viernes, 31 de agosto de 2018

El paro que no salió en el diario


Cintia Mignone, la autora del libro, en la presentación junto al secretario general de la Asociación de Prensa de Santa Fe, Pablo Jiménez
Por: Gonzalo Andrés
La periodista Cintia Mignone investiga en su libro “Pararon las rotativas” la masiva huelga de trabajadores de El Litoral en 1968 y cómo fue derrotada a manos de sus dueños.

En términos generales, es escaso el conocimiento sobre la historia de los medios de comunicación. El público los conoce por lo que publican y dicen sobre los hechos sociales, políticos y económicos que suceden, pero poco se sabe sobre cómo es la cocina de la información: las condiciones laborales, la elección de temas noticiosos, la relación con las fuentes y las formas de financiamiento.

Al respecto, la comunicadora Cintia Mignone siempre intentó echar algo de luz al respecto. Su último libro Pararon las rotativas. Periodistas y gráficos contra El Litoralnarra los avatares de un conflicto que paralizó al vespertino local durante 20 días en 1968.

Mignone trabajó como periodista durante muchos años y actualmente es la secretaria de Prensa y Derechos Humanos de la Asociación de Prensa de Santa Fe. Se ha especializado en la reconstrucción de la historia del periodismo en nuestra ciudad: “Toda mi vida fui juntando papelitos sobre los medios de comunicación, escribí mucho sobre medios de siglo XIX y XX”, detalla. Ha publicado sus investigaciones en los blogs Páginas Colaterales e Historias Colaterales y en el libro Del apostolado al sindicalismo. Una historia de los gremios de prensa de Santa Fe, publicado en 2010.

En diálogo con Pausa, comentó los aspectos más relevantes del conflicto y reflexionó sobre la influencia del vespertino centenario en la política y la cultura local.

¿Cómo surge la idea de hacer este libro?
Cuando comencé mi militancia gremial, conocí compañeros que decían por lo bajo “en El Litoral ya no se hacen paros”. Entonces empecé a preguntar por qué pasaba eso y me encontré con la historia de una huelga muy grande de periodistas y gráficos en 1968. La historia me interesó muchísimo y consulté a varias personas, porque no había nada escrito sobre el tema. Hice toda la investigación hace 10 años y quedó ahí. Pero hace poco comenté entre amigos y amigas que tenía este material y ellos me impulsaron a publicarlo.

El libro trata sobre una huelga de 1968, ¿por qué se desencadenó ese conflicto?
Los gráficos tienen, a diferencia de los periodistas, una historia combativa más larga y rica. En esos días, los gráficos en El Litoral venían con conflictos porque la patronal quería cambiar el convenio colectivo. Recordemos que en ese momento gobernada el dictador Juan Carlos Onganía y que dos meses antes se había constituido la CGT de los Argentinos, con impronta opositora al gobierno. En Santa Fe tanto los gráficos como los periodistas formaban parte de esa central gremial y proponen hacer una asamblea para ver cómo la CGT iba a manifestarse en el aniversario de los dos años de la asunción de Onganía. El diario prohíbe la asamblea, pero se hace igual. Como respuesta, despiden a dos periodistas y dos gráficos que tenían participación gremial, por lo cual se declara una huelga y se hace una asamblea conjunta. Así comenzó la huelga. En ese marco, la empresa decidió despedir al 90% de su personal, por lo que el diario no tenía posibilidades de salir. La patronal comenzó a buscar periodistas en pueblos y ciudades cercanas. Todo fue muy vertiginoso. Mientras tanto, la huelga se fortaleció, y surgió la idea de editar un diario propio. Se llamó Prensa Gráfica; era matutino, tuvo muy buena repercusión. Sin embargo, con el correr de los días, la huelga se empezó a debilitar. El Litoral convenció a algunos de que vuelvan a trabajar y, de a poco, se fue rearmando. Tras 22 días, el diario volvió a salir, aunque de forma precaria. Con la vuelta a la calle, la huelga empezó a declinar.

¿Qué circulación tenía Prensa Gráfica?
Según los que hicieron ese diario, llegaron a tirar 20 mil ejemplares. Era un matutino distribuido por los mismos canillitas. Pero cuando volvió El Litoral, esos canillitas que tenían acomodada su vida, con trabajo de mañana y tarde, se volcaron nuevamente al vespertino.

¿Cómo fue la reacción social con respecto a este paro?
Por lo que pude reconstruir, el año 1968 fue muy convulsionado. Había muchos actos relámpago: se juntaba un grupito en una esquina, hablaban con megáfono y huían, porque la policía era brava. Entonces, por un lado hubo apoyo de los gremios a la huelga. Y por otro lado, otro grupo de la sociedad, las llamadas “fuerzas vivas”, querían que vuelva el diario a la calle porque estaba a punto de cumplir 50 años y se estaba organizando un festejo. Esos sectores querían demostrar su apoyo al diario, que ya era un actor político importante para la ciudad.

¿En ese momento El Litoral era el único diario de la ciudad?
Como producto periodístico, era el único diario que había en ese momento. Estaba circulando una revista llamada Tiempo, que era de Marcos Bobbio, el propietario de Canal 13.

¿Y no hubo otros conflictos gremiales después del 68?
Uno de sus ex-dueños, Néstor Vittori, dijo en un documental que hicieron por sus 100 años, que la huelga del 68 había sido tan importante que luego de eso el diario no volvió a tener conflictos gremiales durante 40 años. Lo cual es cierto. No hubo conflictos hasta el 2012 y eso se debe al miedo que generaron. Porque cuando el diario logró volver a salir después de 20 días, reincorporó algunos trabajadores, pero dejaron afuera a los que ellos llamaron “revoltosos”. Así, quedó afuera gente muy valiosa: periodistas y escritores que siguieron carrera fuera del ámbito periodístico. El diario siempre usó esta huelga como una amenaza. De hecho, después del paro de 2012 Vittori dijo en una asamblea de trabajadores: “Nosotros no los necesitamos para hacer el diario”. Aquella huelga dejó mucha huella en los trabajadores y los dueños de la empresa.

¿Por qué en estos 100 años no hubo otro medio que haya podido competir con El Litoral?
Dejando de lado el caso reciente del diario Uno, creo que hubo dos diarios que en estos 100 años le hicieron sombra: El Orden (1927-1955) y El Nuevo Diario (1968-1976). Le pudieron disputar lectores e hicieron otro periodismo. Si se analiza un mismo hecho político-social en un diario o en otro, es impresionante la diferencia: hay otra edición y otra actitud de los trabajadores. Pero no lograron mantenerse. El Litoral logró lo que no pudo hacer ningún medio gráfico en Santa Fe: construir una identidad y sostenerla en el tiempo. Se constituyó como actor político pero prescindente de los partidos políticos. Es decir, logró construir una identidad de prescindencia del sistema partidario, pero no del sistema político. Alguno puede decir que siempre estuvo con un gobierno u otro. Es verdad. Pero ha construido una imagen pública, hacia afuera, que lo muestra por fuera de los partidos, incluso del radicalismo, al que estuvo asociado en sus inicios. Ninguno de los otros diarios lo logró, incluso haciendo mejor periodismo.

Desde tu lugar como miembro de Prensa, ¿cuál es tu visión sobre los medios en la actualidad, especialmente en Santa Fe?
Desde el lado sindical estamos pasando una de las peores etapas. Los trabajadores de prensa aún no pudieron cerrar su paritaria, por un ofrecimiento irrisorio de la patronal. El panorama es complicado. Además, a nivel nacional, estamos arriba de los 3500 despidos en los últimos dos años y medio. En Santa Fe no hay despidos en ese nivel, pero sí hay muchos retiros voluntarios: los medios se van vaciando de periodistas por goteo.

Camino al apagón analógico ¿estamos listos?

Falta poco para el "apagón analógico", falta mucho para lograrlo. Pocos canales transmiten en digital, a menos de un año del apagón. La situación en Argentina respecto a la Televisión Digital Terrestre  
Por: Carlos Viñas
A nivel nacional actualmente se encuentran disponibles un total de 108 señales (63 señales en HD y 45 señales en SD), sin contar 26 señales One-seg. aptas para dispositivos móviles. De estas señales, 15 (2 en HD y 13 en SD) forman parte del paquete de distribución nacional, administrado por el Sistema Federal de Medios Públicos. Las 93 restantes se dividen entre señales publicas provinciales, universitarias, privadas y comunitarias o de baja potencia (las que comprenden casi una tercera parte de estas 93 señales), siendo estas ultimas las que más impulso intentan darle a esta etapa de transición a la era digital, incluso pujando quienes no poseen una licencia que las habilite para que los concursos por licencias sean reabiertos por parte del ENaCom.

Respecto a las viejas señales analógicas con licencias otorgadas por el ex-ComFeR, al día de hoy, de 45 canales que poseen una licencia, solo 29 están emitiendo en modo de pruebas en televisión digital terrestre. Los restantes 16, en algunos casos ni siquiera han adquirido el equipamiento para hacerlo. Los casos mas emblemáticos sobre esta falta de inversión se dan en los grupos Telefe (12 canales entre propios y afiliados, de los cuales solo 6 emiten actualmente en TDT), ARTEAR (8 canales entre propios y afiliados, solo 4 emiten en TDT) y América (6 canales, solo 2 emitiendo en TDT). En el caso de las dos señales dependientes del Poder Ejecutivo Nacional (Canal 7 de Buenos Aires y Canal 12 de Trenque Lauquen), ambas emiten en TDT con sus correspondientes licencias.

Si nos centramos en las plataformas de transmisión podemos ver que la plataforma estatal esta compuesta por 98 plantas transmisoras (y con casi una treintena de plantas transmisoras cuya construcción fue cancelada), las que casi en su totalidad están equipadas con transmisores de origen importado (NEC, Harris, Egatel, Hitachi-Linear, Mier-TRYO) siendo simbólica la presencia de equipos nacionales (solo 3 plantas transmisoras equipadas con Liecom y Edinec, de las cuales se desconoce si aun funcionan o fueron reemplazadas por material importado). Por el lado de las señales privadas, nos encontramos con aproximadamente unas 80 plantas transmisoras, aunque su numero exacto es difícil de determinar ya que algunas señales privadas emiten mediante equipamiento provisto por ARSAT y en otros casos lo hacen desde varias plantas transmisoras en SFN (Red de Frecuencia Única). También es notable destacar que en su gran mayoría las señales privadas, a contramano de la plataforma estatal, esta equipada con unidades transmisoras provistas por la industria nacional (Sunatco-Edinec, Liecom, y Ditel).

