lunes, 3 de agosto de 2015

Periodista boliviana deja emisora por presuntas presiones del gobierno

El anuncio de la influyente periodista boliviana Amalia Pando de que dejará la emisora radial en la que trabaja por presuntas presiones del gobierno provocó la solidaridad del gremio y de activistas de los derechos políticos y humanos
“Una buena para el Gobierno, sí, me voy; una mala para el Gobierno, todavía no me voy (…). La próxima semana estaré de vacaciones y vuelvo el 10 de agosto. Me iré el 31 de agosto así que tendremos varios días para despedirnos”, comunicó Pando el jueves a los oyentes de la emisora católica Erbol.

"(Renuncio) porque quiero facilitar la posibilidad de que Erbol no se hunda económicamente. Siento que estamos con el agua en el cuello y un poco más arriba. Quiero alivianar la carga de este barco. Sé que el gobierno ha pedido mi cabeza reiteradamente y entonces se la entrego. A ver si así se salva Erbol, que yo creo que es un instrumento de comunicación indispensable en este periodo y en cualquier otro", dijo entrevistada por Mónica Salvatierra, de El Deber.

Pando prometió que el 10 de agosto dará una explicación de por qué se alejará de su programa diario de tres horas “La mañana en directo”. La explicación, seguro, “obviamente será política”.

Amalia Pando Vega recibió en 1991 el Premio Internacional de Periodismo Rey de España por su reportaje para la televisión “Policías y ladrones”, que denunció innumerables hechos de corrupción de los uniformados.

“Lo que viene haciendo el Gobierno con Erbol (emisora católica), y en realidad con Amalia no es censura, ni persecución, sino que es, en todas las letras: un acoso”, escribió la activista política y de derechos humanos María Galindo en el diario “Página Siete”.

Es “acoso que además va acompañado con la consiguiente suspensión de toda publicidad estatal para el medio donde ella se encuentra. Es una persecución de guante blanco, es una persecución astuta”, aseguró.

En los últimos años varios periodistas han renunciado o se han alejado temporalmente de sus cargos aduciendo un presunto acoso del gobierno boliviano. Así fue en los casos de Raúl Peñaranda, que hace dos años dimitió a la dirección de “Página Siete”; Humberto Vacaflor, cesado como columnista de “La Razón”, y Andrés Gómez, quien dejó la dirección de Erbol.

La docente en comunicación y periodista Mery Vaca señaló que el hecho de “que Amalia Pando deje Erbol, sin duda, es una muy mala noticia para el país. Su voz es fundamental en esta coyuntura”.

Mientras el ex director de Erbol y el periodista Andrés Gómez Vela planteó que “hay que abrir espacios para que ella siga haciendo periodismo, la democracia la necesita”.

El presidente Evo Morales ha sostenido en varios actos públicos que tiene opositores políticos. “Nuestros opositores son algunos periodistas”, suele decir.

La Asociación Nacional de la Prensa ha denunciado en varias ocasiones que no existe libertad de prensa en Bolivia, y aseveró que el empresarios vinculados al gobierno han comprado diarios, televisoras y emisoras para tener control de los mensajes.

La ministra de Comunicación, Marianela Paco, ex periodista de Erbol y Aclo, negó y aseveró que hay libertad de expresión y prensa, y recordó los constantes ataques mediáticos al presidente Morales y a su gobierno.

Adiós Amalia Pando, Otra vez…
Por: Iván R. Rada
Con “una buena noticia y una mala noticia”, Amalia Pando confirmó su salida de la red Erbol para el 31 de agosto. Nuevamente, la periodista dejará un medio, en esta relación crítica, “de amor y odio” entre el poder establecido y los medios de comunicación.

Amalia Pando, periodista, una mujer que comenzó su carrera aún con ideales de extrema izquierda, luego pasó a ser reportera de calle donde demostró su capacidad de análisis y crítica.

Con Carlos Mesa y Mario Espinoza formaron un equipo pocas veces visto en el periodismo nacional, diseñando lo que sería Periodistas Asociados de Televisión (PAT), una productora de noticias y documentales que luego llegaría a ser un canal de televisión.

