El sensacionalismo en busca de audiencias montado sobre noticias falsas. Tiempos de posverdad que no reparan en los daños a las personas. La importancia de un periodismo responsable que actúe con respeto a la verdad y resguarde los derechos de las personas
Una noticia de Crónica TV duró más de dos horas en vivo: "un peligroso psicópata que obtiene gatitos mediante engaños para torturarlos y asesinarlos, filmando sus actos de crueldad extrema y subiéndolos a redes digitales".
"Terror por el maltratador de animales" dice la placa. "Terror en el barrio. Maltratador suelto", subraya el zócalo con música escalofriante.
Información sin chequear, excitación, desesperada búsqueda de audiencias y transmisión en vivo.
Matías Fulco fue víctima de un caso de suplantación de identidad en redes digítales. Le robaron la imagen y las mezclaron con otras truchas de tortura de animales. A raíz de esto sufrió agresiones en su casa trasmitidas y estimuladas por el movilero. Casi le queman la vivienda.
"El que mata a un gato, mata a una persona" dice el supuesto periodista desde el piso. Maltratador, degenerado, asesino, psicópata y perverso lo definen juzgándolo sus colegas mientras exponen el nombre y rostro del joven.
"Lo vamos a hacer mierda", "lo vamos a matar a este loco", levanta acríticamente el movilero testimonios de vecinos. Desde el piso de Crónica TV dicen Matías "estaría armado" y "tendría distribución de imágenes de abuso sexual infantil"
Subidos en una transmisión que evidentemente medía, agregan que el joven es misógino y pedófilo mientras piden el aumento de penas para que esto no pase más.
Las noticias falsas circulan más rápido que las verdaderas. La emotividad es la clave que acelera la difusión. El punitivismo y la violencia son el clima de época para pensar los conflictos. Atraídos por una audiencia que crece la información verdadera o falsa, eso no importa, circula y se construye como mercancía.
La Guía para un tratamiento responsable de las noticias policiales de la Defensoría del Público sostiene que se debe privilegiar el respeto de la persona humana y de sus garantías constitucionales, es decir, respetar por ejemplo el principio de inocencia. Asimismo, respetar la identidad, la intimidad y la privacidad de las personas implicadas y difundir la información constatada en fuentes fehacientes, en lugar de privilegiar la primicia como único criterio noticioso.
En tiempos de posverdad y falta de empatía se pierden de vista a las personas. Matías tiene asperger. La violencia mediática, vecinal y digital que sufrió dejarán marcas que deberá cicatrizar.
En tiempos de crueldad, en los cuales desfinancian organismos claves como la Defensoría del Publico, la responsabilidad periodística se vuelve imprescindible. También es vital fortalecer las miradas críticas y los usos responsables de las redes digitales tan proclives a la estigmatización y la violencia.
Este caso no solo expone la fragilidad de los derechos individuales frente a la voracidad mediática, sino también la urgencia de repensar el rol del periodismo en una era donde la emotividad y la espectacularización reemplazan a la verdad. La ética no puede ser opcional. En tiempos de posverdad, es necesario recuperar la empatía y fortalecer una ciudadanía crítica que no consuma sin cuestionar. Porque detrás de cada "monstruo" fabricado, puede haber otra realidad.
*Licenciado en Comunicación Social UNLZ. Especialista en Comunicación y Culturas. Profesor de la UNRN.
Fuente: Diario PáginaI12