Es cuando hacemos foco en la situación puntual de cada provincia que se observan diferencias en cuanto a la transición de la era analógica a la era digital. En el caso de la Pcia. de Buenos Aires, podemos encontrar 54 plantas transmisoras (36 plantas estatales y 18 privadas), que emiten un total de 40 señales, entre las que se cuentan las 15 señales distribuidas a nivel nacional y otras 25 señales locales de baja, media y alta potencia, lo que la convierte en la provincia con mayor numero de señales. Otras provincias donde la transición esta más adelantada son Tierra del Fuego, en cuyo caso se encuentra completamente digitalizada, San Juan y Mendoza, estando en ambos caso digitalizadas casi la totalidad de sus señales. En contra posición, se encuentran los casos de la Pcia. de Catamarca, en la cual solo existe 1 sola planta transmisora, que emite únicamente las 15 señales disponibles a nivel nacional, sin presencia de señales privadas, y de la Pcia. de Tucumán, en la que si bien pueden encontrarse 2 plantas transmisoras privadas emitiendo 1 señal cada una de ellas, la única planta transmisora estatal presenta fallas desde hace meses y solo pueden verse 11 de las 15 señales de distribución nacional.

Esta es la situación actual de la TDA/TDT en Argentina en la víspera del 1º de Septiembre de 2018, apenas a 365 días del tan mentado apagón analógico en lo que a señales de TV abierta se refiere. Por el momento la fecha para llevarlo a cabo, se muestra inamovible, pero ante la falta de inversión y escasa difusión en los últimos años por parte del estado nacional, la suspensión de los concursos para obtener nuevas licencias y el interés por modificar el Plan Nacional de Servicios de Comunicación Audiovisuales Digitales por parte del ENaCom, el casi nulo interés por parte de las señales privadas, exceptuando a las señales comunitarias y de baja/media potencia, y el sombrío panorama económico que se deja ver en el horizonte, no seria descabellado ver como esta fecha se aplaza y debamos esperar por mas tiempo el "apagón analógico".
Fuente: Carlos Viñas

Javier Rodríguez, el camarógrafo que se suma a las víctimas de la violencia en México

Un periodista cuelga fotos de colegas durante una protesta contra el asesinato o la desaparición de periodistas en México frente al Palacio Nacional en la Ciudad de México el 1 de junio de 2018. El camarógrafo mexicano Javier Enrique Rodríguez Valladares fue asesinado en Cancún, en el sur estado de Quintana Roo, el 29 de agosto. (AFP/Yuri Cortez)

El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) instó a las autoridades mexicanas a investigar con prontitud y seriedad el asesinato de Javier Enrique Rodríguez Valladares, camarógrafo de un canal televisivo local con sede en Cancún, en el sureño estado de Quintana Roo. Rodríguez Valladares fue baleado por sujetos desconocidos cerca de las 6:00 p. m. del 29 de agosto, según informaciones de prensa.

Rodríguez Valladares, de 28 años, era camarógrafo de Canal 10, que cubre noticias de carácter general en la zona de Cancún. En un video subido a la página de Facebook de El Balcón, un sitio noticioso local, Germán Espiridión, colega de Rodríguez Valladares, declaró que el periodista había trabajado anteriormente para la cadena nacional Televisa y que también se dedicaba a la compraventa de autos.

"El asesinato de Javier Enrique Rodríguez Valladares perpetúa una serie de ataques mortales realizados este año contra periodistas en Quintana Roo, estado que hasta hace poco no era una de las regiones más peligrosas para el ejercicio del periodismo en México", declaró Jan-Albert Hootsen, representante del CPJ en México. "Las autoridades federales y estatales deben tomar medidas con urgencia para garantizar la seguridad de los periodistas de la región y detener esta alarmante tendencia".

El asesinato de Rodríguez Valladares es el tercer ataque mortal contra un periodista en Quintana Roo en poco más de dos meses. El 24 de julio, Rubén Pat Cauich, cofundador y director editorial del recurso noticioso digital Semanario Playa News, fue asesinado a disparos en Playa del Carmen, una ciudad turística al sur de Cancún. Otro periodista de Playa News, José Guadalupe Chan Dzib, fue asesinado el 29 de junio en la localidad de Sabán. En ninguno de los dos casos las autoridades han capturado a ningún sospechoso.

Según un comunicado divulgado por la Fiscalía General del Estado de Quintana Roo el 29 de agosto, el ataque contra Rodríguez Valladares ocurrió en la supermanzana 29, una zona residencial de Cancún, popular ciudad turística. Rodríguez Valladares se encontraba con otro hombre que también fue asesinado y cuya identidad la Fiscalía no ha dado a conocer. De conformidad con el comunicado, no está claro cuántas personas estuvieron implicadas en el ataque.

La Fiscalía expresó que el camarógrafo se encontraba fuera del horario laboral al momento del ataque y que no llevaba uniforme, por lo cual descarta momentáneamente que Rodríguez Valladares haya sido asesinado por su trabajo periodístico. No obstante, la Fiscalía agregó que seguían abiertas todas las líneas de investigación.

Un periodista de Cancún que solicitó el anonimato por motivos de seguridad, declaró hoy al CPJ que al parecer Rodríguez Valladares estaba en proceso de venderle un auto a la segunda víctima del ataque, y que era posible que el camarógrafo haya sido un simple espectador.

El periodista contó al CPJ que Rodríguez Valladares cubría las noticias de carácter general para Canal 10, y que era bien conocido y querido por sus compañeros en la ciudad, lo cual fue reiterado por Germán Espiridión, de El Balcón, en el video que subió a Facebook. El CPJ no logró encontrar en el sitio web de Canal 10 reportajes recientes que mencionaran como camarógrafo a Rodríguez Valladares.

Canal 10 ha sido blanco de la violencia anteriormente. El 24 de octubre de 2017, sujetos no identificados efectuaron varios disparos contra el edificio del canal en Cancún, e hirieron a un empleado. No se arrestado a ningún sospechoso del ataque ni se ha esclarecido el motivo. El CPJ se comunicó hoy con ejecutivos del canal mediante un mensaje de WhatsApp para solicitar una declaración, pero no recibió una respuesta de inmediato.

Un vocero del Mecanismo Federal para la Protección de Defensores de los Derechos Humanos y Periodistas, una entidad dependiente de la Secretaría del Interior de México, declaró hoy al CPJ que Canal 10 no está inscrito en ningún programa de protección federal. El funcionario, quien solicitó el anonimato, agregó que su institución no conocía ninguna denuncia de amenazas contra Rodríguez Valladares.

El CPJ solicitó una declaración al fiscal general de Quintana Roo, Miguel Ángel Pech Cen, pero no recibió respuesta de inmediato. Ricardo Sánchez Pérez del Pozo, titular de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE), una unidad federal, declaró hoy al CPJ que se había abierto una investigación respecto al asesinato.

México es el país del hemisferio occidental más peligroso para el ejercicio del periodismo, según datos del CPJ. Rodríguez Valladares es el octavo periodista que ha sido asesinado en este país en lo que va de año. El CPJ ha determinado que, como mínimo, tres de los periodistas asesinados en 2018 fueron blanco de represalia directa por su trabajo periodístico.
Fuente: Comité para la Protección de los Periodistas

García Márquez periodista, las costuras estiradas de la realidad

Por: Carmen Naranjo
Para Gabriel García Márquez, el periodismo era el mejor oficio del mundo y siempre se proclamó periodista antes que escritor, dos trabajos entre los que mantuvo siempre una tensión narrativa que muestra una antología de 50 de sus artículos en los que se observa cómo las "costuras de la realidad" se estiran.

"Gabriel García Márquez. El escándalo del siglo" es el título de este volumen publicado por Literatura Random House, que, a través de la selección realizada por el editor Cristóbal Pera, recorre la trayectoria periodística del premio nobel de Literatura colombiano desde sus inicios, cuando tenía 20 años, hasta sus últimos artículos de prensa como autor ya consagrado.

Cuarenta años de escritura periodística se resumen en esta selección de textos que García Márquez (1927-2014) publicó en periódicos y revistas entre 1950 y 1987, con el objeto de acercar a los lectores de la ficción de uno de los autores más influyentes de la literatura universal el trabajo que realizó en prensa.

En estos textos hay, asegura el editor, "una voz reconocible, la formación de esa voz narrativa a través de su trabajo periodístico". Crónicas en las que "aparece latente esa tensión narrativa entre periodismo y literatura, donde las costuras de la realidad se estiran por el incontenible impulso narrativo" de este autor para el que el periodismo era el mejor oficio del mundo.

Pero, al mismo tiempo, indica Pera, García Márquez escribía su obra de ficción empleando los recursos de su profesión de periodista, como él mismo sostenía: "Soy periodista, fundamentalmente. Toda la vida he sido un periodista. Mis libros son libros de periodista, aunque se vea poco".

El volumen cuenta con un prólogo del también periodista y escritor estadounidense Lee Anderson, que describe a García Márquez como "un escritor de pluma amena en sus orígenes, bromista y desenfadado, cuyo periodismo es poco distinguible de su ficción".

A principios de los años cincuenta intentó ganarse la vida escribiendo artículos para El Heraldo de Barranquilla, pero fue en 1954 cuando regresó a Bogotá para trabajar en El Espectador, periódico que le había publicado sus primeros cuentos, donde se dedicó al reportaje como enviado especial, aunque también demostró "cómo es posible construir una noticia de la nada", señala Anderson.

Enviado a Europa como corresponsal itinerante de El Espectador, escribió una serie de crónicas de todo lo que le parecía digno de interés, desde una cumbre política en Ginebra, supuestas trifulcas de actrices o la niebla de Londres, así como la serie que da título al libro. Textos agudos cargados de ironía con una prosa fresca, indica el prologuista.

A su vuelta a América a finales de 1957, trabajó en una revista en Caracas y como "freelance" para otras publicaciones, época de la que el volumen recoge "Caracas sin agua" o "Solo doce horas para salvarlo", una muestra del emergente estilo periodístico de García Márquez, en el que se unen narración, la reconstrucción minuciosa de los hechos y un tono de suspense.

Viajó a Cuba tras el derrocamiento de Batista y comenzó una relación con la Revolución cubana que duró toda su vida. "No se me ocurre ningún título" es una de las crónicas de esa época que recoge esta selección.

Con el espectacular éxito de "Cien años de soledad" comenzó la estabilidad económica y el reconocimiento internacional para García Márquez, pero no abandonó su trabajo de periodista, con un enfoque cada vez más políticamente comprometido, recuerda Anderson.

En la década de los setenta comenzó una época de periodismo militante con artículos que escribía en la revista Alternativa. Antes de que empezaran sus problemas de salud, en 1996, publicó "Noticia de un secuestro", uno de sus escasos trabajos periodísticos conocidos internacionalmente.

