Por: Orlando Pérez y Néstor Espinosa
Desde hace 531 días, cuando a su hijo le dictaron orden de arresto domiciliario, los días de Christine Assange son interminables. Recién a las diez de la noche tiene tiempo para contestar el teléfono a números desconocidos.
Las 15 horas de diferencia horaria entre Ecuador y Sidney, Australia, dificultan una conversación con esta mujer que en 2010 cambió los quehaceres de su hogar por las batallas legales para conseguir la libertad de su hijo (Julian Assange, fundador de WikiLeaks), preso en su residencia de Norfolk, Inglaterra.
Previamente se le envió un cuestionario vía correo electrónico y luego, vía telefónica, accedió a responder varias inquietudes que aquí destacamos.
¿Cree que en algún día Julian Assange estará completamente libre para continuar con el trabajo de proporcionar acceso a la información a todos los ciudadanos?
Todo lo que suceda con Julian dependerá de lo que los ciudadanos hagan por él. Tengo confianza de que saldrá libre, porque no ha cometido ningún crimen. Julian es una persona íntegra, brillante, que por su trabajo ha sido reconocido con premios internacionales de periodismo. El futuro de mi hijo dependerá, además, de lo que los medios puedan hacer por él, de que los británicos se levanten y lo defiendan.
Assange ha dicho que Inglaterra utilizará los Juegos Olímpicos de Londres para extraditarlo a Suecia, de esa manera su caso pasará desapercibido porque los medios estarán distraídos con las coberturas deportivas. ¿Cree posible que pase eso en un país como Inglaterra?
Bueno, esta es una cosa muy común que los políticos hacen. Es algo practicado por muchos países. Utilizan cortinas de humo para cometer actos que están alejados de la ley y el derecho. Por eso, realmente no me sorprendería que Inglaterra lo haga.
¿Quién le está ayudando en la defensa legal de su hijo? ¿Tiene el apoyo de algún país o de alguna organización?
Los gobiernos no están haciendo nada. Estamos recibiendo apoyo, no legal, pero mucho apoyo del senador Scott Ludlam y de los Greens (movimiento político verde de Australia). El primero nos ayuda con diferentes formas de concienciación en varias capitales, mientras que los Greens (verdes) de Australia nos ayudan en el Senado tratando de conseguir protección para Julian ante los crecientes esfuerzos de extraditarlo a Suecia y de ahí a Estados Unidos.
Los Greens nos ayudan para que el Senado no permita que esto suceda. Lo peor es que todos esos esfuerzos por extraditar a Julian a EE.UU. suceden en secreto y por eso necesitamos toda esa ayuda, gente que nos apoye desde adentro del Senado. Además, hemos enviado abogados y diplomáticos para hacer que comprendan que se trata de violación de derechos humanos y legales.
Recibimos ayuda igualmente de ciudadanos comunes y de organizaciones defensoras de los derechos civiles, así como de algunos periodistas que respetan el trabajo de Julian. Organizaciones de periodistas le han entregado premios por su trabajo en defensa del libre acceso a la información. Esta lucha está ganando fuerza en Australia y creo que gana fuerza en el mundo.
En la batalla legal que enfrenta su hijo, ¿cómo ve usted el comportamiento de su país (Australia)?
El Gobierno de Australia se ha convertido en súbdito del de los EE.UU., que es el país que viene insistiendo en este caso. Antes de que esté el presidente Obama, el embajador de los EE.UU. en Australia ya venía diciendo que se debía aplicar el tratado de extradición. Dos meses más tarde (de ese pronunciamiento) el Gobierno australiano consideró que Julian podía ser extraditado.
Australia debe resistirse a estas pretensiones de EE.UU. y no permitir la persecución en contra de un periodista australiano.
Entonces, según su opinión, ¿Australia viola o ignora su propio sistema legal para complacer a EE.UU.?
Lo que pasa es que Australia fue una colonia del Reino Unido y aún mantiene esa actitud. Entonces Australia ha transferido esa dependencia colonialista del Reino Unido a EE.UU. Es decir, no hemos crecido nada políticamente.
A partir de la publicación de los cables de WikiLeaks, ¿cree que el mundo ha cambiado de alguna manera?
Creo que WikiLeaks ha revelado el mundo de la forma en que es en realidad. Ha mostrado la corrupción de gobiernos y compañías multinacionales y su influencia en países del Tercer Mundo. Desde que WikiLeaks mostró eso, el poder de esos gobiernos y empresas se ha revelado completamente para la gente. Realmente es una vergüenza lo que es la democracia para ellos.
¿Ha visto o escuchado de cambios en las políticas de seguridad de esos países poderosos a los que usted hace referencia, luego de las publicaciones de WikiLeaks?
Sí, por supuesto. Esos cambios realmente están sucediendo después de esas publicaciones. Es una muestra de que Internet es una herramienta que tiene la gente para acceder a la información y los gobiernos se han dado cuenta de eso. También la gente se ha movilizado, como lo que sucede con los movimientos de los “Occupy”. Entonces, ahora también, al igual que en la guerra contra el terrorismo, como hizo EE.UU., de perseguir a las personas, muchas veces a inocentes, controlan todas las actividades de la gente, en nombre del terrorismo.
¿Piensa que nos van a restringir el acceso a Internet? ¿Qué cree que va a pasar, pues usted compara el después de WikiLeaks con lo que pasó en el mundo luego del 11 de septiembre de 2001?
Creo que los países pueden violar sus propias leyes, sus propias constituciones, para impedir el acceso de las personas comunes a la información, tal como sucedió durante la Segunda Guerra Mundial.
Julian ha dicho que los grandes medios de comunicación ocultaron la mayoría de cables relacionados con la guerra de Irak y Afganistán. ¿Piensa que por decir esto los medios han cerrado sus puertas a su defensa, sin protestar exigiendo la libertad de un colega periodista?
Hay varias razones. Algunos periodistas me han dicho que hay mucho por escribir de este caso, pero que no pueden hacerlo porque temen incluso perder sus trabajos debido a las políticas de los medios. La mayoría de periodistas recibe órdenes, son sus superiores quienes les dicen lo que tienen que hacer, les piden que se enfoquen en otras cosas.
Además, el Gobierno presiona a los medios. Por ejemplo, en Australia la publicidad gubernamental en los grandes medios es el 65% del total. Para no perder eso, deciden no hacer nada. Hay otra cosa también, que en algunas universidades enseñan que solamente las fuentes gubernamentales son las que los periodistas deben considerar como verdad.
El magnate Rupert Murdoch es su compatriota y dueño de muchos medios de comunicación en el mundo. Aunque su credibilidad esté desprestigiada, ¿cree que si él decidiera hacer algo por Julian cambiaría la situación?
Por supuesto. Él es dueño de la mayoría de los medios en Australia. Si esos medios hicieran algo, la situación sería muy diferente. La democracia funcionaría si tuviésemos medios o una prensa verdaderamente libres e independientes.
Fuente: El Telégrafo