuelta al país entrevistó a Gustavo López, miembro del Comité por la Libre Expresión de Honduras, quien señaló que, como en otros países, los dueños de los grandes medios son también dueños de otras empresas, como cadenas farmacéuticas, concesionarios de las transnacionales y de las maquilas que operan en Honduras. López dijo que: "muchos de los que forman parte del gobierno golpista tenían un pleito directo por intereses económicos con el gobierno de Zelaya", e indicó que si las medidas de Zelaya no favorecían a algún empresario, éste utilizaba su prensa para criticarlo. Los medios en Honduras "sólo son ventanas de los empresarios para hostigar, atacar o ablandar a personas que quieren que sean afines o que quieren destruir", sentenció.
Los que se oponen al gobierno de facto estiman que el régimen, con la colaboración de sus aliados internacionales, intenta tender un cerco informativo. En las primeras horas, los canales que apoyaban el golpe transmitieron dibujos animados. En tanto, eran cerradas las radios y televisoras leales a Zelaya, como Radio Progreso, Radio Globo y la estación televisiva Canal 33. Aun cuando las emisoras han retomado sus emisiones, lo hacen en un clima de amedrentamiento. Radio Progreso debió reducir su horario de transmisión. El personal del quincenario El Libertador recibe permanentes amenazas de muerte vía telefónica.
Dada la fuerte concentración de la propiedad de los medios de comunicación hondureños, muchas organizaciones ciudadanas arriendan espacios radiales para expresar sus puntos de vista. Ahora una gran cantidad de estos programas han sido cancelados. Algunos de los propietarios interpelados por esta actitud han señalado que "existen nuevas posibilidades de financiamiento a partir de la implantación del nuevo gobierno".
Lo señalado por López, que el miércoles recibió una feroz golpiza a manos de los militares, es una actitud compartida por muchos magnates de la prensa incluso en sociedades democráticas. Un caso emblemático es el del australiano Rupert Murdoch, propietario de cientos de periódicos entre los que destaca The Times de Londres además de cadenas de televisión encabezadas por Fox y Sky. En una oportunidad Murdoch deseaba adquirir una propiedad a un vacilante vendedor al cual intimidó con las siguientes alternativas: "Mire, usted puede tener un titular cada día, o un balde de mierda cada día, ¿qué es lo que va a preferir?". Muchos propietarios no conciben los medios de comunicación como un servicio público. Estiman que están en su derecho a utilizarlos para fines económicos y políticos personales. Cualquier interferencia en la aplicación de sus agendas particulares, que a veces incluyen incitaciones golpistas, es denunciada como un atentado contra la libertad de prensa. Dicho sea de paso, el Wall Street Journal, que pertenece a Murdoch, calificó al golpe de Estado en Honduras de democrático y legal.
Hay similitudes entre Chile y lo que ocurre en Honduras. En el país, la cadena El Mercurio recibió dineros de la CIA en la campaña de desestabilización del gobierno constitucional del Presidente Salvador Allende. Las denuncias contra la actividad conspirativa del grupo periodístico eran rechazadas como amenazas contra las libertades democráticas. El golpe hondureño ocurre tres décadas y media más tarde. A diferencia de Chile, no cuentan con el respaldo de la Casa Blanca. Los militares se han preocupado de guardar un bajo perfil aunque están muy presentes en la represión. En la opinión de María Pía Matta, "lo que pasa en Honduras nos afecta a todos. En Chile debe preocuparnos porque hace apenas veinte años estábamos bajo una dictadura".
Fuente: Diario La Nación, Chile