Gabo ofreció a Anderson dar clase en la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, en la que han aprendido miles de periodistas, que hacen que sea "una genialidad singular que un autor emblemático del 'boom' de la ficción latinoamericana tenga como uno de sus legados más palpables ser padrino de un nuevo 'boom' latinoamericano, el de la crónica".
Fuente: Agencia EFE

Arranca en Salta, el XIII Encuentro Nacional de la Red Par

Con un panel abierto al público, comenzará hoy el XIII Encuentro Nacional de la Red Par, Periodistas en red por una Comunicación no Sexista

Con el panel sobre “Identidades y Representaciones Sociales. Encuadres para mirar, percibir, vivenciar los géneros en una sociedad local heterogénea y compleja”, se iniciará esta tarde, a las 19, el XIII Encuentro Nacional de la Red Par, Periodistas en red por una Comunicación no Sexista. El mismo tendrá lugar en el Museo Casa de Hernández (La Florida 97).

Estarán presentes: la reconocida cineasta Lucrecia Martel y mujeres del interior provincial para visibilizar la diversidad que conforma la identidad salteña: Nora Cruz, originaria de la comunidad kolla de Nazareno, y Rosalía Torres de la Comunidad Campesina de Morillo.

El encuentro culminará con la presentación de las destacadas artistas salteñas: Mariana Carrizo y La Quipi.

La Red Par
Hace más 13 años un grupo de periodistas, que venían conociéndose y trabajando en los Encuentros de Mujeres, pensó que era importante unirse en lo que hasta ese momento eran luchas individuales para organizarse y potenciarse. Así nació la Red PAR: Periodistas de Argentina en Red por una Comunicación no Sexista, con el principal objetivo de visibilizar las luchas por los derechos de las mujeres y trabajar desde la comunicación para garantizar el total cumplimiento de esos derechos.

Entre los mayores logros de la red está el trabajo en la construcción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y la creación y difusión del decálogo para el tratamiento periodístico de la violencia contra la mujer.

La Red Par trabaja para promover la protección y salvaguarda de la igualdad entre hombres y mujeres, y el tratamiento mediático plural, igualitario y no estereotipado, evitando toda discriminación por género u orientación sexual.

jueves, 30 de agosto de 2018

En plena corrida cambiaria, el remate de Radio Rivadavia quedó desierto

Se estima que los potenciales compradores mostrarán su interés en la segunda subasta que se haría dentro de un mes, cuando el precio de base baje un 25%
Por: Irene Hartmann
“Che, pero no vino nadie”, le dijo una de las mujeres a la otra, antes de entrar. Quizás fue una premonición: media hora más tarde, el martillero golpearía su mesita a la voz de “a la una, a las dos, a las tres… y cierro la subasta”. Nadie compró radio Rivadavia, y lo que viene ahora es otro compás de espera hasta que se convoque a una segunda ronda de remate, posiblemente en un mes y a un 25% menos respecto de la base de 12 millones de dólares que cotizaba este jueves.

Cuando el cambio de divisas están haciendo estallar todo termómetro posible, la pregunta de si “12 millones de dólares es mucho o es poco” para la venta de las licencias, el inmueble de la calle Arenales, los equipos, las marcas de algunos programas emblemáticos y los dominios online de Rivadavia y radio Uno, copó las conversaciones de los asistentes, antes de que arrancara el fallido remate, que se llevó a cabo en un recinto del Poder Judicial de la Nación, en la calle Jean Jaures, esquina pasaje Carlos Gardel.

“No sé… fue lo que determinó el martillero”, dijo uno de los síndicos que hablaron con Clarín. Se trata de un grupo de abogados y contadores cuyo rol, desde hace unos meses, es administrar la radio en la dramática transición que va desde la declaración de quiebra, en octubre de 2017, hasta su remate. Su objetivo era supuestamente garantizar la continuidad “en bloque” de la emisora. Por eso antes del remate se mostraron esperanzados, con frases como “al menos llegamos hasta acá” y “tenemos esperanzas de que se va a vender”.

Antonia, una empleada con 32 años de historia en la radio, se sumó al grupo: “Sí, yo creo que la radio lo vale… Rivadavia vale este dinero. Tiene mucha historia”. Fundada en 1928, la radio transita, precisamente este año, su 90° aniversario. Noventa también es el número de empleados que hoy están yendo a ponerle el pecho ad honorem a la emisora, y por quienes Rivadavia sigue en pie. “Ya no aguantamos más”, dijo la empleada.

A medida que la gente entraba al recinto (no hubo más de cuarenta personas), los asistentes se miraban con ojo inquisidor: todos en busca de un potencial comprador; ese héroe que salvaría a Rivadavia. Para muchos, la evaluación de la indumentaria debió ser clave. Había mujeres de rojo, contra las malas ondas, y en los hombres dominaban estilos distintos: ¿Buzo de polar? Seguramente no sería comprador. Traje prolijo o camperita de pluma, quizás sí.

Las palabras de un abogado que habló con Clarín a la salida del remate resumen bien la intención que sin dudas guió a varios: “Vine a chusmear un poco para un cliente”. Ante la pregunta por el precio, su risa fue imponente: “El que hoy tiene 12 millones de dólares se sienta arriba de la guita y espera”. “¿Volverá en la segunda ronda?”, le preguntó esta cronista: “Y… va a ser un 25% menos. En realidad, más bien esperamos a la tercera ronda, cuando baje a la mitad”.

Cabe aclarar que, por fuera de la instancia del remate, cualquier interesado podría aparecer (ahora mismo, mañana, en un par de semanas) en el Juzgado Nacional en lo Comercial Nº25, que lleva la causa, y ofrecer un monto equis por la radio. ¿Por qué haría eso? Por especulación, o sólo para evitar la presión que representa una subasta.

Pero Ricardo Alejandro Sánchez, martillero a cargo del remate, aseguró a Clarín que el precio está muy bien puesto: “Incluso vale más… es una radio que llega a todo el país. No sólo por su historia sino por el número de repetidoras que tiene”.

Pero, además del símbolo que representa para la radiofonía argentina, ¿cuál es esa historia? Como contó Javier Díaz, actual director periodístico y artístico de la emisora, “por más de 20 años, la radio fue propiedad de la familia Cetrá, quienes la llevaron a la quiebra. Por años pagaron los sueldos en cuotas... un poco los viernes, otro poco otro día. Finalmente los embargaron e inhibieron. Pero aun así lograron vender todo a los hermanos Whpei, en julio de 2016, con una deuda al personal de cinco meses de sueldo. Además tenían deudas con la AFIP, con la luz, el gas, con todo”.

“Los hermanos se hicieron cargo en septiembre de 2016. Por primera vez en 18 años la gente empezó a cobrar el sueldo entero los primeros días del mes. Sin embargo, la gestión anterior todavía debía esos cinco sueldos”, detalló Díaz, y siguió: “Por eso, después de muchas instancias en las que el juez pidió a los Cetrá que al menos acercaran una propuesta para disminuir la deuda, la AFIP terminó solicitando la quiebra, el 2 de octubre de 2017. Se justifica a través de la Sindicatura con el argumento de que la venta a los Whpei no había sido real”.

Ahora es cuando el relato se pone pantanoso. Explica Díaz: “De algún modo había sido una venta fraudulenta. Si tenés inhibidos los bienes obviamente no podés venderlos. Si fue un negociado o no, no sé… pero los hermanos se fueron en noviembre pasado. La licencia, al fin y al cabo, no era de ellos”.

El segundo capítulo complicado se llama “advenimiento”. Se trata de una figura a la que apeló, a mediados de este año, “el fallido” o “sujeto de quiebra”, es decir, la familia Cetrá, y por la cual se suspendió una primera subasta prevista para julio pasado.

El objetivo del advenimiento era ganar tiempo. Y de hecho, el juez accedió a dar una prórroga hasta el 13 de agosto, con la condición de que se fueran cumpliendo una serie de requisitos: básicamente, pagar la deuda. Hablamos de un activo de unos 400 millones de pesos. La familia Cetrá incumplió los requisitos y por eso este jueves a la mañana se intentaba rematar la radio.

Pero nada es tan simple cuando uno pasa más de cinco minutos entre los actores de una película: los rumores apuntan a una participación muy activa de parte de abogados del grupo Vila-Manzano, históricamente interesados en esta emisora.

Se habla de intentos, de parte de esos abogados, de cubrir los requisitos impuestos en el advenimiento, y también, de haber puesto un pie adentro de la radio, donde lograron establecer acuerdos con buena del staff de empleados. Sólo once empleados se habrían negado a firmar el acuerdo con el grupo Vila, y por eso las negociaciones están estancadas.

Los rumores van para todos y contra todos, incluso, la Sindicatura, que está administrando la emisora en un momento en que, aunque “la pauta publicitaria funciona muy bien” (dijo una fuente relacionada a la emisora), increíblemente no genera dinero para pagar los sueldos”.

De hecho, ya hay una denuncia penal por “abuso de autoridad” y “mal desempeño de los deberes de funcionario público” hacia dos de los contadores de la Sindicatura que aterrizaron en Rivadavia. La causa recayó en el Juzgado Federal número 6, a cargo de Rodolfo Canicoba Corral y la Fiscalía de Franco Picardi.

Como resumió alguien en esa sala judicial del barrio del Abasto, “no estamos todos los que somos ni somos todos los que estamos”.
Fuente: Diario Clarín

Ver también: El 30 de agosto rematan Radio Rivadavia

El Siete de Mendoza rompe su vínculo con El Trece: Vila vs. Magnetto

Desde el próximo sábado, El Siete de Mendoza del Grupo América, cambia su programación. Según confirmaron los directivos del grupo mediático, los contenidos de Canal 13 del Grupo Clarín, serán remplazados por los de América. Asimismo, el canal mendocino mantendrá y profundizará la producción local, con una fuerte impronta en lo periodístico
El Siete cambiará drásticamente su programación y sólo transmitirá contenidos de América TV, por lo que programas como “Showmatch” -vuelve este lunes-,“Pasapalabra” o “La noche de Mirtha”, que son transmitidos por El Trece, no podrán verse en la televisión abierta de Mendoza.

La decisión que tomó el canal de Las Heras fue confirmada por Martín Bacha, gerente general de los canales de Cuyo de Grupo América. Y los cambios serán inminentes: desde el sábado 1 de septiembre convivirán los shows de América TV con las producciones locales de El Siete.

“Estamos muy orgullosos de formar del Grupo América y nuestra programación local tiene que ver con el espíritu de América. Es una etapa de crecimiento de nuestras señales y tarde o temprano iba a ocurrir”, manifestó Leandro Baldivieso, jefe de programación de El Siete.

Asimismo, Baldivieso destacó que el canal mendocino mantendrá y profundizará la producción local, con una fuerte impronta en lo periodístico.

A partir de este sábado, figuras como Santiago del Moro ("Intratables"), AlejandroFantino ("Animales sueltos"), Moria Casán ("Incorrectas"), Pamela David ("Pamela a la tarde") y Luis Novaresio ("Debo decir") compartirán pantalla con las caras mendocinas del canal.

