miércoles, 13 de diciembre de 2017

“Las radios comunitarias son piezas clave de denuncia y acceso a la justicia”

Marixela Ramos es parte de Radio Victoria, una radio comunitaria que lleva emitiendo veinticuatro años en el departamento de Cabañas, al norte de El Salvador. Nos encontramos en Valencia a finales de noviembre con motivo de la IX Muestra Intinerante de Cine y Vídeo Indígena, organizada por Perifèries
Por: José Berna
Dentro de una apretada agenda en la que ha presentado el documental Herederos de Cushcatan por todo el País Valencià encuentra un espacio para poder hablar del proyecto de la radio comunitaria y de cómo este contribuye a la defensa de los derechos humanos y al empoderamiento de mujeres y jóvenes desde una perspectiva de la comunicación muy diferente a la que nos venden las grandes corporaciones mediáticas. “Venimos con esta convicción de tener un mundo diferente y de apostarle a la comunicación como un derecho”.

¿En qué consiste el proyecto de la radio comunitaria en la que estás trabajando?
La radio es una iniciativa de comunicación que nació hace 24 años en una de las comunidades repobladas de El salvador, una de las que por causa del conflicto armado fueron desplazadas forzosamente por toda la represión que se vivía en aquel momento. Después de regresar del exilio, los líderes empezaron a soñar con la posibilidad de tener su propio medio de comunicación. Nadie tenía idea de cómo hacer radio, ni de cómo manejar un equipo, pero sí sabía que teniendo un equipo era posible encaminar lo que la comunidad había logrado, y es así como se empieza.

El 15 de julio de 1993 se lanza la primera señal, que fue a circuito cerrado, solo se escuchaba en la comunidad. Es un proyecto que nace con espíritu comunitario y que se ha mantenido durante más de 20 años. Se trata también ahora de mantener esa lucha con ese espíritu que nos conecta a las comunidades. Pertenecemos a una asociación de radios nacionales, ARPAS [la Asociación de Radios comunitarias de El Salvador], porque ahora mismo no hay una ley de medios en El Salvador que nos reconozca a las radios comunitarias y por eso tenemos la limitación territorial. Solo nos escuchamos en el departamento de Cabañas, pero como las ondas no están en nuestras manos, hay zonas a las que sí se entra por proximidad geográfica. Los ejes de trabajo de Radio Victoria son derechos humanos, equidad de género, rescate de la memoria histórica, participación ciudadana y, por supuesto, el tema medioambiental.

¿Cómo puede una radio comunitaria aportar en la defensa de los derechos humanos?
La radio ha sido totalmente aliada y clave en su defensa, primero porque la resistencia de los pueblos y de las comunidades originarias, de las comunidades organizadas, de estas mayorías más vulnerables, ha estado censurada a lo largo de la historia. Y digo censurada no porque no puedan hablar, sino porque no han tenido los medios para hacerlo, no se ha dado la oportunidad para hacerlo. Los medios hegemónicos han estado concentrados en los poderes locales, han tenido una agenda mezquina para las comunidades. Una agenda donde no les ha interesado que estén los temas locales, donde no les ha interesado el tema de la mujer, donde no les ha interesado el tema del medioambiente y del agua. Si lo han tocado ha sido porque se han visto asesinatos involucrados.

Por otra parte, y ya que has mencionado esto de los grandes poderes, ¿cómo resisten las radios comunitarias a las grandes corporaciones mediáticas?
Primero, empoderándonos, porque también pasa que las radios comunitarias están en su mayoría compuestas por jóvenes que no han tenido acceso a la educación superior y esto ha querido ser mal visto. Nos han querido ver como ignorantes, sin la suficiente profesionalidad por no tener un título que nos diga que somos periodistas, pero nosotras hemos empezado a hacer periodismo empírico desde las comunidades, desde el sentir y el hacer, desde y para las comunidades.

Ha sido un empoderamiento para luchar contra estas grandes corporaciones y un tema de organización y exigencia de que se nos reconozca como medios alternativos. Existe un anteproyecto de ley que ahora mismo está en la asamblea legislativa. En el año 2015 se logró que se cambiara algún artículo, el treinta y tres para ser exacta, de la actual Ley de Telecomunicaciones, que incluía procedimientos para acceder a las frecuencias, por ejemplo por la subasta. ARPAS logró que no hubiese este proceso que realmente atentaba contra la libertad de expresión, porque una organización social, una organización de jóvenes o una organización de mujeres no puede competir contra alguien que tiene una posibilidad económica mucho mayor. Esto es lo que pasa en la subasta, que la frecuencia se da al mejor postor, a quien tiene más dinero.
Con las nuevas tecnologías es muy fácil perderse en el camino y convertirnos en cualquier otro tipo de medio, menos en comunitario
Estas han sido algunas de las luchas para mantenernos vivas. Esto pasa por superar los obstáculos económicos, porque las radios comunitarias tienen muchas necesidades de este tipo; no perder ese espíritu porque puede ser que nazcamos comunitarias y nos convirtamos en otra cosa que no tiene nada que ver. Tampoco hay que perder eso que nos diferencia, porque con esto de las nuevas tecnologías es muy fácil perderse en el camino y convertirnos en cualquier otro tipo de medio, menos comunitario. Hay que cuidar el contacto con la comunidad, que es lo que más poder le da a nuestra programación, que sean las comunidades las que estén hablando todo el tiempo. Pero no hablar por hablar, ir a la crítica, a que las comunidades puedan proponer también y puedan hablar de sus proyectos de empoderamiento y de sus luchas.

