Magnetto aceptaría reunirse con los Kirchner, pero no volvería a creerles
Se lo dijo a los principales periodistas del grupo, tras analizar la posibilidad de ir preso y revelar amenazas contra su hija mayor. La defensa como nueva estrategia de contraataque
Por: Edi Zunino
Nunca como en las últimas semanas, ni antes ni después de que se le diagnosticara un temible cáncer de garganta y el matrimonio Kirchner le declarara la guerra al Grupo Clarín, Héctor Magnetto se había sometido a tanta exposición.
Reuniones que antes existían, pero se daban en la más absoluta reserva, hoy son públicas o semipúblicas, es decir, con difusión garantizada.
Visitas a la Corte Suprema mientras cae la noche, cumbres empresarias, cenas con referentes de todo el arco opositor y convocatorias masivas a los periodistas del multimedios completo serían apenas los primeros peldaños de un evidente cambio de estrategia en la confrontación con el Gobierno.
El martes pasado, el viejo comedor del diario fundado por Roberto Noble se dispuso como auditorio para que más de medio centenar de directivos, conductores, redactores y productores del matutino, Radio Mitre, Canal 13 y TN escucharan y vieran a Magnetto en vivo y en directo.
Allí, tras una pregunta de las veinte que le formularon, el CEO del conglomerado mediático más poderoso del país aceptó la posibilidad de que lo metan preso por las derivaciones judiciales del conflicto en Papel Prensa (donde Clarín es socio mayoritario del diario La Nación y del Estado nacional)y reveló que, entre lo que englobó en un sinfín de presiones oficiales, su hija mayor, Marcia, recibió amenazas de muerte en dos oportunidades.
Tras largas décadas de bajísimo perfil y con varios frentes de batalla abiertos con la Casa Rosada, Magnetto decidió, de algún modo, darles la razón a Néstor y Cristina de Kirchner para hacer trascender su papel de “general mediático” al frente de la tropa.
Así lo vieron los sesenta gerentes del grupo con quienes se reunió el lunes y los periodistas que asistieron a su alocución de dos horas y media un día después.
La intención oficial fue transmitirles calma y sensación de fortaleza. Les habló de “darle para adelante” y de “resistir”, lo cual, puertas afuera, también puede interpretarse como la decisión de mostrarse rodeado de políticos, empresarios y comunicadores para convertir la defensa en la mejor táctica de contraataque.
Si los K llaman, voy. La gran mayoría de los asistentes a la reunión de periodistas en el comedor de Clarín querían verlo en persona y escucharlo hablar. Deberían esperar un rato.
Fueron recibidos con café y masitas mientras se iban acomodando en el estrado los oradores oficiales del evento. Jorge Rendo, director de Relaciones Externas y ex nexo cotidiano con el Gobierno, rompió el hielo presentando un video que repasa los discursos agresivos de los Kirchner (ver página 3); Alejandro Urricelqui, director de Finanzas Corporativas, repasó los “resultados positivos” en lo económico; Héctor Aranda (gerente general) explicó la visión del caso Papel Prensa; y Gabriel Cavallo (abogado de Ernestina de Noble, ausente en la reunión) se explayó sobre la causa judicial sobre la identidad de Marcela y Felipe Noble Herrera, quien estaba en el edificio con su esposa y su bebé, pero no ingresó en la sala.
En resumen:
“Los resultados y la gestión de la compañía vienen siendo claramente positivos: las ventas netas pasaron de 4.384 millones de pesos en 2007 a 5.736 millones en 2008 y a 6.679 millones en 2009, mientras la deuda neta se redujo de 778 millones (2007) a 566 millones (2009). Tanto las acusaciones de lavado de dinero como de estafa a las AFJP fueron consideradas “un verdadero disparate”, con apoyo en una detallada proyección en Power Point.
“La venta de Papel Prensa se realizó el 2 de noviembre de 1976, meses antes de que los hermanos Graiver estuvieran detenidos y de que se hubiera hecho pública su vinculación a Montoneros. las acciones de la sucesión de Graiver nunca pasaron a los diarios y se les pagó lo que correspondía. Hasta ahora, Lidia Papaleo (viuda de David Graiver) jamás había expresado las acusaciones que nos formula en ninguno de los expedientes en que declaró”.
