La televisión abierta y gratuita se restringe para quienes no paguen su abono a las distribuidoras de contenidos audiovisuales y demanda urgentes definiciones en el tema. La televisión abierta sufre los efectos del desdén del gobierno, asegura el autor de la nota
Por: Diego Rossi
La mayoría de los argentinos y argentinas naturalizamos todos los meses el pago para ver películas, series o programas variados, olvidando que a través de una pequeña antena podemos disponer gratuitamente entre 15 y 25 señales de televisión abierta pública o privada en casi todo el país.
El auge de la TV por cable y la TV satelital llevó a un 82% de los hogares argentinos, a tener paquetes básicos, premium y/o en combo con Internet o telefonía fija.
La ampliación de la banda ancha y el 4G en dispositivos móviles incrementaron el consumo de películas y videos por otro canal: Internet. Allí se encuentran Netflix y las plataformas tipo Go o Play. Sin embargo, aún no hubo fugas masivas de los abonos del cable. Parece que los bolsillos aguantan, mientras las empresas prestadoras, a fuerza de promociones y paquetizaciones, logren mantener a sus clientelas cautivas.
Entre 2010 y 2015, no alcanzaron las políticas públicas de despliegue de señales y productoras para diversificar y regionalizar la producción y emisión de contenidos en TV de aire. También fue limitada la preferencia del uso de la Televisión Digital Abierta (TDA) por un combo de razones imposible de sintetizar aquí (problemas de emisión y recepción de señales, instalación de decodificadores, falta de promociones claras de la TDA, resistencia de los canales de TV privados para pasarse a digital…). En esa “batalla cultural”, una TDA que renovara contenidos y ampliara el horizonte de elecciones interfería los modelos de negocios de las televisoras de mayor audiencia y de los distribuidores de contenidos por cable.
Hasta ahora, sigue complicado el otorgamiento de licencias de canales de aire (excepción hecha de ciertos concursos que en Buenos Aires habilitaron a Barricada TV, Pares TV, Urbana TV, Comarca SI y la reciente NET TV de Fontevecchia). La revisión gubernamental de la grilla de señales permitidas, habilitó la entrada de LN+ y sacó a Telesur, entre otros cambios.
Desde 2016, el Ejecutivo fue desarmando el fomento a la producción de contenidos, especialmente en las señales públicas que quedaron en peligro de extinción: Encuentro, PakaPaka, DeporTV, TecTV, Acua Federal y Acua Mayor. El Fútbol de Primera y los eventos de interés relevantes fueron también sacados del aire, profundizando el criterio mercantil.
Así las cosas, sólo demandó dos horas la realización de una audiencia pública convocada el 6 de noviembre pasado por el Ente Nacional de Comunicaciones para modificar el Plan Nacional de Servicios de Comunicación Audiovisual Digitales.
El representante del multimedios a través de Artear fue el primero en pedir al Gobierno la prórroga del “apagón analógico” (cese de las transmisiones tradicionales de TV para consolidar la Televisión Digital Abierta en todo el país, previsto inicialmente para setiembre de 2019). Lo mismo hicieron los representantes de la Asociación de Teleradiodifusoras Argentinas. Los proveedores de equipamientos, preocupados por el compre nacional y la caída de actividades producto de la recesión, propusieron diferir el apagón analógico de 2 a 3 años dependiendo de cada región del país; y prestar atención a la experiencia internacional en un proceso serio y gradual para la migración digital.
Por su parte, los canales y cooperativas de trabajo nucleados en la Coordinadora Nacional de Televisoras Alternativas (CoNTA) exigieron un rápido avance en los concursos que les corresponden por el claro principio de disponibilidad del 33% del espectro radioeléctrico para emisoras sin fines de lucro. También rechazaron la asignación de un canal completo para televisión de alta definición para los licenciatarios existentes.
Además de la crisis, la televisión abierta sufre los efectos del desdén del gobierno, que deja hacer a los grandes operadores. Las indefiniciones amplían la desigualdad con el paso del tiempo. Mientras tanto, en el mundo se opera una avanzada contra la norma japonesa de TV digital, adoptada por Brasil, Argentina y la mayoría de los países latinoamericanos. Y grandes consorcios como Fox-AT&T-Ericsson-Intel prueban emitir en vivo por tecnología 5G.
Lo cierto es que la televisión abierta y gratuita se restringe, por vaciamiento y desidia, para quienes no paguen su óbolo mensual a las distribuidoras de contenidos audiovisuales. En 2019 deberá haber definiciones también en este tema.
*Docente e investigador Observatorio Dercom FSOC-UBA, y Undav. @diegodrossi
Fuente: PáginaI12