Los acontecimientos de Mayo de 1810 y los meses posteriores en la pluma del maestro Osvaldo Soriano.
El 24 de mayo por la noche, el coronel Saavedra y el doctor Castelli atraviesan la Plaza de la Victoria bajo la lluvia, cubiertos con capotes militares. Van a jugarse el destino de medio continente después de tres siglos de dominación española. Uno quiere la independencia, el otro la revolución, pero ninguna de las dos palabras será pronunciada esa noche. Luego de seis días de negociación van a exigir la renuncia del español Cisneros. Hasta entonces Cornelio Saavedra, jefe del regimiento de Patricios, ha sido cauto: "Dejen que las brevas maduren y luego las comeremos", aconsejaba a los más exaltados jacobinos.
Desde el 18, Belgrano y Castelli, que son primos y a veces aman a las mismas mujeres, exigen la salida del virrey, pero no hay caso: Cisneros se inclina, cuanto más, a presidir una junta en la que haya representantes del rey Fernando Vll; preso de Napoleón;, y algunos americanos que acepten perpetuar el orden colonial. Los orilleros andan armados y Domingo French, teniente coronel del estrepitoso regimiento de la Estrella, está por sublevarse. Saavedra, luego de mil cabildeos, se pliega: "Señores, ahora digo que no sólo es tiempo, sino que no se debe perder ni una hora", les dice a los jacobinos reunidos en casa de Rodríguez Peña. De allí en más los acontecimientos se precipitan y el destino se juega bajo una llovizna en la que no hubo paraguas ni amables ciudadanos que repartieran escarapelas.
El orden de los hechos es confuso y contradictorio según a qué memorialista se consulte. Todos, por supuesto ;salvo el pudoroso Belgrano;, intentan jugar el mejor papel. Lo cierto es que el 24 todo Buenos Aires asedia el Cabildo donde están los regidores y el obispo. "Un inmenso pueblo", recuerda Saavedra en sus memorias, y deben haber sido más de cuatro mil almas si se tiene en cuenta que más tarde, para el golpe del 5 y 6 de abril de 1811, el mismo Saavedra calcula que sus amigos han reunido esa cifra en la Plaza y sólo la califica de "crecido pueblo".
La gente anda con el cuchillo al cinto, cargando trabucos, mientras Domingo French y Antonio Beruti aumentan la presión con campanas y trompetas que llaman a los vecinos de las orillas. Esa noche nadie duerme y cuando los dos hombres llegan al Cabildo, empapados, los regidores y el obispo los reciben con aires de desdén. Enseguida hay un altercado entre Castelli y el cura. "A mí no me han llamado a este lugar para sostener disputas sino para que oiga y manifieste libremente mi opinión y lo he hecho en los términos que se ha oído", dice monseñor, que se opone a la formación de una junta americana mientras quede un solo español en Buenos Aires. A Castelli se le sube la sangre a la cabeza y se insolenta: "Tómelo como quiera", se dice que le contesta. Cuatro días antes ha ido con el coronel Martín Rodríguez a entrevistarse con Cisneros que era sordo como una tapia. " ¡ No sea atrevido ! " le dice Cisneros al verlo gritar, y Castelli responde orondo: "¡Y usted no se caliente que la cosa ya no tiene remedio!"
Al ver que Castelli llega con las armas de Saavedra, los burócratas del Cabildo comprenden que deben destituir a Cisneros, pero dudan de su propio poder. Juan José Paso y el licenciado Manuel Belgrano esperan afuera, recorriendo pasillos, escuchando las campanadas y los gritos de la gente. Saavedra sale y les pide paciencia. El coronel es alto, flaco, parco y medido. El rubio Belgrano, como su primo, es amable pero se exalta con facilidad. Paso es hombre de callar pero luego tendrá un gesto de valentía. Entrada la noche, cuando French y Beruti han agitado toda la aldea y repartido algunos sablazos a los disconformes, Belgrano y Saavedra abren las puertas de la sala capitular para que entren los gritos de la multitud.
No hay más nada que decir: Cisneros se va o lo cuelgan. ¿Pero quién se lo dice? De nuevo Castelli y el coronel cruzan la Plaza y van a la fortaleza a persuadir al virrey. Hay un último intento del español por formar una junta que lo incluya, pero Castelli, que tiene 43 años y está enfermo de cáncer, se opone. Los "duros" juegan a todo o nada. Cisneros trata de ganarse al vanidoso Saavedra, pero el coronel ya acaricia la gloria de una fecha inolvidable. Quizá piensa en George Washington mientras Castelli se imagina en la comuna francesa. Su Robespierre es un joven llamado Mariano Moreno, que espera el desenlace en lo de Nicolás Peña.
Entre tanto French, que teme una provocación, impide el paso a la gente sospechosa de simpatías realistas. Sus oficiales controlan los accesos a la Plaza y a veces quieren mandar más que los de Saavedra. Por el momento la discordia es sólo antipatía y los caballos se topan exaltados o provocadores. Al amanecer, Beruti, por orden de French, derriba la puerta de una tienda de la recova y se lleva el paño para hacer cintas que distingan a los leales de los otros. Alguien toma nota y nace la leyenda de la escarapela en el pecho.
Al amanecer, para guardar las formas, el Cabildo considera la renuncia de Cisneros, pero la nueva Junta de gobierno ya está formada. Escribe el catalán Domingo Matheu: "Saavedra y Azcuénaga son la reserva reflexiva de las ideas y las instituciones que se habían formado para marchar con pulso en las transformaciones de la autognosia (sic) popular; Belgrano, Castelli y Paso eran monarquistas, pero querían otro gobierno que el español; Larrea no dejaba de ser comerciante y difería en que no se desprendía en todo evento de su origen (español); demócratas: Alberti, Matheu y Moreno.
Los de labor incesante y práctica eran Castelli y Matheu, aquél impulsando y marchando a todas partes y el último preparando y acopiando a toda costa vituallas y elementos bélicos para las empresas por tierra y agua. Alberti era el consejo sereno y abnegado y Moreno el verbo irritante de la escuela, sin contemplación a cosas viejas ni consideración a máscaras de hierro; de aquí arranca la antipatía originaria en la marcha de la Junta entre Saavedra y él." Matheu exagera su importancia. Todos esos hombres han sido carlotistas y, salvo Saavedra, son amigos o defensores de los ingleses que en el momento aparecen a sus ojos como aliados contra España.
El delirio y la compasión
La mañana del 25, cuando muchos se han ido a dormir y otros llegan a ver "de qué se trata", el abogado Juan José Castelli sale al balcón del Cabildo y, con el énfasis de un Saint Just, anuncia la hora de la libertad. La historiografía oficial no le hará un buen lugar en el rincón de los recuerdos. El discurso de Castelli es el de alguien que arroja los dados de la Historia.
Aquellas jornadas debían ser un simple golpe de mano, pero la fuerza de esos hombres provoca una voltereta que sacudirá a todo el continente.
Dice Saavedra: "Nosotros solos, sin precedente combinación con los pueblos del interior mandados por jefes españoles que tenían influjo decidido en ellos, (...) nosotros solos, digo, tuvimos la gloria de emprender tan abultada obra (...) En el mismo Buenos Aires no faltaron (quienes) miraron con tedio nuestra empresa: unos la creían inverificable por el poder de los españoles; otros la graduaban de locura y delirio, de cabezas desorganizadas; otros en fin, y eran los más piadosos, nos miraban con compasión no dudando que en breves días seríamos víctimas del poder y furor español".
La audacia desata un mecanismo inmanejable. Saavedra es un patriota, no un revolucionario, pero no puede oponerse a la dinámica que se desata en esos días El secretario Moreno, un asceta de la revolución, dirige sus actos y sus órdenes a forzar esa dinámica para destrozar el antiguo sistema. Habla latín, inglés y francés con facilidad; ha leido ;y hace publicar; a Rousseau, conoce bien la Revolución Francesa y es posible que desde el comienzo se haya mimetizado con el fantasma de un Robespierre que no acabará en la tragedia de Termidor.
El ateo Castelli está a su izquierda, como French y el joven Monteagudo que maneja el club de los "chisperos". Todos ellos celebran en los templos del Norte el culto de La mort est un sommeil éternel, que Fouché y la ultraizquierda francesa usaron como bandera desde 1792. Belgrano, que es muy creyente, no vacila en proponer un borrador con apuntes sobre economía para el Plan terrorista que en agosto redactará Moreno.
En la primera junta gana la gauche (la acepción de "izquierda" se pronuncia, todavía, en francés): Moreno, Castelli y Belgrano son un bloque sólido con una política propia a la que por conveniencia se pliegan Matheu, Paso y el cura Alberti; Azcuénaga y Larrea sólo cuentan las ventajas que puedan sacar y simpatizan con el presidente Saavedra que a su vez los desprecia por oportunistas. Las discordias empiezan muy pronto, con las primeras resoluciones.
Castelli parte a Córdoba y el Alto Perú como comisario politico de Moreno, que no confiaba en los militares formados en la Reconquista. Es él quien cumple las "instrucciones" y ejecuta a Liniers primero y al temible mariscal Vicente Nieto más tarde. Belgrano, el otro brazo armado de los jacobinos, va a tomar el Paraguay; no hay en él la cólera terrible de su primo, sino una piedad cristiana y otoñal que lo engrandece: en el Norte captura a un ejército entero y lo deja partir bajo juramento de no volver a tomar las armas. Manda a sus gauchos desharrapados con un rigor insostenible y no mata por escarmiento sino por extrema necesidad. Sufre sífilis, cirrosis y tiene várices, pero conserva la fe cristiana y el sentido del humor. Las victorias de Castelli en Suipacha y la suya en Tucumán afirman la posición de Moreno en la Junta, pero las catástrofes de fines de año aceleran su caída.
Frente a frente, uno de levita y otro de uniforme, Moreno de Chuquisaca y Saavedra de Potosí, se odian pero no se desprecian "Impío, malvado, maquiavélico", llama el coronel al secretario de la Junta; y cuando se refiere a uno de sus amigos, dice: "El alma de Monteagudo, tan negra como la madre que lo parió". El primer incidente ocurre cuando los jacobinos descubren que diez jefes municipales están complotados contra el nuevo poder.
En una sesión de urgencia Moreno propone "arcabucearlos" sin más trámite, pero Saavedra le responde que no cuente para ello con sus armas. "Usaremos entonces las de French", replica un Moreno siempre enfermo, con el rostro picado de viruela, que acaba de cumplir 30 años. Al presidente lo escandaliza que ese mestizo use siempre la amenaza del coronel French, a quien hace espiar por sus "canarios", una especie de soplones manejados por el coronel Martín Rodríguez. Los conjurados salvan la vida con una multa de dos mil pesos fuertes, propuesta por el presidente.
"¿Consiste la felicidad en adoptar la más grosera e impolítica democracia? ¿Consiste en que los hombres impunemente hagan lo que su capricho e interés les sugieren? ¿Consiste en atropellar a todo europeo, apoderarse de sus bienes, matarlo, acabarlo y exterminarlo? ¿Consiste en llevar adelante el sistema de terror que principió a asomar? ¿Consiste en la libertad de religión y en decir con toda franqueza me cago en Dios y hago lo que quiero?", se pregunta Saavedra en carta a Viamonte que lo amenaza desde el Alto Perú.
Desde fines de agosto, Moreno ha hecho aprobar por unanimidad el Plan secreto de operaciones que recomienda el terror como método para destruir al enemigo emboscado. Ese texto feroz, por momentos descabellado, no se conoció hasta que a fines del siglo XIX. Eduardo Madero ;el constructor del puerto; lo encontró en los archivos de Sevilla y se lo envió a Mitre.
Para entonces, los premios y castigos de la historia oficial ya estaban otorgados y Moreno pasaba por un periodista y educador romántico influido por las mejores ideas de la Revolución Francesa. Pero es la aplicación de ese método sangriento lo que garantiza el triunfo de la Revolución. Hasta la llegada de San Martín la formación de los ejércitos se hizo a punta de bayoneta, la conspiración de Alzaga, como la contrarrevolución de Liniers, terminaron en suplicio y los españoles descubrieron, entonces, que los patriotas estaban dispuestos a todo: "Nuestros asuntos van bien porque hay firmeza y si por desgracia hubiéramos aflojado estaríamos bajo tierra. Todo el Cabildo nos hacía más guerra que los tiranos mandones del virreinato", escribe Castelli antes de ser llevado a juicio.
El coronel manda parar
A principios de diciembre dos circunstancias banales sirven de pretexto a la ruptura entre Moreno y Saavedra que será nefasta para la Revolución. En la plaza de toros de Retiro el presidente hace colocar sillas adornadas con cojinillos para él y su esposa.
Cuando las ve, Matheu hace un escándalo y argumenta que ningún vocal merece distinción especial. Pocos días más tarde, el 6, el regimiento de Patricios da una fiesta a la que asisten Saavedra y su mujer. En un momento un oficial levanta una corona de azúcar y la obsequia a la esposa que la entrega al Presidente, Moreno se entera y esa misma noche escribe un decreto de supresión de honores. Saavedra se humilla y lo firma, pero el rencor lo carcome para siempre. Poco después, el 18 de diciembre, mientras los Patricios se agitan y reclaman revancha por la afrenta civil, el coronel llama a los nueve diputados de las provincias para ampliar la Junta. Moreno ;que intuye su fin; no puede oponerse a esa propuesta "democratizadora".
El único que tiene el valor de votar en contra es el tímido tesorero Juan José Paso.
Moreno renuncia y el 24 de enero de 1811 se embarca para Londres. "Me voy, pero la cola que dejo será larga", les dice a sus amigos que claman venganza. También pronuncia un mal augurio: "No sé qué cosa funesta se me anuncia en mi viaje".
En alta mar se enferma y nada podrá convencer a Castelli y Monteagudo de que no lo asesinaron. "Su último accidente fue precipitado por la administración de un emético que el capitán de la embarcación le suministró imprudentemente y sin nuestro conocimiento", cuenta su hermano Manuel, que agrega en la relación de los hechos el célebre "¡Viva mi patria aunque yo perezca!"
