Los canales privados hicieron un llamado para que los nuevos jugadores del mercado como las plataformas OTT compitan en un terreno de juego equilibrado para todos. Comienza la puja por la audiencia
Para la industria de la televisión colombiana llegó la hora de la renovación. Los dos grandes jugadores, Caracol TV y RCN TV, tendrán que competir contra un nuevo concesionario del canal Uno, contra los canales internacionales de la televisión por suscripción y continuarán su batalla contra plataformas tecnológicas como Netflix y Youtube por la atención de la audiencia y la confianza de los pautantes.
En estos momentos de transición, los reguladores tendrán un papel clave para determinar cómo será el derrotero de la batalla por los usuarios. Durante el foro ‘El futuro de la TV abierta: retos y oportunidades’, organizado por Caracol Televisión y Foros Semana, quedó claro que el modelo televisivo cambió y que la llegada de nuevos competidores es inevitable en un contexto que consume más y más video desde todo tipo de dispositivos.
Uno de los temas más calientes de la discusión fue la nueva concesión del Canal Uno. Desde cuando se conoció que el Grupo Sarmiento Angulo participará en la puja por la programación del canal, las banderas de batalla se desplegaron. Desde Caracol y RCN señalan que “el nuevo programador de lo que hoy es Canal Uno corre con la ventaja de tener una infraestructura ya desplegada”, por lo que la mayor parte de los recursos serán invertidos en la producción de contenidos.
Para Juan Fernando Ujueta, secretario general de RCN Televisión, “quien tenga la posibilidad de quedarse con lo que hoy es el Canal Uno no tendrá que invertir en poner antenas, como sí nos tocó a los canales privados en su momento. Esa es una ventaja muy grande”, resaltó. Agregó, además, que los costos para participar en la puja por la licitación han sido cambiados en varias ocasiones.
Por su parte, Dago García, vicepresidente de producción y contenido de Caracol Televisión, hizo hincapié en que “los canales privados no le temen a la competencia”, pero insiste en que es necesario que los reguladores tomen las medidas necesarias para que “haya un equilibrio entre los jugadores entrantes y aquellos que han invertido por años en el desarrollo de la industria televisiva en Colombia”.
Ante esto, Ángela María Mora, gerente de la Autoridad Nacional de Televisión (ANTV), indicó que “son modelos diferentes. Hoy, lo que estamos haciendo es manteniendo un modelo de licitación del año 1991, que era la concesión de espacios. ¿Cuál es la diferencia? Que ahora será sólo un concesionario (hasta ahora son tres). En los últimos 20 años, no se ha tenido que pagar por infraestructura”.
Y si la discusión por lo que pasará con el actual Canal Uno está que arde, lo que pasa con el tercer canal retrata de cuerpo entero varios de los problemas que tiene hoy la televisión abierta. Ante la ANTV sólo han llegado derechos de petición para conocer los requisitos para participar por el nuevo canal, pero todavía no hay ningún interesado formal por el peleado tercer canal.
Para expertos de la industria esta no es una buena señal. El conglomerado que se le mida a pagar por desplegar infraestructura y sacar adelante un tercer canal privado puede ver complicado llegar a un punto de equilibrio, si se tiene en cuenta que la torta publicitaria cada vez está más competida y que las plataformas OTT afianzan su poder entre los usuarios.
“Que haya nueve interesados por el Canal Uno y todavía no haya ninguno por el tercer canal es un síntoma de cómo está la industria”, afirmó Dago García. De hecho, una de las conclusiones del foro es que el negocio rentable es la producción de contenidos para audiencias internacionales, mientras que el modelo por publicidad afronta unas complejidades que puede duplicarse a mediano plazo.
Ante esto, el ministro de las TIC, David Luna, expresó que “la TV abierta no está llamada a desaparecer si integra tecnologías digitales. Lo que hay es una oportunidad enorme, con segmentos de audiencia y entornos multipantalla”, indicó el jefe de la cartera.
Luna resaltó el informe de la consultora Millward Brown. El estudio reveló que un colombiano de entre 16 y 45 años, que tiene acceso a TV y smartphone o tableta, consume al día un poco más de cuatro horas de video. Analizando las cifras desagregadas, se muestra que un nacional pasa 82 minutos viendo TV en lineal, 72 consumiendo videos en su smartphone, 44 en TV por demanda, 42 en su computador y 19 en su tableta.
Para Ernesto Orozco, miembro de la Junta Nacional de Televisión, “el desafío para el ejercicio regulatorio es generar un ambiente que permita y propicie la innovación en los modelos de negocio, así como la innovación en los servicios y la innovación tecnológica”. Así mismo indicó que el papel de la regulación es, además de proteger al consumidor, permitirle la mayor captura posible de valor proveniente de la capacidad de innovación y competencia de la industria.
En su momento, Omar Rincón, analista de medios y quien participó como panelista en el foro, había advertido que la evolución trae de inmediato consecuencias. “En la televisión hay cuatro cambios: el programador es el televidente porque decide qué ve y cuándo, pasamos del concepto de canal al de plataforma donde está todo disponible, hay que proveer de canales y mecanismos de interacción y hacerles caso en serio para que el televidente se sienta vinculado, pues la televisión abierta se dedica al directo de eventos, espectáculos y deportes, a las ficciones y concursos populares”, asegura.
Para Rincón, hay que trabajar en asuntos puntuales como fomentar la producción nacional, que haya programación desde y en nuestra identidad, proteger a los sujetos y colectivos no prioritarios para el negocio, controlar los monopolios de propiedad y fomentar la pluralidad y diversidad de operadores.
Lo cierto es que la industria de la televisión colombiana atraviesa un momento de transición. Las legiones se están reagrupando y las estrategias apenas están siendo modeladas. La guerra por los pautantes, la audiencia y ahora la multipantalla apenas comienzan. Y promete ser una batalla apasionante.
Foto: Daniel Reina Romero
Fuente: Revista Semana