Hay que patear al chancho para que aparezca el dueño. Pero en este caso fue al revés: hubo que patear al dueño para que aparezca el chancho. Después de más de tres meses de jugar a las escondidas con la complicidad de la conducción de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (Utpba), uno de los agresores de Tomás Eliaschev se presentó ante la Justicia.
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