Saavedra ha liquidado a su adversario, pero la Revolución está en peligro. El español Francisco Javier Elío amenaza desde la Banda Oriental y no todos los miembros de la Junta son confiables. El 5 y 6 de abril el coronel Martín Rodríguez,con los alcaldes de los barrios, junta a los gauchos en Plaza Miserere y los lleva hasta el Cabildo para manifestar contra los morenistas. Saavedra, que jura no haber impulsado el golpe, aprovecha para sacarse de encima al mismo tiempo a jacobinos y comerciantes corruptos. Renuncian Larrea, Azcuénaga, Rodríguez Peña y Vieytes. Los peligrosos French, Beruti y Posadas son confinados en Patagones. Belgrano y Castelli pasan a juicio por desobediencia y van presos.
Pero Saavedra sólo dura cuatro meses al frente del gobierno. Ha acercado a Rivadavia al poder, pero el brillante abogado y los porteños se ensañan con éI y lo persiguen durante cuatro años por campos y aldeas; se ensañan también con Castelli, que muere deslenguado durante el juicio; con el propio San Martín que combate en Chile; con Belgrano que muere en la pobreza y el olvido gritando el plausible "¡ Ay patria mía! "
Pese a todo, la idea de independencia queda en pie levantada por San Martín, que se ha llevado como asistente a Monteagudo, "el del alma más negra que la madre que lo parió". Los ramalazos de la discordia duran intactos medio siglo y se prolongan hasta hoy en los entresijos de una historia no resuelta.
Fuente: Revista Página30
viernes, 25 de mayo de 2001
domingo, 11 de febrero de 2001
A investigar sus millonarias inversiones. Manzano, Vila y compañía
José Luis Manzano y su socio Daniel Vila fueron denunciados ante la Administración Federal de Ingresos Públicos, AFIP, por presunto lavado de más de 400 millones de dólares e infracción a la ley penal tributaria. También se pide que se investigue si el dinero no fue “obtenido ilícitamente” cuando Manzano era funcionario. El rol del Citibank y de Moneta
Por: Susana Viau
Una denuncia ante la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) sostiene que el ex ministro menemista José Luis Manzano y su socio, el empresario mendocino Daniel Vila, cometieron infracciones a la Ley Penal Tributaria “y lavado de dinero de Manzano” por más de 400 millones de dólares “obtenidos ilícitamente durante su paso por la función pública”.
La presentación de Bernardo Martín Rutti pivotea sobre el prodigioso crecimiento del grupo Vila-Manzano en materia de comunicaciones, compra de cables, medios gráficos y radios, en el país y en el exterior. El denunciante aportó, asimismo, las rutas empleadas para la supuesta evasión y el presunto lavado. Según Rutti, los capitales depositados en el exterior reingresaban al país a través del Citicorp Banco de Inversión. Se sospecha con sólidos fundamentos que algunas de estas operaciones estarían incluidas en la documentación que tuvo en cuenta el subcomité del Senado norteamericano que investiga el lavado de dinero. La pista podría haber sido seguida a través de Seabrook, una sociedad de Manzano domiciliada en Montevideo, cuyo apoderado es Nicolás Martín Becerra (hijo del procurador general de la Nación) y que habría operado con el Federal Bank.
La “Cototo” conection
El denunciante Rutti, que según pudo establecer Página/12 es un ex empleado del grupo Vila, detalló con prolijidad el tipo de inversiones “ no declaradas o declaradas por montos inferiores” a las que hace referencia en su presentación a la AFIP. Asegura que los iniciadores del negocio de Supercanal S.A. fueron la familia Vila en acuerdo con la de otro coterráneo, Orlando Terranova. En 1995, el vínculo entre ambas se debilitó y los Terranova acabaron vendiendo su participación accionaria. El comprador fue nada menos que uno de los líderes de la “contra” de Miami, el anticastrista Jorge Mas Canosa a través de la firma Mas Tec Inc. y se hizo a un valor de 18 millones de dólares, aunque afirma Rutti “fue declarada a un precio mucho menor”.
No es ésa la más dura de las señalizaciones de Rutti, quien asegura que en realidad la participación de Mas Canosa se limitó a poner su nombre dado que el verdadero inversionista era el también mendocino José Luis Manzano, imposibilitado de reaparecer después de su desdoroso alejamiento de la función pública con una inyección de dólares de semejante envergadura. “Prueba de ello –relata Rutti– es que el grupo Mas Tec, figurando con el 28,80 por ciento de las acciones de Supercanal Holding S.A. nunca tuvo ningún representante en el directorio y que Adelina Dalesio de Viola, que fuera viceministra de Manzano en el Ministerio del Interior, figuraba como apoderada de ese grupo.” Por el contrario, en el directorio de Supercanal figuraban como presidente Daniel Vila y en calidad de directores Alfredo Vila Santander, Neil Bleasdale, Mariano Lucero, Sergio Ceroi, Guillermo Bordallo, José Luis López, Nicolás Martín Becerra y... José Luis Manzano.
En esas fechas el ex Guardia de Hierro, llamado “Chupete” en ambientes políticos y “Cototo” en Tupungato, su pueblo natal, había regresado al país con low profile, de la mano de su por entonces compañera sentimental y socia, la modelo Alejandra Massilo. Dejaba un prolongado ostracismo en Estados Unidos que, en sus últimas estribaciones, no le impidió concurrir a las recepciones organizadas por círculos republicanos en agasajo a personajes del justicialismo.
A partir de ese momento, cuenta Rutti, “el grupo tuvo un rápido e injustificado crecimiento económico comprando gran cantidad de cables en el interior del país, con una inversión del orden de 300 millones aportados por Manzano. Luego obtuvieron créditos del banco ING Baring completando el raid de inversiones en medios de comunicación que se llevó a cabo entre los años 1995-1997”.
El cable conductor
De acuerdo a la presentación, en ese período la sociedad Vila-Manzano compró o constituyó 25 empresas de televisión por cable con una cartera de 227 mil abonados. El área de las operaciones abarcaba la provincia de Mendoza y también las de San Juan, Catamarca, La Rioja, San Luis y Córdoba. Explicó Rutti que el precio promedio pactado fue de 1500 pesos por abonado, que era el estimado en esas fechas, y Vila reconoció en declaraciones formuladas en noviembre de 1998. Agrega que en 1997 Sucanal SA fue vendida a Daniel Vila y a Mirror Holding SRL a un precio de 9 millones y medio y también declarada en sumas mucho menores. Mirror Holding tenía su sede en la calle Cerrito al 700 de Capital Federal, donde funciona el estudio Beccar Varela. “En suma –informa Rutti–, desde la venida de Manzano concretaron 46 operaciones de compra o fusión en televisión abierta y por cable, radio y gráfica, conforme surge de la información suministrada por el grupo” y publicada por los medios en octubre de 1998.
La presentación hecha a la AFIP refiere que para borrar las señales que pudieran conducir al verdadero origen de los fondos “se creó un entramado de sociedades controlantes de las sociedades titulares de las emisoras de cable” y precisa que en el caso de La Rioja (Cablecolor SA y TV Regional Centro SA) se encontraban a nombre de Jorge Camzutti, pero “su verdadero dueño era Carlos Menem (...). El apoderado de todas esas empresas es Nicolás Martín Becerra, quien comparte poder de administración con Oscar Apesteguía. La prueba de que pertenecen al grupo es que todos esos canales de cable emiten la misma señal que Supercanal”.
De Argentina al mundo
La extraordinaria y más que llamativa expansión del grupo Vila-Manzano se puso en evidencia con la compra de cables en el extranjero con fondos procedentes de Argentina: en 1977, adquirieron en 7 millones el 25 por ciento de Procono –un canal de cable con telefonía– de las regiones de Castilla y León, en España. La inversión no fue declarada, pero sí reconocida por Daniel Vila en un matutino porteño el 22 de setiembre de 1997. Crearon, asimismo, Supercanal de Cable de España (constituida en Madrid el 23 de abril de 1997) con un capital de 20 millones de pesetas (100 mil dólares), aportando una inversión de alrededor de 150 millones de dólares procedentes de Argentina. Dos años después anunciaron en los diarios que habían vendido en 7 millones de dólares el 3 por ciento del paquete accionario a Unión Fenosa (empresa de energía eléctrica de España).
Brasil fue otro de los objetivos comerciales del pujante grupo inversor: adquirieron VVC, Alvarez & Alvarez, Video Selimn, MEG, Teresópolis Electro Audio e Imagem; CATV Sat Litd, Spectrum Sistemas de Televisao. El precio pactado fue de algo más de mil dólares por abonado. La cartera de abonados de estas empresas sumaba 26 mil clientes. Del mismo modo se hicieron de cables en La Paz y Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) por unos 10 millones de dólares. Igual que las anteriores, estas compras no fueron declaradas, aunque su titularidad la reconoció Daniel Vila ante los medios. Otra joya de la corona es Dominicana Supercanal, ubicado, obviamente, en República Dominicana.
Negocios de papel
Entre 1993 y 1994, historia Rutti, el grupo invirtió 20 millones en el diario Uno y la revista Primera Fila. En 1997 pasó a poseer el 51 por ciento del diario La Capital, de Rosario; el periódico Nueva Hora, de Paraná; las emisoras LT3 Radio Cerealista y LT 8 de Rosario; radios de frecuencia modulada en las provincias de Santa Fe y Entre Ríos. “La sociedad compradora –expresó Rutti a la AFIP– fue Grupo Uno SA y parte de los pagos se realizaron por medio de instrucciones irrevocables de pago de Supercanal Holding SA libradas contra ING Baring para depositar los fondos en la cuenta SBC Warburg del Suiss Bank Corporation en Stanford, USA, la cuenta 101-WA-360783 abierta por el Banco Mendoza SA, conforme surge de la documentación que acompañó, firmada por Germán Ranftl, en esa época vicepresidente de ING Baring y en la actualidad funcionario del grupo Vila-Manzano. A través de esa cuenta se hizo el resto de los pagos en negro al grupo vendedor.”
La lista de medios enumerados por Rutti como nueva propiedad del grupo Vila-Manzano es casi interminable. Merecen destacarse las compras del 72 por ciento al grupo Stornell (dueño del Canal 7 de Mendoza, 8 de San Juan, Radio Calingasta de San Juan, Radio FM Nuestra, de San Juan, y TV Río Diamante) por un monto de 92 millones, aunque declarado en un número menor. La operación incluyó a Los Algarrobos, un establecimiento vitivinícola con diferimiento impositivo, frondosa rama de los diversificados negocios del ex ministro del Interior. Vale mencionar, también, la compra en 1998 de Radio Rivadavia, propiedad del nosiglista Luis Cetrá, en 19.700.000, aunque los papeles marquen cifras más reducidas.
Las cuevas del Vaticano
En el apartado que Rutti dedica a describir los senderos recorridos por el dinero, cuya procedencia adjudica a la corrupción política y a la evasión fiscal es donde comienza la auténtica sorpresa. “El reingreso al país del dinero (...) lo hacía (el grupo) a través del Citicorp Banco de Inversión (...). La relación de Vila-Manzano con el Citibank la estableció el banquero Raúl Moneta”, afirma el ex empleado de los Vila. Rutti aclara que los accionistas titulares del Citicorp Banco de Inversión (absorbido en la actualidad por una entidad del mismo grupo –¡pero de menor capital!– el Citicorp Capital Market) eran Citibank Overseas Investments Corporation y Fideliter SA, sociedad inversora que está a nombre del abogado Damián Beccar Varela y miembros de su estudio jurídico.
De acuerdo a la presentación de Rutti, para realizar la maniobra de reintroducción del dinero –y a modo de entidades controlantes– se formaron diferentes sociedades cuyos accionistas eran en el momento de su constitución los miembros del estudio Beccar Varela. A poco de andar, éstos eran sustituidos por el propio Daniel Vila, sus familiares o prestanombres. Tal operatoria se observó en el caso de G Uno SA y se reiteró luego con Uno Multimediios SA, Compañía Independiente de Contenidos S.A, TV Uno SA, Uno Gráfica SA (interviniente en la compra del diario La Capital), Uno Radios SA, Uno Pay SA, Superfone SA. Damián Beccar Varela es el abogado del grupo Vila-Manzano. “Otra modalidad que utilizaron para blanquear la introducción de los capitales de Manzano y las sumas provenientes de la evasión de las empresas del grupo –dice Rutti– fue fraguar préstamos de bancos y/o empresas extranjeras, preferentemente del Uruguay y de sociedades constituidas en el Caribe.”
La denuncia contiene un pormenorizado informe de las propiedades personales del ingenioso y emprendedor ex ministro e indaga hasta en sus tarjetas de crédito, que exhiben un gasto mensual de 30 mil dólares que no condice para nada con su declaración de impuestos.
Fuente: Diario Página/12
Por: Susana Viau
Una denuncia ante la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) sostiene que el ex ministro menemista José Luis Manzano y su socio, el empresario mendocino Daniel Vila, cometieron infracciones a la Ley Penal Tributaria “y lavado de dinero de Manzano” por más de 400 millones de dólares “obtenidos ilícitamente durante su paso por la función pública”.

La “Cototo” conection
El denunciante Rutti, que según pudo establecer Página/12 es un ex empleado del grupo Vila, detalló con prolijidad el tipo de inversiones “ no declaradas o declaradas por montos inferiores” a las que hace referencia en su presentación a la AFIP. Asegura que los iniciadores del negocio de Supercanal S.A. fueron la familia Vila en acuerdo con la de otro coterráneo, Orlando Terranova. En 1995, el vínculo entre ambas se debilitó y los Terranova acabaron vendiendo su participación accionaria. El comprador fue nada menos que uno de los líderes de la “contra” de Miami, el anticastrista Jorge Mas Canosa a través de la firma Mas Tec Inc. y se hizo a un valor de 18 millones de dólares, aunque afirma Rutti “fue declarada a un precio mucho menor”.