Los reconocimientos nacionales e internacionales por sus reportajes, convirtieron a Amalia Pando en una mujer respetada por el gremio, más allá de una polémica con un exbanquero que trató de sindicarla de asesina, usando a medios impresos que perdieron el juicio y olvidaron la ética en algún momento de su decana historia.

La sociedad y la red televisiva estaban en auge, pero sólo en pantallas, porque la crisis financiera había estrangulando a PAT en menos de tres años. La red luego fue vendida al empresariado cruceño y hoy es parte de los medios paraestatales sin que se conozcan a los accionistas mayoritarios.

Pando sufrió a partir de entonces los sopapos más grandes en su carrera.

Primero, su amigo Carlos Mesa anunciaba su candidatura a las elecciones de 2002 en plena edición central de noticias PAT y dejaba la conducción a Pando, algo que duraría poco, pues unos meses después era despedida de la red que ella misma ayudó a construir.

Pasó a una naciente red llamada Cadena A, que se vio envuelta en la cobertura de la Guerra del Gas en octubre de 2003. Desde su silla fue la única periodista que narró a la población lo que pasaba en las calles de El Alto, Ovejuyo y plaza Murillo.

En una confesión, hace algún tiempo, Pando recordó que incluso el equipo de prensa tuvo que quedarse a dormir en ese canal ubicado en la av. 20 de Octubre.

Tras la salida de Gonzalo Sánchez de Lozada y la asunción de Carlos Mesa, la periodista se ganó al pueblo y levantó la imagen de esa red, de propiedad de un empresario de minas y futbol. A los dos meses y como regalo de Navidad fue despedida mediante un telegrama en su puerta.

Su carácter crítico, su análisis desde una trinchera propia, sin supuestas objetividades, hizo que muchos empresarios desconfíen de ella, pues podría denunciar en cualquier momento a los propios dueños de medios de comunicación. Su talento la dejó al margen de las llamadas grandes redes.

Tomó un respiro y un tiempo después retornó en el canal popular RTP y también ingresó a la red Erbol, que en el primer mandato del régimen de Evo Morales fueron, sin duda, medios de comunicación paraestatales. Su voz fue reconocida por la gente y su defensa al llamado “proceso de cambio” no fue discreto. El apoyo de Pando y el exdirector de esa radio, Andrés Gómez, fue determinante para identificar a la “media luna” como el enemigo a vencer, junto a otras “inequidades” como el racismo, la discriminación y otros temas que este Gobierno tomó para sí como bandera política.

A partir de la represión a los indígenas del Tipnis en septiembre de 2011, Erbol, RTP y en particular, Pando, se volvieron críticos al viraje que iba tomando el régimen, con el antecedente del “gasolinazo” de la Navidad del 2010.

El Gobierno se convirtió en censor y actuó como aquellos empresarios que la sacaron de los medios. La publicidad estatal quedó anulada para Erbol, pero Pando siguió al aire y desde entonces se dedicó a desnudar “las mentiras del MAS”, confrontando incluso a su excolega y “amiga” ministra de propaganda y Comunicación, Amanda Dávila, con quien realizó coberturas un par de décadas atrás.

Una última polémica fue abrir el micrófono al militar Cardona, cuando éste fugó a España tratando de asilarse por autodenominarse “perseguido político”. El militar que ahora está en Bolivia y que se retractó pidiendo disculpas a la cúpula del MAS, lanzó una declaración ofensiva contra la diputada Gabriela Montaño, algo que el Viceministerio de Descolonización consideró “racista”, como hace con muchos casos, más aún y casi de forma exclusiva cuando se trata de alusiones a miembros del oficialismo.

No está claro si Erbol, con nueva dirección, ha optado por sacar a su presentadora estrella a cambio de los plácemes del Estado o si este anuncio de despedida de Pando responde a un tema ético, por el caso citado en el anteriormente.

Sólo ella tendrá la verdad en sus labios y revelará, por una vez en su carrera, el motivo exacto para que deje de dirigir la mañana En Directo. Queda un mes, y exactos 13 programas a su retorno de vacaciones para seguir a Amalia cada día en busca de la verdad.
Fuente: DPA, El Deber, Visor Bolivia