El cambio se produce justo cuando termina la telenovela Simona y antes de que comience el ciclo de Marcelo Tinelli, que tiene poca aceptación en Mendoza, al revés de lo que ocurre en otros puntos del país.

El Siete de Mendoza, El Seis de San Rafael, Diario UNO, Radio Nihuil y Brava y su red de FMs son los medios locales del multimedios nacional Grupo América que tiene en Buenos Aires los canales América, A24 y radio La Red.

Dada esta pertenencia a un multimedio nacional, era sólo cuestión de tiempo para que el canal mendocino abandonara la programación del canal del grupo Clarín en favor de su propia programación, caracterizada por la diversidad de voces de sus contenidos periodísticos.

De esta forma, desde el primer día de septiembre, las caras mendocinas del El Siete compartirán pantalla con Pamela David (Pamela a la Tarde), Luis Novaresio (Debo Decir), Santiago Del Moro (Intratables) Alejandro Fantino (Animales Sueltos), Moria Casán (Incorrectas) y otras estrellas.

¿Qué pasará con El Trece? Para quienes tengan DirecTV, los cambios no surtirán efecto, ya que el sistema de TV satelital tiene en su grilla a El Trece. Finalmente se abrió una nueva opción: El Trece se sumará a la grilla de un cableoperador local.

Desde Artear confirmaron a Los Andes que el canal porteño se incorporará en Supercanal, uno de los servicios de TV paga que funciona en Mendoza y que resultaba afectado tras los cambios en Canal 7. Es que solamente a través de DirecTV se podía acceder a El Trece, ya que El Siete retransmitía la mayoría de la programación y era el que estaba disponible en Supercanal.

El Trece estará en la grilla a partir de este 1 de septiembre en Mendoza y San Juan , tal como comunicó la empresa de cable en las redes sociales. En nuestra provincia se ubicará en el canal 12.Fuentes: Diario UNO y Los Andes

Televisión Cooperativa y Comunitaria. Diagnóstico, análisis y estrategias en el contexto convergente

Convergencia Cooperativa invita a la presentación del libro "Televisión Cooperativa y Comunitaria. Diagnóstico, análisis y estrategias para el sector no lucrativo en el contexto convergente", realizado por un equipo de investigación junto a colegas y especialistas invitados en el marco del proyecto: "Fortalecimiento del sector audiovisual cooperativo audiovisual frente a la convergencia digital"

Son compiladores de esta publicación Daniela Monje y Ezequiel Rivero y cuenta con artículos firmados por Miguel Julio Rodriguez Villafañe, Luis Valle, Diego Rossi, Alina Fernández, Florencia Guzmán, Juan Martín Zanotti, Agustina Villalva, entre otros.

La actividad se realizará el 19 de septiembre a 19:00 horas en el Auditorio de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Centro (UNICEN) en la localidad de Olavarría, Provincia de Buenos Aires.

Luego de esa fecha se podrá acceder de forma libre en formato digital.

Sobre el libro
La convergencia info-comunicacional suele ser analizada haciendo foco en los grandes jugadores, los que por volumen y capital tienen más capacidad de desarrollo en el mercado, de este modo el concepto se vincula a los crecientes procesos de centralización del capital y concentración de la propiedad. Este núcleo problemático –excluyente para pensar los procesos de innovaciones– resulta sin embargo insuficiente para reflexionar sobre las periferias del sistema, sostiene la introducción del libro.

Tal es el caso de los actores info-comunicacionales de la Economía Social y Solidaria, cuya posición definimos a partir de la categoría “convergencia periférica”.

Desde una perspectiva que articula el Derecho a la Comunicación y la Economía de las Comunicaciones, analizamos las transformaciones del sector como industria y su emergencia y consolidación como actor info-comunicacional asimétrico. Valiéndonos del análisis de casos, presentamos experiencias audiovisuales cooperativas y comunitarias de amplia diversidad y radicadas en distintas regiones del país, se reseña.

Introducción
Reflexionar sobre los modos que la convergencia adopta en el sector infocomunicacional implica asumir algunas premisas: no se trata de un proceso exclusivamente tecnológico, no resuelve a priori de un modo más eficiente o equitativo el acceso a servicios de calidad por parte de la ciudadanía y, en tanto proceso económico y político, se desarrolla en un contexto de desigualdades preexistentes. En general, se suele analizar la convergencia haciendo foco en los big players, cuya preponderancia en el mercado y capacidad de incidencia en el ámbito de las regulaciones, deja escaso margen de acción a otros jugadores. Este núcleo problemático, que es excluyente sin dudas para pensar los procesos de introducción de innovaciones, es sin embargo insuficiente para reflexionar sobre las periferias del sistema, en la que se colocan los actores info-comunicacionales¹ de la Economía Social y Solidaria (ESS).

Los modos de producción y circulación que tienen lugar en el marco de la economía colaborativa no son exclusivamente económicos en su naturaleza y movilizan recursos culturales y sociales de tal forma que impiden la reducción del valor social a un precio de mercado. El también denominado “tercer sector” se compone de un heterogéneo grupo de actores, muchas veces ligados a movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil. Si indagamos el interior del tercer sector, encontramos que aquellos actores que han logrado mayores posibilidades de competir y disputar espacios al mercado se agrupan en torno al sector cooperativo.

Éste reúne estaciones de radio, cooperativas de TV y vídeo, de telefonía y servicios de intercomunicación. En Argentina, los actores info-comunicacionales cooperativos no se analizan en términos macroeconómicos. Las referencias más próximas en este sentido indican que, unido al sector de Pequeñas y Medianas Empresas (Pyme), no supera el 18% como oferente de mercado en áreas de telecomunicaciones y audiovisual (Becerra, 2017).

Este artículo supone que la definición de convergencia no es unívoca. En efecto, se alude a este término para referirse, por un lado, a la posibilidad de que distintos servicios se integren en paquetes y ofrezcan a través de una misma infraestructura.

Por otro, a la posibilidad de que un mismo servicio funcione en distintas plataformas y dispositivos. También se habla de convergencia regulatoria para referirse a la eventualidad de que un mismo marco legal reúna las demandas normativas del sector audiovisual y de las telecomunicaciones.

No obstante, la convergencia es más que una mera situación o contexto posibilitado por el avance tecnológico y el levantamiento de las tradicionales barreras técnicas que mantenían separadas la industria de los medios y de las telecomunicaciones. La convergencia representa un nudo problemático en sí mismo, no solo por su carácter polisémico, sino porque involucra a una multiplicidad de actores con características muy distintas entre sí, que disputan un juego que tiene lugar sobre un terreno desnivelado. En este sentido, se habla de “asimetrías de la convergencia” para dar cuenta de posiciones de partida desiguales entre actores de distinta envergadura (Becerra, 2016a). En un sentido similar, este trabajo postula la definición de “convergencia periférica”, referida a que cualquier proceso de introducción de innovaciones define centros y periferias, y que esto ocurre sobre la base de asimetrías preexistentes. En efecto, la intervención de la política pública debe tomar en cuenta estas asimetrías para garantizar la supervivencia de actores diversos en un sistema que tiende a la concentración y la exclusión. La convergencia periférica tiene lugar en un territorio de heterogeneidad y diferencias sobre el que el Estado ha reparado escasamente y donde, de no mediar políticas activas, las dinámicas hegemónicas del mercado producen una segregación en favor de los actores de mayor porte.

En este artículo analizamos las transformaciones del sector audiovisual periférico a partir de un trabajo de campo que partió de 30 entrevistas semiestructuradas en profundidad, con referentes de canales cooperativos y comunitarios de todo el país. El estudio se inscribe dentro de un proyecto de investigación más amplio que busca generar un diagnóstico del sector, y know how para su fortalecimiento.

El objetivo es caracterizar al sector audiovisual cooperativo y comunitario frente a la convergencia e identificar problemáticas y líneas de acción específicas, a partir de cuatro variables significativas: a) Origen y caracterización de las señales; b) Financiamiento y facturación; c) Programación y origen de los contenidos; d) Estructura de costos y empleo. Algunas líneas incipientes sobre usos y apropiaciones de estos medios y desafíos actuales en términos de reconversión del sector son recuperadas en la discusión y conclusiones finales.

2. Antecedentes
A partir del año 2009, Argentina definió una política audiovisual que, en lo relativo al sector sin fines de lucro, se articuló principalmente a partir de dos normativas – la Ley N° 26522/09 de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA) y el Decreto 1148/09 de Creación del Sistema Argentino de Televisión Digital Terrestre– y, de una serie de Planes y Programas y acciones específicas que fueron desde un significativo desarrollo de infraestructura de transmisión de la Televisión Digital Terrestre y el tendido de miles de kilómetros de fibra óptica (Plan Nacional de Telecomunicaciones Argentina Conectada), hasta de fomento a la producción, la provisión de equipamientos, la capacitación (Programa Polos Audiovisuales Tecnológicos) y la apertura de la licitación de frecuencias en radio analógicas y TV analógica y digital.

El escenario que se abría a partir de entonces y sobre el cual se trabajaría con un horizonte de mediano plazo fijado, entre otros aspectos, por el apagón analógico definido por la nueva normativa para el año 2019 (Decreto 1148/09 art. N°4), ofreció unas posibilidades inéditas a un sector que históricamente había tenido severas dificultades para la prestación legal de sus servicios, y, concomitantemente, para el desarrollo de un plan de sustentabilidad frente a un inminente proceso de migración digital y de reconversión de cara a la convergencia tecnológica.

Con la sanción de la LSCA, medios que habían sido perseguidos o habilitados de manera precaria, o que debieron travestirse bajo la figura de operadores comerciales a fin de poder obtener licencias –en tanto la ley anterior prohibía prestar servicios sin fin de lucro–, fueron reconocidos como actores de pleno derecho, resguardados con una reserva del 33% del espectro y beneficiados con fondos públicos para fomentar su afianzamiento y desarrollo (LSCA art 97 f).

Las dificultades en la implementación de la LSCA tras su sanción, limitaron el alcance de las transformaciones en la estructura del mercado de medios, cuyos indicadores de concentración se mantuvieron estables durante este periodo, y, en el caso de la televisión de pago, se incrementaron (Becerra & Mastrini, 2017: 82). En efecto, fue escasa la diversificación de actores como prestadores de servicios audiovisuales, tanto en relación al acceso a licencias como en su capacidad para capturar ingresos económicos: “Éramos el estandarte para la LSCA pero no logramos ni una licencia definitiva”, señaló uno de los cooperativistas entrevistado para este estudio.

