Yo me voy del país en el '77 y vuelvo en el '79. En ese momento nosotros producimos una fractura en Montoneros, en el exterior del país, con Galimberti a la cabeza. Yo me vuelvo en enero del '79 -clandestina-, y empiezo a hacer algunas cosas, muy poco, porque lo que se podía hacer en ese momento era muy poco.
La ruptura con Montoneros se da por distintas razones. En primer lugar porque había una distinta caracterización de lo que pasaba en la Argentina, de la consolidación de la dictadura y en consecuencia, qué política había que hacer. Nosotros planteábamos que se debía realizar una política de resguardo de lo que quedaba porque la represión nos había destruido a los cuadros, y comenzar muy lentamente una tarea de inserción en el pueblo peronista. En ese momento la conducción de Montoneros lanza lo que se llama la "contraofensiva" que terminó en un desastre político total, además de la muerte de muchos compañeros.
En ese momento ellos tenían la idea de que la dictadura se estaba cayendo y que a partir de eso tenían que realizar una última ofensiva, por eso la llamaban la "contraofensiva". Nosotros no estábamos para nada de acuerdo con esa caracterización; sosteníamos que la situación era distinta. Esto venía de una pelea de muchos años; yo en el último tiempo estuve en la Columna Norte de Montoneros que fue una de las más golpeadas y la que planteó una serie de críticas a cómo se manejaban la conducción, los fondos, la política.
Cuando se crea el Movimiento Peronista Montonero, que era una idea de superación del Movimiento Peronista, nosotros decíamos que éramos una parte del peronismo y no una superación. Y bueno, había un montón de cosas de arrastre y esto se cristalizó en el momento en que se plantea el tema de la "contraofensiva".
En esa ruptura decidimos que yo me venga para acá y empiezo a trabajar lentamente, con pocas posibilidades porque nosotros estábamos muy aislados, muy fuera del contexto de lo que pasaba en la Argentina. La mayoría de los compañeros estaban muertos, desaparecidos o fuera del país, y los que estaban acá, estaban muy sueltos, sin posibilidades de hacer nada. Ahí empezamos a sacar la revista "Jotapé", que todavía existe. Era una revista muy chiquitita, hecha en un mimeógrafo de esos manuales, que tenía tres páginas. Todo en absoluta clandestinidad.
A comienzos del '80 la situación para nosotros se había puesto muy difícil; ya habíamos sacado dos números y entonces nos volvimos a ir afuera. Yo me voy a Brasil y ahí me quedo hasta el fin de la guerra de las Malvinas. Cuando vuelvo acá intentamos juntar a algunos compañeros dispersos, algunos ya habían vuelto al país. Y empezamos a trabajar en torno a la idea de resurgir a la JP, de armar un espacio en el peronismo.
Las primeras cosas que se hicieron más que en la organización de la JP fue en el rearmado de las Juventudes Políticas. Nosotros ahí participamos con otros compañeros-estaba Pablo Unamuno-. Dante Gullo en ese momento estaba preso.
No existía la JP como fuerza orgánica y movilizada, con una política propia; existían jóvenes peronistas dispersos y además con una carga muy grande del sello de lo que había sido la JP. Vos decías que eras de la JP y te miraban...
La JP como tal había quedado totalmente destruida. Existían algunos núcleos, algunos grupos, muy pequeños y muy dispersos y algunos jóvenes que se integraban al peronismo. Pocos, muy pocos, era el gran auge de la juventud radical. El surgimiento de un fenómeno de la juventud ligada a Alfonsín, no al peronismo.