“Habiendo declarado más de sesenta testigos, no hay indicios de que Marcela y Felipe puedan ser hijos de desaparecidos. Hay muy pocos casos registrados en el primer semestre de 1976”.
A la cuarta pregunta, Magnetto, de saco sport a cuadros beige, se levantó de su silla en primera fila y se llevó todas las miradas. Debido a sus dificultades para hablar, originadas en la extracción de dos tumores laríngeos, sus palabras fueron traducidas en simultáneo por escrito en la pantalla gigante. Aun así, con la mano en el bolsillo y gestos desenvueltos, no paró de dirigirse a los presentes hasta el cierre del evento, sin tomar ni un poco de agua, en un tono coloquial y respetuoso, por momentos algo arrabalero.
Circula la versión de que en poco tiempo usted podría ir preso, ¿lo cree posible? –preguntó Julio Blanck, secretario de redacción del diario Clarín.
Yo espero que no, pero es una posibilidad. Son capaces de todo. Ya sabemos que muchos jueces son funcionales al poder de turno. Si hasta la Corte perdió la posibilidad de mostrarse independiente con el caso de la Ley de Medios. Decime cuándo la Corte les jugó en contra...
En síntesis:
“Tenemos a todo el aparato del Estado actuando contra nosotros. Desde Defensa de la Competencia al Banco Central, del ComFeR a la Comisión Nacional de Valores, la Secretaría de Comercio, la UIF, la SiGeN, la AFIP y la ANSES. Ya perdí la cuenta de las causas y procesos abiertos contra nosotros. Los accionistas tenemos inspecciones permanentes, pero no importa: ya se va a saber toda la verdad.”
“En los primeros años del Gobierno se tomaron decisiones necesarias: la renegociación de la deuda, la renovación de la Corte, el freno a los aumentos de tarifas o el control de los piqueteros. Los primeros cruces empezaron en 2005, con la primera elección legislativa: empezó a verse una acumulación de poder por el poder mismo, el deterioro institucional, la falta de inversiones... En 2007 se profundizaron las tensiones por los casos de corrupción, la inflación y los problemas para encarar un modelo de desarrollo con más creación de riqueza y menos pobreza. Todo se agravó con el conflicto del campo. Lo leyeron como una batalla contra la vieja oligarquía, cuando era algo más complejo... Yo soy de Chivilcoy y otros accionistas tienen campos, somos gente del interior. Ellos no aceptan nuestro rol periodístico”.
“A los Kirchner los conocí por Alberto Fernández. Nos juntamos muchas veces. El me dijo que quería que yo fuera el hombre más rico del país, pero lo que quería era todo el poder para él. No tiene límites. Cristina me parecía más sensata...”
“Esta no es una pelea de dos pesos pesados. Es David contra Goliat. Kirchner es el que pelea como Tyson, no tiene problemas en comerte la oreja.”
“Yo me reúno con todos, soy un empresario. Si me llaman a Olivos o a la casa Rosada, claro que voy a ir. Lo que ya no me pueden pedir es que les crea.”
“A Lidia Papaleo la vi una sola vez en mi vida, en una reunión en La Nación donde había no menos de veinte personas para firmar el contrato de Papel Prensa. Ahora me quieren inventar un delito de lesa humanidad por la compra de una empresa que nos fue ofrecida por sus dueños. Y les pagamos públicamente, pese a que los militares nos decían que esa plata era para Montoneros y a que (el almirante Emilio) Massera quería quedarse con la empresa a toda costa.”
“Esto lo puede resolver nada más que la gente, en las urnas. Y la gente no vota periodistas. Nosotros no tenemos candidato. Del otro lado no veo a ningún peso pesado todavía”.
¿Duerme bien, señor Magnetto? –le preguntó Osvaldo Pepe, prosecretario de redacción de Clarín.
Sí. No tomo pastillas, ni tengo el culo sucio.
Parte de guerra multimedia
El Folleto Rojo de Clarín que no llega a los kioscos y trae un DVD de regalo
A partir de ahora, nadie que visite el edificio de Clarín ni que sea visitado por algún directivo se quedará sin su Folleto Rojo que, sin las pretensiones del Libro Idem de Mao ni del Libro Verde de Khadafi, sintetiza la postura del grupo liderado por Héctor Magnetto sobre los principales frentes de batalla abiertos durante la Gestión Cristina.