La falta de un plan técnico que permitiera reconocer el estado real del espectro radioeléctrico, especialmente en zonas de conflicto, y los concursos de licencias de televisión digital abierta que resultaron fracasados, –entre otras razones por las altas barreras económicas y administrativas–, dificultaron la participación de las organizaciones sin fines de lucro. A esto se sumó la aplicación sesgada de la LSCA por parte del gobierno, que sostuvo como prioridad su enfrentamiento político y judicial con el Grupo Clarín. Con todo, el ingreso de nuevos actores al sistema se vio postergado. Pese a ello, también como saldo del periodo –que se inicia con la sanción de la Ley en octubre de 2009 y se cierra en diciembre de 2015 con el recambio gubernamental–, el sector sin fines de lucro fue beneficiario de fondos públicos –generados a partir de diferentes gravámenes fijados por la nueva normativa– que le permitieron equiparse tecnológicamente, profesionalizar sus prácticas organizativas y producir contenidos.

En el caso de las cooperativas de servicios del interior del país, desde ese momento, muchas incursionaron en la prestación de este servicio y simultáneamente lanzaron sus canales de cable local en cumplimiento de las demandas de la propia Ley (art. 65 inc. 3 apartado c). En los casos en que los canales ya existían, se tramitaron nuevas licencias o modificaron las preexistentes habilitando por primera vez en la historia de la radiodifusión argentina, que las cooperativas pudieran inscribirse como tales para gestionar licencias de radio y TV y no bajo la forma de sociedades anónimas o de responsabilidad limitada dado el atajo al que había acudido el sector cooperativo para poder sortear el bloqueo legal que le impedía ofrecer servicios audiovisuales. En el caso de los canales comunitarios, a finales de 2015 coincidiendo con el cambio de gobierno, por primera vez en la historia se entregaron tres licencias de televisión digital abierta a organizaciones comunitarias (Pares TV, Urbana TV y Barricada TV) aunque diferentes complicaciones y trabas administrativas impidieron el normal funcionamiento de estos nuevos actores durante, al menos, los siguientes dos años.

2.1 El Estado y la política pendular
Colocados en una situación de asimetría económica y en un escenario caracterizado por una estructura de la propiedad concentrada, los medios correspondientes al sector no lucrativo en general, han tenido severas dificultades para garantizar su sustentabilidad. En nuestro país, la intervención del Estado mediante políticas públicas de compensaciones, subsidios cruzados o ayudas tuvo un primer impulso durante la década pasada. Se concretó a través de reformas legislativas y fondos de fomento orientados al fortalecimiento del sector no lucrativo audiovisual con cierta proyección hacia los procesos convergentes de triple play², sobre todo en lo relativo al desarrollo de la televisión digital terrestre en su dimensión de interactividad.

Sin embargo, se trató de un proceso inconcluso y con escaso impacto sociocultural y económico. De modo que las transformaciones tecnológicas, regulatorias, económicas y culturales acontecidas operaron sobre un sector precarizado en términos de recambio tecnológico, infraestructura y recursos humanos. Sumado a ello, a partir diciembre de 2015, la nueva gestión del gobierno nacional impulsará una política pública de comunicación impuesta por decretos –y por tanto no consensuada ni debatida en sede parlamentaria–, en el marco de la cual se desconocerán las plataformas conceptuales y de derechos humanos preexistentes en relación al sector del audiovisual y se avanzará hacia la reestructuración del mercado de las comunicaciones convergentes, fortaleciendo a los grandes players, mejorando las condiciones para el ingreso de capitales extranjeros y definiendo de modo creciente un modelo de pago para gran parte de los servicios (Monje, et al., 2017). El refarming o reordenamiento del espectro actualmente en curso se orienta a la expansión del mercado de las telecomunicaciones y ha puesto en riesgo el fortalecimiento y continuidad de los desarrollos en televisión digital terrestre, en el marco de los cuales se inscribieron hasta ahora los proyectos de desarrollo e innovación de la ESS en el sector comunicaciones. Estas políticas públicas generan así un acceso desigual tanto por parte de los productores de la ESS como por parte de sus usuarios (Van Cuilemburg & McQuail, 2003), y paradójicamente, frente a un desarrollo de innovaciones creciente que proyecta abundancia, se fabrica escasez (Van Audenhove, 1999).

En el caso de la ESS, su lugar en el nuevo sistema convergente resulta inestable y rodeado de interrogantes. Como ya hemos mencionado, estos actores en su conjunto –y agrupados al sector pymes–, alcanzaban en 2016 el 18% del mercado de audiovisual de TV de pago, el 19% de la provisión de banda ancha fija y el 11% de telefonía fija. Pese a ello, el Estado, no los hizo parte de sus políticas prioritarias, desconociendo su importancia y necesidades y regulando para la expansión y concentración de los grandes.

Han tenido en el sector es severo en términos proyección y sustentabilidad frente a la reconversión digital y genera un escenario de incertidumbre. Uno de los actores con mayor representatividad del sector de la ESS a nivel nacional, la cooperativa COLSECOR³, que agrupa a más de 180 cooperativas audiovisuales de Argentina, reclamó al Estado aplicar el principio de regulación asimétrica. Éste postula la necesidad de asistir y atender a los actores más pequeños o débiles del sistema a fin de que puedan alcanzar un desarrollo sustentable frente a un contexto de introducción de innovaciones ya que, de no mediar intervención estatal, estos actores periféricos en el sistema difícilmente puedan sostenerse.

3. Marco teórico
Para situar la reflexión sobre la televisión cooperativa y comunitaria en Argentina, es preciso reconocer que las operaciones de estos actores periféricos tienen lugar sobre la base de un sistema de medios que se ha caracterizado por un marcada lógica comercial y altos niveles de concentración en la propiedad.

Junto al fenómeno de la concentración, tiene lugar el actual proceso de convergencia que alienta la desaparición de las barreras previas entre los mercados de las telecomunicaciones, de conectividad y servicios audiovisuales, lo que complejiza aún más el escenario. Este hecho representa una amenaza para los actores locales periféricos, entre otros motivos, porque implica la continua inversión de grandes sumas de capital. En efecto:
La convergencia, como cualquier proceso de introducción de innovaciones, define centros y periferias. En el sector info-comunicacional los procesos convergentes –sean estos regulatorios, tecnológicos, de actores o de servicios– en general tienen lugar sobre la base de asimetrías preexistentes, lo cual implica –de no mediar intervenciones estatales– sólo la supervivencia de algunos agentes económicos, en un mercado que naturalmente tiende a la concentración y la exclusión. (Monje, et al., 2017: 200)
El sistema predatorio que se consolida a nivel global adquiere características nacionales específicas, produce actores periféricos diversos y procesos de adaptación novedosos. En el caso argentino, identificamos el sector de la ESS cuyos volúmenes de capital pese a ser acotados –y de ningún modo competitivos con relación a los grandes players– le permiten colocarse como un actor colectivo que disputa un espacio en la economía info-comunicacional.

3.1 Acerca de la Economía Social y Solidaria (ESS)
Para una definición acerca de los alcances contemporáneos de la ESS, tomamos como referencia los trabajos de Coraggio, Laville y Cattani (2013). La ESS es un concepto compuesto que puede desagregarse a los fines analíticos abordando cada uno de los términos que lo componen. Por una parte, la Economía Social y, por otra, la Economía Solidaria, cada una con historia y características de origen propias.

Con relación a la Economía Social, el concepto se refiere a “las actividades económicas de una sociedad de personas que buscan la democracia económica asociada a la utilidad social (…) a esta definición se le puede agregar el concepto de solidaridad y, concretamente, la hibridación de recursos mercantiles, no mercantiles y no monetarios” (Defourny, 2013:163).

Existen dos maneras de describir a principios del siglo XXI la Economía Social, aunque una conceptualización adecuada debería conjugar la combinación entre ambas. Así, puede definirse con relación a la forma jurídica o institucional que adopta (cooperativas, mutuales, organizaciones asociativas y fundaciones) o subrayando los rasgos comunes de las empresas y organizaciones que agrupa (objetivos de la actividad y formas de organización). Con relación a la finalidad, se considera primordial la prestación de un servicio, siendo el lucro una cuestión secundaria. Adicionalmente encontramos entre sus atributos autonomía de gestión, control democrático por los miembros y el hecho de que las personas y el objeto social se sobreponen al capital en la distribución de los excedentes. La idea de Economía Social no excluye la búsqueda de ganancias aun cuando su asignación y modo de gestión no son capitalistas.

En la actualidad la Alianza Cooperativa Internacional reúne más de 750 millones de cooperados distribuidos en los cinco continentes, articulados en torno a las más diversas actividades: agrícolas, sociales, de ahorro, crédito, consumo, seguros, distribución, viviendas, de trabajadores, etc. En los países industrializados, se estima que la actividad económica generada por este conjunto de actores aporta entre el 5% y el 15% del trabajo asalariado, al tiempo que el trabajo voluntario que movilizan alcanza hasta un cuarto de los ciudadanos. En los países del sur estos porcentajes son inferiores, sin embargo, el sector logra agrupar además a sindicatos, uniones de productores, campesinos, artesanos o pescadores, entre otros. Por su parte, en Europa se considera además desde la Conferencia Permanente de Cooperativas, Mutuales, Asociaciones y Fundaciones que las fundaciones son el cuarto componente de la Economía Social.

Es importante señalar además que las actividades productivas desarrolladas por la Economía Social no se corresponden ni con las que desarrolla el sector privado con fin de lucro ni con las que tienen lugar en el sector público, enfocadas principalmente hacia el interés general. En este contexto y desde fines del siglo XX, se atribuye una creciente importancia a las empresas y organizaciones que reúnen modos de creación y de gestión privados, colectivos (de tipo asociativo) con finalidades no centradas en las ganancias (Defourny, 2013: 165-168).

Por otra parte, la Economía Solidaria constituye un emergente conceptual de la década de los noventa, que buscará oponer un contraste y una programática al individualismo de mercado. Se vincula a iniciativas de autogestión de ciudadanos, productores y consumidores de diversas actividades económicas organizadas según principios de cooperación, autonomía y gestión democrática. Constituyen ejemplos de ello: colectivos de generación de ingresos, comedores populares, cooperativas de comercialización y producción, empresas de trabajadores, redes y nodos de trueque, sistemas de comercio justo, etc. Desde esta perspectiva se extiende la solidaridad a sectores sociales expuestos a mayores necesidades.

La Economía Solidaria buscará por tanto estimular la participación ciudadana en temas de interés común y contribuir a sedimentar las bases de un modelo democrático dialógico. En Latinoamérica se registran en esta línea experiencias de economía popular (Laville & Gaiger, 2013: 169-178).

Ambas categorías analíticas se reúnen bajo un mismo paraguas cuando nombramos a la ESS, en virtud de que el tipo de recorte que incluimos en esta definición agrupará componentes y cualidades procedentes de ambas categorías. Particularmente, con relación al sector audiovisual en Argentina, encontramos que el sector privado no lucrativo reúne de un modo virtuoso tanto entre sus integrantes como en sus objetivos, modos de producción y formas de trabajo, elementos procedentes tanto de la economía social como de la economía solidaria.

