domingo, 28 de julio de 2013

Clarín o cómo contar la historia política del país

El periodista Martín Sivak, autor de "Clarín, el gran diario argentino. Una historia", relata cómo fue la génesis y desarrollo del matutino porteño creado por Roberto Noble. Y cuenta como fue la extensa investigación que le permitió escribir su último libro sobre la historia de Clarín
Por: Lisy Smiles
Martín Sivak (Buenos Aires, 1975) es periodista desde los 18 años. Volcado hace unos años hacia el ámbito académico, encontró allí las condiciones para escribir un libro, en dos tomos, que cuenta la historia del diario Clarín. Un trabajo que impresiona por su rigurosidad y por la cantidad de fuentes que maneja, donde no quedan casi resquicios para ignorar que historia política e historia de los medios en este país van de la mano. Su cobertura del conflicto laboral que ocurrió en el matutino porteño en el año 2000 ubicó a Sivak en el camino que lo llevaría a escribir el libro. Pocos años antes, en 1998, un paro por despidos en el diario Perfil reunió a dirigentes políticos, sindicales y personajes de la cultura en torno al conflicto, pero en el de Clarín nadie quiso aparecer. Ese temor, aquello sobre lo que nadie quiere hablar, lo impulsó a pensar en contar la historia del diario."Como cuenta uno la historia de un diario? Puede ser a través de la lectura de su colección. En ese caso uno puede hacer un análisis del discurso, descifrar algunas cosas; pero la historia política de un diario como yo la quería contar no se podía hacer sólo a través de lo que se publica", explica Sivak. Por eso recurrió a múltiples fuentes: archivos públicos y privados, nacionales y extranjeros, más de 150 entrevistas a periodistas, ministros, personajes del entorno de la dirección del diario, políticos, sindicalistas, lecturas de múltiples diarios y revistas, charlas con actuales funcionarios del diario y del gobierno, y la colección, claro, todos y cada uno de los diarios Clarín editados desde su aparición, el 28 de agosto de 1945, a la actualidad. Pero en esa lectura buscó más allá de lo publicado, algo que los periodistas saben hacer.
El libro de Sivak se presentará el sábado 10 de agosto, a las 19.30, en la Feria del Libro que se realizará en el Espacio Cultural Universitario (ECU), San Martín 750. En Clarín, el gran diario argentino. Una historia(Planeta), el periodista busca desmarcarse de la polémica Clarín-Kirchner, aunque el segundo tomo, que escribe actualmente y se publicará el año próximo, está casi todo dedicado al diario durante el período de gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
Cuando empezó a pensar su trabajo en términos editoriales, la relación entre el matutino y el gobierno nacional lejos estaba de ser conflictiva. Una vez evidenciada la ruptura, por la intención de aumentar las retenciones al sector agropecuario, Sivak no soslaya el tema pero elige correrse de los frases hechas y ensaya diversas razones, lejos de una mirada en blanco y negro. Para él no se trata de una guerra; en todo caso la relación se acerca más al divorcio de una sociedad que en algún momento dejó de convenir a sus integrantes. En diálogo con Señales, Sivak recorre la historia del diario fundado por Roberto Noble, el gran director.
¿Qué fue de la idea de Noble para que el diario le sirviera de plataforma para ser presidente?¿La realidad le demostró que el pragmatismo era mejor negocio?
Noble era un hombre que venía de la política. Militó desde el inicio en la universidad. Integraba Espartacus, un grupo radicalizado de izquierda que después termina aliado al conservadurismo. Él se retira de la política o lo retiran (fue diputado entre 1930 y 1935, y luego ministro de Gobierno de la provincia de Buenos Aires) y en el 40 se queda sin partido ni padrinazgo político. Entonces la única manera que él encuentra para volver a la política es a través de un diario. El toma la idea que le acerca Horacio Maldonado, un periodista de Crítica, que le dice "el diario es una catapulta". Noble compra esa idea, incluso piensa en la Presidencia. En su fantasía, (Arturo) Frondizi lo iba a elegir como sucesor, sólo en su fantasía, Después eso cambia con la caída de Frondizi, Noble ya tiene más de 60 años y ve que su posición es menor. Ahí es cuando dice la famosa frase: "Yo ya no puedo ser presidente, pero puedo hacer presidentes". Muere con esa idea. Y la verdad es que la mayoría de los dirigentes políticos y militares que él apoyó para ser presidentes no llegaron. Pero bueno, me parece que eso forma parte de lo que un diario quiere ser. Yo creo que uno tiene derecho a pensar que un diario ni hace ni deshace presidentes.

