La evolución del conflicto en Tiempo Argentino confirmaba que la única solución era conformar una cooperativa de trabajadores. Con la respuesta que obtuvieron el pasado 24 de marzo, donde vendieron 35 mil ejemplares llevaron el tema a una asamblea. En la tarde de este viernes 1° de abril, las/os trabajadores de Tiempo Argentino votaron la configuración de la cooperativa "Por más Tiempo". A leer noticias sin patrones!
Con 35 mil ejemplares salieron a la calle el 24 de marzo. Los imprimieron en la Gráfica Patricios y los vendieron a un módico precio: 20 pesitos. Ellas y ellos, quienes aún le ponen el cuerpo a Tiempo Argentino, hace tres meses que no cobran su salario y piensan en autogestionarse. “No es un pasquín, no vivía de la pauta: es un diario que se extraña”, dicen.
“Nos los sacaban de las manos”, cuenta Julián Martínez, redactor. Salió a la calle el Día de la Memoria, Verdad y Justicia. Esta vez, además de marchar, vendió los ejemplares que pudieron imprimir. ¿Qué sintieron? Nos responde Chupe Molinari, otro de los trabajadores de prensa del periódico que falta.
“Orgullo, es eso lo que sentimos los que laburamos en Tiempo Argentino después de vender 35 mil ejemplares de la edición especial por los 40 años del golpe. Lo hicimos nosotros mismos. Fuimos a la Plaza de Mayo casi cuatro meses después del último día en que cobramos y en el medio sufrimos golpes tras golpes, pero hoy cada saludo de aliento de la gente que puso 20 mangos y se llevó el diario fue una caricia al alma. Tiempo no es un pasquín. Tiempo no vivía de la pauta. Tiempo es un diario que se extraña. Ojalá que este haya sido sólo el primer paso”. Así contesta, mientras infla el pecho.
Al tiempo en que repasan lo que sintieron el 24 de marzo, también se dan un momento para mirar más atrás. “La última vez que cobramos el sueldo faltaban algo así como 115 días para el otoño, así lo diría Crónica”, repasa el Negro Máximo. El orgullo, la resistencia, el amor al periodismo y a los/as compañeros/as fue parte de sus sentires el día en que nos movilizamos contra el olvido ahora que parece que se vuelve a lo peor del pasado.
Los 35 ejemplares les dieron el gusto ese que te da la autogestión: esta vez pueden hablar como quieren, con el nombre que quieren, con las palabras que quieren, con sus títulos, con su distribución a lo largo del diario, con lo que pidan los lectores y no las pautas, porque no sufrieron la primera de las censuras a las que está acostumbrado un trabajador de prensa asalariado: la “línea editorial”.
El delegado Randy Stagnaro estaba tan alegre como sus compas. “Fue una jornada muy intensa -resume-. Veíamos que se concretaba una apuesta fuerte que hicimos diez días antes, cuando votamos en asamblea sacar el diario en papel para el 24 de marzo”.
Se llenaron de emoción en ese vértigo que arrancó a las 8 de la mañana cuando empezaron a copar los stands a lo largo de Rivadavia y Avenida de Mayo. “Nos dio fuerza para seguir”, sigue Randy. Así, cumplieron uno de los objetivos de la acción, y tomaron contacto directo con lectores y lectoras.
En la Plaza de Mayo tuvieron un stand que necesitó continuas reposiciones. Cuando llegaron a instalar la carpa, ya había llegado otra organización que sin dudarlo se solidarizó con quienes no están ni despedidos/as ni renunciados/as, pero que durante todo el verano trabajaron y no cobraron ni un peso.
¿La recuperación?
“Si se planteaba la recuperación el 3 de enero, la asamblea lo hubiera rechazado porque estábamos reclamando por el pago de las deudas y la intervención del Estado. Hoy ese reclamo se mantiene, pero recorrimos una enorme experiencia con un sinfín de acciones (festival multitudinario en Parque Centenario, movilización al Ministerio de Trabajo, a los domicilios de los dueños). Agotamos una lucha de presencia callejera que igualmente vamos a sostener”, explica Randy.
El dato concreto es que van a explorar nuevas formas. La salida del diario fue eso. “Ahora bien, nosotros somos conscientes de que la salida del diario abre una nueva puerta. Nos lleva a la pregunta de si podemos desarrollar nosotros un medio por nuestra propia cuenta. Estamos en ese debate. Hay compañeros que estuvieron investigando cómo hicieron en otros lugares recuperados o cooperativos desde un principio”, adelanta. Ese camino se perfila como una tendencia con fuerza.
Pero no es tan fácil. En el caso de una recuperada, según la Ley de Quiebras, la empresa debería estar quebrada y no lo está. Además, los/as laburantes deberían hacerse cargo tanto de los activos como de los pasivos, pero Szpolski no es un novato en el vaciamiento de empresas: el edificio es alquilado y los activos se reducen a la marca, los escritorios, las computadoras y poco más. Los pasivos, en cambio, son inmensos, y los trabajadores suponen que debe tener una gran parte ilegal, porque el pasivo de otras empresas se habrían cargado sobre la razón social de Tiempo Argentino.
“Es una maniobra que acostumbran tener (los patrones) Sergio Szpolski y Matías Garfunkel”, aseguró Randy. Se refiere, por ejemplo, a Banco Patricios y Poligráfica.
Fotos: Mariano Martino y Diego Martínez
Fuente: Autogestionadas