Introducción Podríamos escribir páginas y páginas analizando los problemas que enfrentan los periodistas de provincia en América Latina. No importa si trata de México, Honduras, Colombia, Perú o Argentina. En esos y otros países uno puede encontrar muchos signos comunes de cómo se reprime al periodismo. Se trata de una realidad a la que aún se presta poca atención en las grandes ciudades. Son casos que pocas veces son tomados en cuenta en los estudios sobre el estado de las democracias. Se trata de periodistas a quienes les toca enfrentarse solos contra los caudillos locales. Medios que dependen de la publicidad del gobierno local o de los pocos empresarios fuertes de la zona. La represión puede ser mediante la difamación, el corte de publicidad, los despidos, procesos judiciales, las amenazas de violencia, agresiones físicas o los asesinatos. Algunos periodistas o dueños de medios optan por plegarse al poder local. Otros en cambio deciden retarlo. En lugar de extensos análisis, a continuación se presenta un testimonio de un periodista de la provincia de Misiones, en Argentina. Se trata de Walter Anestiades, quien por denunciar al intendente de un poblado llamado Oberá recibió una buena descarga de represalias. Su historia bien puede ser la de muchos periodistas de provincia en América Latina. Más allá de los hechos narrados, el testimonio de Walter es un llamado de atención sobre lo lejos que estamos en América Latina de vivir en sociedades democráticas y abiertas... Testimonio Me llamo Walter Anestiades, de 37 años, porteño. Hace unos 17 años que soy periodista. Los últimos dos en la hermosa tierra de Misiones a la que vine a radicarme por cuestiones personales. Actualmente vivo en Oberá, una ciudad de unos 70 mil habitantes ubicada en el centro de la provincia, una provincia bastante influenciada por ciertas características de las culturas paraguayas y brasileñas. Hoy por hoy, Misiones es una clásica provincia feudal, en la que el gobernante maneja los tres poderes del estado a su antojo, que trata a la gente no como ciudadanos sino como vasallos y en la que hay dos clases de periodistas: los "comprados" y los que hacen o intentan hacer periodismo dignamente. A éstos últimos el poder los considera opositores. ¿Nuestro pecado? Intentar hacer pensar a la gente, informarla más allá de las gacetillas de prensa que emite el poder y darle micrófono a todas las voces políticas. En lo particular, Oberá se encuentra hoy gobernada por un intendente llamado Edwaldo Rindfleisch, que maneja todo. Frente a su poder o te sometés - situación que te trae beneficios económicos - o arreglátelas como puedas. Y en ésto último estoy...Desde el 29 de agosto de 2005 trabajo en una radio llamada FM Centro - 106.3 Mhz - cuyo director propietario es el señor Juan Wells. Al acordar mi ingreso con él, de palabra y sin papeles de ningún tipo, convinimos delante de testigos que uno se comprometía a levantarle la por entonces escasa audiencia de su radio y él a cambio me pagaba una cantidad de dinero por día. A la fecha de hoy, 25 de enero de 2007, el programa que conduzco - que se llama "Mejor hablar de ciertas cosas", obviamente basado en el temazo de Sumo - es el más escuchado de la ciudad, provocando una verdadera conmoción social y el consiguiente accionar del poder para sacarlo del aire. Wells solo cumplió con su parte del contrato verbal hasta el 28 de mayo de 2006. Desde entonces, parece increíble, me mantengo con una suerte de "fondo patriótico" que armaron una veintena de oyentes de manera clandestina y sin que trasciendan sus nombres por miedo a la persecuta del poder. Este dato es sustancial: cualquier comerciante obereño que quiera publicitar en mi programa sabe que entra en una suerte de lista negra del poder y que a partir de entonces su vida deberá ser casi monástica tipo ghandi o la madre teresa, de lo contrario los castigos serán más castigos. En este año y medio al aire, un funcionario municipal intentó cerrar la radio en febrero de 2006 sin que hasta hoy se conozcan los motivos - de esto hay papeles que se pueden exhibir y que mandé al Foro de Periodistas Argentinos -. Los colaboradores del programa terminan vendiéndose al poder y me patean en contra. Una de ellas me hizo una denuncia penal por, leen bien, haberle dicho que tenía el pelo pajoso y que no me gustaba que usará ropa del tipo hindú. Hay un operador del intendente, llamado Rogelio Rivero, que trabaja en la propia radio y que circulaba por algunos locales comerciales "sugiriendo" que no pongan publicidad en mi programa. Cierta vez, por una supuesta falta de pago, nos cortaron el teléfono pero no para poder llamar nosotros - cosa que podíamos seguir haciendo - sino para que los oyentes no nos puedan llamar ni salir al aire. Novedades argentinas, ahora resulta que el corte del teléfono te permite seguir llamando a vos usuario, pero no podés recibir llamadas. En Oberá existe una cooperativa llamada Celo - Cooperativa eléctrica limitada de Obera -que es manejada directamente por el intendente. Esta cooperativa es en realidad la caja política de Rindfleich y desde allí se maneja el agua, el servicio de telefonía, el de electricidad, la provisión