El toma y daca entre gobiernos y el diario, tomado históricamente, pareciera ser parte de la dinámica propia de gestión. ¿Esta vez es diferente?
Yo no generalizaría, creo que hay que ver cada período en particular. Creo que hay una marca muy fuerte de origen en Clarín, un diario que nace con una enorme dependencia del Estado, porque nace sin recursos, no tenía ni Redacción propia, alquilaba un lugar. Entonces, Clarín decide flexibilizar su línea editorial para sobrevivir y recibir a cambio distintos beneficios del primer gobierno peronista. Clarín sobrevive gracias a las enormes ayudas que le dio Raúl Alejandro Apold (jefe de propaganda de Perón) en términos de papel y créditos, y eso es una marca de origen muy fuerte. Durante el gobierno de Frondizi, donde también recibe muchos beneficios estatales, no es que flexibiliza su línea editorial sino que decididamente Clarín se convierte al desarrollismo, una especie de fe política. También hubo intentos de Clarín de obtener beneficios gubernamentales que fueron rechazados, por ejemplo, cuando cayó el peronismo. Ahí Clarín pasa de defender la agenda del peronismo durante nueve años a darse vuelta en los días finales del gobierno y es tal el enojo que provoca en Perón que ordena el cierre del diario, algo que no se concreta porque viene la llamada Revolución Libertadora. Lo que ocurre es muy notorio. El diario se convierte en un furioso antiperonista y le reclama a la Libertadora una indemnización de 4 millones de dólares y no se los dan. Algo parecido ocurrió con Onganía. Obviamente que, como la mayor parte de las empresas en Argentina, Clarín recurre al Estado. Lo ha hecho, pero no es un patrón que a todos los gobiernos les saca, se hace oficialista y después opositor. Es una idea instalada que por ahí corresponde a los años después de (Carlos) Menem. En el caso De la Rúa obtuvo beneficios estatales y hasta último momento lo intentó defender. También hubo gobiernos que le hicieron perder mucho, como el último gobierno peronista, que le sacó la posibilidad de estar en Papel Prensa. Lo que yo trato de ver en el libro son todas esas especificidades; hay un patrón general de beneficios, pero no se repite de la misma manera la gestión de esos privilegios.

¿Por qué planteás que la cuestión entre Clarín y el kirchnerismo es más un divorcio que una guerra?
Cuando salió el libro, el New York Times me encargó una nota sobre el conflicto de medios en América latina (ver aparte), La pregunta que ellos hacían era si esto era una guerra entre medios y gobiernos. A mí esa metáfora no me parece feliz, Divorcio tampoco me parece la más feliz. En todo caso me parece que es menos mala que guerra porque hubo un momento en que prevalecieron las armonías a los conflictos entre el gobierno y Clarín hasta que sucedió el conflicto del campo. Ahí Néstor se sintió traicionado por todos los beneficios que le había otorgado al diario y Clarín no respondió de la manera que él esperaba. También creo que en ese momento hubo un error de lectura del grupo, al pensar que en esa situación se agotaba el ciclo político. Entonces el diario apostó al inicio e incremento de las hostilidades, planteó una crítica más sostenida, y en el medio hay cuestiones relacionadas con la política de expansión del grupo que quería llegar al tripleplay a través de Telecom. En un primer momento Kirchner aceptó eso, después buscó que Clarín lo hiciera con empresarios afines, luego se opuso totalmente para que Clarín no llegara, después empresarios afines quisieron comprar Clarín... en fin, la crisis del campo no es la única razón, puede ser la más visible, pero estas cuestiones de expansión del diario y la forma en que Kirchner intervino, tanto para ayudarlos como para no ayudarlos, también son factores que explican el origen del conflicto. Y como, a la vez, los posicionamientos son cambiantes es muy difícil hablar de una razón.

