viernes, 16 de febrero de 2024

Mariano Greco es el nuevo presidente de ArSat

Por: Andrea Catalano
El sector de las telecomunicaciones en la Argentina comienza a moverse, luego del cambio de gobierno. Arsat tiene nuevo presidente y directorio. La compañía satelital es presidida desde ahora por Mariano Greco quien hasta ahora se desempeñaba como director de tecnología de Arsat, aunque ostenta una larga trayectoria en el sector.

Desde Jefatura de Gabinete se informó que “los objetivos de la nueva gestión estarán enfocados en acortar la brecha digital entre las pequeñas y grandes localidades del país, y en ordenar las diferentes áreas de negocios para poder brindar el mejor servicio a los clientes dentro de la administración pública nacional”.

Greco es considerado uno de los mejores expertos en ciencia de datos del país. De hecho, tuvo a su cargo la coordinación de las políticas TIC de Martín Olmos, ex subsecretario de conectividad durante la presidencia de Alberto Fernández. Previo a ello, fue irector de la  Oficina Nacional de Tecnologías de la Información (ONTI) y subsecretario de Tecnologías de la Información durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
Mariano Greco militó en el Frente Grande y está vinculado al peronismo porteño. Se desempeñó como CTO de la compañía, a cargo de las áreas data center, Nube pública, ciberseguridad y desarrollo. Fue Gerente de Tecnología Informática de ArSat. Es licenciado en psicología y analista de sistemas, con estudios adicionales en administración y políticas públicas, gobierno digital y ciencia de datos.
Fuentes consultadas por TeleSemana.com celebraron la designación de Greco como presidente de Arsat porque, además de conocer sobre la gestión de la compañía estatal, del día a día y de su gente, se le valora lo realizado cuando se implementó la firma digital en la Argentina. En otras palabras, se destaca por su conocimiento tanto desde el punto de vista tecnológico como del mercado, ya que también desempeñó parte de su carrera en el sector privado.

El directorio que acompañará la gestión de Greco está conformado por Soledad Gonnet, quien venía ocupando un lugar en ese mismo espacio, Karina Dipp, Germán Vigne, y Gonzalo Pascual. Karina Dipp cuenta con experiencia en gestión de equipos y transformación cultural a partir de las nuevas tecnologías, según su perfil en Linkedin. Germán Vigne es especialista en ciberseguridad, además de haber ocupado puestos en las áreas de sistemas del Banco Nación y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, tal como se lee en la misma red social. Y Gonzalo Pascual cuenta con experiencia en el mercado de capitales con foco en el mundo de los datos, la ciencia y la innovación, también de acuerdo a lo expresado en su perfil profesional.

A partir de esta conformación se espera que comiencen a tomarse las primeras decisiones que pondrán en movimiento al sector. La compañía está incluida en la lista de las empresas estatales que quiere privatizar el gobierno de Javier Milei, aunque hay una oposición extendida entre las diversas fuerzas políticas para que esto se lleve adelante, al menos en los términos en que fue planteada. Arsat tiene como objetivo social expandir la conectivdad y facilitar los despliegues en las zonas remotas, actividad que realiza a través de la Red Federal de Fibra Optica (ReFeFO), además de la actividad satelital, el centro de datos y de la Televisión Digital Abierta (TDA).

Si bien hace tres semanas desde la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología se ordenó la intervención del Ente Nacional de Comunicaciones (ENaCom), este proceso tendrá 180 días para elaborar un informe y proponer medidas a tomar. Hasta tanto eso ocurra, las cosas se mantendrán sin demasiados cambios. Por eso, ahora, la expectativa se concentra en el nuevo directorio de Arsat, y en las decisiones que tome Greco a partir de la propuesta oficial y de lo marcado por la oposición.

¿Vender ArSat?
Cuando la realidad contradice los supuestos ideológicos
Lanzamiento del satélite ARSAT II, construido en forma íntegra en la Argentina
Por: Claudio Marín
"Achicar el Estado es agrandar la nación". Los que tenemos memoria recordamos la tristemente célebre consigna con la que, de la mano de la más feroz dictadura cívico-militar que sufrió este país, se pretendía convencer a toda la sociedad argentina de los beneficios que implicaban la enajenación de las empresas públicas y ocultar el verdadero objetivo, que fue el remate de nuestro patrimonio. El ministro de Economía, José Alfredo Martínez de Hoz, ejecutaba este remate beneficiando a grupos económicos amigos y a intereses extranjeros largamente conocidos. Para los que no lo creíamos, aplicaron sin piedad el secuestro, la tortura y la muerte.

"Nada de lo que deba ser estatal, permanecerá en manos del Estado". Frase del ministro Roberto Dromi, pretendiendo enunciar mediante un evidente y tragicómico lapsus linguae lo que fue un suicidio social y económico cuyas consecuencias aún padecemos.

