lunes, 7 de enero de 2013

Enrique Meneses Miniaty 1929 - 2013

El reportero Enrique Meneses Miniaty ha fallecido en la noche del domingo en el Hospital La Paz, de Madrid, a la edad de 83 años
Fotoperiodista español, fue el primero en dar a conocer las imágenes de la revolución cubana de Sierra Maestra.
Vivió en el exilio francés entre 1936 y 1944, donde sufrió la ocupación alemana, y regresó a España en 1945, después de pasar un año en Portugal.
En 1956 inició sus colaboraciones con "París Match", que se prolongaron hasta 1960, y con Radio Europa 1 de París, hasta 1964. Para la revista cubrió la guerra del Canal de Suez de 1956 y al año siguiente se trasladó a Cuba, donde fue el primer fotógrafo extranjero infiltrado en la guerrilla de Fidel Castro en Sierra Maestra, con los que convivió cuatro meses.
Los negativos de esta última cobertura pudo sacarlos del país cosidos en las enaguas de una joven cubana, pero la publicación de las fotos le costaron la expulsión de la isla.
Luego, entre 1962 y 1963, como "free lance" y corresponsal de la revista "Blanco y Negro", cubrió en Estados Unidos la marcha sobre Washington o el asesinato del presidente John F. Kennedy.
En 1972 fue director general de "ABC Las Américas".
Es autor de los libros: "Fidel Castro: siete años de poder" (1966), "Nasser, el último faraón" (1968), "Reo de muerte por ambos campos" (1976), "La bruja desnuda" (1976), "Sexo y sexo" (1979), "Escrito en carne" (1981), "Una experiencia humana_ Robinson en África" (1984), "Castro empieza la revolución" (1995), "África, de Cairo a Cabo" (1998) y la autobiografía "Hasta aquí hemos llegado" (2006).
Meneses fue reportero en las guerras de Rodesia, Angola, Bangladesh y Sarajevo (1993), su último trabajo al verse afectado desde entonces por una Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC).
“Mi problema es elegir alguna de las varias soluciones que se me ocurren a los problemas”. Cuando Enrique Meneses te clavaba la mirada el cuerpo se estremecía pero una semilla anidaba fértil en tu corazón, en tu cabeza, en tu alma.
Enrique Meneses fue una persona indómita. Completamente indomable. “No recuerdo haber ido jamás a una rueda de prensa en sesenta años de profesión”, nos explicó más de una vez a los 1001 Medios, laboratorio que contribuyó a formar desde el primer momento, en 2009.
Sus análisis sobre el futuro del Periodismo y su pasión por la vida van a ser mil veces recordadas. Nosotros solo queremos con estas líneas darle las gracias por su generosidad, por haber compartido su visión, sus ideas, sus palabras, sus proyectos con todos nosotros y todos vosotros.
“Si consideras que el mundo es tuyo, puedes trabajar donde te salga de los cojones”
Por: Alberto López Marín (@alopezmarin)
Todo el planteamiento de entrevista resultó infructuoso. Apenas brotaron del periodista cuatro o cinco preguntas hacia el protagonista en cerca de 45 minutos de llamada. Sin embargo, su relato, de difícil e injustificada interrupción y aunque en ocasiones inconexo, sembró lecciones vitales y profesionales que no han de pasar inadvertidas para quienes pretendan sobrevivir informando. Su testimonio no es uno más. Enrique Meneses tiene 82 años. Un enfisema pulmonar limita su actividad, que no cesa dentro de sus posibilidades. Pero, de salud, bien. “Soy un viejo con mucho porvenir”, bromea. Aún hoy, emprende y ejerce. No pocos acuden a él para tener consejo y bendición, como le ha ocurrido a Punto de Encuentro.

¿Qué hacemos, maestro? Están las cosas mal, ya sabrás…
Jamás se me ha pasado por la cabeza ir a un medio de comunicación y preguntar si hay trabajo para mí. Lo entiendo en una fábrica, en cualquier empresa menos en el Periodismo. A quien ha venido a pedirme trabajo siempre le he preguntado “qué has hecho”. En el máster de El País, preguntó Ramón Lobo a los 60-70 chicos y chicas que cuántos tenían un blog. Se levantaron cuatro manos y entonces intervine yo para saber cómo hacían ellos entonces para encontrar un trabajo. Cualquier currículum de esos copiados de Internet los he tirado al cesto de los papeles. No me interesa saber dónde hiciste la primaria o que hablas inglés medio. Por cierto, nunca he entendido qué quiere decir eso de “inglés medio”.