Fue titulado Las claves, pero define de qué va en la bajada: “La estrategia oficial contra los medios”. Tiene 42 páginas impresas en el mejor papel ilustración y consta de cinco capítulos: 1) “El grupo”; 2) “Los ataques”; 3) “La propaganda”; 4) “Papel Prensa”; 5) “Ley de Medios”.
Envuelto en una carpeta del mismo color, es acompañado por un DVD que sólo lleva impreso: “Agosto de 2010-Grupo Clarín”. Se trata de un video de 12 minutos y 18 segundos donde se suceden con vértigo la Presidenta, el marido, Aníbal Fernández, Guillermo Moreno, Hugo Moyano y otros pesos pesados del oficialismo acusando a Clarín de cualquier tipo de cosa menos de hacer periodismo. “Tiene formato de 6,7,8”, ironizó uno de los participantes de la reunión del martes, citando al programa hiperoficialista de Canal 7 producido por Diego Gvirtz. También se divide en capítulos: 1) “La escalada”; 2) “La difamación”; 3) “La mentira”; 4) “El escrache”; 5) “El hostigamiento”; 6) “Presión a la Justicia” y 7) “Multimedios K”. Termina con Néstor Kirchner citando al nazi Goebbels (al que compara con Clarín): “Miente, miente, miente, que algo quedará”.
Volviendo al folleto, arranca definiendo a la empresa como “un grupo argentino de medios en un mercado competitivo”, en obvia respuesta inicial a la frecuente acusación de “monopolio”. Técnicamente no lo es, si bien su posición dominante en el mapa de los medios queda implícita en los 16 mil empleados directos que declara y la impresionante audiencia que gerneran sus diarios, sus radios, su distribuidora de televisión paga y sus canales de cable y aire.
Quien quiera advertir en la edición cierto lenguaje marcial puede hacerlo, aun sin mala intención.
Títulos de muestra:
- “Un plan financiado con recursos públicos”.
- “Disparen contra el Grupo Clarín”.
- “Propaganda oficial: una matriz de medios oficialistas”.
- “Un gasto direccionado políticamente”.
- “¿Televisión digitada?”.
- “Papel Prensa: botín para los gobiernos”.
- “Una Ley de Medios a la medida del Gobierno para acallar las voces críticas”.
Sí llama la atención un párrafo de la página 27, en el arranque de un texto titulado “La verdadera historia” para transmitir la versión de la compañía sobre el origen de Pepel Prensa y su adquisición por parte de ella junto a La Nación y La Razón. Se habla allí de “una negociación transparente y pública” cuando para la fecha (2 de noviembre de 1976) nada en el país lo era. El propio Héctor Magnetto señaló en su reunión del martes 10 con periodistas que había una disputa feroz por la empresa entre los propios jerarcas de la dictadura y que el almirante Massera quería quedársela como fuese. Tal vez sólo con “pública” alcanzaba.
Apoyo a Magnetto
Por: Jorge Fontevecchia
Si el estilo es la persona, como decía Proust, este Magnetto de hoy no es la persona que yo conozco. El que yo conocí en los albores del menemismo valoraba a los demás por su capacidad de reserva (“ése come callado”, era su elogio), pagaba en los restaurantes en efectivo para no dejar registro de su paso, transitaba fuera del circuito (iba de vacaciones a San Luis en auto), era socialmente fóbico y trabajaba hasta medianoche.
El que yo conocí en sus años de expansión y conquista, a principio de los 90, trataba de seducir con el objetivo de que Editorial Perfil fuera su Pol-ka o Ideas del Sur de las revistas. Mi relación con él no era estrecha, ni mucho menos –compartíamos una comida una vez por año– y menos aún después de que el diario Perfil tuvo que cerrar en 1998 porque –si bien ésa no fue la causa de nuestro fracaso– Clarín no se privó de abusar de su posición dominante.
