Telefónica-Movistar, el segundo mayor operador de telefonía móvil en México, analiza opciones para competir y diversificarse en el mercado de las telecomunicaciones ante la llegada de nuevos operadores, como AT&T, y una de sus estrategias principales es entrar al negocio de la televisión
Por: Jude Webber
La agresiva incursión de AT&T en México significa que ha llegado la inminente hora de la verdad para Telefónica. El grupo de telecomunicaciones español ha invertido unos 13.500 millones de dólares en el segundo mercado más grande de Latinoamérica de los últimos doce años y ha visto cómo sus ingresos aumentaron un 9,5% en el tercer trimestre.
Si bien no ha decidido qué hacer frente a la intensificación de la competencia del nuevo rival, que está ganando terreno con rapidez. "La situación aquí está invertida", declara Francisco Gil Díaz, presidente de Telefónica en México.
El grupo ha estado muy ocupado negociando la venta por 10.250 millones de libras de O2, su negocio en Reino Unido a Hutchison Whampoa, de Hong Kong. También ha estado enfrascado en Brasil, donde Vivo, de Telefónica, está digiriendo aún la adquisición de GVT por 7.500 millones de dólares, el operador de banda ancha perteneciente a Vivendi, y está planteándose hacerse con una participación de TIM, de Telecom Italia, si, como está previsto, la filial italiana se desintegra.
"No se trata de que no sean conscientes de lo que está pasando en México, pero los acontecimientos se suceden con celeridad y de manera tan imprevista que no creo que hayan tomado una decisión sobre qué hacer", declara Gil Díaz.
Telefónica, con alrededor de un 20% de participación en el mercado, ha estado durante mucho tiempo eclipsado en México por Telcel, de Carlos Slim, que acapara el 70%. El rival que ocupa el tercer lugar, Iusacell, ostenta alrededor del 8%, y fue adquirido por AT&T en noviembre.
Pero el panorama está cambiando. México ha aprobado un proyecto de ley para la reforma de las telecomunicaciones diseñado para abrir el grifo a la competencia, y los cambios acontecen con rapidez. El pasado junio, Slim y AT&T, su antiguo aliado, separaron sus destinos cuando el operador estadounidense pujó por DirecTV. El multimillonario mexicano también ha prometido acabar con el imperio, a fin de escapar de las medidas antimonopolio, si bien no ha declarado qué activos venderá.
El mes pasado, AT&T compró Nextel, que tiene el 3% del mercado, pero los clientes más rentables. El operador de EEUU quiere expandir su presencia en México e incorporar al país en una eficiente red norteamericana.
Las dos excepciones en este trasiego de poderes son Telefónica y Televisa, el grupo televisivo dominante en el país, famoso por sus telenovelas y que mantiene una alianza con Univision en EE UU. También es propietario de Sky, el proveedor de televisión por satélite líder en México, y del 51% de proveedor de cable Izzi.
El año pasado, Telefónica intentó negociar una asociación con el operador de radiodifusión televisiva, pero los planes se desmoronaron. Gil Díaz no desiste de algún tipo de alianza y todos los ojos están puestos en lo que los analistas llaman el siguiente movimiento «crucial» por parte del operador.
"Es necesario que Televisa adopte una decisión, al igual que nosotros, sobre si vamos a combinar los recursos", afirma Gil Díaz. "El plan de fusión de activos de Televisa con algunos de los nuestros no funcionó. Cabe todavía la posibilidad de trabajar junto a Televisa de otras formas posibles".
Televisa ha declarado que es prematuro realizar un comentario sobre cualquier operación futura, aunque sí hizo hincapié en que mantenía una «excelente relación» con Telefónica.
Telefónica estará bien dotado gracias a los ingresos procedentes de su venta de O 2, «esto significa que podríamos plantearnos cierto gasto de capital. También es posible la adquisición de un operador de cable [en México]», declara Gil Díaz.
"Hay posibilidad de una permuta de activos, fusiones y adquisiciones. Estamos planteándonos un abanico de combinaciones. Probablemente hayamos decidido algo antes de mediados de año… Estamos presionados para tomar una decisión".
El directivo califica la situación de Telefónica en México como de un "momento decisivo". Gil Díaz afirma que no se contempla una salida del país. "No lo creo. México tiene ingresos y clientes y supone la mayor de todas nuestras operaciones en Latinoamérica exceptuando a Brasil", afirma. Su apuesta más favorable sería que el grupo adquiriera un operador de cable, preferiblemente MegaCable o Axtel.
Fuente: Financial Times