No es ésa la más dura de las señalizaciones de Rutti, quien asegura que en realidad la participación de Mas Canosa se limitó a poner su nombre dado que el verdadero inversionista era el también mendocino José Luis Manzano, imposibilitado de reaparecer después de su desdoroso alejamiento de la función pública con una inyección de dólares de semejante envergadura. “Prueba de ello –relata Rutti– es que el grupo Mas Tec, figurando con el 28,80 por ciento de las acciones de Supercanal Holding S.A. nunca tuvo ningún representante en el directorio y que Adelina Dalesio de Viola, que fuera viceministra de Manzano en el Ministerio del Interior, figuraba como apoderada de ese grupo.” Por el contrario, en el directorio de Supercanal figuraban como presidente Daniel Vila y en calidad de directores Alfredo Vila Santander, Neil Bleasdale, Mariano Lucero, Sergio Ceroi, Guillermo Bordallo, José Luis López, Nicolás Martín Becerra y... José Luis Manzano.
En esas fechas el ex Guardia de Hierro, llamado “Chupete” en ambientes políticos y “Cototo” en Tupungato, su pueblo natal, había regresado al país con low profile, de la mano de su por entonces compañera sentimental y socia, la modelo Alejandra Massilo. Dejaba un prolongado ostracismo en Estados Unidos que, en sus últimas estribaciones, no le impidió concurrir a las recepciones organizadas por círculos republicanos en agasajo a personajes del justicialismo.
A partir de ese momento, cuenta Rutti, “el grupo tuvo un rápido e injustificado crecimiento económico comprando gran cantidad de cables en el interior del país, con una inversión del orden de 300 millones aportados por Manzano. Luego obtuvieron créditos del banco ING Baring completando el raid de inversiones en medios de comunicación que se llevó a cabo entre los años 1995-1997”.
El cable conductor
De acuerdo a la presentación, en ese período la sociedad Vila-Manzano compró o constituyó 25 empresas de televisión por cable con una cartera de 227 mil abonados. El área de las operaciones abarcaba la provincia de Mendoza y también las de San Juan, Catamarca, La Rioja, San Luis y Córdoba. Explicó Rutti que el precio promedio pactado fue de 1500 pesos por abonado, que era el estimado en esas fechas, y Vila reconoció en declaraciones formuladas en noviembre de 1998. Agrega que en 1997 Sucanal SA fue vendida a Daniel Vila y a Mirror Holding SRL a un precio de 9 millones y medio y también declarada en sumas mucho menores. Mirror Holding tenía su sede en la calle Cerrito al 700 de Capital Federal, donde funciona el estudio Beccar Varela. “En suma –informa Rutti–, desde la venida de Manzano concretaron 46 operaciones de compra o fusión en televisión abierta y por cable, radio y gráfica, conforme surge de la información suministrada por el grupo” y publicada por los medios en octubre de 1998.
La presentación hecha a la AFIP refiere que para borrar las señales que pudieran conducir al verdadero origen de los fondos “se creó un entramado de sociedades controlantes de las sociedades titulares de las emisoras de cable” y precisa que en el caso de La Rioja (Cablecolor SA y TV Regional Centro SA) se encontraban a nombre de Jorge Camzutti, pero “su verdadero dueño era Carlos Menem (...). El apoderado de todas esas empresas es Nicolás Martín Becerra, quien comparte poder de administración con Oscar Apesteguía. La prueba de que pertenecen al grupo es que todos esos canales de cable emiten la misma señal que Supercanal”.
De Argentina al mundo
La extraordinaria y más que llamativa expansión del grupo Vila-Manzano se puso en evidencia con la compra de cables en el extranjero con fondos procedentes de Argentina: en 1977, adquirieron en 7 millones el 25 por ciento de Procono –un canal de cable con telefonía– de las regiones de Castilla y León, en España. La inversión no fue declarada, pero sí reconocida por Daniel Vila en un matutino porteño el 22 de setiembre de 1997. Crearon, asimismo, Supercanal de Cable de España (constituida en Madrid el 23 de abril de 1997) con un capital de 20 millones de pesetas (100 mil dólares), aportando una inversión de alrededor de 150 millones de dólares procedentes de Argentina. Dos años después anunciaron en los diarios que habían vendido en 7 millones de dólares el 3 por ciento del paquete accionario a Unión Fenosa (empresa de energía eléctrica de España).
Brasil fue otro de los objetivos comerciales del pujante grupo inversor: adquirieron VVC, Alvarez & Alvarez, Video Selimn, MEG, Teresópolis Electro Audio e Imagem; CATV Sat Litd, Spectrum Sistemas de Televisao. El precio pactado fue de algo más de mil dólares por abonado. La cartera de abonados de estas empresas sumaba 26 mil clientes. Del mismo modo se hicieron de cables en La Paz y Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) por unos 10 millones de dólares. Igual que las anteriores, estas compras no fueron declaradas, aunque su titularidad la reconoció Daniel Vila ante los medios. Otra joya de la corona es Dominicana Supercanal, ubicado, obviamente, en República Dominicana.
Negocios de papel
Entre 1993 y 1994, historia Rutti, el grupo invirtió 20 millones en el diario Uno y la revista Primera Fila. En 1997 pasó a poseer el 51 por ciento del diario La Capital, de Rosario; el periódico Nueva Hora, de Paraná; las emisoras LT3 Radio Cerealista y LT 8 de Rosario; radios de frecuencia modulada en las provincias de Santa Fe y Entre Ríos. “La sociedad compradora –expresó Rutti a la AFIP– fue Grupo Uno SA y parte de los pagos se realizaron por medio de instrucciones irrevocables de pago de Supercanal Holding SA libradas contra ING Baring para depositar los fondos en la cuenta SBC Warburg del Suiss Bank Corporation en Stanford, USA, la cuenta 101-WA-360783 abierta por el Banco Mendoza SA, conforme surge de la documentación que acompañó, firmada por Germán Ranftl, en esa época vicepresidente de ING Baring y en la actualidad funcionario del grupo Vila-Manzano. A través de esa cuenta se hizo el resto de los pagos en negro al grupo vendedor.”
La lista de medios enumerados por Rutti como nueva propiedad del grupo Vila-Manzano es casi interminable. Merecen destacarse las compras del 72 por ciento al grupo Stornell (dueño del Canal 7 de Mendoza, 8 de San Juan, Radio Calingasta de San Juan, Radio FM Nuestra, de San Juan, y TV Río Diamante) por un monto de 92 millones, aunque declarado en un número menor. La operación incluyó a Los Algarrobos, un establecimiento vitivinícola con diferimiento impositivo, frondosa rama de los diversificados negocios del ex ministro del Interior. Vale mencionar, también, la compra en 1998 de Radio Rivadavia, propiedad del nosiglista Luis Cetrá, en 19.700.000, aunque los papeles marquen cifras más reducidas.
Las cuevas del Vaticano
En el apartado que Rutti dedica a describir los senderos recorridos por el dinero, cuya procedencia adjudica a la corrupción política y a la evasión fiscal es donde comienza la auténtica sorpresa. “El reingreso al país del dinero (...) lo hacía (el grupo) a través del Citicorp Banco de Inversión (...). La relación de Vila-Manzano con el Citibank la estableció el banquero Raúl Moneta”, afirma el ex empleado de los Vila. Rutti aclara que los accionistas titulares del Citicorp Banco de Inversión (absorbido en la actualidad por una entidad del mismo grupo –¡pero de menor capital!– el Citicorp Capital Market) eran Citibank Overseas Investments Corporation y Fideliter SA, sociedad inversora que está a nombre del abogado Damián Beccar Varela y miembros de su estudio jurídico.
De acuerdo a la presentación de Rutti, para realizar la maniobra de reintroducción del dinero –y a modo de entidades controlantes– se formaron diferentes sociedades cuyos accionistas eran en el momento de su constitución los miembros del estudio Beccar Varela. A poco de andar, éstos eran sustituidos por el propio Daniel Vila, sus familiares o prestanombres. Tal operatoria se observó en el caso de G Uno SA y se reiteró luego con Uno Multimediios SA, Compañía Independiente de Contenidos S.A, TV Uno SA, Uno Gráfica SA (interviniente en la compra del diario La Capital), Uno Radios SA, Uno Pay SA, Superfone SA. Damián Beccar Varela es el abogado del grupo Vila-Manzano. “Otra modalidad que utilizaron para blanquear la introducción de los capitales de Manzano y las sumas provenientes de la evasión de las empresas del grupo –dice Rutti– fue fraguar préstamos de bancos y/o empresas extranjeras, preferentemente del Uruguay y de sociedades constituidas en el Caribe.”
La denuncia contiene un pormenorizado informe de las propiedades personales del ingenioso y emprendedor ex ministro e indaga hasta en sus tarjetas de crédito, que exhiben un gasto mensual de 30 mil dólares que no condice para nada con su declaración de impuestos.
Fuente: Diario Página/12
martes, 9 de enero de 2001
Las ciudades fantasmas
Hacía diez años que el hombre faltaba del pueblo y sabía que la fábrica se hallaba cerrada. Pero no le importó demasiado, porque sus intereses estaban en otra parte y ya no era peón ni capataz. Así que visitó a sus amigos y arregló sus asuntos sin pasar por la fábrica, hasta que una tarde sus pasos lo llevaron, cruzó distraído un puente, atravesó el portón y dice que el silencio lo hizo despertar. Hacía tiempo que el hombre no lloraba.
La chimenea está allí: sesenta y cinco metros de ladrillo vertical en cuya punta supo flamear, los días de festejo, la bandera inglesa. Pero ya nadie sube sus peldaños oxidados. Las víboras fluyen por el canal de humo, asoman a los derrumbes, se meten en las oficinas desiertas.
-Este mes matamos cuarenta –dice Reinaldo Silva.
Las manos y los gestos del último empleado de La Forestal, en Villa Ana, reconstruyen los tres pisos que faltan entre las paredes con espesor de muralla, los huecos que fueron ventanas, las aserrineras convertidas en fosos. Bosta de caballo cubre el piso que presumió de parqué, y un retoño de ombú crece entre la invasora maleza amarilla.
Aquí se molía el quebracho, los rollizos empujados por el gato hidráulico gemían y se desintegraban contra las cuchillas de acero; aquí pasaba la cinta transportadora por el aserrín que iba a cocimiento. Uno puede imaginar a los hombres semidesnudos, cubiertos apenas por el chiripá, sudando entre nubes de vapor junto a las baterías de difusores, las tinas y los vácum, cortando con el brazo el chorro espeso y caliente que secaría tomando la forma de las bolsas, la cortante dureza del quebracho y su color, antes de ser embarcado para curtir los cueros y las pieles de medio mundo.
Pero es inútil. Las máquinas que trituraron un bosque han desaparecido; mojarritas nadan en la pileta que alimentó las baterías y sirvió de piscina a los gerentes; las calderas duermen amontonadas como grandes elefantes muertos.
La fábrica de tanino de Villa Ana no fue la primera, ni la última, ni la más importante entre las plantas de La Forestal clausuradas en los últimos veinte años. Pero ninguna dejó un testimonio tan impresionante de la caída de un imperio. A su alrededor, el pueblo agoniza desde 1957. Sus nueve mil habitantes se redujeron a tres mil. Diez mil hacheros de la zona emigraron o cayeron en primitivas formas de subsistencia.
No quedan huellas de sus ranchos de paja, pero el pueblo Forestal, que albergó a funcionarios y empleados, subsiste con sus casas de ladrillos encalados en color crema, sus galerías de tirantes rojos, sus techos a dos aguas. Cuatro de cada diez están hoy desocupadas, y una que ocupa media manzana con jardín acaba de venderse en setenta mil pesos.
Sobre la plaza, en una esquina, la puerta del único hotel permanece inexorablemente cerrada. Nada se mueve bajo el abrasador sol de la siesta. Un potrero donde pastan los caballos fue pista de aterrizaje; la cancha de golf donde se jugaron torneos internacionales ha sido removida por el arado. “Aquí vino la reina de Inglaterra”, dice una voz que también parece ausente. Y ella misma contesta:
-Vivimos de recuerdos.
De los recuerdos más bien se muere, pero le voy a contar una cosa insignificante. No vale la pena que la anote. Yo tenía nueve años y estaba muerto de sueño, esperando que empezara el cine. Papá y mamá también, y todo el pueblo inquieto, porque era la época en que se alzaron los hacheros. Hasta que entró el gerente y se apagaron las luces. El cine empezaba cuando llegaba el gerente de La Forestal.
jueves, 30 de noviembre de 2000
Víctor Hugo Morales generó una polémica al "robar" la emisión de Boca - Real Madrid
CableVisión amenaza con un juicio a canal 7, por el que se emite “Desayuno”, que midió el martes 9 puntos. “Pudimos estar mal legalmente, pero lo que hicimos fue legítimo éticamente”, sintetiza el conductor
Por: Carlos Polimeni
La decisión de Víctor Hugo Morales de poner en el aire de canal 7, de arrebato, buena parte del partido con que Boca Juniors se consagró campeón mundial de clubes se convirtió ayer en una de las polémicas más atrapantes en mucho tiempo en el mundo de la televisión argentina. Morales consiguió al menos tres cosas, con su picardía rioplatense: el más alto rating del año para el canal estatal (9.3 de promedio para su “Desayuno”, de 7 a 9), una retahíla de amenazas de juicios de quienes se sintieron perjudicados y una avalancha de adhesiones de telespectadores que pudieron acceder así a las imágenes que, en teoría, sólo podía transmitir en directo desde Japón la empresa CableVisión, que había pagado por eso un millón de dólares.
La jugada del relator uruguayo desde el comando de un programa periodístico puede ser considerada como parte de su cruzada histórica contra el poder que los holding empresarios han adquirido sobre los derechos de televisión del fútbol, aunque en este caso los derechos no eran de Torneos y Competencias, la corporación contra la que desde hace años batalla. Los derechos pertenecían el grupo estadounidense Hicks y Liberty Media, propietario de CableVisión, que había intentado, en vano, vendérselos a Multicanal, del grupo Clarín, ampliando el negocio. Morales no intentó un golpe de efecto sino, según dijo, establecer de hecho “un cacho de justicia” aunque eso significara vulnerar el orden legal. “Por eso a mí me parece que éste es un episodio simpatiquísimo”, afirmó ayer el periodista Carlos Ulanovsky, especializado en medios. “Fue un desafío interesante al sistema, en una época casi sin desafíos”.