Algo cambió en su vida al inicio de esta última década: se separó, se puso a dieta (ravioles de espinaca era su muletilla) y se mudó a la exclusiva avenida Alvear, justo frente al Jockey Club. En 2002, cuando la economía del país explotó y todas las empresas de medios pasaron a ser insolventes, las penurias compartidas más su final aceptación de que nunca sería vendedor hicieron que retomáramos el contacto. Recuerdo un día que vino a almorzar a Editorial Perfil y me confesó: “Hace meses que casi no duermo”. Y otro, cuando me sorprendió con un llamado telefónico para “felicitarme” por algo que yo hacía y molestaba mucho a Julio Ramos. “Te envidio”, me dijo risueño.
Pero fue breve esa impasse: cuando poco después se descubre su cáncer de garganta, su director de Asuntos Institucionales, Jorge Rendo, pidió que no se publicara esa información. Se le explicó que si la vida del conductor de la mayor empresa de medios del país estaba en riesgo, no se podía ocultar una información de tanta importancia. Perfil difundió la noticia y aunque imagino que hoy Magnetto ya habrá comprendido lo utópico que resultaba su pretensión de que no trascendiese su enfermedad, desde entonces quedó severamente enemistado.
Hago este racconto introductorio para que al lector le quede claro que Perfil apenas comparte con Clarín la tensión de la competencia. Además, este diario ha sido víctima y crítico del abuso del monopolio de Papel Prensa desde mucho antes que Kirchner descubriera el tema, y de la fusión de Multicanal con Cablevisión y de algunas prácticas corporativas de las distintas redacciones de los medios del Grupo Clarín. Pero una cosa es marcar esas diferencias y otra es justificar la violencia que Guillermo Moreno ejerce sobre los accionistas de Papel Prensa.
Sería miope alegrarse por conveniencia de las desventuras de un competidor, disimulando el daño que le hacen al país actitudes como las de Moreno. Es indignante ver –y por tramos sólo oír– en el video de la última reunión de directorio de Papel Prensa, que un secretario de Estado les diga: “Vení vos, y vos, tarambana” a accionistas de los diarios Clarín y La Nación, o que concurra con matones, quienes además de amedrentar tenían como fin expreso tapar la cámara que dejaba registro audiovisual de la sesión. El argumento kirchnerista sobre que los guantes de box y cascos que Moreno repartió durante la reunión eran un chiste, o que “finalmente nadie salió herido”, o que “se horrorizan por tan poco y no por las torturas que sufrieron los anteriores accionistas durante la dictadura”, son maniqueos, primitivos y salvajes. Eventuales crímenes mayores no justifican otros menores y las amenazas de violencia son una forma de violencia, más inadmisibles aún proviniendo de funcionarios del Estado. Si algunos de los accionistas de Papel Prensa hubieran cometido delitos, deberían ser los jueces y no una patota del Gobierno quienes los escarmentaran.
Así como desde esta página se criticó a Clarín por pasar de una actitud oficialista a otra opositora en función de sus propios intereses, deseo resaltar la mayor pluralidad que se percibe en los medios del Grupo en este momento de mayor persecución.
Y testimoniar la simpatía que me produce la fortaleza de espíritu de quien, después de soportar los cruentos tratamientos que le impone su enfermedad, y más allá de que lo asistan o no razones, asume personalmente la conducción del conflicto. Magnetto hablando ante sus principales periodistas parece haber lucido como un veterano general que, con las cicatrices del paso del tiempo, cautivó a muchos de sus lugartenientes que ni siquiera lo conocían.
Este no es el Magnetto que yo conocí, el que le asignaba al oscurantismo un carácter de sublime. Luce como alguien normal, con aciertos y errores (como lo fueron esa cena con el Peronismo Federal y Macri que tanto daño le hizo al anfitrión como a los invitados; o no haber promovido que se conociera el ADN de los hijos adoptivos de Ernestina de Noble antes de que el Gobierno lo convirtiera en una bandera) pero ya no es el hombre que hace un culto del misterio, como Yabrán, con quien injustamente se lo pretende comparar.
Esta persona está muy lejos de ser un santo. Muy lejos. Pero aun con todo lo que sus presiones me hicieron padecer, nunca me resultó el monstruo diabólico que pretende exhibir Guillermo Moreno.
Una manifestación de solidaridad tiene más valor si no proviene de un aliado sino de un competidor al que Clarín ha afectado, como es el caso de Perfil. Desde esta posición es que deseo testimoniar hoy mi apoyo a Magnetto.