de garrafas - en Misiones no hay gas natural- y hasta los servicios fúnebres. Hasta para morirse hay que caer ahí. Es tan alto el grado de corrupción que hay ahí adentro que me sería más sencillo resumirte ahora "La guerra y la paz", de Tolstoi. Como el intendente fracasó en todos sus intentos por sacarme del aire - ante la pasividad cómplice de casi todos los "colegas locales" - tercerizó el servicio. Por intermedio del propio Rivero que antes mencioné, le hicieron llegar al dueño de la radio – Wells - el siguiente ofrecimiento: si me sacaba del aire, la municipalidad local le reconocería a la emisora una supuesta deuda de ocho mil pesos. Claro, como Wells juzgó más interesante económicamente venderse al poder que romperse la cabeza a ver como conseguía publicidad para el programa, entró en la componenda. Hasta acá te conté quien - el intendente por medio de un operador - y el que - el motivo, que mi programa vuele del aire en este año electoral -. Ahora viene el cómo. La excusa, el cómo, tuvo que ver con el testimonio de una señora - Ana María Solano - que involucraba a Rivero en cierto tipo de delitos sexuales, testimonio que tenemos grabado. Con esa cinta fuimos a ver a Wells, mis compañeros y yo, a favor de empezar a chequear con por lo menos tres fuentes estos dichos. Esto ocurrió el jueves 4 de enero de 2007. Wells quedó en hablar con Rivero y nosotros al otro día. Ese otro día - viernes 5 - hicimos nuestro programa normalmente. Rivero, súbitamente, se fue al Paraguay. Supuestamente. Fuimos a verlo y su hijo nos dijo que se había ido. Hasta aquí jamás sacamos ni habíamos pensado en sacar esa cinta al aire hasta tener datos más confiables que una mera declaración que Solano prestó porque ella misma nos buscó para hablar y desahogarse. El lunes 8 nos presentamos a trabajar y la emisora estaba cerrada. Jamás volvimos a salir al aire. Resultó ser que la tal Solano nos hizo una denuncia a mis compañeros y a mí diciendo a la policía que la habíamos acosado para obtener su testimonio contra Rivero, que la habíamos apretado. Un verso que con solo escuchar la cinta con sus dichos no se lo cree ni una criatura. Al tiempo empezó una verdadera campaña de difamación. Rivero aparece en otro medio – afín al intendente - asegurando que le quisimos implantar pruebas en su contra, y aseverando – atención - que no íbamos a trabajar mas en FM Centro porque "criticamos al intendente y eso no se puede hacer". Además me descalifico por venir de "de afuera", de Buenos Aires, a ponerle palos en la rueda al intendente. Todo esto que te narro en palabras escritas, está grabado. En nuestra propia radio no nos volvieron a dejar entrar y otro pseudo periodista aseguro que - ante el constante llamado de oyentes que querían saber que había pasado con el programa - que habíamos querido incriminar a un compañero en cuestiones falsas. Wells, el director, aseguraba lo mismo y que solo volveríamos al aire cuando esto se aclarara. Como te darás cuenta, salieron a aclarar lo que nunca jamás se había dicho. Censura previa, cola de paja, miedo a que saquemos el material al aire, o todo eso junto y el Intendente atrás de Rivero y de Wells. El miércoles 10 nosotros mismos le hicimos escuchar a Rivero, a Wells y a la propia señora Solano la cinta con el testimonio. Casi se desmayan porque no sabían que habíamos grabado. A partir de este hecho y hasta hoy, Rivero, el periodista de centro que nos acusó, y la tal Solano, olímpicamente se borraron de la ciudad. Wells cambio el discurso. Empezó a decirles a los oyentes - que seguían llamando - que ahora no íbamos a salir al aire hasta no firmar un contrato. Su abogado nos presento un contrato, efectivamente, que decía que debíamos pagarle el espacio a razón de 1500 pesos por mes, pero no desde enero de 2007 sino desde julio de 2006. De haber firmado es fácil sacar cuentas hasta donde nos hubiéramos endeudado. Creeme, si alguna vez me conoces personalmente, yo tengo cara de tonto, pero es la cara nomás... En todo este tiempo en nuestra propia radio jamás nos dieron derecho a réplica, cosa que hicieron dos medios colegas por la presión de la propia gente. Gente que, esto es hermoso, hizo una marcha por la vuelta de nuestro programa un día de enero en pleno verano y bajo la lluvia en una plaza pública. Esto paso el jueves 11 de enero de 2007. Esta parte es la única realmente hermosa y conmovedora. A Wells lo denunciamos ante el Ministerio de Trabajo. Se presento y dijo desconocer toda relación laboral e incluso comento que nosotros le debíamos plata. No tenemos abogado local permanente porque en esta ciudad de una o de otra manera todos trabajan para el poder, o sea que estamos solos, sin laburo y peleando en pelotas como diría el Gral. San Martín. Don Miguel de Unamuno sostenía que "siempre hay que decir la verdad y especialmente cuando no conviene". Bueno, en Oberá conviene menos que nunca... Un saludo enorme y gracias por la preocupación. Walter Contactos:
La introducción de este documento fue preparada por Jaime López, encargado de servicios de red de la Red Probidad, jalopez@probidad.org . El testimonio fue escrito por el periodista Walter Anestiades, walteranestiades@yahoo.com.ar |