Periodistas cubriendo enfrentamientos entre manifestantes y la Policía en Lima, Perú, el 28 de enero
Por: Pilar Hernández Mateo, desde Cádiz
¿Cómo se puede ejercer el buen periodismo en Latinoamérica, la región más peligrosa del mundo para llevar a cabo esta labor? ¿Y qué papel juegan las grandes empresas periodísticas en estos tiempos de desorden informativo? Estas son algunas de las cuestiones que se abordaron este martes en las IV Jornadas de Medios de Comunicación y Cultura en Español, organizadas por el Instituto Cervantes y celebradas en la Casa de Iberoamérica de Cádiz, en el marco del IX Congreso Internacional de la Lengua Española.
La ética periodística en los medios de comunicación fue el eje central de estas jornadas, que constaron de dos mesas redondas. La primera de ellas, titulada Ética y sangre: el peligro de contar en América Latina, fue moderada por el editor jefe de COOLT, Daniel R. Caruncho, y contó con la participación de tres periodistas con experiencia en contextos de violencia: Joseph Zárate, cronista peruano ganador del Premio Gabo 2018 y del Ortega y Gasset 2016; Elena Reina, periodista española que ha formado parte de la redacción de El País en México y que obtuvo el Premio Gabo 2020; y Paula Mónaco Felipe, reportera argentina establecida en México, merecedora del Premio Nacional de Periodismo 2019. En la segunda mesa redonda, con el título Ética en la cumbre: cómo hacer medios rentables y respetables y conducida por el director de Prodigioso Volcán, Mario Tascón, intervinieron la directora de El País, Pepa Bueno; la directora de BBC Mundo en Reino Unido, Carolina Robino, y el expresidente de Noticias de Univisión y director de la revista Cambio (EEUU/Colombia), Daniel Coronell, quien participó a través de videoconferencia.
El director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, fue el encargado de presentar las jornadas con una intervención en la que destacó que la información “es un eje clave de la democracia y de la cultura con voluntad cívica”, por lo que “conviene analizar la situación en toda su complejidad”. Para ello, afirmó que es importante escuchar a los propios periodistas cuando hablan de la situación de los medios de comunicación y de las agresiones y las presiones que sufren.
¿Cómo se puede ejercer el buen periodismo en Latinoamérica, la región más peligrosa del mundo para llevar a cabo esta labor? ¿Y qué papel juegan las grandes empresas periodísticas en estos tiempos de desorden informativo? Estas son algunas de las cuestiones que se abordaron este martes en las IV Jornadas de Medios de Comunicación y Cultura en Español, organizadas por el Instituto Cervantes y celebradas en la Casa de Iberoamérica de Cádiz, en el marco del IX Congreso Internacional de la Lengua Española.
La ética periodística en los medios de comunicación fue el eje central de estas jornadas, que constaron de dos mesas redondas. La primera de ellas, titulada Ética y sangre: el peligro de contar en América Latina, fue moderada por el editor jefe de COOLT, Daniel R. Caruncho, y contó con la participación de tres periodistas con experiencia en contextos de violencia: Joseph Zárate, cronista peruano ganador del Premio Gabo 2018 y del Ortega y Gasset 2016; Elena Reina, periodista española que ha formado parte de la redacción de El País en México y que obtuvo el Premio Gabo 2020; y Paula Mónaco Felipe, reportera argentina establecida en México, merecedora del Premio Nacional de Periodismo 2019. En la segunda mesa redonda, con el título Ética en la cumbre: cómo hacer medios rentables y respetables y conducida por el director de Prodigioso Volcán, Mario Tascón, intervinieron la directora de El País, Pepa Bueno; la directora de BBC Mundo en Reino Unido, Carolina Robino, y el expresidente de Noticias de Univisión y director de la revista Cambio (EEUU/Colombia), Daniel Coronell, quien participó a través de videoconferencia.
El director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, fue el encargado de presentar las jornadas con una intervención en la que destacó que la información “es un eje clave de la democracia y de la cultura con voluntad cívica”, por lo que “conviene analizar la situación en toda su complejidad”. Para ello, afirmó que es importante escuchar a los propios periodistas cuando hablan de la situación de los medios de comunicación y de las agresiones y las presiones que sufren.
