martes, 17 de febrero de 2015

Los medios y el caso Nisman: para unos fue 'un magnicidio', para otros 'una trama destituyente'

El periodista Jorge Coté de Semana.com dialogó con Sebastían Lacunza, director del 'Buenos Aires Herald', entre otros temas explicó el papel que han jugado los medios de comunicación en el Caso Nisman
El Buenos Aires Herald fue el primero en difundir la noticia de la muerte de Nisman. Damián Pachter, periodista que escribió la noticia abandonó la Argentina aduciendo que su vida estaba en peligro. ¿Qué tan reales son estas amenazas?
El periodista trabajaba en en el sitio web, mientras yo dirijo la edición impresa, por lo que mi relación hasta entonces había sido limitada. Él tuiteó la noticia desde su cuenta personal el domingo por la noche, en un día en el que no estaba trabajando. Respeto y le creo cuando afirma que sintió miedo porque alguien le dijo que corría peligro su vida. Si alguien se aprovechó de él para crear zozobra, no lo sabemos. Es probable. A su vez, Pachter no informó a ningún compañero de trabajo ni a nadie dentro del diario o la web que se sentía perseguido o amenazado. Al parecer, le llegó la versión de la amenaza el jueves por la noche, cuatro días después de su tuit, y en el acto dejó la redacción. Hasta ahora, no dio más detalles que los que escribió en el diario Haaretz, que básicamente son los que te comento.

¿Usted o el equipo de El Buenos Aires Herald, han sido víctimas de algún tipo de persecución o de amenaza por informar sobre este affaire?
No. Hubo, sí, un robo sospechoso en el domicilio de un periodista que escribió una nota exhaustiva en la revista digital Anfibia.

¿Cómo ha sido tratado el caso de la imputación y de la muerte de Nisman por la prensa argentina? ¿Ha habido sesgos ideológicos? ¿El gobierno ha intervenido o manipulado algunos medios?
La prensa argentina se halla muy polarizada desde hace al menos siete años. Ha habido excepciones, pero en líneas generales, los medios opositores abonaron la idea de que se trató de un magnicidio y dieron aire a toda versión que dijera que la autoría fue del Gobierno, mientras los oficialistas apuntaron para el lado de una trama destituyente. En Argentina hay un actor de los medios que en ciertos segmentos lidera y en otros domina, que es Clarín y es opositor. A su vez, el Gobierno subvenciona a medios que le son afines y da aire a empresarios aliados. Hay otros actores relevantes en posición intermedia, pero lo más estridente es el eje que ubica a Clarín de un lado y al Gobierno del otro. El primero tiene un parlante más poderoso; al segundo le caben más responsabilidades porque representa al Estado.

¿Cómo considera el estado de la libertad de prensa en Argentina?
Luego de tres décadas de democracia, hay un grado alto de libertad de expresión. Quizás, el más alto de su historia, lo que es un logro colectivo, no es bendición de nadie. El intercambio cotidiano al menos en Buenos Aires va de la diversidad a lo insultante, por este eje tóxico de la polarización. Es cierto que la libertad de expresión se ve condicionada por la concentración mediática incluso superior a los estándares latinoamericanos, y por un uso abusivo de la publicidad oficial de todos los gobiernos, nacional y locales. A su vez, los medios estatales son casi todos concebidos como gubernamentales, lo cual contradice la ley de medios que el kirchnerismo logró sancionar en 2009 y aplica poco. En las provincias más pobres o periféricas, la libertad de prensa está ciertamente más condicionada.
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