Morales dijo anoche a Página/12 que cree que aunque la decisión del programa “pueda ser considerada ilegal por alguien, es éticamente legítima”. Recordó que desde el día anterior la promoción de “Desayuno” anticipaba que se iba a “espiar” el partido y que eso fue lo que se hizo. “Nadie se opuso entonces, ni nadie nos dijo nada en el canal”, subrayó. “La situación es transparente: pagando los derechos, una empresa se había hecho dueña de algo que es de la gente. Y nosotros tratamos de devolverle derechis a la gente, que a juzgar por el rating fue descubriendo, haciendo zapping, que estábamos dándole una oportunidad y se prendió”. Morales agregó: “Ahora me quieren pasar una factura, pero yo tengo claro que el problema conmigo es que yo peleo contra el desprecio que los poderosos tienen con la gente”.
El canal estatal, que tiene con el responsable de “Desayuno”, Eduardo Metzger, un acuerdo de coproducción, no parece tan de acuerdo con el desafío planteado por el periodista uruguayo. Es más, dice haber sido vulnerado en su buena fe. “Nosotros nunca le dimos autorización para hacer lo que hizo”, sostiene Luciano Olivera, gerente de programación del canal. Olivera había recibido antes de esto una queja de CableVisión, preanuncio de un juicio, a la que respondió con un pedido de disculpas, por escrito. “A la hora en que se inició “Desayuno” no había ninguna autoridad en el canal, por lo que sus productores, equivocándose, decidieron por su cuenta emitir imágenes del partido”, resumió. El público del canal, obviamente ampliado, saturó el correo electrónico (llegaron el martes más de 4 mil dirigidos al programa de Víctor Hugo) y las líneas telefónicas, agradeciendo la decisión.
Olivera recordó que en el programa es habitual que se exhiban imágenes de otros canales como referencia de lo que ocurre en derredor, pero que para su gerencia era inimaginable que iba a violarse una norma legal en la mañana del martes. Una fuente del canal dijo por separado que “la actitud de Robin Hood de Víctor Hugo fue celebrada por muchos funcionarios que no pueden decir en público lo que piensan del monopolio”. Sin embargo, al respecto, hay un punto clave: está en vigencia una ley que obliga a que los partidos de la selección deben ser emitidos en directo por un canal de aire al menos, producto de una importante presión social durante lasactuales eliminatorias para el Mundial 2002 ¿No sería hora de ampliar el radio de la ley a partidos como el de Boca el martes)?
CableVisión está que trina. “Lo que Víctor Hugo hizo se llama de una sola manera: robo de señal”, dijo ayer una fuente del departamento legal, ante la consulta de Página/12. “Nosotros tenemos que proceder de acuerdo a lo que pasó, más allá de las explicaciones. Y tenemos que hacer un juicio, que sí o sí obliga a exigir una reparación económica, porque a su vez nosotros le habíamos vendido a América la emisión en diferido en exclusiva para el aire, y ellos aducen que perdieron la exclusividad en el mismo momento en que el 7 emitió a la mañana”. Para los abogados de la empresa está claro que no hubo una marcada preterintencionalidad de dolo, sino un entusiasmo peligroso en el piso de “Desayuno”. Uno de ellos trazó esta especulación: “Por ahí pensaron en dar sólo algunas imágenes aisladas, pero como Boca hizo los dos goles al principio se entusiasmaron, y entraron en una lógica irreal, que se juntó con la posición de militancia de Víctor Hugo con respecto a la liberalización de los derechos. Quiero decir: operaron de acuerdo a una calentura, y después ya era tarde. La prueba es que en el segundo tiempo dieron casi todo el partido y que en los 3 o 4 minutos finales Víctor Hugo pidió al aire al director que pusiera el partido en pantalla completa”.
La postura por la cual América dice que le iniciará juicio a CableVisión tiene dos matices. El primero es que el canal pensaba hacer no menos de 20 puntos de rating el lunes por la noche, con la exclusividad del aire en diferido. Hizo la mitad, prácticamente. El segundo es que el canal es ahora propiedad de Carlos Avila, el dueño de la mayoría del paquete accionario de TyC, empresa ésta que perdió la puja por los derechos del partido con el grupo Hicks y Liberty Media, que invirtió fuerte porque busca posicionar en el mercado argentino su señal deportiva PSN. El diario Ambito Financiero, del que Avila es copropietario, cargó ayer contra Multicanal, por su decisión de no negociar con CableVisión, que privó a sus tres millones de abonados de ver el partido. Lo notable es que sí, en cambio, pudo venderle los derechos a varios sistemas del interior, entre ellos Supercanal, que por cantidad de abonados es la tercera empresa del rubro, Intercable y Teledigital. El hecho de que la transmisión en directo no haya sido realizada por TyC es a su modo, histórico, tanto como el tenor del relato que desde Tokio concretaron para la Argentina los locutores Ricardo Ortiz y Eduardo Biscayart.
Ulanovsky, autor de libros sobre la historia de la televisión, la radio y los diarios en la Argentina, cree que, más allá de lo que se diga ahora, la de “Desayuno” fue una apuesta ideológica. “Desde hace un tiempo, Víctor Hugo está enfrentado al monopolio de TyC en todos los terrenos, con una lógica que comparto, que es que el fútbol debe ser televisado sin restricciones. El productor, Metzger, no es, en absoluto un nene de pecho, que se pudo haber equivocado por un impulso. Es el tipo que fue asesor de imagen del ex presidente Raúl Alfonsín, que es columnista del programa, fue interventor del 13, etc. Metzger no se equivocó: sabía perfectamente lo que hacía,.”.
Hay un dato lindo sobre el tema de la cruzada de Morales contra los monopolios: en 1986 transmitió el Mundial de México para LR2 Radio Argentina, que había comprado los derechos radiales en exclusividad para el mercado local. La radio pertenecía entonces al empresario Héctor Ricardo García y su director era Ricardo Gangeme, que terminó sus días asesinado en el sur, donde tenía un diario sensacionalista. En aquel Mundial, la televisación de canal 7 tenía por relator a Mauro Viale, quien, sin embargo, no había viajado a México. Viale y Morales protagonizaron una de las peleas a golpes de puños más recordadas de la historia del medio.
Las cifras que abonan la polémica
En el centro del conflicto que involucra a Cablevisión y Víctor Hugo Morales hay un detalle que, tratándose de televisión, nunca es menor: el rating. La idea de dividir la pantalla y mostrar pasajes del partido entre Boca y Real Madrid le reportó a “Desayuno” la excepcional (para Canal 7 y para el ciclo matutino) medición de 9.3 puntos de rating promedio, con un pico de 12.1 en el segmento horario 7.45/8.00 y un piso de 2.9 a las 7.00. Es decir que los televidentes se fueron sumando a medida que se iban enterando de que podían, de algún modo, seguir las alternativas de la final por canal 7. En promedio, durante la emisión de “Desayuno” hubo poco más de 270.000 televisores encendidos en Capital y Gran Buenos Aires. Estas cifras son significativas si se las compara con las que obtiene cotidianamente el programa conducido por Víctor Hugo. Sin ir más lejos, el día anterior el ciclo periodístico midió 1.7.
Cablevisión, en tanto, tiene razones para quejarse, aunque también algunas para festejar. La franja horaria de las 7 y la 9 de la mañana fue la que tuvo más rating en todo el día en el cable argentina. Teniendo en cuenta que la mañana es, siempre, el momento de menor encendido diario, las mediciones, esta vez, “dijeron” otra cosa: cuando empezó el partido, la sumatoria de todos los canales de cable (está clarísimo que el porcentaje mayor se lo llevó el fútbol) dio 22.6. Después de los 15 minutos, bajó a 21.9 y solo volvió a decaer en el entretiempo. El pico de rating se registró a las 9.15, coincidiendo con el final y los festejos de Boca: 28.7. Hay que señalar, además, que las cifras en este caso no dejan de ser ficticias. Si se considera cada punto de rating en función de 30 mil televisores encendidos, ¿cómo medir cuánta gente vio el partido si los bares de la ciudad –al menos los que tuvieran el servicio de Cablevisión-y alrededores estuvieron atestados de hinchas? En día normal en que el cable sumaba 28 puntos, el rating es de a lo sumo 10.
La emisión nocturna del partido, en diferido, por América, “apenas midió” 11.4 de promedio.
Fuente: Página/12
Por: Carlos Polimeni
La decisión de Víctor Hugo Morales de poner en el aire de canal 7, de arrebato, buena parte del partido con que Boca Juniors se consagró campeón mundial de clubes se convirtió ayer en una de las polémicas más atrapantes en mucho tiempo en el mundo de la televisión argentina. Morales consiguió al menos tres cosas, con su picardía rioplatense: el más alto rating del año para el canal estatal (9.3 de promedio para su “Desayuno”, de 7 a 9), una retahíla de amenazas de juicios de quienes se sintieron perjudicados y una avalancha de adhesiones de telespectadores que pudieron acceder así a las imágenes que, en teoría, sólo podía transmitir en directo desde Japón la empresa CableVisión, que había pagado por eso un millón de dólares.
La jugada del relator uruguayo desde el comando de un programa periodístico puede ser considerada como parte de su cruzada histórica contra el poder que los holding empresarios han adquirido sobre los derechos de televisión del fútbol, aunque en este caso los derechos no eran de Torneos y Competencias, la corporación contra la que desde hace años batalla. Los derechos pertenecían el grupo estadounidense Hicks y Liberty Media, propietario de CableVisión, que había intentado, en vano, vendérselos a Multicanal, del grupo Clarín, ampliando el negocio. Morales no intentó un golpe de efecto sino, según dijo, establecer de hecho “un cacho de justicia” aunque eso significara vulnerar el orden legal. “Por eso a mí me parece que éste es un episodio simpatiquísimo”, afirmó ayer el periodista Carlos Ulanovsky, especializado en medios. “Fue un desafío interesante al sistema, en una época casi sin desafíos”.
Morales dijo anoche a Página/12 que cree que aunque la decisión del programa “pueda ser considerada ilegal por alguien, es éticamente legítima”. Recordó que desde el día anterior la promoción de “Desayuno” anticipaba que se iba a “espiar” el partido y que eso fue lo que se hizo. “Nadie se opuso entonces, ni nadie nos dijo nada en el canal”, subrayó. “La situación es transparente: pagando los derechos, una empresa se había hecho dueña de algo que es de la gente. Y nosotros tratamos de devolverle derechis a la gente, que a juzgar por el rating fue descubriendo, haciendo zapping, que estábamos dándole una oportunidad y se prendió”. Morales agregó: “Ahora me quieren pasar una factura, pero yo tengo claro que el problema conmigo es que yo peleo contra el desprecio que los poderosos tienen con la gente”.
El canal estatal, que tiene con el responsable de “Desayuno”, Eduardo Metzger, un acuerdo de coproducción, no parece tan de acuerdo con el desafío planteado por el periodista uruguayo. Es más, dice haber sido vulnerado en su buena fe. “Nosotros nunca le dimos autorización para hacer lo que hizo”, sostiene Luciano Olivera, gerente de programación del canal. Olivera había recibido antes de esto una queja de CableVisión, preanuncio de un juicio, a la que respondió con un pedido de disculpas, por escrito. “A la hora en que se inició “Desayuno” no había ninguna autoridad en el canal, por lo que sus productores, equivocándose, decidieron por su cuenta emitir imágenes del partido”, resumió. El público del canal, obviamente ampliado, saturó el correo electrónico (llegaron el martes más de 4 mil dirigidos al programa de Víctor Hugo) y las líneas telefónicas, agradeciendo la decisión.
Olivera recordó que en el programa es habitual que se exhiban imágenes de otros canales como referencia de lo que ocurre en derredor, pero que para su gerencia era inimaginable que iba a violarse una norma legal en la mañana del martes. Una fuente del canal dijo por separado que “la actitud de Robin Hood de Víctor Hugo fue celebrada por muchos funcionarios que no pueden decir en público lo que piensan del monopolio”. Sin embargo, al respecto, hay un punto clave: está en vigencia una ley que obliga a que los partidos de la selección deben ser emitidos en directo por un canal de aire al menos, producto de una importante presión social durante lasactuales eliminatorias para el Mundial 2002 ¿No sería hora de ampliar el radio de la ley a partidos como el de Boca el martes)?
CableVisión está que trina. “Lo que Víctor Hugo hizo se llama de una sola manera: robo de señal”, dijo ayer una fuente del departamento legal, ante la consulta de Página/12. “Nosotros tenemos que proceder de acuerdo a lo que pasó, más allá de las explicaciones. Y tenemos que hacer un juicio, que sí o sí obliga a exigir una reparación económica, porque a su vez nosotros le habíamos vendido a América la emisión en diferido en exclusiva para el aire, y ellos aducen que perdieron la exclusividad en el mismo momento en que el 7 emitió a la mañana”. Para los abogados de la empresa está claro que no hubo una marcada preterintencionalidad de dolo, sino un entusiasmo peligroso en el piso de “Desayuno”. Uno de ellos trazó esta especulación: “Por ahí pensaron en dar sólo algunas imágenes aisladas, pero como Boca hizo los dos goles al principio se entusiasmaron, y entraron en una lógica irreal, que se juntó con la posición de militancia de Víctor Hugo con respecto a la liberalización de los derechos. Quiero decir: operaron de acuerdo a una calentura, y después ya era tarde. La prueba es que en el segundo tiempo dieron casi todo el partido y que en los 3 o 4 minutos finales Víctor Hugo pidió al aire al director que pusiera el partido en pantalla completa”.