La categoría de ESS que aplicamos al estudio del audiovisual en Argentina sirve a los fines analíticos para nombrar experiencias distintas, que, como denominador común, actúan desde la periferia del mercado, a partir de estrategias diferenciadas y sobre la base de un capital simbólico construido con relación a una identidad y arraigo en sus comunidades locales o regionales de referencia y sobre la base de actividades proyectadas en un horizonte de desarrollo social.

3.2 Acerca de la convergencia periférica
Aunque no existe una definición unívoca de convergencia, en general el término se refiere a la posibilidad de que los mismos servicios, contenidos y aplicaciones sean provistos sobre diferentes redes; puedan ser transportados por una misma red o accedidos desde una misma terminal. Más ampliamente, “es un proceso en curso que incorpora dimensiones políticas, sociales, económicas y tecnológicas (…), lo cual impacta en la permanente movilidad de intereses de actores que no son necesariamente conciliables” (Becerra, 2016b). Al respecto, Bizberge se refiere al “discurso de la convergencia”, como un mecanismo para desalojar al interés público como preocupación central de las políticas. Esto es evidente “en el desplazamiento de valores asociados al bienestar social hacia criterios económicos y tecnológicos que, como consecuencia, generan una tendencia a la cuantificación y supuesta despolitización del proceso de elaboración e implementación de políticas públicas” (2017: 32).

La convergencia no puede leerse de un modo homogéneo en su devenir sociocultural y económico. En este sentido no existe una convergencia sino varias, que a su vez coexisten con formas preexistentes de divergencia. Tal como lo expresa Scolari:
Las convergencias generan nuevas figuras profesionales y modelos de negocios, producen rupturas tecnológicas, crean nuevos hábitos de consumo e imponen otras formas de relacionarse e, incluso, de hacer política. La mirada teórica debería prestar una mayor atención a los movimientos centrífugos de divergencia; es decir, a los efectos colaterales e inesperados que nacen en la periferia del ecosistema mediático, como consecuencia de los procesos de convergencia. (2009: 55)
Como cualquier proceso de introducción de innovaciones, la convergencia define centros y periferias. Samir Amin habla ya a principios de la centuria de un complejo movimiento global/regional de inserción subordinada del que participarán los actores periféricos, que denomina recompradorization y que implica adecuaciones diversas tales como el desmantelamiento de las conquistas políticas del nacionalismo populista y el estímulo a políticas libremercadistas en torno a las cuales se han desarrollado los llamados cinco monopolios⁴, entre ellos, el monopolio de las nuevas tecnologías y el de los medios de comunicación (Amin, 2001). En el sector info-comunicacional los procesos convergentes –sean estos regulatorios, tecnológicos, de actores o de servicios– tienen lugar sobre la base de asimetrías preexistentes lo cual implica –de no mediar intervenciones estatales– sólo la supervivencia de algunos agentes económicos en un mercado que tiende a la concentración y la exclusión. El sistema predatorio que se consolida a nivel global adquiere sin embargo características nacionales específicas (Bustamante, 2003; Raboy, 2002) y produce actores periféricos diversos. La lógica de introducción de innovaciones en este sector, a diferencia de otros momentos de la historia donde se registran recambios tecnológicos significativos (radio, televisión, cable) no se salda o estabiliza con el simple acceso a una determinada tecnología, en tanto la mutación es persistente.

En el caso argentino, la convergencia periférica puede vincularse en el sector de las nuevas tecnologías y el audiovisual con los actores de la ESS cuyos volúmenes de capital son acotados y de ningún modo competitivos con relación a los grandes players, aunque como contrapartida poseen identidad y arraigo en sus comunidades locales o regionales de referencia e inscriben sus actividades en un horizonte de desarrollo social.

Los medios que se organizan en torno a la ESS pueden a su vez ser colocados bajo el paraguas de los denominados medios sin fines de lucro en ocasiones denominado tercer sector. De acuerdo con la caracterización de Segura y Waisbord (2016), la etiqueta medios del tercer sector se refiere a un heterogéneo grupo de estaciones de radio, cooperativas de TV y vídeo y publicaciones conectadas con una miríada de movimientos sociales y organizaciones de trabajadores, campesinos, agricultores, mineros, pueblos indígenas, grupos de derechos humanos, sindicatos, las asociaciones vecinales y pobres urbanos aglutinados entre sí por su vocación de priorizar la voz y participación ciudadana. Ellos serán concebidos en este sentido, como canales para la expresión pública del ciudadano común y para la afirmación de las demandas sociales⁵. En efecto, los modos de producción y circulación que tendrán lugar en el marco de la denominada economía colaborativa representan una alternativa valiosa a considerar.

Por esta razón resulta decisiva la dirección que tome la intervención estatal, en el sentido de habilitar el ingreso y fomentar la participación de nuevos oferentes y una mayor competencia, o facilitar el afianzamiento de los actores establecidos y permitir una mayor concentración de mercado. En Argentina, durante décadas el Estado adoptó roles contradictorios, particularmente hacia las organizaciones del sector cooperativo y comunitario. Tal como analizamos en trabajos anteriores, el Estado, en determinados momentos se constituye como un actor que “habilita y otorga posibilidades, y en otros, (…) como un rival o un juez que no garantiza equidad”, lo que describe una relación ambivalente que oscila entre el fomento y la persecución (Monje, et al., 2017: 229).

4. Aspectos metodológicos
Este artículo reúne los primeros resultados del trabajo “Fortalecimiento del sector audiovisual cooperativo frente a la convergencia”⁶, un proyecto de investigación en desarrollo que se compone de otras actividades de capacitación para el sector audiovisual no lucrativo.

Realizamos una primera sistematización del diagnóstico de situación del sector audiovisual cooperativo y comunitario en la Argentina, para ofrecer un mapa que dé cuenta de sus recursos, dificultades, estrategias, realidades diversas y perspectivas de desarrollo. La tarea de diagnóstico consistió en la realización de 30 entrevistas semiestructuradas en profundidad a directores, coordinadores o responsables de las emisoras⁷.

Integran el corpus de análisis 24 canales cooperativos y seis canales comunitarios. El listado completo y la provincia y localidad argentina donde opera cada uno, se detalla a continuación:

Canales cooperativos: Buenos Aires: Telviso (Delviso); Telpin (Pinamar) y Celta TV (Tres Arroyos). Córdoba: Teleco Zonal (Ucacha); TV Cooperativa (Villa Huidobro); Canal 2 TVCOOP (Justiniano Posse); Canal 2 Coviteve (Villa del Rosario); TV Canal 3 (Arroyito); Canal Local (Río Tercero); Canal 2 Cable de las sierras; Canal 50 (Morteros); Canal 20 (Villa María); Canal 4 (La Para); STV Canal 2 (Las Varillas). Formosa: TV Cooperativa (Clorinda). Jujuy: Video Visión Canal 6 (La Quiaca). La Pampa: CPEtv (Santa Rosa); TVCO (General Pico). Misiones: Canal 3 (Puerto Rico); Canal 4 (Eldorado). Santa Fe: Canal 4 (Bigand); Canal 12 (Venado Tuerto); Canal 12 (Centeno) y Canal 2 (Fuentes).

Canales comunitarios: Barricada TV y Urbana TV (Ciudad de Buenos Aires); Pares TV (Luján, Buenos Aires); Comarcasi (San Isidro, Buenos Aires), Proa Centro Canal 9 Cura Brochero (Córdoba) y Gira Mundo TV (Mendoza).

La muestra de casos se elaboró considerando numerosas variables, entre ellas el tamaño del mercado local de referencia y el volumen de producción propia de contenidos. Asimismo, se consideró un criterio de distribución geográfica: la mayor parte de las televisoras cooperativas entrevistadas están ubicadas en las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe donde, por razones históricas, el cooperativismo tiene mayor desarrollo. En el caso de los canales comunitarios, se incluyen seis de los más representativos, nucleados en la Coordinadora Nacional de Televisoras Alternativas (CONTA). Las entrevistas fueron realizadas telefónicamente entre noviembre de 2017 y febrero de 2018.

La herramienta de recolección utilizada comprende las siguientes dimensiones: origen y caracterización general de las señales; origen de los contenidos; características generales de los anunciantes; estructura de costos y empleo; financiamiento y nivel de facturación; iniciativas frente a la convergencia. A su vez, el trabajo utiliza otras fuentes como investigaciones previas, regulación de distinta jerarquía con impacto en el sector audiovisual cooperativo y comunitario y fuentes secundarias, entre ellas, entrevistas y otros materiales publicados en la prensa.

5. La televisión cooperativa y comunitaria en Argentina. Resultados preliminares
Presentamos a continuación el análisis de cuatro de las seis variables definidas para el estudio dado que la investigación no se encuentra finalizada. Escogimos variables significativas que nos permitieran avanzar hacia una primera caracterización del sector audiovisual cooperativo y comunitario frente a la convergencia, e identificar problemáticas y líneas de acción específicas.

a) Origen y caracterización de las señales: las entrevistas realizadas nos permiten caracterizar al menos tres tipos de situaciones en el origen de las señales: 1. En primer lugar aquellas que se originaron durante la década de los ochenta, que inicialmente fueron señales de aire impulsadas por las cooperativas de obras y servicios públicos de una localidad específica y que se vinculan estrictamente a una demanda de la comunidad de referencia respecto de la posibilidad de tener medios de comunicación en los que su realidad cotidiana pudiese ser construida y difundida. Más tarde, en la década de los noventa la mayor parte de estas señales migran al cable. Este tipo de medios se crean apelando a la figura de la sociedad comercial (sociedades anónimas o de responsabilidad limitada) que era la única que admitía la Ley 22.285 entonces vigente. Por entonces “Nos obligan a travestirnos para poder funcionar”, dice el referente de un canal cooperativo al aire desde 1987. Las formas de esta inscripción se realizaban en general a nombre de uno de los socios o consejeros de la cooperativa. Desde sus inicios y hasta el presente, la vocación que ha orientado a este tipo de señales se vincula de un modo cercano al servicio público. Las comunidades en las que se asientan tienen una penetración del servicio cercana al 100%, en muchos casos tienen una prestación monopólica del servicio y sus contenidos no están orientados a la competitividad con otros canales ni a la disputa por pauta publicitaria, sino a brindar un servicio social y fortalecer el vínculo comunitario. En efecto, y como veremos en el ítem b), su principal vía de sustentabilidad es el abono de los socios al servicio de televisión de pago, y más ampliamente, el patrimonio de la cooperativa, de modo que el canal local se considerará un beneficio más para el socio antes que un gasto: “Fue un cambio brusco. Poder incorporar televisión local a una localidad tan pequeña generó impacto en la gente”, indicó un entrevistado. 2. En segundo lugar, encontramos las señales locales que fueron creadas a principios del siglo XXI y que se vinculan claramente al primer grupo en relación a sus objetivos sociales y modos de financiamiento. Éstas tienen la particularidad de surgir en un contexto político diferente en el que tuvieron lugar nuevas disputas por derechos. No son las pioneras del movimiento pero llegan en un momento donde el sector cooperativo avanza en disputas públicas por sus derechos junto a otros actores sociales. 3. En tercer lugar se encuentran aquellas señales locales de cable analógico y/o digital alumbradas en el marco de la Ley 26.522/09, siendo las primeras en su tipo dado que se crean de pleno derecho para el sector no lucrativo como señales cooperativas o comunitarias según los casos. Estas señales nacen en un contexto de convergencia aun cuando la ley no lo define de ese modo inicialmente y, por lo tanto, su proyección hacia la digitalización y los nuevos formatos es una plataforma ineludible.

