Beltrán Ruiz, uno de los dueños del lugar donde se podrá apreciar la exposición, explicó que serán dos meses de Miradas de Rosario. Cada fotógrafo expondrá cada 15 días su muestra de manera independiente para “mostrar un costado de la ciudad no tan común, ni tan conocido, pero si sorprendente”, aseguró y agregó: “Es mostrar una Rosario más escondida, con aspectos de sus calles y de sus barrios”.
Del 3 al 15 de septiembre se podrán observar las imágenes de Silvio Moriconi. Su muestra dentro de Miradas de Rosario se llama “Lugares Comunes”. Silvio explica: “En una Rosario en permanente expansión, en una época donde la tecnología nos aísla, este trabajo aparece como un intento por descentralizar la mirada hacia aquellos lugares que no ocupamos.
Es un trabajo sobre los barrios de Rosario. Esos que resisten a las nuevas formas de relacionarnos y siguen siendo generadores de encuentros, charlas, anécdotas, juegos, peleas y complicidades. "Lugares comunes" no es sólo un trabajo documental sino, que en cada imagen hay una búsqueda estética que intenta despegarse de todo tipo de solemnidad y juicio moral. Es una invitación, desde la alegría, a rescatar la memoria colectiva”
Del 17 al 29 de septiembre, Héctor Río llegará con “Títanes de la Lucha”. “La lucha libre profesional tiene sus orígenes en los carnavales y music halls del siglo XIX en los Estados Unidos de Norteamérica. Es una forma de performance que combina disciplinas de combate y artes escénicas, basándose en ellas para representar combates cuerpo a cuerpo, por lo general con historias y rivalidades que enfrentan al villano/a, y al héroe/heroína.
Del 1 al 13 de octubre, Franco Trovato Fuoco, mostrará imágenes de Rosario de 2011 al 2017 con “Los Espacios Otros”. “En 2011 el docente Carlos Bosch, como parte de su taller continuo de imagen, me pidió que todos los lunes le envíe una fotografía. La imagen debía cumplir con una condición: expresar mi estado de ánimo ese día. Mientras duró el taller me desempeñé como un pésimo alumno. Incumplía las entregas o entregaba un material deleznable. No podía conectar mi ánimo con el tipo de fotos que deseaba hacer, o, mejor: deseaba hacer cualquier tipo de fotos menos las que representasen mi estado de ánimo.
El taller terminó pero el ejercicio que me habían encomendado me persiguió por unos años más. Al tiempo tuvo un nombre y cada tanto veía y fotografiaba un motivo pensando "esta foto es para Los Espacios Otros" y ese hacer resultó en una suerte de análisis sobre la soledad, ya no entendida como una condición o un duelo, sino como una necesidad y un espacio de libertad”, recuerda Franco.
