"La idea surgió a partir de las últimas inundaciones que se registraron en la provincia de Buenos Aires a partir de la demanda de los periodistas que señalaban la `espectacularización` que se había realizado de los hechos", dijo a Télam Cynthia Ottaviano, titular de la Defensoría del Público.
Según la funcionaria, "lo que los trabajadores marcaban es que en lugar de brindar un servicio se había montado un show, y señalaban cómo se contaban historias individuales más que el contexto y cómo el dramatismo había primado por sobre la información".
A partir de esta inquietud la Dirección de Investigación de Análisis y Monitoreo realizó una investigación analizando más de cien horas de material, sobre todo televisivo y radial, y concluyó que las observaciones de los comunicadores habían sido acertadas.
"Decidimos entonces realizar mesas de trabajo con periodistas, pero también con camarógrafos, productores, sindicalistas y otros trabajadores de medios a fin de debatir cuál es el límite, de qué manera se pueden realizar abordajes responsables, cuándo estamos poniendo en riesgo nuestra propia vida o si estamos respetando o no a la persona afectada", detalló la Defensora.
A partir de estos disparadores se organizaron siete mesas de trabajo en las que se llevaron adelante diferentes encuentros y cuyas conclusiones fueron la elaboración de la “Guía para la Cobertura Periodística de Desastres y Catástrofes”.
"No pretende ser un texto acabado sino un disparador que haremos circular e invitamos a todos los que quieran a realizar aportes que serán sumados en los próximos 15 días", convocó Ottaviano.
El encuentro de presentación, del que participaron más de un centenar de trabajadores de prensa, tanto periodistas como técnicos e incluso directivos de diferentes medios, funcionó también a modo de debate y el elemento que más se destacó fue la necesidad de "volver a la información y eliminar el `espectáculo` a la hora de presentar este tipo de noticias".
"En estos casos deberíamos centrarnos en contar los hechos y evitar todo elemento distractivo, no editorializar ni ideologizar, esos son análisis que, de última podrán hacerse después, pero no mientras uno está informando", señaló el periodista Sergio Elguezábal, conductor de “TN Ecología” y uno de los que participó de las jornadas de elaboración de la guía.
En el mismo sentido, Liliana Arias, movilera de Radio Nacional y quien cubrió tragedias como el terremoto de Haití enfatizó que el periodista "debe ponerse a disposición de los que saben, no es cuestión de decir donen, sino de averiguar qué se necesita y pedir eso, porque si no se están desperdiciando los recursos".
Y continuó: "¿por qué vamos una y otra vez a preguntarle a la persona que perdió todo cómo fueron los hechos, qué es lo que estamos buscado?".
"El material que se filmó en las horas posteriores al incendio de Cromañón fue de mucha utilidad en las causas, pero ¿qué sentido tiene mostrar esas imágenes cada aniversario de la tragedia?", preguntó por su parte la madre de una víctima del incendio en el boliche de Once.
“El objetivo es trabajar la información como un derecho y no como una mercancía y concientizar acerca del rol del comunicador social como un prestador de servicios”, puntualizó Ottaviano
Para la funcionaria, "se trata de una problemática que no es abordada en general en las redacciones y tenemos un organismo público que debe ser apropiado por los trabajadores de los medios para plantear estas cuestiones y generar propuestas que mejoren la producción periodística".
Además de la elaboración de este documento, que estará impreso y disponible en las redacciones, la Defensoría se comprometió a brindar capacitaciones, promover una “sala de situación”, que significa la creación de un espacio ante una catástrofe que centralice la información, y a promover el cumplimiento de la accesibilidad de la información.
“El objetivo de la sala de situación es el de ofrecer la misma información para todos los medios, independientemente de los recursos con que éstos cuenten", especificó la Defensora.
Y concluyó: "Por supuesto que todo esto llevará un trabajo enorme de concientización a los que dirigen los medios para que se comprometan en respetar estas buenas prácticas y no exijan a sus trabajadores más de lo que corresponde, donde incluso muchas veces se pone en riesgo la vida del comunicador".
Fuente: Agencia TelAm
El decálogo para tratar la información en catástrofes
- Identificar las principales fuentes gubernamentales y no oficiales vinculadas con las situaciones de desastre para establecer una agenda de contactos, procurando pluralidad, diversidad y calidad de información.
- Reclamar los equipos adecuados para las coberturas de un modo seguro: botiquín de primeros auxilios, linternas, equipo de lluvia, equipamiento de transmisión de emergencia, chalecos, mapas con la ubicación de hospitales, centros de emergencia y refugios.
- Centrar la cobertura en información precisa y verificada con fuentes jerarquizadas y fehacientes. Evitar la magnificación de datos porque puede incrementar el pánico y la espectacularidad de la catástrofe. No forzar la cobertura cuando no haya nuevos datos.
- No arriesgar la vida por buscar la primicia. Si la situación se torna peligrosa, ponerse a resguardo y seguir sólo si es seguro.
- Informar sobre las tareas de asistencia a la población: medidas para prevenir riesgos, accidentes, enfermedades y problemas sanitarios; lugares de traslado y refugio; centros de información sobre víctimas; hospitales con recursos para recibir damnificadas/os; elementos que se necesitan y lugares donde acercarlos; números telefónicos de emergencia y asistencia.
- Respeto a la intimidad y la integridad de las/os afectadas/os. No transmitir imágenes de cadáveres o primerísimos planos de damnificadas/os y heridas/os, dado que exponen intimidades, vulnerando derechos, e intensifican el aspecto dramático no informativo del acontecimiento. Considerar a las personas como sujetos de derecho y respetar su dignidad e intimidad al entrevistarlas/os, para no intensificar su estado de shock.
- Reclamar asistencia terapéutica para procesar las emociones de la cobertura y la conmoción por el contacto con historias e imágenes traumáticas.
- Evaluar la cobertura. Procurar la reflexión y el registro de los posibles errores, las dificultades que surgieron, de la interacción con actores de otras áreas de asistencia.
- Instalar el tema en la agenda. Realizar un seguimiento sobre las tareas de reparación que desarrollan las autoridades o sobre su incumplimiento.
- Investigación posterior. Producir informes interdisciplinarios que aborden temáticas de catástrofes. Analizar el origen de la tragedia para contribuir a una mirada integral que sirva luego para la prevención.