La postura por la cual América dice que le iniciará juicio a CableVisión tiene dos matices. El primero es que el canal pensaba hacer no menos de 20 puntos de rating el lunes por la noche, con la exclusividad del aire en diferido. Hizo la mitad, prácticamente. El segundo es que el canal es ahora propiedad de Carlos Avila, el dueño de la mayoría del paquete accionario de TyC, empresa ésta que perdió la puja por los derechos del partido con el grupo Hicks y Liberty Media, que invirtió fuerte porque busca posicionar en el mercado argentino su señal deportiva PSN. El diario Ambito Financiero, del que Avila es copropietario, cargó ayer contra Multicanal, por su decisión de no negociar con CableVisión, que privó a sus tres millones de abonados de ver el partido. Lo notable es que sí, en cambio, pudo venderle los derechos a varios sistemas del interior, entre ellos Supercanal, que por cantidad de abonados es la tercera empresa del rubro, Intercable y Teledigital. El hecho de que la transmisión en directo no haya sido realizada por TyC es a su modo, histórico, tanto como el tenor del relato que desde Tokio concretaron para la Argentina los locutores Ricardo Ortiz y Eduardo Biscayart.
Ulanovsky, autor de libros sobre la historia de la televisión, la radio y los diarios en la Argentina, cree que, más allá de lo que se diga ahora, la de “Desayuno” fue una apuesta ideológica. “Desde hace un tiempo, Víctor Hugo está enfrentado al monopolio de TyC en todos los terrenos, con una lógica que comparto, que es que el fútbol debe ser televisado sin restricciones. El productor, Metzger, no es, en absoluto un nene de pecho, que se pudo haber equivocado por un impulso. Es el tipo que fue asesor de imagen del ex presidente Raúl Alfonsín, que es columnista del programa, fue interventor del 13, etc. Metzger no se equivocó: sabía perfectamente lo que hacía,.”.
Hay un dato lindo sobre el tema de la cruzada de Morales contra los monopolios: en 1986 transmitió el Mundial de México para LR2 Radio Argentina, que había comprado los derechos radiales en exclusividad para el mercado local. La radio pertenecía entonces al empresario Héctor Ricardo García y su director era Ricardo Gangeme, que terminó sus días asesinado en el sur, donde tenía un diario sensacionalista. En aquel Mundial, la televisación de canal 7 tenía por relator a Mauro Viale, quien, sin embargo, no había viajado a México. Viale y Morales protagonizaron una de las peleas a golpes de puños más recordadas de la historia del medio.
Las cifras que abonan la polémica
En el centro del conflicto que involucra a Cablevisión y Víctor Hugo Morales hay un detalle que, tratándose de televisión, nunca es menor: el rating. La idea de dividir la pantalla y mostrar pasajes del partido entre Boca y Real Madrid le reportó a “Desayuno” la excepcional (para Canal 7 y para el ciclo matutino) medición de 9.3 puntos de rating promedio, con un pico de 12.1 en el segmento horario 7.45/8.00 y un piso de 2.9 a las 7.00. Es decir que los televidentes se fueron sumando a medida que se iban enterando de que podían, de algún modo, seguir las alternativas de la final por canal 7. En promedio, durante la emisión de “Desayuno” hubo poco más de 270.000 televisores encendidos en Capital y Gran Buenos Aires. Estas cifras son significativas si se las compara con las que obtiene cotidianamente el programa conducido por Víctor Hugo. Sin ir más lejos, el día anterior el ciclo periodístico midió 1.7.
Cablevisión, en tanto, tiene razones para quejarse, aunque también algunas para festejar. La franja horaria de las 7 y la 9 de la mañana fue la que tuvo más rating en todo el día en el cable argentina. Teniendo en cuenta que la mañana es, siempre, el momento de menor encendido diario, las mediciones, esta vez, “dijeron” otra cosa: cuando empezó el partido, la sumatoria de todos los canales de cable (está clarísimo que el porcentaje mayor se lo llevó el fútbol) dio 22.6. Después de los 15 minutos, bajó a 21.9 y solo volvió a decaer en el entretiempo. El pico de rating se registró a las 9.15, coincidiendo con el final y los festejos de Boca: 28.7. Hay que señalar, además, que las cifras en este caso no dejan de ser ficticias. Si se considera cada punto de rating en función de 30 mil televisores encendidos, ¿cómo medir cuánta gente vio el partido si los bares de la ciudad –al menos los que tuvieran el servicio de Cablevisión-y alrededores estuvieron atestados de hinchas? En día normal en que el cable sumaba 28 puntos, el rating es de a lo sumo 10.
La emisión nocturna del partido, en diferido, por América, “apenas midió” 11.4 de promedio.
Fuente: Página/12
martes, 28 de marzo de 2000
Carlos Avila, rey de torneos sin competencia
Entusiasmado por las perspectivas que ve en la transmisión codificada de las eliminatorias, Carlos Avila dijo que "la TV será el verdadero ingreso que van a tener los clubes de fútbol"
Por: Pablo Vázquez y Julián Ferreyra
El tuvo la idea. Fue en el año 90, cuando los canales abiertos del interior no querían pagar por el fútbol de verano. La idea de Carlos Avila fue vendérselo a los cables que, a cambio de la exclusividad, estaban dispuestos a pagar importantes sumas de dinero. Y dio así el puntapié inicial de una cadena de intereses económicos que se multiplicó hasta generar una dependencia absoluta de los clubes respecto a la televisión.
Fue hace diez años. Cuando las reglas del juego eran otras. Había mil empresas de cable en todo el país; en cada ciudad, en cada pueblo, había por lo menos dos cables dispuestos a cualquier cosa para conquistar más abonados, para seguir creciendo. Para tener la exclusividad. En ese marco de competencia, los cables pagaban por los derechos de los llamados "eventos deportivos" montos que crecían en forma vertiginosa, llegando, a veces, al abuso por parte de los dueños de los derechos. Los abonados, mientras tanto, se acostumbraron a verlos por el mismo precio que el paquete básico. Llegó un punto en que algunos cables pequeños del interior llegaron a pagar ciertos eventos aún cuando los números no les daban, por miedo a la reacción que podía tener un abonado al no poder ver un partido que sí se emitía en un pueblo vecino.
Hoy las cosas han cambiado. Y Avila es consciente de ello: "aquí hay dos grandes operadores de cable que, en última instancia, regulan el mercado: Multicanal y CableVisión. Cualquier empresa que tenga derechos sobre el fútbol necesita de ellos". El concepto es claro: los derechos deportivos siguen creciendo, y no se puede esperar que la plata la pongan dos cables que controlan el mercado.
¿Quién pone la plata, entonces? "La competencia está bastante consensuada, por lo que la única manera de potenciar los ingresos por televisión es a través de la tecnología. En la medida que la tecnología avance y, por ejemplo, permita transmitir varios partidos al mismo tiempo por distintas frecuencias, los ingresos van a crecer", explica Avila. Lo que quiere decir es que en la medida en que haya decodificadores en los hogares -"cajitas", como dice él-, los que tendrán que pagar extra para ver el fútbol y los que financiarán el aumento creciente de los precios de los derechos, serán los abonados. Así lo manifiesta Avila: "Si las eliminatorias del Mundial no pudieran ir por la televisión codificada, evidentemente no se podrían pagar los valores actuales".
El decodificador permite a los cables controlar lo que cada uno de los abonados puede ver -si lo pagó- y lo que no. Quien no tiene decodificador no pueden ceder al impulso de ver, en una tarde lluviosa, sólo por esa vez, al equipo de sus amores. O su película favorita. No son mercado potencial para seguir alimentando el voraz apetito del negocio del fútbol.
Señales de futuro
Ese es el futuro: los abonados tendrán, a sólo un click de control remoto de distancia, la posibilidad de ver un espectáculo tentador, casi adictivo, por el que tendrán que pagar: "El hecho de que las eliminatorias del Mundial vayan por la televisión codificada va a beneficiar al fútbol oficial, porque hará crecer el mercado de las cajitas -explica Avila-. Esas cajitas que se adquieran para ver las eliminatorias van a quedar en los hogares y van a permitir que técnicamente podamos transmitir dos o tres partidos simultáneos, y cada cual podrá elegir qué partido comprar. Entonces van a crecer los ingresos: la tecnología va a permitir el mayor ingreso por la televisión".
¿La única razón por la que no se emiten partidos simultáneos hoy es la tecnología? ¿Y los derechos?
Los derechos están. Se paga a cada club que está en el aire. No hay problema con los derechos. El problema es tecnológico. Cuando eso esté solucionado, se podrá hacer. La TV va a ser el verdadero ingreso que van a tener los clubes. El deporte es un espectáculo exclusivamente televisivo porque la concurrencia a los estadios es mínima.
¿La televisión abierta no puedo pagar el costo de las eliminatorias?
No, a pesar del alto rating que podría tener. La televisión abierta se financia con los anunciantes y la publicidad en la Argentina, en el período que va del 99 a la actualidad, se ha reducido en un veinte o treinta por ciento.
De cualquier manera, el Mundial sí se va a pasar por televisión abierta. Los costos son importantes, pero no son tan altos como los derechos de las eliminatorias. Además, canales como Telefé o el 13 no van a dejar de comprar los derechos por una cuestión política. Tendrán que invertir en ellos.
¿Para las eliminatorias no vale ese criterio?
No, no corre para las eliminatorias. La FIFA tiene estipulado que los mundiales tienen que ir por televisión abierta. Sólo en caso de no haber ninguna oferta de la televisión abierta, va a tener la opción el cable.
Pero, ¿se negoció primero con la televisión abierta para ver si estaba dispuesta a pagar las cifras que se pretendían o necesitaban por las eliminatorias?
No. Las Eliminatorias las venimos negociando nosotros desde hace mucho tiempo; ese fue el riesgo empresarial. Los derechos de las eliminatorias son de T&T, la empresa formada por Torneos y Competencias y Traffic (de Brasil). Luego, PSN compró los derechos a T&T, fundamentalmente para ponerlo dentro de su señal y lograr que los sistemas de cable, Cablevisión y Multicanal y los otros, la compren. Finalmente, como se trata de derechos de alto costo, hicieron un acuerdo con los canales de cable para ponerlo por sistema codificado. Evidentemente, al cable le interesa crecer en la venta de "cajitas" para poder tener una mayor rentabilidad, ya que no pueden aumentar la tarifa del básico. Si lo de las Eliminatorias se aprovecha, si se llega a un entendimiento con HBO y las otras señales de cine y, en definitiva, se logra generar todo un sistema de programación premium, los cables también crecerían. Ellos necesitan este tipo de operaciones porque la tarifa básica no la pueden aumentar.
Por eso mismo, quizá los multimedios con intereses en el cable y TV abierta decidieron no pasar los partidos por TV abierta.
Canal 13 es Canal 13 y Multicanal es Multicanal. Son cajas separadas. Y Telefe, por ejemplo, cuyo dueño ya es, prácticamente, Telefónica, podría haber decidido comprar los derechos. Y no lo hizo. De todas formas, aunque en diferido, los partidos se van a ver por televisión abierta. De esta manera, el costo para canales abiertos va a bajar. Y la gente que no quiera comprar el sistema codificado, lo podrá ver por la televisión abierta un tiempo en diferido, que es como ocurre habitualmente con la Copa Libertadores, por ejemplo.
¿Qué pasa con DirecTV? ¿Va a transmitir también las eliminatorias?
Seguramente las tendrá. Supongo. El que está negociando eso es PSN. Nosotros le vendimos los derechos a PSN, y PSN negoció con los sistemas de cable todos los partidos. La negociación con PSN no la conozco, porque nosotros no tenemos nada que ver con PSN, más allá de que Hicks (dueño de PSN) es accionista de Torneos, pero es un accionista como lo es Telefónica, como el CEI, como TCI. No tenemos nada que ver con el negocio de ellos. No interfieren ni pueden hacer presión sobre las negociaciones. Ni nosotros sobre las de ellos.
Para Avila no hay disyuntiva: el fútbol es un negocio. Ante todo, su negocio, el de Torneos y Competencias. Pero también parece estar seguro de que la solución a los problemas económicos que atraviesan los clubes está en los ingresos por televisión.
No hay fútbol sin televisión
Sabe que no se puede pensar, hoy por hoy, el fútbol sin televisión. Pero no le gusta decirlo. Ante la pregunta se enoja, reacciona, niega todo. Intenta empezar por el discurso políticamente correcto: "El fútbol va a existir siempre, con o sin TV. El fútbol es el contenido, y no hay medio de comunicación que pueda existir sin contenido". Pero la conversación continúa y Avila no resiste la tentación, termina por decirlo: "Si la televisión se retirara del mercado del fútbol, si hay un conflicto y no aparecen ni Murdoch, ni Berlusconi, ni nadie, terminan todos peor que Racing: como Talleres de Remedios de Escalada."
¿Cuál es, entonces, la importancia del fútbol como contenido?
El fútbol y el deporte en general son un contenido universal: el más importante que puede existir. Tomemos el ejemplo de Internet. Si alguien está en Hong Kong y quiere ver un partido de Boca, River, Independiente o San Lorenzo quizás pague para poder mirarlo por Internet. Pero no me imagino a alguien viendo "Vulnerables" o "Gasoleros" en Corea.
La única manera de obtener mejores ingresos de televisión es tener mejores artistas. Porque, en definitiva, el jugador de fútbol es un artista. Si hoy Boca tuviera un ingreso anual del orden de los 80 o 100 millones de dólares en concepto de televisación, Batistuta estaría jugando en Boca y no en la Fiorentina. No estaríamos pensando que Aimar y Saviola se van a ir. Al tener mayores ingresos van a poder retener a los jugadores, porque van a poder pagar mejores sueldos, mejores primas, premios, etc. Lo que le va a permitir un mejor ingreso a la televisión es que haya mejores espectáculos. Y en la media en que los clubes tengan un mejor presupuesto, va a mejorar la seguridad y el espectáculo.
El negocio que nadie quiso
¿Cómo fue su primera experiencia vendiendo el fútbol en el interior?
En el año 90 hice la primera experiencia vendiéndole a los cables el fútbol del verano. Como había pagado un precio muy alto por los derechos, no tenía posibilidades de obtener un retorno de la inversión a través de los sponsors de la pantalla. Entonces, empecé a hablar con los cables del interior; varios de ellos me ofrecieron sumas muy importantes a cambio de la exclusividad. Ahí me di cuenta del gran potencial que tenía el interior.