Más allá de ello, el contexto actual encuentra a todas estas señales analógicas o digitales, de aire o de cable, pioneras o noveles frente a controversias similares vinculadas a su sustentabilidad y sus alternativas frente a la convergencia.

b) Financiamiento y facturación: vistas como unidades de negocio independientes y desde un punto de vista económico, las señales estudiadas son deficitarias y cubren entre el 90% y 100% de sus costos operativos y extraordinarios –como el recambio de equipamiento–, a partir de la estructura comercial del servicio de televisión de pago de la cooperativa a la que están vinculadas: “El canal lo termina solventando la estructura comercial del cable”, sintetiza un entrevistado. Por su parte, los canales comunitarios mostraban mayor interés por la profesionalización de la venta de publicidad, el acceso a pauta pública y privada nacional y el logro de la autosustentabilidad. Las señales de elaboración propia de las cooperativas eran percibidas como un “valor agregado” al servicio de televisión de pago, o como apuntó un entrevistado, “el mascarón de proa” de toda la institución. En definitiva, un espacio de visibilidad en el que la cooperativa construye cercanía y sentido de pertenencia al reflejar la vida pública de su comunidad de referencia, al tiempo que publicita allí sus demás prestaciones que en algunos casos abarcan desde los servicios públicos básicos y telecomunicaciones hasta servicio de sepelio, banco de sangre o venta de electrodomésticos.

En el común de los casos, la publicidad es una fuente de ingresos marginal. En los canales relevados para este estudio, el 80% de la publicidad proviene de empresas privadas de la misma localidad o región. En estos casos se trata de pequeños comercios o emprendimientos locales junto a empresas de mayor porte vinculadas a alguna actividad económica de relevancia para la zona. “En el interior te toman la publicidad como un gasto, no como una inversión”, dice un entrevistado, y otro agrega: “a la publicidad la usamos más como separadores que como una fuente de ingresos económicos”. El restante 20% de los ingresos publicitarios proviene del sector público local –municipios– y en menor medida provincial. También ocupaba un lugar importante la publicidad de otros actores locales como clubes, escuelas y de la ESS como mutuales. En el caso de las instituciones era habitual el intercambio de publicidad por cobertura y difusión de sus principales actividades: “tenemos la atención de cubrirles la mayoría de sus eventos”, ilustró un entrevistado. Por tratarse de plazas poco atractivas desde un punto de vista electoral y de mercado, no se observa presencia de pauta nacional pública ni privada. Por su parte, el canje de productos o servicios por publicidad era una fuente alternativa para financiar gastos operativos menores como la indumentaria de los presentadores, utilería, alimentos y premios para repartir entre la audiencia. Algunas señales directamente habían optado por no comercializar publicidad, otras tercerizaban esta tarea en productoras y un tercer grupo, el más numeroso, estaba en vías de conformar equipos de trabajo o un departamento comercial dedicado a la venta de espacios publicitarios de forma más profesional. De acuerdo al relevamiento, los fondos públicos concursables disponibles a nivel nacional eran una opción de financiamiento en algunos casos –especialmente en aquellos de señales comunitarias–, pero se marcaba como barrera la complejidad para aplicar, debido a su alta burocratización: “yo no tengo tiempo”, sentenció un entrevistado. Otro agregó: “debería tener gente trabajando pura y exclusivamente para ver qué se puede conseguir”. Una referente de un canal comunitario beneficiario de distintas líneas de fondos concursables apuntó que, aunque el fomento estatal les permitió profesionalizar la pantalla, “La gestión actual pone en un lugar secundario la financiación de los medios populares”. Las rondas de negocios o la venta internacional de contenidos o formatos no era una vía de financiamiento en ningún caso. Un común denominador era la dificultad para estimar niveles aproximados de facturación.

c) Programación y origen de los contenidos: como común denominador se observa una dificultad para armar y sostener una propuesta artística comunicacional de forma regular: “El planteo nuestro hasta ahora ha sido irregular. No hemos podido conformar una grilla⁸ determinada”, precisó un entrevistado. Lejos del 60% de programación propia que demanda la ley, la mayoría de las emisoras apenas alcanza el 30%, contando las repeticiones diarias de los mismos contenidos. Los fines de semana la presencia de contenidos locales cae todavía más. Es frecuente que muchas horas de aire se cubran con retransmisiones de alguna radio local o con placas estáticas acompañadas de música, sobre las que rota texto con información de utilidad. La fortaleza de estos canales reside en la emisión en directo o diferido de un noticiario de producción propia, con una o dos ediciones diarias, dedicado casi exclusivamente a noticias locales. En la mayoría de los casos el noticiario es el contenido más antiguo, se lo considera el más importante de la grilla –y a veces único de factura propia– y concentra más del 80% de la publicidad. “Si escucha la sirena [de bomberos o policía] la gente sabe que en el 2 va a saber qué pasó”, resume un entrevistado. Como común denominador se observa la presencia de ciclos deportivos generales y otros especializados en disciplinas populares en la región: “la gente está esperando verse reflejada en su actividad deportiva”, afirma un entrevistado.

De forma más esporádica, entre los contenidos de elaboración propia suelen sumarse algunas series documentales sobre personajes e historias de interés local o regional y la cobertura de eventos, fiestas religiosas y festivales musicales. Las señales locales están presentes en eventos relevantes que hacen a la vida pública de la localidad como fiestas de egresados o sesiones del Concejo Deliberante⁹ , y muchas se organizan en función de las posibilidades de cobertura del canal local:
“La gente espera que llegue la televisión para iniciar algo”, afirma un entrevistado. Otro coincide y agrega: “Algún evento no inicia hasta que el canal llega (...) la gente quiere verse”. Muchas de las señales dan cuenta también de noticias regionales: “No podemos no incluir lo que acontece al lado”, precisó un entrevistado. Otro elemento relevante son los acuerdos –muchas veces informales– para el intercambio de contenido informativo entre canales de la misma región, que se realizan en base a la reciprocidad, sin costo para las partes: “Nadie paga por programación”, asegura un entrevistado. La realización de acuerdos y alianzas entre miembros del sector cooperativo o comunitario aparece como una necesidad en muchos casos: “El sector tiene que juntarse porque es la única forma de crecer”, afirman. Por lo demás, entre el 50% y 70% de la grilla se nutre de contenidos obtenidos a través de acuerdos con distintos bancos de contenidos, entre ellos: el Banco Audiovisual de Contenidos Universales Argentinos (BACUA) donde se alojan cientos de horas de contenido producido con fomento público; la mediateca de COLSECOR, y en menor medida, universidades nacionales y otros organismos del Estado. El cuestionamiento a los contenidos provenientes de los bancos, especialmente el de fomento público, radica en la corta duración de las piezas –en muchos casos series documentales o de ficción de entre 8 y 13 capítulos– que son percibidas como “cápsulas” que no satisfacen las necesidades de emisión en continuo y alta rotación de la TV lineal. Los casos en que se observa mayor producción local y diversidad de géneros y formatos, más allá de lo informativo, suelen acudir a la figura de la co-producción, tercerización e incluso el loteo y venta de espacios en la grilla a productores de la zona.

d) Estructura de costos y empleo: en la totalidad de los casos relevados, el mayor costo fijo lo representa el ítem salarios. A pesar de sostener estructuras pequeñas que oscilan entre los 3 y los 30 empleados, según los casos, el impacto en el presupuesto de la señal local de este concepto es superior al 50%. Luego se colocan los ítems equipamiento o infraestructura. Los costos fijos definidos por las señales para su funcionamiento dependen de si se consideran las co-producciones y las tercerizaciones de producción, ya que en este punto los números aportados no son definitivos sino aproximados. En general, observamos que los costos de sostenimiento cotidiano de la señal en el caso de las cooperativas no se computan como un gasto importante por cuanto se encuentran subsidiados en el marco de los costos generales de funcionamiento de la cooperativa. La situación difiere ostensiblemente en las televisiones comunitarias, donde la cuenta servicios es decisiva a la hora de garantizar la sustentabilidad y continuidad del canal. De acuerdo con las cifras aportadas en las entrevistas, un canal puede tener costos fijos mensuales que van desde los USD 3.000 a los USD 20.000. Esto a su vez debe ser puesto en relación con las horas de producción propia, ya que lejos de la exigencia del 60% que la ley fijó para las señales locales, se constata que en la mayoría de los casos las señales están activas 24 horas, de las cuales entre 1 y 3 son producción propia.

6. Discusión y conclusiones
La situación de los canales de televisión estudiados debe leerse en el cruce de dos procesos más amplios: el actual proceso de concentración de los actores más consolidados del sistema de medios y telecomunicaciones, por un lado, y la convergencia de servicios y otros procesos vinculados como la digitalización que demanda la permanente inversión de grandes sumas de capital, por el otro. No obstante, la situación marginal y asimétrica en la que se encuentran no impide a estas señales convertirse en actores significativos en sus mercados locales de referencia.

En algunas ciudades el canal cooperativo o comunitario era la primera y única señal local, por lo que venía a llenar un vacío y brindar un servicio donde no lo había. En otros casos, preexistía una señal de elaboración propia de alguna empresa privada de televisión de pago, por lo que se debió disputar parte del mercado. En las entrevistas realizadas se advierten definiciones recurrentes para explicar la apropiación que realizan las audiencias de este tipo de emisoras. Una de las claves reside en la cercanía, énfasis en contenidos locales e inmediatez. Otro elemento diferencial es la alta factura técnica de los canales, muchos de ellos ya digitalizados y transmitiendo en alta definición. El contraste entre la oferta local privada existente y la alta calidad técnica de algunos canales cooperativos o comunitarios “revolucionó” la percepción de la gente que comenzó a sintonizar estas señales, comenta uno de los entrevistados.

No obstante, podemos marcar que la pelea por la supervivencia pone a estos actores ante la necesidad de encarar procesos de reconversión e incorporación tecnológica que no siempre responden a una lógica racional y planificada: “estamos en un rubro donde no nos podemos quedar”; “nos hemos ido acomodando a las nuevas tecnologías”, son definiciones habituales en las entrevistas. En algunos casos se trata de intentos por evitar la obsolescencia, pero sin definiciones claras sobre para qué se incorpora una determinada tecnología.