Nosotros planteamos una política de amplitud. Veíamos la necesidad de empezar a lograr seriamente un marco juvenil que no estuviese atado a políticas de sectores; inclusive algunos de nosotros podíamos estar metidos en sectores de política del peronismo y la idea era justamente intentar mantener una cierta diferenciación de todo eso y esta es una de las grandes discusiones que tuvimos al principio con Dante Gullo. Cuando él sale de la cárcel, entra en Intransigencia y Movilización y una de las primeras discusiones que nosotros tuvimos -que después se resolvió bien- fue que la JP no podía ser un apéndice de Intransigencia y Movilización ni de ningún sector del peronismo, sino que tenía que generar una política propia en la que la juventud tuviera un lugar donde desarrollarse. Por otro lado, creo que también en todos los grupos que no venían de la experiencia nuestra esto estaba muy claro, nos enmarcaba permanentemente.
Al principio nos costó mucho insertarnos porque lo que existía como JP organizada-no los miles de núcleos que había por ahí era un grupo que tenía Pablo Unamuno que venía de una práctica muy ligada al Partido. A nosotros nos veían como que les veníamos a copar el espacio que ellos definían como del Movimiento; no como un espacio de un sector que pudiese desde ahí plantear una política hacia el conjunto del Movimiento.
Con estos compañeros había muchas contradicciones, no solo por lo que planteábamos, sino por el solo hecho de haber pertenecido a Montoneros, había una barrera muy grande. En ese momento plantear el tema de la JP era para que te bajen la cortina; todo el '82, el '83 fueron terribles; un macartismo muy grande. Todo tipo que venía de ahí era mirado con horror; eso también nos llevó a una política de amplitud y a tener que reacomodar muchas cosas en nuestro discurso. Además, el hecho de venir de afuera del país y no haber vivido el último momento del peronismo a nosotros nos había congelado en una idea, en un discurso, y al principio eso chocaba mucho. Intentábamos meter algunas cosas; me acuerdo que el primer logro enorme fue en una reunión de JP en el sindicato del Tabaco, que había compañeros de distintos barrios, y nosotros logramos en un documento la palabra "desaparecido". Fue triunfo terrible. Había sido el eje fundamental con el que nos movíamos fuera del país hacia las otras fuerzas políticas, era el centro de nuestro discurso: "¿qué es la dictadura?: los desaparecidos". Y acá era una cosa que ni se la nombraba.
Había un gran miedo en la juventud a plantearse alguna relación con el pasado y no podían independizar el hecho de reconocer como jóvenes peronistas la existencia de "desaparecidos" por lo que había sido la represión, con que por eso no los tildaran de Montoneros. Entonces fue un momento muy difícil porque nosotros teníamos que ceder permanentemente y tratar de ir planteando alguna cosa.
Todo esto nos llevó naturalmente a armar una cosa más amplia y donde no se podía plantear el debate ideológico de lo que había pasado. En eso se logró crecer; hoy no encontrarás un cuadro peronista que no te asuma la historia de la JP; en el '82 no te la asumía ninguno. Hoy se puede objetivar la historia, planteando los aciertos, los errores, pero también lo que significó eso en el peronismo, la mística que tuvo. En ese momento no se objetivaba nada, era todo rechazo. Hoy me parece que eso ha cambiado, hoy los jóvenes peronistas -unos con más mística, otros con menos, otros inclusive tratando de copiar un modelo que ya no existe-, reivindican esa historia.
Todo ese momento es muy difícil, no podíamos lograr una síntesis en el seno de la JP y era toda una pelea por ver qué orientación tomaba. Me acuerdo que en una reunión algunos compañeros plantearon que había que cambiarle el nombre y ponerle Juventud Justicialista, como manera de diferenciarse de la Juventud Peronista. Compañeros que hoy los ves y que realmente están en actitudes correctas; no tipos que te pueda decir que están en la derecha del peronismo, para nada.
Era la etapa de las elecciones donde realmente era muy difícil tratar de avanzar en el marco de la JP. Entonces algunos de nosotros vemos el seno de las Juventudes Políticas como un lugar donde podíamos plantear algunas políticas juveniles que nos permitieran empezar a coherentizar algunas cosas de la JP. En ese marco se hace una manifestación importante de. las Juventudes Políticas, que es la primera vez que sale desde la década del '70.