Y así fue creciendo todo.
El negocio fue muy, muy importante y ahí comencé a ordenar mis ideas para proponerle a la AFA transmitir un los días viernes un partido adelantado. Eso implicaba el pago de unos derechos más importantes, tecnología, satélite, transporte... con un capital que en ese entonces yo no tenía. Primero invité a la agrupación de cables, luego a Samuel Liberman (entonces dueño de VCC), a Eduardo Eurnekian (CableVisión), en fin, a todos los que podían ayudar o entrar en este, nuevo negocio. No lo veían, o lo veían muy riesgoso. Telefé tampoco quiso arriesgar el capital. Finalmente, el grupo Clarín se interesó. Ellos tuvieron confianza y me dieron el capital necesario, que eran dos millones de dólares. Así nació la venta al interior del fútbol y comenzó el boom del cable.
¿Cómo reaccionó la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) cuando le propuso crear el fútbol de los viernes?
Le había hecho una propuesta de dinero bastante interesante. Estábamos hablando de setenta mil dólares por partido, que era mucha plata; y finalmente llegamos a cien mil dólares por partido. Era muchísimo dinero.
Y Julio Grondona (presidente de la AFA), ¿creía que iba a ser un gran negocio?
Grondona prácticamente no participó de las negociaciones. Lo dejó todo en manos de los clubes, que entendían que era un negocio y en última instancia no corrían ningún riesgo porque yo les garantizaba la operación. Además, eran partidos de la Capital Federal que se transmitían para el interior. No afectaba la asistencia de público a las canchas. Así que para ellos era un negocio realmente brillante. No lo habían pensado. Por otra parte no tenían por qué pensar en ese tipo de negocios porque no era la función de ellos, ¿no?
Son los mismos clubes que ahora se quejan.
Ya los clubes no se quejan más. La fantasía de que podía haber otros operadores que podían poner mucho más dinero ya pasó.
Sin competencia
¿Puede pasar de la TV abierta al cable "Fútbol de primera"?
En Capital no es un programa para cable. Sí en el interior del país, donde va por Fox Sports, que lo tiene como un producto básico para poder vender su señal. Pero en la Capital no lo veo como programa para cable, sino para televisión abierta.
¿No tiene miedo de que otra empresa tome los derechos de "Fútbol de Primera"?
La gente no analiza, porque lo da por descontado, la calidad con que se produce el fútbol en Argentina. Torneos y Competencias es una empresa que adquiere derechos, pero también produce.
El mejor programa de la Argentina es el "Fútbol de primera". A tal punto que no hay un segundo programa. Es el producto que más distribución tiene en el mundo, tiene un promedio de 22/23 puntos de rating (más de dos millones de personas) en el año y es el programa de mayor facturación. Esos derechos no los puede tomar cualquiera. Si mañana los toma Telefe o Canal 13, no lo van a hacer igual, porque la calidad de la producción, el equipo de gente y los años de experiencia son solamente de Torneos y Competencias. Y ahí es donde no le tengo miedo a nadie de la competencia. No creo que alguien se arriesgue a que el "Fútbol de Primera" lo produzca otra empresa que no sea Torneos.
Fuente: La Nación Tevé
Por: Pablo Vázquez y Julián Ferreyra
El tuvo la idea. Fue en el año 90, cuando los canales abiertos del interior no querían pagar por el fútbol de verano. La idea de Carlos Avila fue vendérselo a los cables que, a cambio de la exclusividad, estaban dispuestos a pagar importantes sumas de dinero. Y dio así el puntapié inicial de una cadena de intereses económicos que se multiplicó hasta generar una dependencia absoluta de los clubes respecto a la televisión.
Fue hace diez años. Cuando las reglas del juego eran otras. Había mil empresas de cable en todo el país; en cada ciudad, en cada pueblo, había por lo menos dos cables dispuestos a cualquier cosa para conquistar más abonados, para seguir creciendo. Para tener la exclusividad. En ese marco de competencia, los cables pagaban por los derechos de los llamados "eventos deportivos" montos que crecían en forma vertiginosa, llegando, a veces, al abuso por parte de los dueños de los derechos. Los abonados, mientras tanto, se acostumbraron a verlos por el mismo precio que el paquete básico. Llegó un punto en que algunos cables pequeños del interior llegaron a pagar ciertos eventos aún cuando los números no les daban, por miedo a la reacción que podía tener un abonado al no poder ver un partido que sí se emitía en un pueblo vecino.
Hoy las cosas han cambiado. Y Avila es consciente de ello: "aquí hay dos grandes operadores de cable que, en última instancia, regulan el mercado: Multicanal y CableVisión. Cualquier empresa que tenga derechos sobre el fútbol necesita de ellos". El concepto es claro: los derechos deportivos siguen creciendo, y no se puede esperar que la plata la pongan dos cables que controlan el mercado.
¿Quién pone la plata, entonces? "La competencia está bastante consensuada, por lo que la única manera de potenciar los ingresos por televisión es a través de la tecnología. En la medida que la tecnología avance y, por ejemplo, permita transmitir varios partidos al mismo tiempo por distintas frecuencias, los ingresos van a crecer", explica Avila. Lo que quiere decir es que en la medida en que haya decodificadores en los hogares -"cajitas", como dice él-, los que tendrán que pagar extra para ver el fútbol y los que financiarán el aumento creciente de los precios de los derechos, serán los abonados. Así lo manifiesta Avila: "Si las eliminatorias del Mundial no pudieran ir por la televisión codificada, evidentemente no se podrían pagar los valores actuales".
El decodificador permite a los cables controlar lo que cada uno de los abonados puede ver -si lo pagó- y lo que no. Quien no tiene decodificador no pueden ceder al impulso de ver, en una tarde lluviosa, sólo por esa vez, al equipo de sus amores. O su película favorita. No son mercado potencial para seguir alimentando el voraz apetito del negocio del fútbol.
Señales de futuro
Ese es el futuro: los abonados tendrán, a sólo un click de control remoto de distancia, la posibilidad de ver un espectáculo tentador, casi adictivo, por el que tendrán que pagar: "El hecho de que las eliminatorias del Mundial vayan por la televisión codificada va a beneficiar al fútbol oficial, porque hará crecer el mercado de las cajitas -explica Avila-. Esas cajitas que se adquieran para ver las eliminatorias van a quedar en los hogares y van a permitir que técnicamente podamos transmitir dos o tres partidos simultáneos, y cada cual podrá elegir qué partido comprar. Entonces van a crecer los ingresos: la tecnología va a permitir el mayor ingreso por la televisión".
¿La única razón por la que no se emiten partidos simultáneos hoy es la tecnología? ¿Y los derechos?
Los derechos están. Se paga a cada club que está en el aire. No hay problema con los derechos. El problema es tecnológico. Cuando eso esté solucionado, se podrá hacer. La TV va a ser el verdadero ingreso que van a tener los clubes. El deporte es un espectáculo exclusivamente televisivo porque la concurrencia a los estadios es mínima.
¿La televisión abierta no puedo pagar el costo de las eliminatorias?
No, a pesar del alto rating que podría tener. La televisión abierta se financia con los anunciantes y la publicidad en la Argentina, en el período que va del 99 a la actualidad, se ha reducido en un veinte o treinta por ciento.
De cualquier manera, el Mundial sí se va a pasar por televisión abierta. Los costos son importantes, pero no son tan altos como los derechos de las eliminatorias. Además, canales como Telefé o el 13 no van a dejar de comprar los derechos por una cuestión política. Tendrán que invertir en ellos.
¿Para las eliminatorias no vale ese criterio?
No, no corre para las eliminatorias. La FIFA tiene estipulado que los mundiales tienen que ir por televisión abierta. Sólo en caso de no haber ninguna oferta de la televisión abierta, va a tener la opción el cable.
Pero, ¿se negoció primero con la televisión abierta para ver si estaba dispuesta a pagar las cifras que se pretendían o necesitaban por las eliminatorias?
No. Las Eliminatorias las venimos negociando nosotros desde hace mucho tiempo; ese fue el riesgo empresarial. Los derechos de las eliminatorias son de T&T, la empresa formada por Torneos y Competencias y Traffic (de Brasil). Luego, PSN compró los derechos a T&T, fundamentalmente para ponerlo dentro de su señal y lograr que los sistemas de cable, Cablevisión y Multicanal y los otros, la compren. Finalmente, como se trata de derechos de alto costo, hicieron un acuerdo con los canales de cable para ponerlo por sistema codificado. Evidentemente, al cable le interesa crecer en la venta de "cajitas" para poder tener una mayor rentabilidad, ya que no pueden aumentar la tarifa del básico. Si lo de las Eliminatorias se aprovecha, si se llega a un entendimiento con HBO y las otras señales de cine y, en definitiva, se logra generar todo un sistema de programación premium, los cables también crecerían. Ellos necesitan este tipo de operaciones porque la tarifa básica no la pueden aumentar.
Por eso mismo, quizá los multimedios con intereses en el cable y TV abierta decidieron no pasar los partidos por TV abierta.
Canal 13 es Canal 13 y Multicanal es Multicanal. Son cajas separadas. Y Telefe, por ejemplo, cuyo dueño ya es, prácticamente, Telefónica, podría haber decidido comprar los derechos. Y no lo hizo. De todas formas, aunque en diferido, los partidos se van a ver por televisión abierta. De esta manera, el costo para canales abiertos va a bajar. Y la gente que no quiera comprar el sistema codificado, lo podrá ver por la televisión abierta un tiempo en diferido, que es como ocurre habitualmente con la Copa Libertadores, por ejemplo.
¿Qué pasa con DirecTV? ¿Va a transmitir también las eliminatorias?
Seguramente las tendrá. Supongo. El que está negociando eso es PSN. Nosotros le vendimos los derechos a PSN, y PSN negoció con los sistemas de cable todos los partidos. La negociación con PSN no la conozco, porque nosotros no tenemos nada que ver con PSN, más allá de que Hicks (dueño de PSN) es accionista de Torneos, pero es un accionista como lo es Telefónica, como el CEI, como TCI. No tenemos nada que ver con el negocio de ellos. No interfieren ni pueden hacer presión sobre las negociaciones. Ni nosotros sobre las de ellos.
Para Avila no hay disyuntiva: el fútbol es un negocio. Ante todo, su negocio, el de Torneos y Competencias. Pero también parece estar seguro de que la solución a los problemas económicos que atraviesan los clubes está en los ingresos por televisión.
No hay fútbol sin televisión
Sabe que no se puede pensar, hoy por hoy, el fútbol sin televisión. Pero no le gusta decirlo. Ante la pregunta se enoja, reacciona, niega todo. Intenta empezar por el discurso políticamente correcto: "El fútbol va a existir siempre, con o sin TV. El fútbol es el contenido, y no hay medio de comunicación que pueda existir sin contenido". Pero la conversación continúa y Avila no resiste la tentación, termina por decirlo: "Si la televisión se retirara del mercado del fútbol, si hay un conflicto y no aparecen ni Murdoch, ni Berlusconi, ni nadie, terminan todos peor que Racing: como Talleres de Remedios de Escalada."
¿Cuál es, entonces, la importancia del fútbol como contenido?
El fútbol y el deporte en general son un contenido universal: el más importante que puede existir. Tomemos el ejemplo de Internet. Si alguien está en Hong Kong y quiere ver un partido de Boca, River, Independiente o San Lorenzo quizás pague para poder mirarlo por Internet. Pero no me imagino a alguien viendo "Vulnerables" o "Gasoleros" en Corea.
La única manera de obtener mejores ingresos de televisión es tener mejores artistas. Porque, en definitiva, el jugador de fútbol es un artista. Si hoy Boca tuviera un ingreso anual del orden de los 80 o 100 millones de dólares en concepto de televisación, Batistuta estaría jugando en Boca y no en la Fiorentina. No estaríamos pensando que Aimar y Saviola se van a ir. Al tener mayores ingresos van a poder retener a los jugadores, porque van a poder pagar mejores sueldos, mejores primas, premios, etc. Lo que le va a permitir un mejor ingreso a la televisión es que haya mejores espectáculos. Y en la media en que los clubes tengan un mejor presupuesto, va a mejorar la seguridad y el espectáculo.
El negocio que nadie quiso
¿Cómo fue su primera experiencia vendiendo el fútbol en el interior?
En el año 90 hice la primera experiencia vendiéndole a los cables el fútbol del verano. Como había pagado un precio muy alto por los derechos, no tenía posibilidades de obtener un retorno de la inversión a través de los sponsors de la pantalla. Entonces, empecé a hablar con los cables del interior; varios de ellos me ofrecieron sumas muy importantes a cambio de la exclusividad. Ahí me di cuenta del gran potencial que tenía el interior.
Y así fue creciendo todo.
El negocio fue muy, muy importante y ahí comencé a ordenar mis ideas para proponerle a la AFA transmitir un los días viernes un partido adelantado. Eso implicaba el pago de unos derechos más importantes, tecnología, satélite, transporte... con un capital que en ese entonces yo no tenía. Primero invité a la agrupación de cables, luego a Samuel Liberman (entonces dueño de VCC), a Eduardo Eurnekian (CableVisión), en fin, a todos los que podían ayudar o entrar en este, nuevo negocio. No lo veían, o lo veían muy riesgoso. Telefé tampoco quiso arriesgar el capital. Finalmente, el grupo Clarín se interesó. Ellos tuvieron confianza y me dieron el capital necesario, que eran dos millones de dólares. Así nació la venta al interior del fútbol y comenzó el boom del cable.
¿Cómo reaccionó la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) cuando le propuso crear el fútbol de los viernes?
Le había hecho una propuesta de dinero bastante interesante. Estábamos hablando de setenta mil dólares por partido, que era mucha plata; y finalmente llegamos a cien mil dólares por partido. Era muchísimo dinero.
Y Julio Grondona (presidente de la AFA), ¿creía que iba a ser un gran negocio?
