"La función el periodismo es mantenerse al margen del poder y ser una expresión de la sociedad" fue la definición de Julio Rajneri ante la celebración de los 100 años del diario "Río Negro" que su padre –Fernando Emilio– fundó en General Roca en 1912
Rajneri, quien reseñó el hilo invisible que comunica a este presente con aquellos años en que el país aprobaba la ley Sáenz Peña y el norte de la Patagonia era una tierra apenas poblada, ponderó la fuerte vocación de control del poder que tuvo el diario en el ejercicio del periodismo y vaticinó que –a pesar de los cambios tecnológicos en los medios de comunicación– "la esencia del periodismo no va a cambiar. Siempre habrá personas interesadas en la justicia, luchando por la verdad, luchando por sus ideales y, como decía el viejo proverbio –que invocaba su padre–, que estén narrando siempre la verdad, sin encono y sin violencia".
Rajneri repasó la convivencia del periodismo con épocas tumultuosas de gobiernos electivos, de golpes de Estado, de fraudes, de proscripciones, de dictaduras violentas y de democracias también autoritarias, y destacó uno de los sinos fundamentales que mantuvo el "Río Negro". Citó a Tocqueville y ratificó que "durante todo el transcurso de este último siglo la lucha de la sociedad y el poder ha sido constante y el periodismo ha estado en el medio de esa lucha tan trascendente para las libertades humanas".
Enfatizó que, "aunque algunos de los fines del Estado sólo pueden obtenerse mediante las restricciones naturales de las libertades humanas, la función del periodismo es resistirlas. La función del periodismo es mantenerse al margen del poder y ser una expresión de la sociedad. Si bien el Estado tiene obligaciones ciertas para cumplir sus objetivos, la función del periodismo es estar siempre e independiente del poder".
Rajneri abordó el rol del diario en la defensa de los derechos humanos, estableciendo un paralelismo entre hechos ocurridos a principios del siglo pasado y en la década del 70.
"Todas las transformaciones ocurridas en la Argentina en este siglo que ha transcurrido han sido una continua sucesión de acontecimientos que han degradado la vida institucional del país y han convertido muchas de las ilusiones con las que se sancionaron las normas tendientes a lograr una democracia más perfecta en una falacia".
Se refirió al último gobierno militar como la época que registró el máximo nivel de concentración del poder: "Fue casi absoluto: eliminó el Congreso, los partidos políticos, redujo la actividad del periodismo a los niveles mínimos a través del temor y de la presión y se convirtió así en un factor del poder prácticamente sin ninguna clase de control. Los militares que se creían dotados de un rol mesiánico en la vida de la sociedad provocaron la tal vez mayor catástrofe en la historia de la vida argentina", afirmó.
Allí resaltó que desgraciadamente no fueron los únicos acontecimientos de esta naturaleza que ocurrieron en el país, al recordar la matanza de Zainuco sucedida en territorio neuquino en 1917 y el fusilamiento de los obreros de la Patagonia, en Santa Cruz, en 1922.
Leyó los párrafos que el "Río Negro" de 1922 publicó al poco tiempo de los acontecimientos de Santa Cruz. "En la opinión pública está haciéndose carne la creencia de que en Santa Cruz centenares de trabajadores fueron fusilados, tras ser engañados y despojados de sus recursos cuando ya habían rendido y entregado las armas. Los relatos repiten escenas que presenció Neuquén con la fuga de los presos y el epílogo atroz de Zainuco. Ante el clamor y la indignación y horror que se alza, pidiendo una amplia investigación, creemos que serán inútiles las trabas legales", decía aquel texto.
"Se equivocó el diario", concluyó el director. Y agregó: "Las trabas legales subsistieron 50 años después, cuando recién la investigación periodística hizo conocer al país lo que había ocurrido en 1922. Y 50 años después la historia se repite. El diario publica un editorial sobre las muertes de los detenidos en Trelew y es curioso ver cómo a tanta distancia la historia se repite y casi con los mismos razonamientos y argumentos".
Rajneri aclaró que hacía tal referencia con la impresión de que "hubo una gran deserción colectiva durante el último proceso militar". Y reflexionó que "creo que nosotros lo resistimos en la medida de nuestras posibilidades. Lamento que no hayamos podido hacer más".
"Si traigo a colación estos acontecimientos de la vida del diario –continuó– no lo hago pensando en la canonización de nuestros procedimientos o competir con el fervor de las personas que ahora han abrazado con interés la causa de los derechos humanos. Lo recuerdo porque forma parte de una manera de ser y de sentir el periodismo. Nosotros no compartíamos el pensamiento ni la ideología de los grupos insurgentes que fueron víctimas de la represión del Estado. Lo hicimos por razones morales, en la creencia de que era necesario defender el Estado de derecho. Creo que el gran aporte que las personas hacen a la causa de los derechos humanos está también en que pongan el mismo fervor cuando se trate de defender de las ideas de las personas que son considerados sus adversarios y enemigos".
