jueves, 6 de enero de 2022

Jorge Lafforgue 1935 - 2022

El fallecimiento de Jorge Lafforgue se suma a una penosa lista de pérdidas, especialmente sensible para la Biblioteca Nacional, cuya presencia habitual prestigiara con su talento, erudición y su humor inefable. La Universidad Nacional de Lomas de Zamora también recordó al periodista, editor y crítico literario, quién fue docente en dicha casa de estudios desde 1987.

El periodista, editor y crítico literario Jorge Lafforgue, dedicado durante décadas a la enseñanza de literatura latinoamericana y al periodismo cultural pero además autor de numerosos ensayos y antologías sobre literatura y teatro entre los que se cuentan "Asesinos de papel" y "Cuentos policiales argentinos", falleció a los 86 años en una clínica porteña como consecuencia de una descompensación.

"Con profundo pesar comunicamos el fallecimiento de Jorge Lafforgue, destacado y querido profesor emérito e investigador con 35 años de trayectoria en nuestra casa de estudios" escribieron desde la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, donde desde 1987 era docente de las cátedras de Literatura Latinoamericana I y II, y de la asignatura Taller de Lectura y Escritura.

Lafforgue, nacido en Esquel –Chubut–, dedicó su vida al estudio, la docencia universitaria, la edición y la compilación de la literatura latinoamericana y argentina, tareas que lo convirtieran en un referente imprescindible. Egresado de Filosofía de la UBA, dio clases en la Universidad del Salvador y la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, dictó cursos y conferencias en Colombia, Brasil, Chile, Estados Unidos, Italia e incluso en China. También se destacó en el periodismo comenzando en la revista Imago Mundi (cuyo director fuera José Luis Romero). Fue jefe de redacción de la Revista de la Universidad de Buenos Aires, donde también tuvo a cargo la Secretaría de Prensa. Trabajó como editor en el mítico Centro Editor de América Latina, destacándose también en ese rol en Losada, Legasa y Alianza.

En el periodismo fue redactor, columnista, prosecretario y jefe de sección en Siete Días, Panorama y La Opinión, además de colaborador de muchísimos otros medios argentinos y uruguayos.

Como editor de la Revista de la UBA padeció el insólito proceso donde fuera condenado, junto a Carlos Correas, por haber publicado un texto de este autor, un caso único y absurdo en la historia judicial y literaria argentinas, que solía evocar risueñamente.

Gran conocedor de la dramaturgia y la literatura policial, publicó múltiples textos entre los cuales podemos citar Nueva novela latinoamericana,1969, Florencio Sánchez,1967, Asesinos de papel (en colaboración con Jorge B. Rivera), 1977, El teatro del siglo XX (con Eduardo Romano), 1978, Cuentos policiales argentinos (prólogo, selección y notas), 1997, Historias de caudillos argentinos (edición y prólogo), 1999 y Textos de y sobre Rodolfo Walsh (edición, contribución biográfica y bibliografía), 2000.

Fue autor también de "Cartografía personal", un volumen híbrido en el que conviven entrevistas a Pablo Neruda, Borges y Jorge Amado conviven con ensayos sobre el boom de los sesenta o estrategias de los escritores para salvaguardar su oficio bajo la dictadura, así como estudios críticos, rescates testimoniales y apuntes para trazar un panorama de la producción literaria de la segunda mitad del siglo XX.
"Durante muchos años, dudé al tener que llenar el casillero correspondiente a "profesión" en las boletas de vuelo o similares: ¿periodista, profesor, editor, escritor o... todo terreno? Finalmente opté por "periodista""
Jorge Lafforgue
Lafforgue solía descreer de la clasificación de "crítico literario", una categoría que asumía como una carga molesta que nadie quiere asumir como propia. "Cabría preguntarse por la entidad misma de la crítica literaria, y si alguien puede asumirse hoy plenamente como portavoz indubitable de la misma; decir 'soy crítico literario'. Tal vez sí, porque los tontos y los presumidos abundan", aseguraba en una entrevista concedida a la revista Nómada en 2008.

