Esas son algunas de las palabras enviadas a sus editores por el periodista Damián Pachter con las que se refirió a este medio echando por tierra publicaciones y comentarios que aseguraban que el periodista fue "hostigado y abandonado" por el Grupo Ámbito y por sus jefes.
Como responsable de contenidos digitales del Grupo, tengo a mi cargo Ambito.com y BuenosAiresHerald.com, y soy jefe directo de Damián.
Pasada la medianoche del domingo 18 uno de los subeditores de Ambito.com me llamó al celular. Yo me encontraba de vacaciones, mejor dicho vacaciones a medias. Me alertó del tuit de Damián. Inmediatamente lo llamé.
Hasta ese momento la información de la muerte del fiscal Alberto Nisman sólo se empezaba a desparramar tibiamente en Twitter. Le pedí que me cuente lo que sabía y le expliqué que no estaba de acuerdo con que haya tuiteado semejante noticia, sino que lo correcto hubiera sido publicarla en los medios del Grupo. Inclusive, hubiera sido lo mejor para él ya que le hubiera dado una fuerza y credibilidad inmediata, evitando comentarios socarrones como los de algunos usuarios de la red social en los primeros momentos.
Desde ese momento comenzamos a trabajar toda la noche. Ninguno de los dos durmió. Tampoco lo hizo gran parte de los periodistas que fueron convocados de urgencia a la redacción. Damián escribió y firmó una nota para BuenosAiresHerald.com, y Ambito.com fue el primer medio en confirmar la muerte con la información que Damián me contaba.
El mismo lunes escribimos una nota y la firmamos en conjunto con una parte de lo sucedido esa noche y que los medios, el propio Ministerio de Seguridad y la fiscal habían omitido informar: relatamos cómo fue el llamado de la madre de Nisman a los médicos y cómo se actuó.
Al día siguiente, se comenzó a hablar justamente de ese tema olvidado en los primeros relatos, que fue y es punto clave en la investigación. Debo ser la persona que más veces habló con Damián esa semana. Me preguntó sobre cómo moverse con la cantidad de medios que lo solicitaban para entrevistas y me comentó que estaba emocionado por sus publicaciones pero al mismo tiempo abrumado por tantos requerimientos.
El día viernes Damián no fue a trabajar. Como informó la empresa oportunamente, yo intenté comunicarme con él pasada una hora de su horario de ingreso a la redacción. Me contestó el llamado y de una manera lacónica me dijo que le dolía la cintura, que estaba muy cansado y que iba a ir a hacerse ver por un médico.
Le pedí que me avise cuando viera al especialista. En ese momento una de sus compañeras me comentó que había un tuit de un periodista que advertía sobre cualquier hecho que pudiera ocurrirle a Damián. Inmediatamente insistí en llamarlo pero no me atendió. Le envié mensajes de texto y le expliqué que me preocupaba ese tuit y que quería saber si efectivamente estaba en el médico o si le pasaba algo. Me llamó y me dijo que me quedara tranquilo, que no pasaba nada, que estaba bien y que se iba a comunicar conmigo luego de ver al médico. En la madrugada, vía whatsapp, me ratificó.
Durante la mañana siguiente no respondió ya mis mensajes. Ese mediodía se publicaron notas en Infobae y Clarín con entrevistas a Damián, donde denunciaba ser perseguido y que entonces había tomado la decisión de exiliarse. En la redacción lo recibimos con sorpresa ya que en ningún momento nos expresó temor.
Al día siguiente, amplió lo ocurrido desde el jueves al diario israelí Haaretz. En la noche del domingo Damián nos envió un correo electrónico a Soledad Ytuarte, editora de BuenosAiresHerald.com, y a mí. Fue cuando pudimos retomar contacto con él. Se disculpó por su abrupta salida sin aviso y por los mensajes escuetos. Se comprometió a comunicarse telefónicamente al día siguiente. Ese fue el primer momento que se respiró un poco de tranquilidad en la redacción.
Desde el viernes las autoridades del Grupo y sus compañeros siguieron con máxima preocupación lo ocurrido con Damián y se accionó al respecto. Él lo sabe y lo agradeció. Ya el lunes pudimos tener una larga charla telefónica. Me explicó que como habló tantas veces conmigo creyó que si me informaba sobre sus pasos me iba a comprometer. Me insistió en que sus teléfonos estaban pinchados. En esa charla pudo contarme nuevamente su versión y cómo lo vivió. Me dijo que ahora necesitaba paz y que no iba a dar entrevistas por un tiempo.
Le conté la repercusión que tuvo acá su salida y lo que se comentó sobre sus editores y sobre el medio para el que trabaja. Le parecieron faltos de verdad los comentarios sobre "hostigamiento". Es por eso que al día siguiente decidió enviarme el siguiente correo:
Martes 27 de enero, Tel-Aviv, Israel
A la dirección del Grupo Ámbito,
Tras reiteradas versiones sobre una supuesta mala relación entre quien les habla y el Grupo Ámbito, editora de Buenos Aires Herald, escribo estas líneas con el objetivo de poner las cosas en claro.
Jamás tuve ningún problema vinculado a lo laboral con mis editores directos en la web Pablo
Jiménez ni Soledad Ytuarte, quienes tomaron la decisión de incorporarme al equipo de
BuenosAiresHerald.com en julio de 2013. Siempre, y hasta el día de la fecha, la relación fue y es excelente. Tampoco con los editores del papel con quienes colaboré en algunas ocasiones.
El Grupo me dio la posibilidad de escribir sobre los temas vinculados con Israel, y esto no es un dato menor. Gracias a su decisión, logré proyectarme como periodista, utilizando mi experiencia personal y acumulando varios artículos sobre el tema.
Ubicándonos en un plano más actual, es cierto que discutí con Pablo telefónicamente tras la publicación de mis tuits. ¿Conocen algún editor que jamás haya discutido con uno de sus redactores? En tal sentido, yo me disculpé con Pablo porque quien respondió mal durante una charla fui yo. Entendí su punto y todo quedó fuera de discusión en cuestión de minutos.
También es cierto que durante las 24 horas previas a mi forzada salida del país prácticamente no hablamos. Esto tiene una explicación muy simple: yo estaba bajo seguimiento, tanto físico como telefónico y no quería perjudicar a terceros con los que había hablado toda la semana.
Fue mi decisión cortar el diálogo durante ese periodo de tiempo porque temía que le ocurriera algo a aquel que hable conmigo. Ayer he conversado con mi editor por primera vez desde mi salida forzada de la Argentina y quedó todo más que claro.
Aprovecho este espacio para agradecer a las autoridades del Grupo Ámbito por comprender mi situación. De hecho mi intención es mantener el vínculo.
Agradeceré siempre a editores y compañeros. En primer lugar por incorporarme a su equipo, y en segundo por dejarme crecer, algo que hoy en día no es tan común en nuestro ambiente.
Con el fin de despejar la situación, les agradezco a todos nuevamente las manifestaciones de solidaridad y comprensión, y espero que a través de estas líneas culminen las falsas declaraciones vinculadas a la relación con mis editores y con la empresa.
Atentamente,
Damián Pachter
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