Por: Pablo Scarpellini
Las cifras están ahí fuera y cantan. La televisión por cable en Estados Unidos empieza a tener los días contados, un hecho secundado por nuevos datos que hablan de una tendencia aparentemente imparable. La fuente proviene de Experian Marketing Services, que asegura que las suscripciones al cable o al satélite, con paquetes básicos de cientos de canales por una suscripción normal, han sufrido un descenso del 6% entre 2006 y 2013, coincidiendo con el auge de plataformas como Netflix, que acaba de echar a andar en España.
Sus más de 65 millones de suscriptores en todo el mundo no son una casualidad. Hubo un tiempo en que parecía que el modelo se tambaleaba por su escasa demanda de títulos nuevos y su torpe transición de los DVD por correo al streaming, pero hoy en día sus series de televisión son tan buenas o más que las que sólo se pueden ver por televisión por cable. Es un caso parecido al de Amazon, apostando por contenido propio y de calidad. La conclusión de muchos usuarios es que ya no es necesario seguir con el modelo tradicional.
Adrián Olmedo, un residente de Irvine, al sureste de Los Ángeles, es un ejemplo claro. Durante años ha sido un suscriptor fiel a Cox, un proveedor de cable que le da acceso a canales latinos y sus partidos de fútbol, seguidor de la liga mexicana y del Real Madrid. Aun así, está pensando "seriamente" en cambiarse. "Tengo una Apple TV y una suscripción a Netflix, y cada vez lo uso más. No sé cuándo se acabará el cable como tal, pero estoy casi seguro de que va a suceder".
Su visión encaja con otro estudio de Nielsen que documenta el descenso en consumo de horas de televisión a la semana por parte del estadounidense más joven, pasando de 24 en 2011 a tan sólo 16 en 2015. Al mismo tiempo, otra gráfica demuestra que el vídeo por internet se ha convertido en una opción alternativa a la televisión tradicional, con 22 horas mensuales en la franja de edad entre 18 y 24 años de edad.
Richard Combs, de Kensington, California, explicó al Los Angeles Times que decidió suspender el servicio de televisión por cable hace unos meses, y que aunque los primeros días fueron "un tanto extraños", después se terminó por acostumbrar. "Tengo que decir qué es mejor".
Es también una simple cuestión de lógica. Las encuestas durante años a esos suscriptores perennes siempre arrojaban la misma conclusión: que la media de canales consumidos de forma habitual no pasaban de 10 pese a que la oferta superaba los 200 en la mayoría de los casos. Ahora, algunas de esas empresas han reconocido los nuevos hábitos y están tratando de adaptarse.
Saben que ahora el procedimiento es tan sencillo como adquirir una caja como Amazon Fire TV o Apple TV para tener acceso a aplicaciones similares a las de un teléfono, con posibilidad de suscribirse a Showtime o HBO, e incluso consumir contenido gratuito de canales como NBA o Tennis Channel, siempre con la idea de tentar al espectador a largo plazo con un pago mensual por todos sus programas.
Existe además el complemento ideal a la falta de cable, que no es otro que una antena para ver los canales de forma analógica, desde los básicos -ABC, NBC o CBS- hasta todo tipo de oferta para asiáticos e hispanos. Las telenovelas armenias son un éxito a través de esa opción.
Es un hecho que puede dejar muy mal paradas a esas empresas como Comcast, DirectTV, Dish Network, Time Warner Cable o Verizon FiOS, aún con tirón pero en claro descenso. La primera de la lista, Comcast, todavía tiene 23 millones de suscriptores.
Será difícil retenerlos, sin embargo. El modelo a la carta parece ser el futuro inminente, una fórmula que puede significar un golpe mortal para la industria publicitaria pero que haría más sostenibles opciones como CNN o ESPN, con suficientes personas dispuestas a pagar una cifra moderada cada mes por algo que sí consumen habitualmente.
Fuente: El Mundo