Por supuesto, en cada período en que el modelo liberal de acumulación de capital se instala, se lanzan a circular supuestos apotegmas sobre la ineficiencia del Estado como administrador de empresas y la carga pública que ello implica, como si los servicios e industrias en control del Estado no tuvieran como finalidad garantizar el bien común y cubrir las necesidades y derechos de toda la población, además de cumplir una función en un desarrollo económico estratégico, armónico y justo que garantice crecimiento económico y distribución equitativa.

¿Pero qué sucede cuando una empresa que cumple con estos requisitos además resulta innovadora, eficiente y da ganancias?

Es éste el caso de ArSat.

Se trata de una empresa que, lejos de dar déficit, cierra sus balances desde su creación con ganancias millonarias en dólares, por lo que su venta no produciría ningún alivio fiscal. Por el contrario, el Estado debería pagar a un tercero la conectividad que ArSat hoy genera, con los consecuentes aumentos de costos que implicaría.

Si consideramos que alrededor de 20.000 escuelas están conectadas directamente o por intermedio de la Red Federal de Fibra Óptica más grande y potente del país, con 35.000 kilómetros tendidos, la importancia de esta función justificaría por sí sola la continuidad del control y posesión de la compañía por parte del Estado.

En cuanto a innovación tecnológica, ArSat fabrica, en asociación con INVAP, otra empresa estatal rentable, satélites de telecomunicaciones construidos en forma íntegra en el país. Además del ArSat I y II, ya en órbita y funciones, está en marcha la fabricación del tercer satélite de estas características, con el agregado de que en esta oportunidad se encuentra instalada la infraestructura necesaria para que podamos efectuar el lanzamiento desde Punta Indio en lugar de hacerlo desde Guayana, con el consiguiente ahorro de dólares en flete, costo que iguala al de otro satélite similar. Sólo hay siete países en el mundo que construyen y lanzan sus propios satélites. Centenares de localidades se comunican hoy gracias a la conectividad garantizada por los satélites de ArSat.

Es importante aclarar que en marzo de este año ArSat debería poner en órbita un satélite de prueba con el objetivo de ocupar nuestra órbita asignada para resguardar la misma con miras al 2025, cuando se lanzará el satélite definitivo. Si no cumplimos con este requisito perderemos el derecho a nuestro espacio orbital.

Como si estas razones fueran insuficientes para no perder el control de la compañía, hay que señalar su carácter estratégico en materia de seguridad, monitoreo de fronteras y resguardo de información sensible, tema que debería preocupar a cualquier gobierno.

En lo que a resguardo y almacenamiento de datos se trata, ArSat posee el data center con mayor capacidad de Latinoamérica, que puede almacenar –y de hecho lo hace– información sensible perteneciente a los Estados nacionales, provinciales o municipales, así como información calificada de los gobiernos y entidades que lo requieran.

Conectividad, vanguardia tecnológica, seguridad, autonomía y desarrollo. No existe una sola razón para perder el control de la compañía, sean cuales fueren las sinrazones que se esgriman. Colocarla en manos de terceros o poner su control en manos privadas sería un error, una imprudencia y un daño irreparable al país.

Capítulo aparte constituye el principal capital de ArSat, que son sin lugar a dudas sus trabajadores, alrededor de 700 compañeros y compañeras que cubren puestos de trabajo altamente calificados para los cuales se han formado y adquirido experiencia única en el país y escasa en el mundo. Lejos de ser reconocidos, el nuevo gobierno se ha negado a pagar su última recomposición salarial con argumentos entre burocráticos y falaces, ocasionando desánimo y angustias que conllevarán inevitablemente a la pérdida de eficiencia y a un futuro desmantelamiento de un plantel de especialistas difícil de reconstruir.

Lejos de no tener propuestas superadoras, los trabajadores organizados vemos viable y virtuoso que la compañía crezca en cuanto a su gestión y objetivos. Sus estatutos permiten incorporar representantes de las provincias en su gestión, manteniendo el control centralizado por parte del Estado pero participando en las decisiones más importantes y estratégicas, de modo que todas las gobernaciones a lo largo y ancho del país puedan plantear sus necesidades en lo referente a conectividad y servicios que brinda ArSat.

Los trabajadores de las telecomunicaciones mantenemos desde siempre una profunda empatía con los destinatarios de los servicios que producimos. Siempre supimos trascender el mero interés corporativo en aras de garantizar el bien común, sabiendo que, lejos de ser intereses contradictorios, resultan complementarios de cara a la felicidad de nuestro pueblo. Por este motivo entendemos el bienestar individual sólo como parte del bienestar colectivo.

En oposición a esta concepción virtuosa, y al no encontrar razones para enajenar este patrimonio, sólo nos queda pensar que los móviles reales detrás de los slogans encubren la intención de responder a necesidades de posibles compradores que antepondrán el lucro al derecho humano de estar comunicados, y permitir que la brecha digital se transforme en una espada de Damocles para las generaciones futuras. Sabemos cuáles serán los resultados si ponemos al zorro a cuidar las gallinas.
*El autor es secretario general de la Federación de Obreros y Empleados Telefónicos de la República Argentina (FOETRA).
Fuentes: TeleSemana.com y El Cohete a la Luna