Por: Néstor Busso*
Para quienes estamos comprometidos en democratizar la comunicación integrando la Coalición por una Radiodifusión democrática, este ha sido un año especial. Hemos avanzado, aunque no todo lo que nos hubiera gustado.
El anunciado proyecto del Poder Ejecutivo de Ley de Servicios de Comunicación audiovisual, no fue presentado. Hasta ahora el anuncio no se cumplió y eso representa una nueva frustración. Sigue vigente la anacrónica y nefasta ley de Videla-Menem.
Sin embargo tenemos motivo para celebrar. Este año avanzamos y mucho. Se instaló el debate. Llevamos el debate de los 21 puntos a todo el país. Multiplicamos los seminarios, foros, mesas redondas, charlas, encuentros, programas radiales, notas periodísticas, movilizaciones. .. Nuestra propuesta de 21 puntos fue debatida y apoyada en varias Legislaturas provinciales y Concejos Deliberantes. Inclusive en la Cámara de Diputados de la Nación. La Coalición por una Radiodifusión democrática sigue firme con la propuesta de los 21 puntos y podemos decir que nos hicimos escuchar...
Es cierto que las expectativas abiertas entre las organizaciones integrantes de la Coalición por una Radiodifusión democrática en la entrevista de abril con la Presidenta Cristina Fernández fueron, al menos hasta el momento, frustradas. El poder político un supo, no pudo o no quiso impulsar un proyecto que se había comprometido a presentar.
Siempre afirmamos que la Ley es producto de la correlación de fuerzas y este año hemos crecido en fuerza y ganado consenso para tener una nueva Ley. ¿Todavía no es suficiente?
Este año también se hizo evidente el poder de los grupos que controlan los grandes medios de difusión. La desinformación, la manipulación de la información e inclusive la mentira descarada fueron usadas para defender los intereses del poder económico del que ellos forman parte. Es claro que la democracia no puede funcionar y menos profundizarse si unos pocos controlan la información.
Resulta difícil entender que algunos funcionarios todavía crean que es posible negociar o pactar con los grupos, cuando ni siquiera se logra juzgar a la Noble Ernestina por la apropiación de hijos de desaparecidos, ni se puede hablar de la contaminación de la planta de Papel Prensa, por citar solo algún ejemplo. Ni que hablar de los grandes negociados. Los intereses de Clarín y La Nación en “el campo”, el monopolio del grupo Clarín en la TV por Cable en Buenos Aires, la explotación de los trabajadores de Canal 13 y TN o el avance del Grupo PRISA, entre otras cosas. ¿Quien le pone el cascabel al gato? O habría que decir al pulpo?
En diciembre un grupo de Diputados acompañados por Gustavo López, Sub Secretario General de la Presidencia y ex interventor del ComFeR en tiempo de la Alianza, presentaron un proyecto. A nuestro entender una iniciativa positiva para mantener abierto el debate aunque el texto del proyecto es flojo y deja varias cuestiones sin definición y otras muy débiles o confusas. Un proyecto que no contradice abiertamente los 21 puntos pero tampoco refleja su espíritu. No están claros en el proyecto los tres modelos que proponemos, ni la reserva de la tercera parte de las frecuencias para el sector social, además de permitir demasiados medios en manos de una misma persona o empresa, entre otras cosas.
Este fin de año termina con la sorpresa del ex Presidente Kirchner hablando de la nueva Ley de radiodifusión en la Asamblea de Carta Abierta. Pocos días antes se refirió brevemente al tema en el acto partidario en el Teatro Argentino de La Plata. ¿Doble discurso o realmente será una decisión tomada?
Si el gobierno quiere efectivamente profundizar la democracia con inclusión y redistribución de la riqueza no le queda otra salida que democratizar la comunicación mediante una nueva Ley de radiodifusión. Será una batalla dura pero no debería ser el enfrentamiento a un grupo sino a favor de que se escuchen todas las voces.
Desde nuestro campo podemos afirmar que no hay otro tema en que los sectores populares estén tan unidos en una propuesta como en este. Hemos construido esa unidad. Los consensos son grandes e incluyen a todos los sindicatos de trabajadores, las universidades, movimientos sociales, organismos de Derechos Humanos, el movimiento Cooperativo, Cámaras de pequeños y medianos radiodifusores, a los que se sumaron este año Carta Abierta y la Iglesia Católica.
Hay quienes afirman que en un año electoral, como será el 2009, no es posible cambiar la ley que toca los intereses de los medios. Sin embargo entendemos que sí es el momento. Sería una señal clara de coherencia con el discurso político. Sería una señal de que el gobierno no se somete a los grupos de presión y lograría el apoyo de amplios sectores sociales, gremiales, académicos, políticos y no pocos medios del interior del país. Sería una señal de que el gobierno quiere gobernar y no someterse a las presiones del poder económico.
Si el año que termina estuvo cargado de otros temas “pesados” que no figuraban en la agenda de nadie, (las retenciones móviles a la exportación de granos, la reforma del sistema provisional y la “crisis” financiera internacional) porqué no pensar que es posible la Ley de radiodifusión en el año que comienza.
Si el poder político no se decide, desde la Coalición por una Radiodifusión democrática seguiremos insistiendo y será tiempo propicio para pedir y exigir el compromiso de trabajar por una nueva Ley a quienes sean candidatas/os a legisladores en las próximas elecciones. Por otra parte como lo hemos definido en la Asamblea impediremos o impugnaremos judicialmente cualquier definición sobre Televisión digital hasta no tener una nueva Ley de radiodifusión.
De cualquier manera se viene un año 2009 movido y con mucho trabajo.
Buen año!
*Integrante de la Coalición por una Radiodifusión Democrática. Miembro fundador de Radio Encuentro de la ciudad de Viedma, Vicepresidente de ALER Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica y Secretario del Foro Argentino de Radio Comunitarias