¿Cómo es posible sostener una radio en la que casi todo el equipo está formado por gente joven?
Es importante el tema de la juventud, porque las sociedades nos hacen ver como si los jóvenes no sabemos nada, como que no nos interesa la política, porque la juventud no tiene la capacidad de propuesta o la capacidad de defender un proyecto. Radio Victoria desde el inicio ha sido un ejemplo de que sí es posible. Es importante tener en cuenta que la mayoría de jóvenes que ahora estamos nacimos en los refugios de Masagrande (Honduras) adónde fuimos desplazados, y que volvimos con la convicción de tener un mundo diferente y de apostarle a la comunicación como un derecho. No hay que ver como que la comunicación es tema de periodistas y de la gente que está en la cabina. La comunicación nos pertenece a todos y a todas y lo puede defender tanto el campesino y el agricultor como la mujer que está en la casa, es un derecho.

¿Por qué es importante impulsar otros proyectos de radios comunitarias en el resto del mundo?
Los medios no podemos ser indiferentes antes las realidades que viven los pueblos. No se puede pensar que los medios solo somos portadores de algo, a veces también tenemos que ser aportadores. Iniciativas como Perifèries aquí en Valencia, que están generando este espacio donde podemos converger gente que está haciendo comunicación independientemente de lo que sea: radio, cine, que es lo que estamos haciendo ahora con la muestra. Para nosotras y nosotros como comunicadores populares es inspirador, porque hay otros ojos pendientes de lo que se está haciendo en países como El Salvador, Guatemala o México, países en los que hay fuertes resistencias y en los que las radios comunitarias han sido piezas claves de denuncia, de acceso a la justicia, a la verdad, de acceso a la información que tanto se ha negado.

Creemos que los medios han sido y siguen siendo fundamentales y otros grupos, como es el caso de Perifèries, crean un espacio de comunicación, de acceso a que la población que está de este lado pueda darse cuenta de lo que está pasando en Centro América. Es necesario abrir esa ventanita para que se vea lo que ha pasado antes y lo que está pasando ahora, seguimos haciendo las mismas luchas.

¿Ves el proyecto de las radios masculinizado? ¿Qué papel tienen las mujeres dentro de la radio?
Importante pregunta. El sistema patriarcal nos ha enseñado que las mujeres nunca tuvimos espacios para hablar. Yo me atrevo a decir que en Centroamérica han sido las radios comunitarias una herramienta increíble para que las mujeres puedan hablar, hay una gran cantidad de mujeres jóvenes muy empoderadas. Aunque también hay que reconocer que ahora mismo no son mujeres las que nos están coordinando los espacios de las radios comunitarias, precisamente porque todavía hay miedo, quizás se piensa que no tenemos la capacidad o que son los hombres los que siempre tienen que estar dirigiendo. Muchas veces ocupamos espacios solo por tapar huecos.
No podemos seguir creyendo que la participación de las mujeres es un espacio ya ocupado. Tampoco hay que esperar a que nos digan 'vengan, aquí está este espacio', hay que tomarlo y abrirnos el camino
Radio Victoria tiene una apuesta bien importante para la participación de las mujeres y creo que es un proyecto de deconstrucción bien importante. Los hombres que están trabajando en estas radios también tienen un sentido de la vida diferente. Nos vemos como compañeras que tenemos la capacidad de asumir cualquier espacio para hablar de diferentes temas. No son proyectos perfectos, hay muchas cosas que pueden cambiar, pero estando ya en estos lugares las mujeres tenemos la posibilidad de estar en espacios de decisión, no solo en la radio.
A veces tenemos la mala práctica, y es algo que tenemos que desaprender, de tener miedo a proponer, porque está mal visto. Hay ejemplos claros en El Salvador, de mujeres abanderando luchas como es el caso de los temas medioambientales. Hay mujeres muy activas, proponiendo y defendiendo muchas de las temáticas, no solo de agenda, sino de dirección de proyectos.

¿Por qué es importante el empoderamiento de las mujeres en los medios de comunicación, en general?
No podemos seguir creyendo que la participación de las mujeres, a nivel del mundo, es un espacio ya ocupado. Tampoco hay que esperar a que nos digan “vengan, aquí está este espacio”, hay que tomarlo y abrirnos el camino. Eso también pasa por la sororidad que debe haber entre las mujeres, que empieza desde la individualidad y pasa a la organización y a la comunidad. Las mujeres tenemos que apropiarnos y llegar a esos espacios, no esperando a que nos los den, sino tomarlos y hacerlo por la vía de la lucha.

Para terminar, ¿qué te ha motivado a participar en el proyecto y que te ha aportado?
Primero, la historia de mis padres. Mi papá y mi mamá fueron dos personas que lucharon durante toda la guerra en El Salvador, a favor de las comunidades y a favor de los derechos humanos. Luego, la historia de comunidad, que fue masacrada por más de una vez. Por otra parte, la capacidad de lo que yo pueda dar, me inspira el saber que soy una mujer joven y que puedo hacer cosas también, solo creando es la mejor manera de ver que se está haciendo algo. Lo más importante es que yo estoy satisfecha y feliz porque he tenido la posibilidad de quedarme o de irme de la radio y he decidido quedarme. He recibido amenazas y hubiera sido muy fácil irme, pero me quedé y estoy muy satisfecha. Me inspira la historia de mis padres y de mi comunidad, Santa Marta.
José Berna es estudiante de Ciencias Políticas y colaborador de Pueblos – Revista de Información y Debate.
Fuente: El Salto Diario