Mantener la vida como principio ético
En la primera mesa redonda, Daniel R. Caruncho hizo referencia al aumento de periodistas asesinados en el último año en Latinoamérica y el Caribe: según datos de la Unesco, de las 86 muertes violentas registradas en 2022 en todo el mundo, casi la mitad (44) tuvieron lugar en esta región. México, con 19 asesinatos, fue el país más mortífero para la prensa. Ante esta situación, el moderador del debate preguntó a los participantes cómo se puede preservar el buen periodismo cuando la vida corre peligro. Los tres periodistas coincidieron en afirmar que, ante todo, la ética para ellos consiste en mantenerse con vida.
Paula Mónaco llamó la atención sobre la situación de inseguridad y la precariedad en la que trabajan sus colegas en México, arriesgando la vida, y luego, “no pagan ni el cajón” cuando los matan. Planteó asimismo la necesidad de hacer crónicas que iluminen la situación oscura que se vive en aquel país y cuestionó si es ético que muchos periodistas se autocensuren y dejen de contar cosas que deberían contar; algo que ella tiene claro: “Ética para mí es seguir estando vivos”.
La situación de Perú, donde trabaja Joseph Zárate, es diferente a la de México. Así, para este cronista, la ética periodística “tiene que ver con hacer bien tu trabajo”, en el sentido de aportar todos los aspectos de la información. En esa línea, aprovechó para denunciar que los grupos mediáticos más importantes de su país no recogen las voces de las personas cuyos derechos están siendo vulnerados, sino que se ha convertido en “cajas de resonancia de la narrativa del Gobierno”. De hecho, aseguró que en manifestaciones y conflictos, la población prefiere hablar con los medios de comunicación extranjeros porque desconfían de la prensa local.
Los periodistas Daniel R. Caruncho, Paula Mónaco Felipe, Joseph Zárate y Elena Reina, en la mesa redonda 'Ética y sangre', en la Casa de Iberoamérica de Cádiz
Elena Reina también relacionó la ética con el compromiso de hacer bien el trabajo, “y para eso”, dijo, “hay que ir a los sitios y hablar con la gente. No todo el mundo lo hace y se lo debemos a los lectores y a las historias”. La periodista apuntó que en México, para enterarse de lo que ocurre, realmente hay que pisar la calle y hablar con fuentes “no oficiales”, ya que las oficiales no proporcionan información fiable. Reina reconoció también que hacer periodismo en México no es fácil, y que hay historias que no se llegan a cubrir por amenazas de muerte, unas amenazas que, aseguró, vienen más del Gobierno que del narco. En este sentido, Paula Mónaco habló de casos de periodistas asesinados por publicar informaciones aparentemente de poca importancia, y confesó que ella se había autocensurado alguna vez.
Pero en países como México no sólo están en riesgo los periodistas, sino también sus fuentes. Por eso, Reina dijo que hay que cuidar mucho las fuentes, que a veces dan su testimonio de forma generosa corriendo un gran riesgo, ya que “cuentan cosas que otros quieren esconder”. Al respecto, Mónaco señaló que siempre que puede da a leer su trabajo a sus fuentes antes de que se publique.
El reto de narrar una realidad compleja
En esta mesa redonda también se habló del sensacionalismo a la hora de cubrir temas delicados. Mónaco manifestó que, en el mundo de la crónica narrativa, a veces, la forma cambia el fondo de las historias, “y eso no es justo”. Por eso, dijo que ella intenta siempre escuchar “profundamente” y luego transmitir lo más fielmente posible lo que le cuentan, con la idea de no perder de vista la dignidad de las personas. En su opinión, en Latinoamérica se han acostumbrado al horror, y hay que encontrar “la forma de que estos temas vuelvan a sacudir, pero no desde el sensacionalismo, sino desde otros lugares”.
Reina añadió que en México hay un exceso de información sobre violencia y que es difícil tratar este tema sin cansar y saturar a los lectores; por eso aboga por buscar una manera distinta de hablar de la violencia, y pide “dejar de contar la historia de buenos o malos, porque todos tienen un papel en la historia. Las víctimas también tienen algo de verdugos y al revés. La realidad es compleja y hay que expresar esa complejidad en los medios de comunicación”. Para ello, afirmó, hay que enfrentarse a esas historias sin prejuicios.