¿Cómo ves la actualidad del periodismo gráfico en el país y, en ese marco, cuál es la perspectiva de Clarín?
Creo que esta larga agonía no sólo es producto de la aparición del periodismo on line sino que empezó antes de eso y antes de la polarización. La persistente declinación tiene que ver con empresas que invierten poco y mal porque sacar un medio en Argentina, como en cualquier lugar de América latina, es deficitario, con lo que se requiere algún tipo de ayuda estatal y eso condiciona. Hay que pensar que al reducirse el mercado de anunciantes y lectores, las empresas han invertido poco y mal. Y me parece que el conflicto entre el gobierno y Clarín sólo contribuyó a empeorar la situación. Tenemos un mercado de prensa gráfica en medios nacionales donde hay dos campos definidos como los críticos y afines, con distintos matices, pero aparece así y eso hace que continúe la declinación. A la vez, Clarín está en una situación mucho más incómoda porque el grupo ha decidido asumir una posición muy pero muy crítica del gobierno que obviamente contribuye a que sus lectores más anti-K se sientan representados, pero también ahuyenta a ese 40 por ciento que no se siente a gusto con ese discurso. Clarín ha perdido una de sus habilidades más importantes, la de captar un público muy heterogéneo.

También es verdad que en ese juego de tensiones, el gobierno obligó a Clarín a perder su estilo "neutral" por llamarlo de alguna manera. El que le imprimió Noble, un diario para el trabajador, para informarse rápido, sin muchas vueltas...
Sí, pero ese nuevo perfil que Clarín se ve obligado a tomar también es una pérdida para el gobierno, porque para Kirchner una de las razones por las que decidió tener aquella relación armoniosa en el inicio de su gobierno respondía a que los lectores de Clarín eran sus votantes. Es una doble pérdida. Igual, si hay que buscar algo positivo es que no hay lugar en el mundo como Argentina donde se discuta con tanta intensidad sobre los medios de comunicación. No comparto los escraches de 6,7,8, ni que el problema actual sea que los gobiernos en América latina son autoritarios y atacan la libertad de expresión. Pero lamentablemente lo cierto es que nadie hoy aplica la ley de medios audiovisuales, ni Clarin ni el gobierno.

El libro puede ser leído de diversas maneras, como una historia de los medios gráficos en el país, como la historia del país a través de la historia de un diario y como un libro de investigación periodística, incluso como una biografía, entre otras. ¿Qué lectura te parece la más acertada?
Yo creo que el libro es la historia política de un diario que intenta ver la relación entre la política y la prensa desde la segunda mitad del siglo pasado en adelante en la Argentina. La cuestión biográfica tienen que ver con el personaje de Noble. Del 45 al 69 es el período donde Noble habla por el diario, lo encarna. Entonces me pareció que era muy importante contarlo casi en términos de biografía, porque era como que no había diferencia entre él y el diario. El diario era su catapulta para la Presidencia, donde quería ser visible. Noble se construye como personaje, crea la idea del hombre de campo que deja todo para entregarse a la discusión pública, al debate nacional. Pero después de esa sobrepresencia se da lo contrario, porque aunque Ernestina, su viuda, asume la dirección, quien controla el diario es un hombre invisible, Rogelio Frigerio. Es como la antibiografía, porque Frigerio es una persona discreta que no quiere aparecer, que ordena el diario a través de Oscar Camilión como jefe de Redacción, ordena las cuentas a través de Héctor Magnetto , que entra en el año 1972, y la cuestión jurídica de la sucesión la pone en manos de Bernardo Sofovich, apoderado de Frigerio. Y en la redacción entran veinte frigeristas . Aparece "el misterio de la calle Córdoba". Se pasa de Noble en el tercer piso dando órdenes a las oficinas de Frigerio en calle Córdoba, entonces hay toda una mitología al respecto que hace a la historia del diario. Porque además de ser una historia política del diario, también es una historia interna del diario, de ese mundo interno que ayuda a entender también lo que se publica, porque es una de la preguntas iniciales, ¿cómo cuenta uno la historia de un diario? A través de su colección es una opción, uno puede hacer una análisis del discurso, descifrar algunas cosas, pero la historia política de un diario como yo la quería contar no se podía hacer sólo a través de lo que se publica.
Bio
Martín Sivak estudió Sociología en la Universidad de Buenos Aires y siguió estudios de doctorado en historia de América latina en la Universidad de Nueva York. Periodista desde los 18 años, escribió en diarios y revistas del país y América latina y participó en programas de radio y televisión. Publicó El asesinato de Juan José Torres(1997), El dictador elegido. Biografía no autorizada de Hugo Banzer Suárez (2001), El doctor. Biografía no autorizada de Mariano Grondona (2005), Santa Cruz. Una tesis (2007) y Jefazo. Retrato íntimo de Evo Morales(2008), traducido al inglés, francés, italiano y chino. Da clases en la maestría de periodismo de la Universidad Torcuato Di Tella, en la Universidad de Quilmes y se sumará a la Universidad Nacional de San Martín.