En abril o mayo del '83, antes de las elecciones, se logra una movilización muy grande: setenta mil jóvenes por la paz con Chile y por la democracia en la Argentina. La JP logra nuclear una cantidad de jóvenes importante, era una columna como de cinco mil jóvenes que nosotros no sabíamos de dónde salían. Aparecían jóvenes peronistas de todos lados, de Unidades Básicas, sueltos. Jóvenes peronistas que se empezaban a sentir parte de algo que todavía era muy informe, no tenía una política clara, pero se sentían parte de eso.
Todo esto en el medio de las internas en cada lugar, donde la juventud empieza a vivir un modelo, una práctica política que en nuestra historia anterior de JP no la habíamos vivido. Jóvenes que participaban de las elecciones de su barrio, de su circunscripción. Entonces todo estaba muy teñido de la interna partidaria, del problema con las fórmulas; los que estaban con Cafiero, los que estaban con Luder, los que estaban más cerca de Lorenzo Miguel, los que estaban con los "25". Es decir, todos esos matices internos de peronismo influían en la formación de la JP y además le quitaban fuerza a la organización como tal, porque cada uno participaba en este tipo de orgánica partidaria y era muy difícil darle entonces a todo eso una orgánica propia.
Existía una Mesa Coordinadora donde estaban Pablo Unamuno, Eduardo Valdés, Alejandro Lavado que era de los universitarios, Fernando Melillo, Carlitos Puccio, Claudia Bello. En fin, había distintos grupos que aparecían como una Mesa Coordinadora, con muchas contradicciones.
Después de la elección del '83 viene el período de baja, donde empezamos a intentar buscar por lo menos un mínimo acuerdo previo. Ya estaba Dante Gullo. Los primeros tiempos no pasó realmente nada, fue en el verano del '84, se hacían reuniones de estos grupos, pero no encontrábamos la manera de salir de esa especie de Mesa Coordinadora que frenaba cualquier tipo de iniciativa. Era imposible lograr desde ahí plantear políticas que salieran hacia los jóvenes. Vivíamos una situación de terrible golpe porque además del tema de la derrota electoral, la juventud argentina no estaba objetivamente con el peronismo, se produce el gran auge del alfonsinismo.
Empezamos a centrar nuestra convocatoria en un eje interno, en el tema de nuclear a la juventud en contra de los "mariscales de la derrota". A mediados del '84 se realiza la marcha contra el FMI (Fondo Monetario Internacional) donde volvemos a encontrar en el marco de las Juventudes Políticas la posibilidad de movilización de la JP. Ahí es donde se hacen las primeras charlas en serio de la necesidad de buscar un ámbito para la JP y ahí sale el primer cartel para convocar a la marcha contra el FMI que dice "JP Unidad". Lo firman Dante Gullo, nosotros, Claudia Bello, Fernando Melillo y distintos núcleos y compañeros.
Nosotros realmente tuvimos un gesto de ir a buscarlo a Dante, que en ese momento estaba en una gran crisis: si seguía en Montoneros o no seguía, un momento de muchas definiciones. Estaba en proceso de romper pero todavía no había roto y a pesar de eso nosotros dijimos "hay que ir a buscarlo a Dante porque si no realmente no hay JP. Esto es mentira, vamos a seguir presos de las agrupaciones que objetivamente acá no pueden convocar a la juventud".
Armamos entonces la marcha contra el FMI, que fue una cosa importante. Necesitábamos la cobertura de otras fuerzas políticas porque la JP no sabíamos todavía exactamente qué era; este día de la marcha demostró una gran fuerza.
Teníamos el apoyo de alguna gente en el peronismo, si bien muchos nos puteaban; teníamos el apoyo de algunos dirigentes del peronismo que por lo menos nos abrían un paraguas como para poder darle a esto un marco en el cual el peronismo no dijese "ahí están de nuevo". Cafiero era uno de ellos; el día de la marcha contra el Fondo se asomó a los balcones por donde nosotros pasábamos y se sumó a la marcha. Saadi era otro que apoyaba y algunos dirigentes sindicales como Digón, pero estábamos muy aislados.
