Peláez, de 55 años, y Juan Lázaro, de 65, fueron detenidos la noche del domingo frente a su vivienda en Yonkers, Nueva York, cuando regresaban de una fiesta junto con un hijo menor de la pareja.
Según declararon sus familiares, el vehículo donde viajaba Peláez, Lázaro y su hijo Juan José, de 17 años, fue interceptado por dos camionetas del FBI cuando llegaban a su hogar alrededor de las 9:00 p.m.
“Los bajaron del carro y los subieron en otros dos vehículos”, declaró Waldo Mariscal, de 38 años, hijo de Peláez, quien llegó alrededor de la 1:45 a.m. del lunes y vio que su casa había sido allanada por las autoridades federales en busca de documentos y evidencias.
“Me dijeron que no podía quedarme y sólo me dejaron subir a mi cuarto y re- coger una ropa”, agregó Mariscal Peláez. “Se trata de una persecución política, quieren hilvanar algo para callarla”, agregó el hijo de la controversial columnista, cuyos escritos cuentan con gran número de seguidores y detractores.
Peláez y Lázaro fueron trasladados a 26 Federal Plaza en Manhattan y luego comparecieron en el tribunal, en el 500 de Pearl Street.
Peláez, periodista de origen peruano y nacionalidad estadounidense, lleva más de 20 años trabajando para El Diario/La Prensa y desde el 2000 ha escrito una columna de opinión semanal sobre temas políticos. Su marido, un profesor de Ciencias Políticas, es jubilado. Ambos se radicaron en Nueva York en los años 80. Ayer, sus allegados indicaron que habían solicitado un abogado de oficio para ejercer la defensa de la pareja.
Después del arresto, agentes del FBI allanaron la casa de cuatro pisos, removiendo cajas de documentos, computadores y equipos electrónicos, según indicaron sus familiares.
Dos agentes interrogaron al hijo de Peláez en la sala, preguntándole sobre la finanzas y la afiliación política de sus padres, sus viajes al extranjero, y si habían compartimientos especiales en la casa, o alguna tecnología avanzada. “Me preguntaron si alguna vez había visto a mis papás con una gran suma de dinero, si alguna vez tuvieron un computador que jamás me dejaran usar”, declaró el hijo menor de Peláez.
“Eran como 30 personas rebuscando la casa. Hasta no me dejaron sacar mi libro de escuela”, declaró el joven que notó que los agentes conocían varios detalles sobre su vida. “Sabían hasta mi apodo. Sabían absolutamente todo. Sabían que yo era pianista y que voy a La Guardia, hasta los nombres de los conservatorios donde voy a aplicar. Me preguntaron si yo había mirado conservatorios en Rusia, si hablaba ruso o alemán”, informó el joven, quien pasó la noche en la casa de Teresa Castro, una amiga de la familia quien fue contactada por el FBI para cuidar al menor de edad.
El hijo mayor de Peláez, también fue interrogado por agentes de la policía el lunes. “Me preguntaron si ellos habían viajado a Rusia o si tenían maquinaría para espionaje. Mis papás son los que menos saben de computadores si a veces no saben cómo hacer funcionar su Yahoo mail”, indicó. “Todo es ridículo”, agregó.
Una amiga de la familia, Patricia Aranibar, quien está ayudando a encontrar representación legal, señaló que la razón tras la detención de la pareja son sus columnas. “Esto lo basaron en los escritos de ella”, aseveró.
El arresto se produce pocas semanas después de que Peláez escribiera comentarios contra el gobierno y apoyara en su columna la idea de los rusos de usar una bomba nuclear para solucionar el problema del vertido de petróleo en el Golfo de México.
annie.correal@eldiariony.com, manuel.avendano@eldiariony.com
Fuente: El Diario/La Prensa
Reacciones diversas ante detención de periodista peruana en EE.UU.
Reacciones de sorpresa e incredulidad motivó hoy en esta capital ante la detención en Estados Unidos de la periodista peruana Vicky Peláez, acusada de espionaje a favor de Rusia.
Tales actitudes traslucen pese a que todos los medios de comunicación reproducen en detalle la versión oficial estadounidense sobre los cargos contra Peláez, una periodista crítica del sistema estadounidense, de integrar supuestamente una red de inteligencia.
El diario conservador El Comercio, que dedica una página al tema, reconoce la estupefacción y la incredulidad causada por la noticia y el matutino La República califica de increíble al suceso.
El jefe de redacción del diario de Nueva York, en el cual trabaja Peláez, Manuel Avendaño, declaró a una radioemisora local que está conmocionado por la detención de la periodista y dijo que el caso llama la atención porque hay muchas especulaciones sobre la acusación de las autoridades.
El arresto de la peruana y su esposo de origen uruguayo, Juan Lázaro, sería una acción de persecución política por los comentarios críticos a Washington que Peláez escribía, añadió también por teléfono Waldo Mariscal, hijo mayor de la detenida.
Mariscal consideró ridículo que la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) de Estados Unidos busque espías cuando ya terminó la Guerra Fría.
El poeta Winston Orrillo declaró por su parte que ningún norteamericano pensante cree que Peláez sea una espía, acusación que suena a humor negro, de no ser por tratarse de un intento de amedrentamiento a una periodista discordante, en el llamado paraíso de la libertad.
"Las columnas de Vicky Peláez eran como un tábano, como un permanente aguijón que desenmascaraba la pseudodemocracia del american way of life", añadió el también periodista Orrillo.
Fuente: Prensa Latina