Otro tema que se abordó en esta mesa redonda fue la voluntad de algunos Estados de imponer su narrativa. Reina explicó que, en México, lo cómodo es transmitir lo que dice el Gobierno, y rellenar con eso los medios de comunicación, pero que entonces “hay que tener cuidado para que no te usen”. Por eso, dijo, “el objetivo es salirse de la agenda”, algo con lo que sus colegas coincidieron.
En el coloquio se abordó también la violencia añadida a la que se enfrentan las mujeres periodistas en Latinoamérica. Reina reconoció que ser mujer y periodista en un lugar como México es “agotador”. “Es difícil convencer de que puedes hacerlo y estás más expuesta a que no te crean”, aseguró la periodista, quien también hizo hincapié en la necesidad de que haya más mujeres que escriban reportajes sobre temas relacionados con la violencia, ya que aportan visiones diferentes a las dadas hasta ahora.
Pese a todas estas dificultades, Mónaco animó a los jóvenes a hacer periodismo: “Aunque no sabemos para qué sirve, pagan poco y nos arriesgamos, si tienen inquietud, hagan el esfuerzo de hacer algo mejor de lo que estamos haciendo. El periodismo es un oficio jodido pero bonito”, concluyó.
En esta mesa redonda también se habló del sensacionalismo a la hora de cubrir temas delicados. Mónaco manifestó que, en el mundo de la crónica narrativa, a veces, la forma cambia el fondo de las historias, “y eso no es justo”. Por eso, dijo que ella intenta siempre escuchar “profundamente” y luego transmitir lo más fielmente posible lo que le cuentan, con la idea de no perder de vista la dignidad de las personas. En su opinión, en Latinoamérica se han acostumbrado al horror, y hay que encontrar “la forma de que estos temas vuelvan a sacudir, pero no desde el sensacionalismo, sino desde otros lugares”.
Reina añadió que en México hay un exceso de información sobre violencia y que es difícil tratar este tema sin cansar y saturar a los lectores; por eso aboga por buscar una manera distinta de hablar de la violencia, y pide “dejar de contar la historia de buenos o malos, porque todos tienen un papel en la historia. Las víctimas también tienen algo de verdugos y al revés. La realidad es compleja y hay que expresar esa complejidad en los medios de comunicación”. Para ello, afirmó, hay que enfrentarse a esas historias sin prejuicios.
Otro tema que se abordó en esta mesa redonda fue la voluntad de algunos Estados de imponer su narrativa. Reina explicó que, en México, lo cómodo es transmitir lo que dice el Gobierno, y rellenar con eso los medios de comunicación, pero que entonces “hay que tener cuidado para que no te usen”. Por eso, dijo, “el objetivo es salirse de la agenda”, algo con lo que sus colegas coincidieron.
En el coloquio se abordó también la violencia añadida a la que se enfrentan las mujeres periodistas en Latinoamérica. Reina reconoció que ser mujer y periodista en un lugar como México es “agotador”. “Es difícil convencer de que puedes hacerlo y estás más expuesta a que no te crean”, aseguró la periodista, quien también hizo hincapié en la necesidad de que haya más mujeres que escriban reportajes sobre temas relacionados con la violencia, ya que aportan visiones diferentes a las dadas hasta ahora.
Pese a todas estas dificultades, Mónaco animó a los jóvenes a hacer periodismo: “Aunque no sabemos para qué sirve, pagan poco y nos arriesgamos, si tienen inquietud, hagan el esfuerzo de hacer algo mejor de lo que estamos haciendo. El periodismo es un oficio jodido pero bonito”, concluyó.
El desafío de la tecnología
En la segunda mesa redonda, los tres ponentes también defendieron la idea de que el primer principio ético de cualquier medio de comunicación es mantener vivos a sus periodistas, y hablaron del desafío que supone actualmente para la prensa la presencia de las redes sociales.
