La nueva ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que ingresó hoy en el Senado, genera un amplio espectro de opiniones, a favor y en contra de la iniciativa. Durante el fin de semana, se dio a público conocimiento una solicitada de la Asociación Santafesina de TV por Cable, un conjunto de pequeñas y medianas empresas proveedoras de cable, en donde dejan en claro su cuestionamiento a la iniciativa. Gabriel González dialogó con Héctor Delloni, presidente de la entidad en el aire de Base de Datos, el programa de economía de FM Meridiano (107.1 de 8 a 10).
¿Cómo los afecta esta nueva ley?
La Asociación está compuesta por pequeñas y medianas empresas que hace años vienen ejerciendo esta actividad y que, como se lo dijimos al gobernador en su momento, queremos que nos tengan en cuenta en la ley. El mismo Binner se comprometió de trasladarlo a sus legisladores. A ellos también le dijimos que necesitábamos un capitulo pyme en la ley. Evidentemente, por alguna razón, no nos tuvieron ni nos tienen en cuenta. Estamos bregando por ello.
¿Por qué va en contra de sus intereses?
En el país, la mayoría de los cables son de pequeñas y medianas empresas privadas. Hagamos un poco de historia: en el año 2005, se permite el ingreso de las cooperativas, con algunas limitaciones, como la de servicios públicos, para acceder a una licencia de televisión por cable. Nosotros bregamos porque se mantenga ese articulo 45. Como pequeñas y medianas empresas, que son las que llevan adelante el país, hoy estamos ante la posibilidad de ser eliminados, como pequeñas y medianas empresas en esta actividad.
Quedan en posición desfavorable frente a las cooperativas.
Tengan en cuenta que la mayoría de ellas son telefónicas y algunas de electricidad. Y ejercitan su actividad en forma monopólica. Telecom brinda conectividad y ellos dan telefonía. La Epe también en el otro caso. Nosotros, desde hace más de 40 años crecimos en competencia. Cualquier privado puede comprar una licencia e ir a instalarse en cualquier localidad, a riesgo propio, con capitales propios.
Uno pensaba que estos pequeños cables podían sucumbir frente a los grandes cables del país, pero ahí tienen un problema más puntual que no llega necesariamente a los despachos en Capital, ¿no?
A todos, desde la Presidenta para abajo, les dejamos dicho dos cosas: primero, que no estamos en contra del remplazo de la ley. No nos opusimos a que ingresen las cooperativas, que ya estaban haciendo cable. Al contrario, los encuadramos, así está en el artículo 45. No decimos que las cooperativas no tienen que entrar, pero sí que cumplan ciertas normas. Y aparte sí propugnamos una competencia entre iguales. De arranque, competir contra alguien que no paga impuestos a las ganancias, me parece que no es entre iguales.
Fuente: Punto Biz
Una ley por todos y para todos los argentinos
La Ley de Medios buscar desmonopolizar y garantizar la pluralidad de voces. De ninguna manera puede ser considerada una "ley K".
Por: Pino Solanas
Estamos prontos a tener la primera ley de Medios Audiovisuales desde la vuelta a la democracia. Una norma aún perfectible, que es muchísimo mejor que la actual ley de la dictadura, que inicia un proceso regulador tendiente a desmonopolizar y garantizar la pluralidad de voces, y que de ninguna manera puede ser considerada una “ley K”. Por el contrario, expresa los 21 puntos de la Coalición por una Radiodifusión Democrática y muchos otros aportes, y es el triunfo del arco social y progresista que logró modificar sustancialmente el proyecto original del PEN. El saludo de 30 universidades públicas del país lo demuestra. Lamentablemente, la reacción de los grupos mediáticos provocó confusión: los 25 legisladores denominados de “centroizquierda” fueron achacados de filo-K, cuasi-K, neo-K o directamente K. La campaña desinformante fue tal que los argentinos no hemos podido festejar el postergado anhelo de una ley que cumple con nuestros sueños democráticos.
Debemos recordar que tal desinformación es comparable a la que sufrimos en los 90. Quienes hoy cacarean, jamás intentaron debatir una ley de medios aún siendo gobierno, y esto no excusa al oportunismo oficialista. Fue la complicidad de esa dirigencia política y el discurso único neoliberal de los grandes medios lo que permitió las privatizaciones y el saqueo del patrimonio público del menemato. Quienes nos opusimos sufrimos el duro silenciamiento. Fue así que a ningún medio periodístico le pareció relevante dar publicidad el mayor de los debates culturales de entonces: en el marco de la ronda del libre comercio del GATT, los países europeos evitaron que EE.UU. pudiera ubicar a la cultura al nivel de industria. Se pueden importar técnicos para fabricar automóviles, pero no se pueden traer poetas o artistas para expresar el alma de un pueblo, su identidad cultural. Sobre estos temas, siendo diputado nacional, promoví encuentros con la participación de legisladores latinoamericanos y europeos, pero fueron ignorados en los medios de la época.
Estas formas de censura no llamaron la atención de la oposición conservadora que habla de “Ley K” para deslegitimarla, aún cuando el oficialismo contribuye a ello con los manejos autoritarios del debate y los negocios que abortamos. El ciudadano debe saber que esta ley que algunos llaman “fascista” es menos protectora que las leyes europeas o norteamericanas que se toman de espejo: estas normas obligan a cuotas de producción local y tienen una regulación más alta que la nuestra. Sus leyes antimonopólicas jamás permitirían –como en la Argentina– que sólo cuatro operadores tengan 84% de la facturación y 83% del mercado. Por ello la votamos en general y contribuimos con grandes cambios, como la exclusión de las telefónicas. Se hubieran podido realizar varios más, si los radicales, el macrismo y el pejota disidente se hubiesen quedado en el recinto. A no engañarse: vamos a tener en democracia la primera ley de medios –aún mejorable– hecha por todos y para todos los argentinos.
*Diputado electo - Proyecto Sur
Fuente: Crítica de la Argentina