Rodríguez Esperón explicó que su interés por Radionoticias del Continente surgió de su larga trayectoria en el campo de la comunicación alternativa. Desde el inicio de su carrera académica, le había llamado la atención el uso que hacían las organizaciones político-militares de las prácticas comunicacionales en América Latina. En 2001, mientras trabajaba en una investigación sobre otro tema vinculado a emisoras, entrevistó a Carlos Suárez, exintegrante de la Secretaría de Prensa de Montoneros. Fue él quien le habló por primera vez de esta emisora de onda corta que operó desde Costa Rica.
Desde entonces, el testimonio quedó guardado, pero lo intrigaba la idea de una radio que, transmitiendo desde el exterior, hubiera sido bombardeada y atacada por comandos, en operaciones financiadas por la dictadura argentina, y que sin embargo permaneciera casi desconocida dentro del país. Le sorprendía que una historia de tal magnitud fuera casi desconocida en el país, sobre todo cuando las referencias a la comunicación de organizaciones como el ERP o Montoneros solían reducirse a la prensa gráfica.
En 2016, mientras cursaba una maestría en periodismo, recordó aquella entrevista y decidió investigar más. Descubrió entonces que en los últimos quince años nadie había publicado nada sobre el tema, que permanecía inédito. Fue así como comenzó la búsqueda de los responsables de la experiencia, inicialmente en Argentina. Entrevistó a quienes desde Montoneros habían participado en la creación de la radio, la cual fue impulsada desde Costa Rica en 1979.
Entre los personajes centrales que permitieron reconstruir la historia de la emisora, Rodríguez Esperón destacó el rol clave de José Francisco Aguiar Bulgarelli, el empresario que puso su emisora en Costa Rica al servicio del proyecto. Según explicó, Bulgarelli era un caso muy particular: periodista, empresario de medios y poseedor del carnet número uno del Colegio de Periodistas de Costa Rica, había hecho propias muchas causas revolucionarias a lo largo de su vida. Para ilustrar su perfil, mencionó que durante años había sido el representante comercial de Corea del Norte en Centroamérica, y que su trayectoria incluía viajes por todo el mundo, reflejados en un libro repleto de fotografías donde aparecía desde el Papa Paulo VI hasta el líder soviético Leonid Brezhnev.
Rodríguez Esperón relató que Bulgarelli ya tenía una emisora propia cuando conoció a Raúl Cuestas —el dirigente montonero que motorizaría el proyecto de Radionoticias— durante un congreso de periodistas. Describió a Bulgarelli como una persona solidaria y profundamente comprometida, que había apoyado al sandinismo desde sus orígenes y llegado incluso a dar refugio clandestino en su casa a Carlos Fonseca, uno de sus fundadores. Ante la situación de represión en la Argentina, los exiliados y los desaparecidos, no dudó en ofrecer su emisora para lo que hiciera falta, poniéndola a disposición del proyecto impulsado por Montoneros desde el exilio.
Durante el proceso, conoció a Miguel Regueyra Edelman, docente de la Universidad de Costa Rica, quien se interesó profundamente en el proyecto. Gracias a su colaboración, logró reconstruir el impacto que tuvo la emisora en la sociedad costarricense, donde su existencia había sido muy significativa durante casi dos años. Mientras en Argentina apenas se conocía, en Costa Rica la radio fue un tema central en los medios y generó tensiones sociales, ya que su influencia se extendía por toda Centroamérica. Si bien la emisora tenía cobertura mundial, su objetivo principal era romper el cerco informativo argentino.
Rodríguez Esperón recordó que, con el tiempo, la investigación fue creciendo. Viajó a Costa Rica, donde se encontró con un país con profundo respeto por su memoria histórica. Tuvo acceso a archivos valiosísimos, incluso a actas originales de reuniones presidenciales en las que se discutía el “problema” de la emisora. Describió esa etapa de la investigación como una experiencia maravillosa.
Relató también su interés en José Francisco Aguiar Bulgarelli, un empresario de medios y periodista costarricense con una trayectoria singular. Era el carnet número uno del Colegio de Periodistas de Costa Rica y había apoyado múltiples causas revolucionarias en el mundo, llegando incluso a representar comercialmente a Corea del Norte en Centroamérica. Tenía una vasta trayectoria internacional, y su compromiso con las luchas sociales lo había llevado a brindar su radio para causas como la de Montoneros. Fue él quien, tras conocer a Raúl Cuestas en un congreso, ofreció su emisora para colaborar con los exiliados argentinos.
Cuestas, con la autorización de la organización, viajó desde México a Costa Rica para evaluar la posibilidad de poner en marcha una radio. El proceso llevó tres años, desde octubre de 1976 hasta marzo de 1979, cuando finalmente comenzaron las transmisiones.
El investigador destacó el carácter excepcional de esta radio, que escapaba al formato clásico de las radios comunitarias o barriales. Se trataba de una emisora con cobertura mundial, con oyentes en lugares tan diversos como Rusia, Polonia, Australia o Suecia. La radio transmitió, por ejemplo, el final de la revolución sandinista y las homilías de Monseñor Romero, asesinado en El Salvador. Con una estructura empresarial y administrativa compleja, apoyada además por una productora de contenidos en México, la radio funcionó como un medio de contrainformación dirigido desde el exilio por una organización político-militar clandestina a miles de kilómetros de su territorio de acción.
