Habrá una foto histórica este martes, que recorrerá el mundo por inédita. La de un presidente, Néstor Kirchner, colocando la banda y entregando el mando a su esposa Cristina Ferrnández de Kirchner.Esa es la foto que falta aún en el álbum familiar de los protagonistas de esta historia. La otra imagen, la más contundente, la del país que recibirá la Presidenta y el que pueda dejar cuatro años después, pasa por otro costado menos icónico y mucho más real.
Cinco años de crecimiento económico sostenido en el 7 por ciento promedio, impulsado por los excelentes precios internacionales de los productos primarios; mejora de los índices macroeconómicos; renegociada una parte de la deuda externa y saldado el pasivo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), a cambio de contraer nuevas deudas con acreedores del tipo de la Venezuela de Hugo Chávez; y la recuperación de la autoridad presidencial. Todo esto caracterizó este primer gobierno de los Kirchner, que mañana concluye.
Una gestión que se mantuvo en campaña proselitista casi a diario. Captando a diversos sectores: desde piqueteros a organismos de derechos humanos, a burócratas sindicales y a ex menemistas sin culpa.Todo se hizo utilizando la excelente recaudación fiscal en fines mucho más políticos. Primero era la necesidad de generar gobernabilidad, después fue la urgencia por 'plebiscitar' su gestión en las parlamentarias del 2005, y luego la ansias de "la continuidad del cambio", eslogan con el que la Primera Dama se convertirá mañana en presidenta, y el presidente en 'Primer Caballero de la Nación'.
Pero ya antes de asumir y con el triunfo electoral en el bolsillo, Kirchner & Kirchner comenzaron a adoptar las medidas pertinentes. Reclamaron la postergación de la ley de Emergencia Económica, impulsaron un cambio en la base impositiva y apuraron los aumentos de las tarifas públicas, como para encaminar un ajuste fiscal que, de acuerdo a como sean los frentes de tormenta por venir, se parecerán o no a aquellos que recetaban los economistas neoliberales, y que ellos tanto saludaban desde la patagónica Santa Cruz hasta hace unos años.
Los dos escenarios
"Hay dos escenarios posibles que podría enfrentar la nueva presidenta. Uno de normalidad con una inflación que ronde el 15 por ciento, un dólar a 3,30 pesos por unidad, y un crecimiento del PIB del 6,7 por ciento. El otro, más complejo, con una inflación del 28 por ciento, un dólar por encima de los 4 pesos y un crecimiento del 4,5 por ciento", resume el economista Gabriel Rubinstein.
Si a esto se agregan los vencimientos de deuda por más de 6,7 mil millones de dólares que enfrentará en el 2008, la necesidad de encarar una negociación con el Club de París, para asegurar inversiones externas, y la crisis energética, el panorama podría ser más complejo aún.
Por ahora, lo cierto es que a los Kirchner les llegó el momento de sincerarse ante la sociedad y ante su propio electorado.
La jefa de Estado deberá demostrar si tiene todo bien puesto para en el 2011 poder devolver el favor, mediante otro enroque que siga haciendo historia.
De lo contrario, será la historia, esa que tanto castigó a la Argentina, la que vuelva a mostrar su cara más conflictiva.
Néstor, el 'primer caballero' de la nación
Apuestas son lo que sobran por estos días en torno a la pareja presidencial. Si con el abrazo de rigor que caracteriza este tipo de actos se animarán a besarse en los labios; o para ver quién adivina qué hará el varón de los Kirchner en su carácter de ex presidente. Nada muy difícil de acertar.
La permanencia en sus cargos, entre otros, del cuestionado ministro de Planificación, Julio De Vido, y del Secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, son la muestra palpable de que el esposo hoy entregará el cargo pero seguirá en el Gobierno.
Primero fueron sus colaboradores y el miércoles pasado el propio Presidente quien lo confirmó en una entrevista con el canal oficialista TN: "Me dedicaré a la fundación Calafate (con oficinas a pocos metros de la Casa Rosada) y a colaborar con el gobierno desde mi lugar".
Con la fundación pretende formar miles de cuadros políticos en la búsqueda de un espacio político superador del Peronismo; y lo de su colaboración hay que entenderlo bien, ya que el Presidente es poco afecto a aclarar sus conceptos. Colaborar significa, para muchos, seguir decidiendo y ordenando. A final de cuentas, entregó el cargo pero no el poder. Ese, a pesar del acto histórico de mañana, en su caso, es ganancia.
José Vales