Por el lado del involucramiento por parte de las audiencias, el posible identificar distintos niveles. Como se ha dicho, la transmisión televisiva de acontecimientos locales de interés público se vuelve un hecho central y es habitual que algunas actividades comiencen solo una vez que el canal está presente. Por otro lado, se observan distintas formas de participación, desde sorteos y concursos que permiten la interacción con la audiencia a partir de alguna consigna puntual; el ejercicio del periodismo ciudadano mediante el envío de noticias al canal a través de redes sociales y la propuesta de contenidos, hasta formas de involucramiento más profundas como la capacitación y participación directa de miembros de la comunidad local en actividades operativas o de gestión de la emisora. Esto último es más frecuente en el caso de los medios comunitarios. Aunque estos canales no cuentan con mediciones que permitan conocer con precisión sus niveles de audiencia, manejan una “percepción” del alcance a partir de los llamados que reciben y la participación. Para los cooperativos este tema, no obstante, constituye una preocupación: “tenemos una responsabilidad grande porque si la gente no nos ve, por ahí no elige el servicio de TV por cable” de la cooperativa, analiza un entrevistado.

El desafío para el sector audiovisual de la ESS en Argentina consiste en hacerse un lugar en el marco de un ecosistema que tenderá a colocarlo persistentemente en una situación periférica. Desde el sector de las televisoras cooperativas y comunitarias el trabajo se orienta en el presente a definir los modos de inserción en las cadenas de valor de producción de contenidos en comunicaciones convergentes. En el caso particular de las señales que pertenecen a cooperativas, la apuesta de mediano plazo es ganar escala, por ejemplo, mediante proyectos de interconexión de fibra óptica a nivel regional que les permita el intercambio fluido de contenidos con sus pares de otras localidades; la transmisión de eventos en vivo y la subida de los contenidos de la señal a internet en modalidad de streaming y a demanda.

En el caso de los medios comunitarios, el desafío tiene que ver con el acceso a licencias de televisión digital en un contexto político adverso ya que, en la gestión del espectro, el gobierno privilegia a los servicios de telecomunicaciones sobre los audiovisuales. Las políticas como la televisión digital, que hasta 2015 habilitaron la introducción de algunos nuevos actores, aunque sin alterar en absoluto el statu quo televisivo heredado, son ahora sometidas a mayor escrutinio económico, poniendo en entredicho los proyectos del sector no lucrativo que, en esta etapa de su desarrollo, requiere el apoyo político y económico del Estado. A su vez, también en el caso de los canales comunitarios, se advierte que la sustentabilidad económica y el acceso a la publicidad continúan siendo algunos de los grandes tópicos que condicionan su posición. En esa línea, uno de los aspectos clave sobre los cuales el sector no lucrativo se propone trabajar es también “la cuestión de la escala”, que es la única opción a partir de la cual puede disputar parte de la torta publicitaria (Segura & Weckesser, 2016:87). Por tanto el abordaje de estrategias que se ajusten a los nuevos modelos publicitarios de la convergencia representa un desafío para las cooperativas y medios comunitarios. No obstante, esto ocurre cuando la financiación de los medios tradicionales mediante la publicidad se debilita y las plataformas virtuales globales aspiran parte de esos recursos.

Empresas como Facebook y Google han arrebatado no solo una parte creciente de la atención de las audiencias, sino también del mercado publicitario que, tendencialmente, se inclina a favor de estos actores. El despliegue de modelos de negocio que contemplen estas nuevas lógicas publicitarias, que suponen además otras modalidades de llegada y de elaboración de target de las audiencias, configura un escenario de nuevas posibilidades y desafíos en el cual los actores de la economía social aún pelean por estar a la altura de las circunstancias.

Referencias
1. La definición de actores “info-comunicacionales” desborda la categorización clásica de industrias culturales (prensa, libros, cine, radio, televisión), dando lugar a un “hipersector infocomunicacional” que incorpora además a las telecomunicaciones y la informática, “toda vez que la convergencia de soportes de producción, almacenamiento, tratamiento y difusión de estas actividades tiende a uniformar muchas de sus rutinas productivas” (Becerra & Mastrini, 2009:160).

2. En telecomunicaciones, la denominación triple play se refiere al empaquetamiento y prestación de servicios y contenidos audiovisuales (voz, banda ancha y televisión) a través de una misma infraestructura.

3. Cooperativa de Provisión y Comercialización de Servicios Comunitarios de Radiodifusión COLSECOR Ltda., es una cooperativa de primer grado integrada por cooperativas y pymes de todo el país, que prestan servicios de televisión por suscripción y telecomunicaciones. En un documento presentado en 2016 al Gobierno Nacional, traza un diagnóstico de situación y un curso de acción posible. El documento se cita al final.

4. Amin se refiere a los cinco monopolios que caracterizan a la mundialización de este modo: 1) el monopolio de las nuevas tecnologías, 2) el del control de los flujos financieros a escala mundial, 3) el control del acceso a los recursos naturales del planeta, 4) el control de los medios de comunicación y 5) el monopolio de las armas de destrucción masiva.

5. Traducción propia. En el original: “The label “third sector” media refers to a heterogeneous group of radio stations, film/video cooperatives, and publications connected to myriad social movements and organizations of workers, peasants and farmers, miners, indigenous people, human rights groups, unions, local churches, neighborhoods associations and the urban poor (…) What this media have in common is allegiance to the idea that they should prioritize citizens´ voices and participation. They are conceived as channels for the public expression of ordinary citizens and the affirmation of social demands” (Segura & Waisbord, 2016:24-5).

6. Se trata de un proyecto de investigación financiado por la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación.

7. Las entrevistas fueron realizadas por las siguientes integrantes de nuestro equipo de investigación: Lic. Alina Fernández, Lic. Florencia Guzmán, Mgter. Verónica Villalba.

8. En todos los casos los términos “grilla” o “grillas de programación” son sinónimos de “parrilla”.

9. Se denomina Concejo Deliberante al poder legislativo de los municipios de la Argentina.

Alerta de radio!

Aprovechando la ocasión de un nuevo aniversario de la radio argentina, Pablo Antonini pone de manifiesto la crisis que atraviesa el medio, así como las respuestas y propuestas de quienes la protagonizan
Por: Pablo Antonini, Presidente del Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCo)
El reciente aniversario de la radio argentina puso de manifiesto la crisis que atraviesa el medio. Así como la vocación de unirse para enfrentarla de la inmensa mayoría de sus hacedores y participantes.

Ni torta, ni velitas, ni regalos. “Salvemos la radio” fue el llamado que reunió a las organizaciones de radios comunitarias, rurales, de pueblos originarios, micro pymes, familiares, universitarias, cooperativas, socioeducativas, junto a los sindicatos de prensa de todo el país, facultades y carreras de comunicación, y muchos/as más, al cumplir 98 años el medio legado por los “locos de la azotea”.

En un extenso pronunciamiento conjunto y una jornada nacional de actividades con epicentro frente al Ente Nacional de Comunicaciones (ENaCom, el organismo creado por decreto presidencial apenas asumido, para regular las comunicaciones y telecomunicaciones en Argentina), cumpleañeros y cumpleañeras expusimos varias razones que hoy amargan el festejo:

La pérdida y precarización de fuentes de trabajo, tanto en pequeñas como grandes y tradicionales emisoras privadas (Rivadavia y la ex América entre las más conocidas). También en la radio pública y su red, donde además conlleva un descenso de producción local que es reemplazada por contenidos de Buenos Aires.

El incumplimiento en el fomento legalmente establecido para medios de entidades sin fines de lucro y pueblos originarios. No se trata de “subsidios” que un gobierno pueda otorgar o no según su humor y predisposición, sino de un porcentaje de asignación específica del mismo gravamen a la comunicación audiovisual que financia los institutos del Cine, el Teatro, la Música y al propio Enacom. No es optativo. Pero en la práctica arrastra una subejecución de 270 millones de pesos concursables en equipamiento, producción de contenidos o fortalecimiento de gestión, que el gobierno retiene o gasta en otras cosas mientras sus legítimos titulares pasan penurias.

El reparto discrecional y cada vez más concentrado de pauta publicitaria, según indican los propios números del Estado nacional, y aún más permite suponer la imposiblidad de acceso a esos datos en la provincia de Buenos Aires, entre otras. La enarbolada bandera de reparto democrático y transparente quedó en la puerta de la Rosada, y fue a vagar por los pasillos del Congreso a la espera de que avance una media sanción del Senado o alguno de los varios proyectos presentados desde casi todos los espacios. La pelota está en la Cámara de Diputados y es indispensable que se ponga en movimiento.

Las clausuras arbitrarias de radios sustentadas en una suerte de “superpoderes” que el Enacom se autoadjudicó mediante tres resoluciones entre 2016 y 2017. Luego de una brutal serie de operativos en los primeros meses de ese año con cierres de medios, decomisos de equipos y comunicadores procesados, la cantidad y frecuencia de casos bajó, pero la herramienta normativa para perpetrarlos sigue intacta. Es emblemático el caso de la FM gestionada por la Asociación civil “Ocupas tu lugar en el mundo” en Moreno, ilegalizada por el organismo pese a cumplir todos los procedimientos requeridos.

El caos del espectro radioeléctrico en los grandes centros urbanos, donde impera la “ley de la selva” durante los últimos 30 años. Las radios locales deben aumentar cada vez más su capacidad de emisión para no ser barridas del aire, generando un consumo eléctrico insostenible con los últimos tarifazos. Una reciente “normalización” anunciada promete cambiarlo, pero arranca excluyendo a todas las radios comunitarias nacidas en las “zonas de conflicto” post 2006, reconocidas por resoslución 1478 de la ex Afsca y necesarias para partir de una base que se arrime un poco más a la reserva del 33% para el sector, vigente y citada en los propios fundamentos de la normativa.
La radio no reclama por sí sola, sino sabiéndose parte de un panorama mediático afectado por la misma política fundamentalista de mercado en todos sus formatos. Y tampoco se suponga que, por reclamar, la radio dejará de celebrarse. Sobre todo las radios comunitarias y populares, llamadas a un papel estratégico como garantes de pluralidad e identidad en un sistema comunicacional cada vez más concentrado y uniforme.

En todo el país, todo el tiempo, miles de personas insisten en expresarse y sentirse expresadas por las voces, músicas y sonidos de su comunidad y entorno. Pueden sumarse nuevas plataformas y maneras para hacerlo, pero eso no amenaza sino que enriquece las posibilidades del más entrañable de los medios. La radio sólo reclamó y reclama, como expresa el pronunciamiento difundido en su cumpleaños, en legítima defensa de un aire público que garantice el derecho a la comunicación, la libertad de expresión, y el respeto y dignidad de trabajadores, trabajadoras y oyentes.
Imagen: Daniel Paz
Fuente: PáginaI12