A lo largo de su vida publicó obras como "Asesinos de papel. Ensayos sobre narrativa policial" (en colaboración con Jorge B. Rivera, en 1977), "Proyecciones de la narrativa argentina contemporánea" e innumerables trabajos sobre Arguedas, Marechal, Monterroso, Neruda, Quiroga, Skármeta y Walsh, entre otros.

Entre sus textos se destacan también "Florencio Sánchez" (1967), "Nueva novela latinoamericana" (1969), "El teatro del siglo XX" (con Eduardo Romano, 1978), "Cuentos policiales argentinos" (1997), "Historias de caudillos argentinos" (1999), y "Textos de y sobre Rodolfo Walsh" (2000).

"Durante muchos años, dudé al tener que llenar el casillero correspondiente a "profesión" en las boletas de vuelo o similares: ¿periodista, profesor, editor, escritor o... todo terreno? Finalmente opté por "periodista". Aunque con un dejo de envidia a menudo he recordado a algunos grandes escritores norteamericanos que se vanagloriaban de haber sido lavacopas, camioneros, marinos o haber cumplido otras tareas alejadas, o, a primera vista, incompatibles con la suya específica. No es mi caso, pues todos mis trabajos se han circunscripto al campo intelectual", aseguró alguna vez.
El fallecimiento de Jorge Lafforgue se suma a una penosa lista de pérdidas, especialmente sensible para la Biblioteca Nacional, cuya presencia habitual prestigiara con su talento, erudición y su humor inefable. La Universidad Nacional de Lomas de Zamora también recordó al periodista, editor y crítico literario, quién fue docente en dicha casa de estudios desde 1987.

El periodista, editor y crítico literario Jorge Lafforgue, dedicado durante décadas a la enseñanza de literatura latinoamericana y al periodismo cultural pero además autor de numerosos ensayos y antologías sobre literatura y teatro entre los que se cuentan "Asesinos de papel" y "Cuentos policiales argentinos", falleció a los 86 años en una clínica porteña como consecuencia de una descompensación.

"Con profundo pesar comunicamos el fallecimiento de Jorge Lafforgue, destacado y querido profesor emérito e investigador con 35 años de trayectoria en nuestra casa de estudios" escribieron desde la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, donde desde 1987 era docente de las cátedras de Literatura Latinoamericana I y II, y de la asignatura Taller de Lectura y Escritura.

Lafforgue, nacido en Esquel –Chubut–, dedicó su vida al estudio, la docencia universitaria, la edición y la compilación de la literatura latinoamericana y argentina, tareas que lo convirtieran en un referente imprescindible. Egresado de Filosofía de la UBA, dio clases en la Universidad del Salvador y la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, dictó cursos y conferencias en Colombia, Brasil, Chile, Estados Unidos, Italia e incluso en China. También se destacó en el periodismo comenzando en la revista Imago Mundi (cuyo director fuera José Luis Romero). Fue jefe de redacción de la Revista de la Universidad de Buenos Aires, donde también tuvo a cargo la Secretaría de Prensa. Trabajó como editor en el mítico Centro Editor de América Latina, destacándose también en ese rol en Losada, Legasa y Alianza.

En el periodismo fue redactor, columnista, prosecretario y jefe de sección en Siete Días, Panorama y La Opinión, además de colaborador de muchísimos otros medios argentinos y uruguayos.

Como editor de la Revista de la UBA padeció el insólito proceso donde fuera condenado, junto a Carlos Correas, por haber publicado un texto de este autor, un caso único y absurdo en la historia judicial y literaria argentinas, que solía evocar risueñamente.

Gran conocedor de la dramaturgia y la literatura policial, publicó múltiples textos entre los cuales podemos citar Nueva novela latinoamericana,1969, Florencio Sánchez,1967, Asesinos de papel (en colaboración con Jorge B. Rivera), 1977, El teatro del siglo XX (con Eduardo Romano), 1978, Cuentos policiales argentinos (prólogo, selección y notas), 1997, Historias de caudillos argentinos (edición y prólogo), 1999 y Textos de y sobre Rodolfo Walsh (edición, contribución biográfica y bibliografía), 2000.