Entre temas "sensibles" y decisiones editoriales
A poco de salir publicado el libro, el New York Times (NYT) le pidió a Sivak una columna sobre lo que ellos consideraban una relación conflictiva entre los medios y los gobiernos en América latina. La nota saldría publicada en el suplemento que el NYT publica en 35 diarios del mundo, entre ellos Clarín. El tema no pasó desapercibido para los editores del matutino porteño.

¿Cómo fue el incidente con la nota pedida por el NYT y que Clarín decidió no publicar?
A mí me sorprendió que el NYT me pidiera una columna cuando salió el libro. Me pidieron específicamente una columna sobre el conflicto de medios en América del Sur y yo acepté, pero le dije al editor que esto de que el conflicto era consecuencia de gobiernos autoritarios no era mi postura y me dijeron: "Justamente queremos una postura que sea diferente a esa". Por eso la escribí y obviamente en los intercambios con el editor se habló de que iba a salir en Clarín porque "esta columna siempre sale en Clarín". Y las veces que se refirió a Argentina siempre se publicó. Entonces el editor me dijo que siempre que sea respetuosa se va a publicar.

Pero no salió publicada, y la verdad es que no sólo fue respetuosa sino que para el lector medio de Clarín no aportaba muchos más datos sobre el tema...
Tal cual. Para un lector argentino informado no tiene mucha más información. La pensé, como dicen ellos, para un universitario en Shangai o un comerciante en Suiza, porque la publicación se distribuye con 35 diarios del mundo, con temas y escritura muy general. Cuando yo mandé la nota me avisa el editor del NYT que su contraparte en Clarín no le dijo no la vamos a publicar porque es un tema local y no nos interesa lo local, lo que le dijo es no lo vamos a publicar porque es un tema sensible, por eso yo escribí una columna en Perfil contando todo esto. Tuvo mucho más repercusión de lo que yo supuse y Perfil, también. Eso hizo que Clarín diera marcha atrás. El lunes pasado publicó la columna que había levantado. Fue algo inédito, levantar algo del suplemento del NYT y luego publicarlo en la sección Política. A la vez, en una nota al pie dijo que yo había denunciado censura, cosa que no es cierta, yo conté lo que pasó. El principal argumento cuando la levantan es que en el suplemento del NYT no publica cosas locales, cosa que no es cierta porque el 31 de agosto del año pasado publiqué una nota sobre la polarización en la Argentina, y Clarín la publicó. Recibí varios llamados de gente que trabaja en Clarín diciendo que habían incurrido en un error porque el incidente les dio transcendencia a la columna y al libro. Yo además mandé una carta de lectores y también la publicaron. No creo que sea censura, no lo tengo tan claro, no creo que lo sea así estrictamente. Fue más bien una decisión editorial mal argumentada sobre una columna que llevaba el logo del NYT.

¿Cuando investigabas para el libro tuviste muchas negativas de entrevistados o pedidos de off the record? ¿Los medios difunden el libro?
Mirá, te diría que el 95 por ciento de las personas consultadas hablaron sin problema. No habló, por ejemplo, Hermenegildo Sábat. Me dijo que él hablaba por sus dibujos. Es verdad que más me acercaba a la historia actual, más off the record me pedían. A un mes de editado, el libro agotó su primera edición de 5 mil ejemplares y va por su segunda edición. El libro hasta el domingo pasado no había tenido mucho ruido en los medios. Lo que a mí me impresiona un poco es la dificultad que tiene un libro para circular cuando no se pronuncia enfáticamente por uno ni otro, porque si fuese a favor de Clarín varios medios le darían espacio y si fuera enfáticamente crítico al diario sería tomado por medios afines al gobierno.
Fuente: Diario La Capital
Ver anteriores: Kirchner vs. Grupo Clarín y otras guerras de medios en América del Sur; Martín Sivak le responde a Clarín