Después de la marcha contra el Fondo decidimos empezar en serio un proceso de unificación de la JP y marcarle una identidad propia, no solo en el marco de las Juventudes Políticas. En agosto del '84 realizamos el primer acto de la JP, en el Luna Park. Muchos grupos de esa Mesa Coordinadora quedaron fuera del acto. En ese momento se planteaban dos modelos, uno representado por Pablo, Dante y yo, que sostenía la necesidad de hacer una cosa de mucha audacia, de lanzarnos a la calle, de salir con una crítica total a la conducción del peronismo; y, por otro lado, algunos grupos pequeños que tenían mucho miedo de hacer esto o que veían que objetivamente no podían tener la hegemonía de JP. Nos lanzamos al Luna Park con una fuerza organizada muy reducida, realmente nosotros podíamos tener, trabajando seriamente, treinta o cuarenta cuadros, algunas realidades barriales dispersas, algunas Unidades Básicas.
El acto trajo un problema serísimo porque durante la última semana del armado del acto los oradores nos decían que sí y que no permanentemente; tenían miedo de participar. A las nueve de la noche no había ningún orador, habían hablado entre ellos y no quería venir nadie; el único que venía era el viejo Saadi. A las 21 Menem manda un telegrama desde Tucumán diciendo "por problemas del viaje no puedo concurrir", a las 9.30 manda un telegrama desde Córdoba y a las 10 aparece en el Luna Park. A esa hora ya estaba todo lleno, cosa que nadie preveía que pudiera suceder. Grosso nos había dicho que no iba a hablar, no figuraba en la lista de oradores. El Gordo Rodríguez no vino porque tenía problemas, y el único que venía era Saadi. Entonces empezamos a hablar y al final empezaron a caer todos: hablaron Digón, Miguel Unamuno, Saadi, Menem, Duhalde. Todos los diarios sacaron como que volvía la izquierda peronista. Clarín tituló: "La izquierda reapareció en el Luna Park". Este es el primer acto que realizó la Juventud Peronista con convocatoria propia, el primero desde 1974. Para ese acto sale el primer afiche con "JP Unificada" porque en la marcha contra el Fondo era algo así como "JP Unidad", todavía no existía la palabra "unificada" y ese es el primer acto en el que salió.
Después del Luna Park, empezamos un proceso de reorganización de JP, con idas, con vueltas, donde nosotros cometemos muchos errores. Era muy difícil armar una cosa de JP independiente de lo que pasaba en el peronismo. Teníamos muchas peleas con Dante. Se arma el primer despelote grande cuando en enero del '85 nosotros decidimos convocar al primer congreso de la JP y Dante no. Ahí ya habíamos logrado volver a sacar la revista "Jotapé" y hacemos el primer congreso de la JP en Córdoba. Allí se empieza a armar una realidad nacional.
Nosotros invitamos a ese congreso de una manera totalmente espontánea, no conocíamos a nadie de ningún lugar del país. Convocamos a alguna gente amiga y a partir de dirigentes partidarios. Se logra una cosa increíble, van más de mil quinientos jóvenes de todo el país, no falta ninguna provincia. Es el primer momento en que los jóvenes peronistas de todo el país -sin saber bien qué nivel de representatividad tenía cada uno; algunos la podían tener, otros no, era muy difícil-, arman una instancia nacional de la JP. Por el otro lado trae el gran problema de lo que es el enfrentamiento con Dante.
Las contradicciones son cada día mayores y se empieza a retroceder en el armado de la JP-Capital, en lugar de avanzar desde lo que había sido el acto del Luna Park. Todo esto además, en el marco del comienzo de la "renovación" en el Congreso de Río Hondo que nos empieza a sacar a nosotros del centro del protagonismo, y pone a todo un montón de personajes en el primer nivel de la pelea. Una pelea de la que nos querían relegar. En el Congreso de Río Hondo la JP Unificada fue totalmente marginada.