"Esto forma parte de toda una filosofía frente a lo que es la vida de una sociedad. Voltaire decía: 'Yo no pienso como usted, pero daría mi vida por el derecho suyo a defender sus ideas'. Y frente a la creencia de que la democracia es la que da derecho a la mayoría, yo sostengo que la verdadera democracia es la que respeta a la minoría, la que es tolerante incluso con las ideas impopulares, las más contrarias a las que sustentan los grupos mayoritarios", insistió.
El aporte constante a la calidad institucional y la lucha contra la corrupción fueron otros pilares destacados por Rajneri en el centenario del diario.
"Fue casi una obsesión en la primera etapa", rememoró para abrir paso al relato de una historia que comenzó en 1928, cuando "Río Negro" hizo una campaña criticando la administración comunal socialista de Roca y señalaba lo que consideraba irregularidades administrativas. El director contó que "se formó una comisión que integró también Fernando Rajneri y es de suponer que esa investigación no arrojó los resultados que el propio periodista había denunciado. Ahí nació aquel proverbio que el diario utilizó para publicar la información que no favorecía sus tesis anteriores y que nosotros recordamos con especial afecto: 'Narra la verdad sin encono y sin violencia. Narra la verdad con prescindencia de todo interés personal. Narra la verdad aun contrariando tus propias convicciones. Si ella evidencia y confirma tus errores, sé leal a tu propia conciencia. Narra siempre la verdad'".
La batalla ideológica entre "libertad" e "igualdad" también formó parte del discurso.
"La Revolución Francesa colocó a la libertad y a la igualdad como dos de sus premisas básicas. Sin embargo los hechos han demostrado que la libertad y la igualdad no son compatibles y que en realidad son en el fondo antagónicas. Un régimen basado en la libertad conduce necesariamente a desigualdades. Y todo intento por incorporar la igualdad en forma absoluta tiene que hacerse con una violenta restricción a la libertad", reflexionó.
"Me refiero naturalmente no a la igualdad ante la ley, que forma parte de una premisa fundamental del Estado democrático. Tampoco a la igualdad de oportunidades, que es un necesario tributo que los sectores con mejores oportunidades deben hacer, especialmente por medio de la educación, a los sectores más rezagados. Me refiero a la igualdad tal cual fue concebida en el siglo pasado y que en determinado momento tuvo en su dominio prácticamente a la mitad de la humanidad. La implosión de la Unión Soviética, la virtual conversión de China al capitalismo, los hechos que han ocurrido en los últimos años han dado la razón a quienes sostienen el fin de las ideologías", agregó antes de analizar que subsisten y sobreviven muchas de las convicciones que están fundadas en la idea de la primacía de la igualdad por sobre la libertad, cuestionando la creencia de que la pobreza se elimina impidiendo la acumulación de riqueza.
"La libertad parte de un concepto distinto. El enriquecimiento de una sociedad es lo que elimina la pobreza. Y los hechos demuestran en la práctica que las sociedades más desarrolladas, con mejores niveles de vida, son las que tienen menos pobres y que en definitiva tienen más igualdad. La experiencia también demuestra que so pretexto de obtener la igualdad se suprime la libertad y en torno de esas circunstancias nacen nuevas desigualdades", puntualizó.
En el tramo final de su mensaje de 25 minutos, Rajneri dejó sus impresiones sobre el futuro del periodismo. Fue allí cuando recordó su primer contacto con los tipos móviles que se utilizaban para la impresión del "Río Negro", un sistema básicamente inventado por Gutenberg en 1450 que permaneció durante siglos prácticamente inmutable. Pero ante la constante innovación tecnológica, consideró que el periodismo enfrenta un desafío nuevo: el de adaptarse a una época de cambios rápidos, imprevisibles, de novedades que todos los días transforman la realidad.
Por eso consideró probable que "hoy estemos celebrando este centenario y dentro de pocos años más el diario como todos lo conocemos no exista más" porque habrá nuevos métodos de comunicación, nuevos métodos de hacer periodismo, "pero creo que la esencia del periodismo no va a cambiar. Siempre habrá personas interesadas en la justicia, luchando por la verdad, luchando por sus ideales y, como decía el viejo proverbio, que estén narrando siempre la verdad, sin encono y sin violencia".
Fuente: Diario Río Negro