La utilización de la condición de autista como un insulto es moneda corriente en la política, Silvina Caputo, periodista de TelAm y mama de un nene con autismo, opinó sobre los políticos que utilizan este término para desacreditar al adversario
Por: Silvina Caputo*
La ciencia y los medios lo explicaron miles de veces, pero los políticos y periodistas no aprendieron. La condición de autista no es un adjetivo, no constituye una definición en si misma. No es insulto ni un camino para menospreciar. Ni en lo semántico.
Encima, los que menos lo entienden, son los que más deberían conocer el trastorno, porque son los encargados de diseñar políticas para insertarlos e insertarnos (los que no lo padecemos) a ese mundo que de puro desconocido, nos aterroriza y nos parece lo peor.
Los que sabemos de autismo -padres y encima comunicadores- nos preguntamos si los políticos y periodistas se darán cuenta de que en definitiva, no hacen más que publicitar su propia ignorancia. Proponen cambiar el mundo usando palabras que desconocen. El resultado es el menos deseado: califican intentando descalificar, excluyen tratando de incluir, agreden, tratando de empatizar.
Por eso, 'los gobiernos son autistas', 'las leyes son autistas", 'diputados y senadores son autistas' y todo aquello que se quiera dejar en inferioridad de condiciones. Y lo hacen desde un discurso, que creen, 'sueña inteligente o creativo".
Sólo desde la ignorancia más profunda -para no ser mal pensada- puede tildarse a un contrario con una palabra que en definitiva, lo dignifica y lo deja en la condición más pura y honesta.
Los neurólogos se cansaron de explicar que "la persona autista no entiende la mentira, el doble discurso, porque la región del cerebro que maneja la maldad o las dobles intenciones es lo que no funciona, aquello que científicamente se llama 'Teoría de la mente'".
"Ellos son directos, llanos, sin filtro. Entienden la realidad de la misma forma en la que se presenta. Por lo que difieren mucho de la cápsula interestelar en la que intentan meternos", agrega la psicóloga infantil especializada en TGD, Marcela Patricio.
El diputado Diego Bossio es el caso más cercano de político ignorante que podemos citar: El 17 mayo, en una nota en el canal C5N realizada por Víctor Hugo Morales, insistió en dos oportunidades en afirmar que "esperamos que el Gobierno porque en definitiva lo que estamos viendo es un autismo", en referencia a su postura respecto de la ley antidespidos y la actitud oficial. Minutos más tarde, repitió: "Le pedimos a Macri que escuche, que no sea un gobierno autista". Ningún comunicador de los presentes lo interrumpió, ni se distanció de esa discriminación.
El guante tuvo que ser recogido en soledad por María del Carmen Didi, madre de Vero -mujer de 43 años con autismo- quien denunció en la comisión de discapacidad de la Cámara de Diputados, la discriminación que encerraron las palabras de Bossio.
"Siempre pasa lo mismo, los políticos no terminan de entender que el autismo no es un adjetivo peyorativo, ni una mala palabra. Dan una connotación negativa al trastorno, en forma intencional", lamentó en diálogo con TelAm.
Remigia Cáceres, secretaria de discapacidad a nivel nacional de la CTA de los Trabajadores, recibe cotidianamente este tipo de demandas: "Es muy usual y muy triste la utilización de la palabra autista para menospreciar. Trabajamos para concientizar respecto de que la persona con autismo es un sujeto con derechos y que no es bueno, ni malo ni impedido. Es diferente".
"Es increíble que teniendo políticos que llegaron a los cargos más altos teniendo discapacidad como Gabriela Michetti, vicepresidenta; o Jorge Triaca, ministro de Trabajo, sigan discriminando", apuntó Cáceres, a quien su discapacidad motora no le impide "trabajar y vivir dignamente".
Tampoco escaparon al insulto fácil políticos como Hermes Binner -quien se retractó luego en las redes sociales (en el año 2011)-; el jefe de Gabinete, Marcos Peña, quien utilizó la palabra 'autista' para atacar a Daniel Scioli (el 16 de noviembre del 2015); o, el ex ministro de Economía, Amado Boudou, quien sostuvo que "No tiene sentido un BCRA autista". ¡Es decir, son autistas, hasta los bancos!
Pero, el hecho más recordado fue cuando en un reportaje del 15 de octubre del 2013, en Radio Continental, Magdalena Ruíz Guiñazú dijo a Aníbal Fernández: "Quiere decir que somos todos autistas y que todos nos hemos equivocado" en referencia a un proceso eleccionario. Entonces, Fernández le pidió: "No hablemos del autismo con tanta liviandad, hablemos de otra manera, al autismo déjelo tranquilo porque hay que conocer mucho lo que significa para hablar así. Hay muchos padres que sufren por esta situación". La periodista retrucó: "Ah, que vivo que es, igual están fuera de la realidad (por las personas con autismo)"... Triste, muy triste y equivocada apreciación, muy lejos de la ciencia y la realidad.
Los políticos discriminan y es grave, pero sin duda, cuando un comunicador lo hace es mucho peor. Por eso, como madre pero sobre todo, como comunicadora, convoco a mis colegas y a políticos, a ejercer la responsabilidad que nos compete a la hora de usar el lenguaje. Del conocimiento que brindemos dependerán luego las acciones que permitan incluir a aquellos que nos necesitan, los mismos, de los que necesitamos.
*Periodista de la sección política de TelAm y madre de Mempo, niño de 13 años con TGD. También integra el colectivo "Comunicadores por la Integración"
Fuente: TelAm