Grondona prácticamente no participó de las negociaciones. Lo dejó todo en manos de los clubes, que entendían que era un negocio y en última instancia no corrían ningún riesgo porque yo les garantizaba la operación. Además, eran partidos de la Capital Federal que se transmitían para el interior. No afectaba la asistencia de público a las canchas. Así que para ellos era un negocio realmente brillante. No lo habían pensado. Por otra parte no tenían por qué pensar en ese tipo de negocios porque no era la función de ellos, ¿no?
Son los mismos clubes que ahora se quejan.
Ya los clubes no se quejan más. La fantasía de que podía haber otros operadores que podían poner mucho más dinero ya pasó.
Sin competencia
¿Puede pasar de la TV abierta al cable "Fútbol de primera"?
En Capital no es un programa para cable. Sí en el interior del país, donde va por Fox Sports, que lo tiene como un producto básico para poder vender su señal. Pero en la Capital no lo veo como programa para cable, sino para televisión abierta.
¿No tiene miedo de que otra empresa tome los derechos de "Fútbol de Primera"?
La gente no analiza, porque lo da por descontado, la calidad con que se produce el fútbol en Argentina. Torneos y Competencias es una empresa que adquiere derechos, pero también produce.
El mejor programa de la Argentina es el "Fútbol de primera". A tal punto que no hay un segundo programa. Es el producto que más distribución tiene en el mundo, tiene un promedio de 22/23 puntos de rating (más de dos millones de personas) en el año y es el programa de mayor facturación. Esos derechos no los puede tomar cualquiera. Si mañana los toma Telefe o Canal 13, no lo van a hacer igual, porque la calidad de la producción, el equipo de gente y los años de experiencia son solamente de Torneos y Competencias. Y ahí es donde no le tengo miedo a nadie de la competencia. No creo que alguien se arriesgue a que el "Fútbol de Primera" lo produzca otra empresa que no sea Torneos.
Fuente: La Nación Tevé
martes, 23 de noviembre de 1999
La historia del hombre al que le compraron un canal sin pagarle
Amadeo Grandinetti reclama desde 1982 un dinero que le corresponde por la venta de Canal 11 al Estado. Le dicen que tiene razón pero no le pagan
Amadeo Grandinetti tiene una curiosa historia para contar. El hermano del padre jesuita Héctor Norberto Grandinetti, fundador de Canal 11, está terminando el libro Dicon SA-Telefe, una historia que se las trae, donde relata cómo se transformó de exitoso empresario a hombre estafado por el Estado nacional. Grandinetti asegura que el Estado le debe alrededor de 3 millones de dólares, precio que valdrían hoy las cerca de 10.000 acciones suyas de Telefe que nunca le fueron liquidadas. Desde 1982, cuando se estatizaron los canales, los diferentes gobiernos vienen reconociendo la deuda, pero hasta ahora ninguno se hizo cargo de las acciones que quedaron en el camino. "Los medios de comunicación hacen oídos sordos cuando envío cartas", se queja Grandinetti, que tiene 79 años y espera que el gobierno electo pueda resolver el conflicto.
Grandinetti cuenta que su hermano materializó en 1961 un sueño de muchos años, invirtiendo 10 millones de ese entonces en la fundación del canal. "Hasta el papa Juan Pablo II llegó a autorizarlo. Después, los trepadores inventaron Telerama, sigla que se comió a Dicon SA y Canal 11." Amadeo recuerda que "necesitábamos alguien que hablara bien inglés para realizar compras de equipos en Estados Unidos. Por eso se contactó a un muchacho que andaba casi en la ruina. Era Pedro Simoncini, quien luego fue nombrado apoderado del canal".
Amadeo Grandinetti puso un 10 por ciento de la inversión, y Simoncini fue abarcando cada vez mayor poder en la dirección. En un momento, Simoncini convocó a Grandinetti y le dijo que la TV ya no era negocio, que había que vender el canal y que ya había un comprador: el propietario de Crónica, Héctor Ricardo García, que adquirió el 97,74 por ciento de las acciones. El 2,26 por ciento restante lo mantuvieron Amadeo Grandinetti con 10.000 acciones, César Codebo (ya fallecido) con 2800 y 400 acciones a nombre del señor Santamaría. Cuando el gobierno de facto decidió estatizar los canales, pagó el 97,74 por ciento a García, pero obvió el resto.
En agosto de 1982, la Dirección General de Fiscalización y Control de Gestión consideró que debía pagarse 26.500 dólares a Grandinetti, debido a la compra que el Estado había hecho de Dicon Difusión Contemporánea S.A., que luego se transformaría en Telefé. Tiempo después, la Inspección General de Justicia y el Ministerio de Economía de la Nación también reconocieron la obligación del Estado de pagar la deuda. Las privatizaciones del gobierno menemista volvieron a obviar el faltante: Grandinetti presentó entonces una impugnación de la venta. "Hubo una acción delictiva y manipuladora del ComFeR, ya que el presidente León Guinsburg no tomó en cuenta mi impugnación", dice. En esa privatización, el canal volvió a quedar en manos de Simoncini. "En 1990, cuando fui a impugnar la venta me dejaron llegar hasta la planta baja. Allí, el empleado que se encontraba no quería recibirme la impugnación porque decía que estaba fuera de término. Discutí un buen rato y decidí no moverme del ComFeR hasta ver a Guinsburg. Al rato apareció el presidente, quien al verme dijo 'no hay dudas, es igual al cura. Tómele la impugnación del Canal 11', me dio la mano y se fue."
El siguiente paso, según Grandinetti, fue una promesa de Raúl Rachid --liquidador del 11-- de que en cuanto se vendieran 14 propiedades del canal pendientes se cancelaría la deuda. Diez años después, Grandinetti cuenta que "en una de las cartas que envié al Poder Ejecutivo me encomendaban a ver al presidente del ComFeR a quien yo estaba denunciando". El 21 de diciembre de 1996 Grandinetti recibió un llamado esperanzador. Uno de los tantos liquidadores del Canal 11, Francisco Paz le informa tener conocimiento de los reclamos que hacía Amadeo, ex dueño de una imprenta. Las conversaciones se diluyeron durante catorce meses hasta que Paz fue reemplazado por Julio César Maggi, quien le aseguró que "el Estado no tiene obligación de adquirir esa deuda en forma compulsiva". Grandinetti se ríe indignado: "¿Compulsiva? Si hace años que vengo pidiendo que me paguen lo que es mío. Telefe es un antro de corrupción". Si la deuda hubiera sido cancelada en la primera venta, Grandinetti habría recibido casi 30.000 dólares. Hoy el Estado le debe 3 millones.
Fuente: Página/12
Amadeo Grandinetti tiene una curiosa historia para contar. El hermano del padre jesuita Héctor Norberto Grandinetti, fundador de Canal 11, está terminando el libro Dicon SA-Telefe, una historia que se las trae, donde relata cómo se transformó de exitoso empresario a hombre estafado por el Estado nacional. Grandinetti asegura que el Estado le debe alrededor de 3 millones de dólares, precio que valdrían hoy las cerca de 10.000 acciones suyas de Telefe que nunca le fueron liquidadas. Desde 1982, cuando se estatizaron los canales, los diferentes gobiernos vienen reconociendo la deuda, pero hasta ahora ninguno se hizo cargo de las acciones que quedaron en el camino. "Los medios de comunicación hacen oídos sordos cuando envío cartas", se queja Grandinetti, que tiene 79 años y espera que el gobierno electo pueda resolver el conflicto.
Grandinetti cuenta que su hermano materializó en 1961 un sueño de muchos años, invirtiendo 10 millones de ese entonces en la fundación del canal. "Hasta el papa Juan Pablo II llegó a autorizarlo. Después, los trepadores inventaron Telerama, sigla que se comió a Dicon SA y Canal 11." Amadeo recuerda que "necesitábamos alguien que hablara bien inglés para realizar compras de equipos en Estados Unidos. Por eso se contactó a un muchacho que andaba casi en la ruina. Era Pedro Simoncini, quien luego fue nombrado apoderado del canal".
Amadeo Grandinetti puso un 10 por ciento de la inversión, y Simoncini fue abarcando cada vez mayor poder en la dirección. En un momento, Simoncini convocó a Grandinetti y le dijo que la TV ya no era negocio, que había que vender el canal y que ya había un comprador: el propietario de Crónica, Héctor Ricardo García, que adquirió el 97,74 por ciento de las acciones. El 2,26 por ciento restante lo mantuvieron Amadeo Grandinetti con 10.000 acciones, César Codebo (ya fallecido) con 2800 y 400 acciones a nombre del señor Santamaría. Cuando el gobierno de facto decidió estatizar los canales, pagó el 97,74 por ciento a García, pero obvió el resto.
En agosto de 1982, la Dirección General de Fiscalización y Control de Gestión consideró que debía pagarse 26.500 dólares a Grandinetti, debido a la compra que el Estado había hecho de Dicon Difusión Contemporánea S.A., que luego se transformaría en Telefé. Tiempo después, la Inspección General de Justicia y el Ministerio de Economía de la Nación también reconocieron la obligación del Estado de pagar la deuda. Las privatizaciones del gobierno menemista volvieron a obviar el faltante: Grandinetti presentó entonces una impugnación de la venta. "Hubo una acción delictiva y manipuladora del ComFeR, ya que el presidente León Guinsburg no tomó en cuenta mi impugnación", dice. En esa privatización, el canal volvió a quedar en manos de Simoncini. "En 1990, cuando fui a impugnar la venta me dejaron llegar hasta la planta baja. Allí, el empleado que se encontraba no quería recibirme la impugnación porque decía que estaba fuera de término. Discutí un buen rato y decidí no moverme del ComFeR hasta ver a Guinsburg. Al rato apareció el presidente, quien al verme dijo 'no hay dudas, es igual al cura. Tómele la impugnación del Canal 11', me dio la mano y se fue."
El siguiente paso, según Grandinetti, fue una promesa de Raúl Rachid --liquidador del 11-- de que en cuanto se vendieran 14 propiedades del canal pendientes se cancelaría la deuda. Diez años después, Grandinetti cuenta que "en una de las cartas que envié al Poder Ejecutivo me encomendaban a ver al presidente del ComFeR a quien yo estaba denunciando". El 21 de diciembre de 1996 Grandinetti recibió un llamado esperanzador. Uno de los tantos liquidadores del Canal 11, Francisco Paz le informa tener conocimiento de los reclamos que hacía Amadeo, ex dueño de una imprenta. Las conversaciones se diluyeron durante catorce meses hasta que Paz fue reemplazado por Julio César Maggi, quien le aseguró que "el Estado no tiene obligación de adquirir esa deuda en forma compulsiva". Grandinetti se ríe indignado: "¿Compulsiva? Si hace años que vengo pidiendo que me paguen lo que es mío. Telefe es un antro de corrupción". Si la deuda hubiera sido cancelada en la primera venta, Grandinetti habría recibido casi 30.000 dólares. Hoy el Estado le debe 3 millones.
Fuente: Página/12
jueves, 10 de septiembre de 1998
La Nación no acepta el derecho a réplica
Editorial del Diario La Nación:
El mal llamado derecho de réplica
Según un fallo reciente de la Corte Suprema de Justicia, el llamado derecho de réplica está vigente en la Argentina. Al adoptar esa posición, el tribunal se ha apartado ostensiblemente de las normas y los principios consagrados por la Constitución Nacional en resguardo de la libertad de prensa.
El caso que motivó este desafortunado pronunciamiento de la Corte se originó a partir de la querella entablada por el particular Horacio Rozenblum contra la Editorial Atlántida por un artículo publicado en la revista Somos en agosto de 1992. En esa nota periodística se hacía referencia a la posible vinculación de Rozenblum con una operación fraudulenta del Banco de Crédito y Comercio Internacional.
El mal llamado derecho de réplica suele ser presentado como un instrumento para la defensa de la dignidad o el honor de una persona afectada por una publicación periodística. Se parte del error de suponer que una persona que ve lesionada su honra no tiene, en principio, protección jurídica alguna. En realidad, no es así:esa persona está amparada por el Código Penal, que castiga los delitos contra el honor y, por lo tanto, puede accionar criminalmente contra quien haya utilizado la vía periodística para injuriarla, calumniarla o deshonrarla.
La institución del derecho de réplica es, pues, completamente innecesaria. Como lo han señalado prestigiosos constitucionalistas, imponer a una publicación periodística la obligación de difundir gratuitamente la réplica de cualquier persona que se considere ofendida por alguna noticia o información significa vulnerar el derecho de propiedad, violar la garantía constitucional contra la censura previa y avasallar el derecho de los órganos de prensa a determinar libremente su línea editorial.
Con su nuevo pronunciamiento, la Corte -con la sola disidencia del doctor AugustoBelluscio, que calificó de inconstitucional el derecho de réplica- ha consagrado, una vez más, una doctrina restrictiva de la libertad de prensa, inconciliable con la esencia del sistema democrático.
Ya el 16 de abril de este año, al fallar en el caso Petric c/Página 12, el tribunal se abstuvo, inexplicablemente, de confrontar la pretendida aplicabilidad del derecho de réplica con ciertas normas esenciales de la Constitución: concretamente, con la prohibición de la censura previa, establecida por el artículo 14, y con la prohibición impuesta al Congreso para dictar leyes que restrinjan la libertad de imprenta, consagrada en el artículo 32.
En su fallo del caso Conesa Mones Ruiz c/diario Pregón, de Jujuy, dictado el 28 de abril de este año, la Corte reconoció el derecho de réplica a un legislador provincial a raíz de la publicación de un artículo periodístico sobre su actuación política. En esa oportunidad, el máximo tribunal contradijo el criterio que había sentado en otro fallo anterior ("Ekmekdjián c/Sofovich), donde se afirmaba que el derecho de réplica no es aplicable cuando se trata de cuestiones de índole política o electoral. Y contradijo también lo sostenido en el caso "Petric", donde se había dicho que la réplica es inviable cuando se trata de contradecir opiniones y no de la simple rectificación de un hecho.
