Lo dijo Ignacio Ignacio Polanco, presidente de PRISA. Fué en el marco de la inauguración del Master de Periodismo de la empresa editora del diario El País. El discurso de apertura estuvo a cargo de John Carlin.
Llegó al periodismo por casualidad, "de medio cachondeo", en la redacción del Buenos Aires Herald, el centenario periódico argentino escrito en lengua inglesa. Fue hace 26 años y, desde entonces, John Carlin (Londres, 1956) ha sido corresponsal en México, El Salvador o Suráfrica para la BBC, The Times o The Independent. En este tiempo ha descubierto que lo importante para un periodista es la honestidad y la integridad. "La objetividad es un cuento chino, un signo de arrogancia. No es posible para los seres humanos, es un atributo divino o propio de un robot".
"Nadie tiene el monopolio de la objetividad divina. Todos tenemos nuestra subjetividad", insistió Carlin. Por eso, cuestionó a quienes se envuelven en su bandera y, especialmente al periodismo que se ejerce en Estados Unidos, ese que "habla de objetividad y en el conflicto que enfrenta a Israel y Palestina hace que salte por los aires la objetividad".
Autor del libro El factor humano -narra la peripecia de Nelson Mandela para unir Suráfrica a la sombra del Mundial de Rugby de 1995-, Carlin reflexionó sobre el papel de los periodistas como narradores de historias, "una de las profesiones más antiguas del mundo". Pese a la incertidumbre en la que está envuelta esta industria y el impacto de las nuevas tecnologías, expresó su convicción de que siempre habrá narradores de historias periodísticas "sea en el formato que sea".
En la misma línea, Joaquín Estefanía, director de la Escuela de Periodismo, apostó por profesionales "multisoportes", capaces de trabajar con idéntica habilidad para el papel y para Internet. "Si los periodistas comprenden que pertenecen más al sector de la información que al de la imprenta, se adaptarán mejor a los nuevos tiempos", dijo Estefanía tras recordar los negros pronósticos de Philip Meyer, que ha vaticinado la total desaparición de la prensa tradicional (de papel y tinta), arrollada por la comunicación digital, en 2043. Estefanía comparó la crisis de los periódicos con la que sufrió el ferrocarril tras la irrupción de los camiones en el negocio del transporte de las mercancías.
Carlin, reportero y articulista de El País, expresó su confianza en el futuro: "Siempre habrá mercado para lo nuestro". El secreto para mantener vivo el oficio consiste en tener ojos y oídos abiertos y en "meter al lector" en las historias desde la entradilla. "Hay que agarrar al lector desde el primer párrafo y arrastrarlo hasta el final". Y ante los devastadores efectos que la crisis internacional está provocando en la prensa y el déficit de credibilidad por el que atraviesa la profesión, Estefanía apostó por "cargar baterías" y "reivindicar" el oficio de periodista.
Ignacio Polanco, presidente de PRISA, redobló su compromiso en un momento en el que los medios, como la economía, están atrapados en una "tormenta perfecta". La prensa atraviesa por una transición en la que más que nunca son necesarios editores "que crean en los medios de comunicación como elementos para la profundización de la democracia y periodistas que se adapten a la complejidad de los nuevos tiempos", enfatizó.
Para afrontar la etapa que se avecina, Polanco apostó por periodistas preparados, comprometidos y formados en valores deontológicos. El rector de la UAM, Ángel Gabilondo, confesó que la Escuela de Periodismo -por la que han pasado ya un millar de alumnos- forma parte de los sueños y las convicciones de las entidades que la promueven. Ante el futuro, Gabilondo advirtió: "Vivimos tiempos difíciles que reclaman mucha entereza, integridad, insistencia e intensidad". E invocó una vieja pintada que rezaba: "Basta de hechos, queremos promesas".
Fuente: Diario El País