Carolina Robino indicó que, con la pandemia, y luego con la guerra de Ucrania, se ha confirmado que el periodismo sigue teniendo un papel relevante como fuente fiable de información, pero existe una gran competencia en el entorno digital.
Pepa Bueno añadió que ahora “hay que responder a la confianza” que la población dio a los medios en esos momentos. Y esa confianza “hay que basarla en la transparencia”. Además, según la directora de El País, los medios tienen que “bajarse del púlpito” desde el que han estado hablando, “mirar la realidad desde la altura de los ojos” de sus lectores y “establecer una relación más horizontal”, de manera que la población no sólo perciba que son “generadores de información fiable y confiable, si no que esté dispuesta a pagar por esa información”. Destacó la importancia de tener independencia económica, que es “la madre de todas las independencias”, y lamentó que la precarización y la jibarización de las redacciones va en contra de la independencia que quieren conseguir.
En cuanto a la tecnología, Bueno manifestó que “no hay que tenerle miedo”, e incluso defendió que los periodistas deben estar presentes en el nacimiento de las nuevas herramientas digitales que van a llegar a las redacciones.
En la segunda mesa redonda, los tres ponentes también defendieron la idea de que el primer principio ético de cualquier medio de comunicación es mantener vivos a sus periodistas, y hablaron del desafío que supone actualmente para la prensa la presencia de las redes sociales.
Carolina Robino indicó que, con la pandemia, y luego con la guerra de Ucrania, se ha confirmado que el periodismo sigue teniendo un papel relevante como fuente fiable de información, pero existe una gran competencia en el entorno digital.
Pepa Bueno añadió que ahora “hay que responder a la confianza” que la población dio a los medios en esos momentos. Y esa confianza “hay que basarla en la transparencia”. Además, según la directora de El País, los medios tienen que “bajarse del púlpito” desde el que han estado hablando, “mirar la realidad desde la altura de los ojos” de sus lectores y “establecer una relación más horizontal”, de manera que la población no sólo perciba que son “generadores de información fiable y confiable, si no que esté dispuesta a pagar por esa información”. Destacó la importancia de tener independencia económica, que es “la madre de todas las independencias”, y lamentó que la precarización y la jibarización de las redacciones va en contra de la independencia que quieren conseguir.
En cuanto a la tecnología, Bueno manifestó que “no hay que tenerle miedo”, e incluso defendió que los periodistas deben estar presentes en el nacimiento de las nuevas herramientas digitales que van a llegar a las redacciones.
Los periodistas Mario Tascón, Carolina Robino y Pepa Bueno en la mesa redonda 'Ética en la cumbre'
Robino explicó que la forma de financiación de la BBC hace que los ciudadanos se consideren dueños de la cadena y tengan una comunicación constante. En ese sentido, Bueno se apuntó como “siguiente paso a dar” el “convertir en información relevante” el flujo que llega de los lectores, principalmente a través de las redes sociales, y se marcó como reto “construir historias útiles para la sociedad de la manera más clara posible”.
Para Daniel Coronell, la razón de ser del periodismo ha cambiado sustancialmente desde la aparición del móvil, ya que antes, los medios de comunicación “daban la primera voz de lo que pasaba” y ahora, llegan “tarde”. Por eso, cree que se ha transformado el papel de los medios de comunicación, de forma que la clave actualmente está en contextualizar. El director de la revista Cambio lamentó que hoy en día se confunde credibilidad con verosimilitud, y en esta situación crece la desinformación, la propaganda y el populismo político. Destacó el papel del periodismo como “contrapoder”, aportando una mirada crítica al ejercicio del poder. “El periodista debe defender el derecho del ciudadano a saber lo que está pasando. No puede ser transmisor pasivo de lo que dicen las fuentes, sino contextualizar la información, agregar inteligencia y valor a lo que recibimos”, indicó.
La jefa de Comunicación y Prensa del Instituto Cervantes, Sonia Pérez Marco, concluyó las jornadas aludiendo animando a los periodistas a “ejercer la libertad de llevar la contraria y dudar”. “Nos vamos de aquí con la impresión de que no todo está perdido, aunque a veces lo parezca”, resumió.
Fotos: Agencia EFE/Antonio Melgarejo, Instituto Cervantes
Fuente: Cool