Es lamentable que la Corte Suprema prosiga con una política pendular que acarrea inseguridad y promueve la autocensura. Su nuevo fallo sobre el derecho de réplica -el tercero en lo que va del año- debilita la vigencia del Estado de Derecho, en la medida en que prescinde del articulado de la Constitución y lesiona gravemente la libertad de expresión, pilar de la democracia.
sábado, 25 de abril de 1998
Rosa
Por: Osvaldo Bayer
Rosa se llamó la niña que nació a las 3.15 horas del 2 de abril de 1977 en el Hospital Municipal de Quilmes. Su madre era Isabella Valenzi. Llegó embarazada de siete meses y medio al hospital, custodiada por uniformados de la policía de la provincia de Buenos Aires, seccional primera de la zona. Diez hombres de gorra y botas que mostraban un celo inusitado en custodiar a una prisionera que, por su estado, no tenía posibilidades de huir. Diez hombres de la Patria y la sociedad argentina.
Policía Bonaerense para servir a usted, a los argentinos de bien y antimarxistas por añadidura. Sí, la misma Policía Bonaerense de Klodczyk y Prellezo. Servidores del bien común. Custodios decididos y penetrantes de la joven embarazada de siete meses y medio, enemiga de la Patria y las instituciones, de Dios, la Santísima Trinidad y la Virgen María, siempre atenta y misericordiosa para protegernos de los desviacionismos. La policía de Camps, el general de la Nación, muerto mucho después en la cama, asistido por diligentes enfermeras del Hospital Militar y por el capellán militar y por obra y gracia de las leyes de obediencia debida y punto final de Alfonsín, Jaroslavsky y ensemble. Camps, general de la Nación, murió mansamente, casi plácidamente, y fue a reunirse a monseñor Plaza, obispo católico, apostólico, romano y bendecidor de picanas eléctricas y tachos para submarinos. Monseñor. Los dos están a la diestra del Señor en su santo descanso. Oremos, que Dios, en su infinita caridad, nos perdonará. Pero no, jamás podrá ser olvidada ni perdonada la escena de la Policía Bonaerense trayendo a la joven embarazada Isabella. Jamás. Volvamos a la escena, merecedora del pincel de los tres Brueghel, del lápiz de un Otto Dix, de la imaginación perversamente denunciatoria de un George Grosz. La joven embarazada traída en la noche, del Pozo de Quilmes, con los ojos abiertos al horror y al terror milico, pero con todo el amor a la vida que le estaba ya asomando de su vientre y que ella soñaba con llamarla Rosa, igual que aquella Rosa Luxemburgo, muerta a culatazos porque había creído que era posible alimentar a todos los niños del mundo. Pero nada de sueños: ¡atención, artistas del mundo! A la escena entró el médico policial, policía y bonaerense, doctor Jorge Antonio Bergés. Dueño y señor de la vida y de la muerte. La mente más perversa que haya habitado suelo argentino por los siglos de los siglos. Dios de calabozos y cuchas, de gayolas y mazmorras. El más valiente de los valientes, allí. Rey y señor de presas embarazadas y de recién nacidos. Macho a lo Massera, su bienamado maestro. En ese momento entró él en la sala de guardia de obstetricia del hospital Isidro Iriarte de Quilmes. El. Y ya no permitió ningún diálogo entre los médicos, las enfermeras y la parturienta. Ordenó la separación inmediata de madre e hijita después del parto. Ni se la dejó mirar. La joven madre fue a dar a la caja de una camioneta sin identificación. En nombre de Dios, Patria, Hogar y Jorge Rafael Videla. La pequeña Rosa fue remitida a la Sala de Neonatología, donde aparecerá muerta según los libros de la historia clínica pediátrica. Mientras en el libro de partos aparece el nombre de Isabella Valenzi groseramente borrado y, sobre raspado, escrito N.N.
La gran batalla del doctor policial Jorge Antonio Bergés estaba ganada. Se santiguó y agradeció a su propia madre por haberlo traído al mundo y al cura aquel que le enseñó el catecismo. Pero no se crea que esto es sólo una historia de perversidad y alevosía. Aquí nace de pronto la centellante luz del altruismo, la más lozana de las valentías, la lealtad a la vida en las figuras de dos mujeres coraje: la partera María Luisa Martínez de González y la enfermera Genoveva Fratassi. Las dos cumplirán con su deber solidario cuando la joven madre grita nombre y dirección de sus padres sabiendo que la llevaban a la muerte y pensando sólo en el futuro de la Rosa recién nacida. La partera y la enfermera llevarán la noticia al lugar indicado. De esto se enterará el doctor de la Policía Bonaerense Jorge Antonio Bergés. Inexorable. Las dos servidoras de la vida y de la ética serán secuestradas y desaparecerán. Poco después fueron vistas en el campo de concentración El Vesubio, cuyo dueño de vidas era el tristemente célebre coronel Durán Sáenz. Nada más. María Luisa y Genoveva no volvieron a la vida.
(Me pongo de pie, con emoción y humildad. Gracias María Luisa; gracias, Genoveva).
(Jamás ningún gobernante de la tierra bonaerense propuso un acto de desagravio a las víctimas y de admiración al gesto de las dos heroínas. Sólo el silencio. Jamás el general Balza bajó su sable en señal de vergüenza y duelo por el sacrificio de estas mujeres. Sólo el silencio. Jamás la Iglesia Católica exaltó las figuras de estas mujeres que cumplieron con los principios del Sermón de la Montaña. Sólo el silencio.)
Hace dos años, en esta página propuse que la comunidad de Quilmes recordara a estas dos mujeres ejemplo, bautizando con su nombre a las calles donde habían vivido. Esta proposición fue hecha suya por el Partido Socialista Democrático de Quilmes por intermedio de su secretaria general Mónica Frade y elevada a los bloques justicialista, radical y del Frepaso. Pasaron dos años, la respuesta fue el silencio o el pase burocrático. Hace poco, al cumplirse el 22 aniversario del golpe videlista, el mismo socialismo democrático volvió a insistir, con un agregado, que a la calle Magallanes, donde vive el secuestrador Bergés, se le ponga el nombre de su víctima, Isabella Valenzi, la joven madre sacrificada por el tétrico verdugo.
Reaccionaron los concejales radicales ofreciéndose poner el nombre de Madres de Plaza de Mayo a la calle donde vive el monstruo pringoso. Pero se me ocurre que el nombre que debería llevar esa calle tendría que ser "Rosa", el de aquella niñita nacida de esa madre humillada hasta el hartazgo. Llamar "Rosa" a la calle donde hoy, todos los días, dos autos patrulleros de la Bonaerense custodian la cueva del sanguinario delincuente. "Rosa", para que ese nombre se le meta por todos y cada uno de los poros de paredes y ventanas y el escondido escuche así las risas y los llantos del bebé que él alejó de su madre.
Señores concejales radicales: las Madres de Plaza de Mayo no necesitan del nombre de ninguna calle; a ellas ya les pertenecen todas y cada una de las anchas avenidas bordeadas de florecidos jacarandaes nacidos de la tierra que contiene la generosa sangre derramada por sus hijos.
Contra el silencio de hoy, propongamos que todos los 2 de abril, el día en que vio la luz la pequeña Rosa, las maestras pongan jarrones en sus escritorios y que ese día los alumnos traigan rositas silvestres para esos jarrones, en recuerdo de Rosa, la niña recién nacida, a quien se le negó la caricia, la ternura, la tibieza de los brazos de su joven madre.
Fuente: Página/12
Rosa se llamó la niña que nació a las 3.15 horas del 2 de abril de 1977 en el Hospital Municipal de Quilmes. Su madre era Isabella Valenzi. Llegó embarazada de siete meses y medio al hospital, custodiada por uniformados de la policía de la provincia de Buenos Aires, seccional primera de la zona. Diez hombres de gorra y botas que mostraban un celo inusitado en custodiar a una prisionera que, por su estado, no tenía posibilidades de huir. Diez hombres de la Patria y la sociedad argentina.
Policía Bonaerense para servir a usted, a los argentinos de bien y antimarxistas por añadidura. Sí, la misma Policía Bonaerense de Klodczyk y Prellezo. Servidores del bien común. Custodios decididos y penetrantes de la joven embarazada de siete meses y medio, enemiga de la Patria y las instituciones, de Dios, la Santísima Trinidad y la Virgen María, siempre atenta y misericordiosa para protegernos de los desviacionismos. La policía de Camps, el general de la Nación, muerto mucho después en la cama, asistido por diligentes enfermeras del Hospital Militar y por el capellán militar y por obra y gracia de las leyes de obediencia debida y punto final de Alfonsín, Jaroslavsky y ensemble. Camps, general de la Nación, murió mansamente, casi plácidamente, y fue a reunirse a monseñor Plaza, obispo católico, apostólico, romano y bendecidor de picanas eléctricas y tachos para submarinos. Monseñor. Los dos están a la diestra del Señor en su santo descanso. Oremos, que Dios, en su infinita caridad, nos perdonará. Pero no, jamás podrá ser olvidada ni perdonada la escena de la Policía Bonaerense trayendo a la joven embarazada Isabella. Jamás. Volvamos a la escena, merecedora del pincel de los tres Brueghel, del lápiz de un Otto Dix, de la imaginación perversamente denunciatoria de un George Grosz. La joven embarazada traída en la noche, del Pozo de Quilmes, con los ojos abiertos al horror y al terror milico, pero con todo el amor a la vida que le estaba ya asomando de su vientre y que ella soñaba con llamarla Rosa, igual que aquella Rosa Luxemburgo, muerta a culatazos porque había creído que era posible alimentar a todos los niños del mundo. Pero nada de sueños: ¡atención, artistas del mundo! A la escena entró el médico policial, policía y bonaerense, doctor Jorge Antonio Bergés. Dueño y señor de la vida y de la muerte. La mente más perversa que haya habitado suelo argentino por los siglos de los siglos. Dios de calabozos y cuchas, de gayolas y mazmorras. El más valiente de los valientes, allí. Rey y señor de presas embarazadas y de recién nacidos. Macho a lo Massera, su bienamado maestro. En ese momento entró él en la sala de guardia de obstetricia del hospital Isidro Iriarte de Quilmes. El. Y ya no permitió ningún diálogo entre los médicos, las enfermeras y la parturienta. Ordenó la separación inmediata de madre e hijita después del parto. Ni se la dejó mirar. La joven madre fue a dar a la caja de una camioneta sin identificación. En nombre de Dios, Patria, Hogar y Jorge Rafael Videla. La pequeña Rosa fue remitida a la Sala de Neonatología, donde aparecerá muerta según los libros de la historia clínica pediátrica. Mientras en el libro de partos aparece el nombre de Isabella Valenzi groseramente borrado y, sobre raspado, escrito N.N.
La gran batalla del doctor policial Jorge Antonio Bergés estaba ganada. Se santiguó y agradeció a su propia madre por haberlo traído al mundo y al cura aquel que le enseñó el catecismo. Pero no se crea que esto es sólo una historia de perversidad y alevosía. Aquí nace de pronto la centellante luz del altruismo, la más lozana de las valentías, la lealtad a la vida en las figuras de dos mujeres coraje: la partera María Luisa Martínez de González y la enfermera Genoveva Fratassi. Las dos cumplirán con su deber solidario cuando la joven madre grita nombre y dirección de sus padres sabiendo que la llevaban a la muerte y pensando sólo en el futuro de la Rosa recién nacida. La partera y la enfermera llevarán la noticia al lugar indicado. De esto se enterará el doctor de la Policía Bonaerense Jorge Antonio Bergés. Inexorable. Las dos servidoras de la vida y de la ética serán secuestradas y desaparecerán. Poco después fueron vistas en el campo de concentración El Vesubio, cuyo dueño de vidas era el tristemente célebre coronel Durán Sáenz. Nada más. María Luisa y Genoveva no volvieron a la vida.
(Me pongo de pie, con emoción y humildad. Gracias María Luisa; gracias, Genoveva).
(Jamás ningún gobernante de la tierra bonaerense propuso un acto de desagravio a las víctimas y de admiración al gesto de las dos heroínas. Sólo el silencio. Jamás el general Balza bajó su sable en señal de vergüenza y duelo por el sacrificio de estas mujeres. Sólo el silencio. Jamás la Iglesia Católica exaltó las figuras de estas mujeres que cumplieron con los principios del Sermón de la Montaña. Sólo el silencio.)
Hace dos años, en esta página propuse que la comunidad de Quilmes recordara a estas dos mujeres ejemplo, bautizando con su nombre a las calles donde habían vivido. Esta proposición fue hecha suya por el Partido Socialista Democrático de Quilmes por intermedio de su secretaria general Mónica Frade y elevada a los bloques justicialista, radical y del Frepaso. Pasaron dos años, la respuesta fue el silencio o el pase burocrático. Hace poco, al cumplirse el 22 aniversario del golpe videlista, el mismo socialismo democrático volvió a insistir, con un agregado, que a la calle Magallanes, donde vive el secuestrador Bergés, se le ponga el nombre de su víctima, Isabella Valenzi, la joven madre sacrificada por el tétrico verdugo.
Reaccionaron los concejales radicales ofreciéndose poner el nombre de Madres de Plaza de Mayo a la calle donde vive el monstruo pringoso. Pero se me ocurre que el nombre que debería llevar esa calle tendría que ser "Rosa", el de aquella niñita nacida de esa madre humillada hasta el hartazgo. Llamar "Rosa" a la calle donde hoy, todos los días, dos autos patrulleros de la Bonaerense custodian la cueva del sanguinario delincuente. "Rosa", para que ese nombre se le meta por todos y cada uno de los poros de paredes y ventanas y el escondido escuche así las risas y los llantos del bebé que él alejó de su madre.
Señores concejales radicales: las Madres de Plaza de Mayo no necesitan del nombre de ninguna calle; a ellas ya les pertenecen todas y cada una de las anchas avenidas bordeadas de florecidos jacarandaes nacidos de la tierra que contiene la generosa sangre derramada por sus hijos.
Contra el silencio de hoy, propongamos que todos los 2 de abril, el día en que vio la luz la pequeña Rosa, las maestras pongan jarrones en sus escritorios y que ese día los alumnos traigan rositas silvestres para esos jarrones, en recuerdo de Rosa, la niña recién nacida, a quien se le negó la caricia, la ternura, la tibieza de los brazos de su joven madre.
Fuente: Página/12
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