Ahí se arma la conducción del Congreso de Río Hondo, una estructura nacional con Oraldo Britos a la cabeza. Le dan la secretaría de la juventud a un chico de Santiago del Estero. Cuando intentamos entrar al Congreso, la Juventud Juarista-porque se llamaba así, JPJ-nos cantaba "ni yanquis, ni marxistas" y no nos querían dejar entrar. Terminamos en un momento a las trompadas, a Pablo le metieron una piña, a Dante no lo dejaban entrar, terrible. Lo meten a este chico -Gustavo Gauna-, como una cosa de seguridad, de armar una JP medio tirada a la política partidaria y al final les salió al revés. Nosotros inmediatamente después del Congreso de Río Hondo nos entrevistamos con Gauna y decidimos entrar a tener contacto con él. Es así como hacemos el acto del 11 de marzo de 1985, acto en el que habla Oraldo Britos y De la Sota, como miembros del Consejo de Río Hondo. Hablan también una serie de dirigentes juveniles: hablo yo, habla Dante, Gauna, Gabriel Fux por lo que es hoy el PR (Peronismo Revolucionario) y hablan algunos dirigentes de la provincia, un chico de Lomas de Zamora.
En ese momento la situación ya estaba complicada porque había diferencias entre nosotros sobre si tenía que participar o no lo que hoy es el PR, es decir, si había que darle cabida a los Montoneros dentro de la JP. Y ahí empieza un gran despelote, y por otro lado, la necesidad nuestra de buscar recambios en la dirigencia de JP. Ya habíamos superado una etapa; Dante había intentado buscar otros caminos y nosotros también teníamos decidido irnos de JP. Nos empezamos a dividir, tenemos algunos problemas con la primera interna de Capital, la de Grosso, donde Pablo y yo participamos con Grosso y Dante hace una lista aparte. Eso traía muchas contradicciones, era muy difícil estar juntos en una Mesa, y por otro lado, enfrentarte en una interna.
Empieza toda la política del Consejo de Río Hondo de mucho apriete para hacer las cosas muy ligadas al Partido. Es ahí cuando en Capital se dan las elecciones internas de Carlos Grosso e inmediatamente se llama a la reorganización de la JP. Nosotros estábamos bastante en desacuerdo; la cuestión no era hacer un Consejo nuevo de la JP. La JP se manejaba desde las Unidades Básicas y en las estructuras barriales. Cuando hacés una elección con el padrón de cualquier partido determinado y de ahí querés sacar a los jóvenes menores de treinta años, lo más probable es que el resultado no sea representativo de la realidad de las bases. En primer lugar, porque el ochenta por ciento de los jóvenes peronistas no estaban afiliados, no era una fuerza organizada del Partido y en segundo lugar una señora de treinta años que vive en un determinado barrio, que tiene tres chicos, no tiene nada que ver con la JP. Ella es convocada a votar, pero desde una estructura distinta, no desde la movilización... todo eso trae un proceso nuevo.
Ahí empieza el proceso de institucionalización, de normalización como le decían. Todo este proceso se empieza a dar a partir de 1985 y es ahí cuando un sector encabezado por Fernando Melillo que venía trabajando con Grosso, empieza el proceso reorganizativo de juventud, a armar la elección de la JP. Pero la arman desde la estructura partidaria que habían ganado.
Nosotros habíamos decidido no participar activamente porque nos parecía que esta interna de la JP no era una interna genuina y además yo naturalmente me tenía que ir de la JP. Ya estaba llegando a los treinta años. Dante ya se había ido. Ahí empieza todo otro proceso con Fernando Melillo a la cabeza.
*Ministra de Seguridad del Gobierno de Mauricio Macri
Del libro: "Historia de la JP (1955-1988)" de Oscar Anzorena. Buenos Aires: Ed. Del Cordón, 1989.