Rodríguez Esperón remarcó también que en aquellos años la escucha de emisoras de onda corta era una práctica arraigada en Argentina. Desde 1955, tras la caída de Juan Domingo Perón, la censura y la represión impulsaron formas clandestinas de comunicación que se mantuvieron activas durante décadas. Los argentinos estaban acostumbrados a recurrir a emisoras extranjeras, como Radio Colonia, para enterarse de los hechos que la prensa local no informaba. Sin embargo, en 1976, con la implementación del Plan Cóndor, la represión alcanzó tal magnitud que resultaba imposible transmitir desde cualquier país sudamericano. En ese contexto, la onda corta fue la única alternativa viable para difundir el discurso montonero.
Destacó también que Radionoticias del Continente fue un caso único en la historia de la radiodifusión: una emisora comercial, de alto nivel periodístico, impulsada desde la clandestinidad por una organización guerrillera. Recordó que en 1979, una revista como Gente difundió la existencia de la radio con un enfoque condenatorio, describiéndola como una emisora "contra el país" comandada por guerrilleros, aunque la información usada en la nota provenía en su mayoría de diarios costarricenses y, según su investigación, habría sido elaborada por los servicios de inteligencia argentinos para desacreditar la emisora ante la opinión pública.
Entrevistando a Carlos Villalba, quien había sido locutor de la emisora, descubrió que uno de los desafíos principales era justamente dar a conocer la existencia de la radio dentro de Argentina. Solo los militantes montoneros que volvían del exterior o los radioaficionados sabían de ella. Paradójicamente, fue la propia dictadura la que, al nombrarla públicamente en un comunicado del Estado Mayor Conjunto en 1979, permitió que se difundiera su existencia.
Si bien la emisora no era un vocero exclusivo de Montoneros, sí cubría temas vinculados a procesos revolucionarios y de cambio social en diversas partes del mundo, como las actividades de Yasser Arafat en Nicaragua. Esto la convirtió en una emisora incómoda para los regímenes autoritarios.
Sobre el final de su existencia, relató que la radio fue blanco de cinco atentados, el más grave en manos de un comando de militares nicaragüenses entrenados por agentes del Batallón 601 de inteligencia argentino, con apoyo de Estados Unidos y Guatemala. Este atentado, ocurrido hacia fines de 1980, conmocionó a la sociedad costarricense. El gobierno local, aunque durante dos años defendió el derecho de la emisora a existir bajo el principio de libertad de expresión, decidió suspender su licencia ante la creciente presión y la inseguridad provocada por los ataques. Al no recibir pruebas concretas de que la emisora fuera subversiva, la decisión fue tomada como una medida precautoria.
Montoneros, al considerar que la radio no volvería a emitir y que podían perder los equipos, desarmó toda la emisora en apenas 48 horas y la trasladó a Nicaragua. Así terminó públicamente la historia de Radionoticias del Continente el 4 de marzo de 1981, aunque luego hubo algunas publicaciones y trabajos de archivo posteriores.
Rodríguez Esperón presentó todo este trabajo en su libro Montoneros: contrainformación y dictadura. La historia de Radio Noticias del Continente, publicado por la editorial Mil Campanas. Un libro que puede conseguirse en la tienda de la editorial.
La entrevista concluyó con un fragmento de una entrevista de Rodolfo Puiggrós, con Radio Noticias, quien reflexionó sobre la vigencia del peronismo y del peronismo montonero:
"El peronismo, entendámonos bien, en la actualidad, si lo interpretamos como una mera restauración del pasado, tal como es interpretado por algunos pequeños sectores desligados de las masas, no representa la esencia misma del peronismo, que se viene caracterizando desde su origen por su continua renovación, de acuerdo a los cambios que se producen en la sociedad argentina y a nuevas exigencias de las masas trabajadoras, que son la base fundamental del peronismo.
En la actualidad, es sin duda el movimiento de masas mayoritario del país. Y no será con declaraciones, como las que acaba de formular el Teniente General Videla, que se suprima al peronismo de la historia argentina. No se borra simplemente por el deseo de un presidente autoelegido o elegido por una minoría militar. No se suprime el peronismo, que es la expresión de un gran movimiento de masas.
El peronismo, primero, representa hoy la continuación —lo que significa la superación— del período que vivió en la década 1946-1955. No se queda allí durmiendo sobre los laureles. En segundo lugar, la amplia participación de la clase obrera en la solución de los problemas nacionales.
Dentro del peronismo, como parte de él, aparece el movimiento montonero. Movimiento que, por una parte, se caracteriza por la presencia, en sus cuadros directivos y en su composición en general, de la juventud. De jóvenes menores de 30 años en su inmensa mayoría. Y en segundo lugar, por su inmensa capacidad de sacrificio, por su heroísmo, por su desinterés.
El día que se escriba la historia de estos años, los montoneros tendrán un lugar destacado por ser los que han mantenido la resistencia en momentos sumamente difíciles, hasta convertir esa resistencia —que al principio parecía una resistencia de grupos— en la gran resistencia de las masas trabajadoras.
En ese sentido, el movimiento peronista montonero es peronista, y agrega “de montoneros” para diferenciarse, precisamente, y al mismo tiempo para plantear la unidad. Primero, hace un llamado a la unidad de todo el peronismo. Y segundo, ratifica que esa unidad necesita un eje. Y ese eje es el movimiento de masas y la lucha por la emancipación nacional, la lucha por la superación de la cultura argentina, la lucha por aquello que fue bandera en las elecciones del 11 de marzo de 1973, es decir, por el socialismo nacional".