Fue autor también de "Cartografía personal", un volumen híbrido en el que conviven entrevistas a Pablo Neruda, Borges y Jorge Amado conviven con ensayos sobre el boom de los sesenta o estrategias de los escritores para salvaguardar su oficio bajo la dictadura, así como estudios críticos, rescates testimoniales y apuntes para trazar un panorama de la producción literaria de la segunda mitad del siglo XX.
"Durante muchos años, dudé al tener que llenar el casillero correspondiente a "profesión" en las boletas de vuelo o similares: ¿periodista, profesor, editor, escritor o... todo terreno? Finalmente opté por "periodista""
Jorge Lafforgue
Lafforgue solía descreer de la clasificación de "crítico literario", una categoría que asumía como una carga molesta que nadie quiere asumir como propia. "Cabría preguntarse por la entidad misma de la crítica literaria, y si alguien puede asumirse hoy plenamente como portavoz indubitable de la misma; decir 'soy crítico literario'. Tal vez sí, porque los tontos y los presumidos abundan", aseguraba en una entrevista concedida a la revista Nómada en 2008.
A lo largo de su vida publicó obras como "Asesinos de papel. Ensayos sobre narrativa policial" (en colaboración con Jorge B. Rivera, en 1977), "Proyecciones de la narrativa argentina contemporánea" e innumerables trabajos sobre Arguedas, Marechal, Monterroso, Neruda, Quiroga, Skármeta y Walsh, entre otros.

Entre sus textos se destacan también "Florencio Sánchez" (1967), "Nueva novela latinoamericana" (1969), "El teatro del siglo XX" (con Eduardo Romano, 1978), "Cuentos policiales argentinos" (1997), "Historias de caudillos argentinos" (1999), y "Textos de y sobre Rodolfo Walsh" (2000).

"Durante muchos años, dudé al tener que llenar el casillero correspondiente a "profesión" en las boletas de vuelo o similares: ¿periodista, profesor, editor, escritor o... todo terreno? Finalmente opté por "periodista". Aunque con un dejo de envidia a menudo he recordado a algunos grandes escritores norteamericanos que se vanagloriaban de haber sido lavacopas, camioneros, marinos o haber cumplido otras tareas alejadas, o, a primera vista, incompatibles con la suya específica. No es mi caso, pues todos mis trabajos se han circunscripto al campo intelectual", aseguró alguna vez.
"Escribir es desordenar. El orden pone paños fríos, cauteriza, remienda, tapa, esconde: ordena", Jorge Lafforgue 
"El elemento común que encuentro en todos mis trabajos es la escritura. Aunque en muy diversas instancias, siempre ha sido escribir; por ejemplo, escribir en tanto redacto la solapa, la contratapa o un informe sobre determinado libro; escribir una nota periodística sobre un tema candente o una crítica en una publicación periódica; escribir en lo que tal vez podría calificarse de una instancia mayor o más comprometida, sea una poesía, un ensayo o un relato", le contó en una entrevista con Soledad Quereilhac.

"Años atrás un joven periodista me preguntó si no me sentía frustrado por la actividad editorial, en tanto relegaba, según él, a un cono de sombra mi propia escritura. Le respondí que no, pues nunca mis tareas intelectuales se desarrollaron en un solo andarivel; antes bien, los cruces entre la docencia, el periodismo y el trabajo editorial han sido muy frecuentes, de todos los días. Me resulta difícil percibir en aquello que escribo cuándo el escribir se manifiesta en estado "puro" (si tal existe) y cuándo aparece "contaminado". Lo que sí puedo decirte es que siempre he tenido presente al lector posible y, a la vez, jamás he abjurado de la pasión literaria. Tal vez ambas vertientes marchen juntas, conformando una misma corriente; ambas sin duda se complementan. Creo, estoy seguro, que son dos caras de una misma moneda", siguió diciendo Lafforgue en esa charla con Quereilhac.