¿Mejor vocación y bagaje que licenciatura?
¿Conoces a alguien en la vida que haya triunfado sin vocación? El Periodismo no es una carrera universitaria, lo nuestro es un oficio como el carpintero, que a los 13 años se pone al lado de un maestro y acaba haciendo violines de puta madre, o muebles, ¿comprendes? Lo que no puedes hacer es al primer obstáculo que la vida te ha aportado tirar la toalla e ir a una cosa segura. Lo que veo en los jóvenes de hoy en día es que piensan en el sueldo pagado el 31 de mes, en una mesa y un ordenador y que les pongan allí de nueve de la mañana a seis de la tarde. Yo sólo he estado dos años sobre 63 en nómina, con un sueldo pagado mensualmente. El resto, he manejado mis bienes, mis ingresos, mis gastos; me he jugado 2.000 dólares en un reportaje y los he perdido, pero al siguiente he sacado 8.000.
¿Qué virtudes encuentras a la labor del freelance respecto al periodista ordinario?
No me he limitado a trabajar con España. Me di cuenta desde el primer día de que lo único que valía era ser el periodista total, es decir, tienes que saber hacer radio, fotografía, escribir, por lo menos cuatro idiomas o cinco, y saber que España representa un pequeño porcentaje de la población de la Tierra. Cuando estuve haciendo fotografías no admitía que viniera un redactor jefe que no había hecho nada en su vida a decirme si estaba bien o mal mi trabajo, así de sencillo, ni que me dijese que me fuera a la puerta de La Moncloa a ver cómo dos gilipollas se daban la mano mirando a la cámara, el presidente de turno más un huésped ilustre. ¿Qué Periodismo estás haciendo? Todos en la puerta de La Moncloa para demostrar que se han visto dos señores que ni siquiera se miran a los ojos. Como la chorrada del día a día de las conferencias de prensa en las que no se dice nada, haciendo las preguntas delante de todos y con la misma respuesta para todos. Todavía estoy vendiendo las fotos de Sierra Maestra a 2.000 dólares. He trabajado como freelance, pero lo primero que hace una revista es presumir de alguien. “Nuestro enviado especial”, dicen, pero si te pegan un tiro dirán que eras colaborador, como le ocurrió a Couso. Por fortuna, los tribunales lo reconocieron.

¿La presente agonía acabará en muerte de los medios tal y como los conocemos?
En este momento, los medios están sobredimensionados. Algunos se han encontrado con 600 redactores. Esto es el fordismo, la cadena de coches. La película Tiempos Modernos lo explica muy bien. Un señor pegaba la puerta; otro, el volante; otro, las ruedas, y pensaron que el trabajo en cadena debía estar en todas las empresas. Hoy en día hay tanta información que lo que hace falta es gente que sepa distinguir el grano de la paja. Todas las noticias empiezan igual, se copian unos de otros. Hay gente que se cree periodista porque roba unas informaciones que la mitad de las veces no valen nada. Además, la velocidad hoy en día es mucho más relativa que antes. Antes, había que correr para vencer al vecino; hoy en día hay que hacer un análisis mejor. He estado en casa discutiendo con Sindo (Gumersindo) Lafuente, Alfonso Armada y Víctor Lerena sobre esto. Visiono el futuro de El País con 50 personas en la redacción. 50 tíos de altísima categoría, con idiomas, que se conocen varias zonas de la Tierra, Oriente Medio, el sudeste asiático. Esta gente puede distinguir las chorradas que circulan por Internet y contrastarlas. Y los contenidos estarán en blogs.
¿Hemos malinterpretado el Periodismo digital? ¿Han vencido sus defectos?
Me llamó Javier Barrera del Ideal de Granada para decirme que había muerto mi amigo Manu Leguineche. Le dije: “Mira, hasta Manu me lo diga no me lo voy a creer”. Todos lo estaban publicando ya. Le dije que me diera cinco minutos y le colgué el teléfono. Llamé a Manu, lo cogió Gabriela, la chica búlgara que le empuja la silla de ruedas, le dije que dónde estaba el señor y me dijo que en el jardín, leyendo el periódico. Le di las gracias y colgué. Abrí Twitter y puse como urgente que Manu estaba vivo. Hace falta un periodista de 82 años para, levantando un teléfono, desmentir una noticia. Nosotros teníamos otra manera de trabajar. Llegué a encontrar el teléfono del jefe de los servicios secretos sirios buscando en el zoco de Damasco una guía de teléfonos vieja. Los corresponsales ya no existen. Rosa María Calaf en Hong Kong, la ciudad más cara del mundo, se pasaba ocho días trabajando en un reportaje para que le dijeran en el Telediario de las tres que ese día había mucho deporte y sólo le daban un minuto.

¿Cómo han de prepararse los que quieren dedicarse a esto?
La universidad no sirve pa-ra-na-da. Lo que tienes que hacer es saber moverte. Eso se aprende. Lo siento mucho, pero los jóvenes españoles no saben prepararse para ser periodistas, tienen una mentalidad de corral. Para ellos, no poder trabajar en España les lleva a la desesperación. El mundo es mío, yo he cruzado África con 200 libras en el bolsillo. He impartido conferencias, he dado clases de francés. El hecho de que hagas Periodismo no quiere decir que estés todos los días haciendo reportajes. Somos aventureros y supervivientes. Están pagando bien ahora en Argentina, en México, en otros países de América del Sur y la gente ni siquiera se molesta en intentarlo. Además, la fotografía ni siquiera necesita traducción. Hay gente que está haciendo cosas. Manu Bravo, Maite Carrasco. Me parece absurdo que los jóvenes estén comprando pisos. Sabes que no existe la cadena perpetua en España. Entonces, ¿por qué os compráis un piso a los 20 años y estáis atados al señor Botín hasta el resto de vuestros días y encima vais diciendo que es vuestro? He visto jóvenes manifestándose porque les habían subido la edad de jubilación. Yo me enteré de lo que habían cotizado las empresas sobre mí a los 75 años, cuando alguien me dijo que podría pedir la hoja laboral.

Amplitud de miras, pues.
Primero, sé tú mismo. No tengas miedo de no cobrar el 31, puedes hacerlo el 10 o el 15. Hoy no necesitáis agentes para venderos, tenéis Internet. Tengo un chico que está en Nairobi, de la Universidad de Navarra. Le convencí de romper el cordón umbilical con su madre y me dijo que las estaba pasando putas porque lo primero que ha tenido es una habitación con lagartijas. Le dije que cuidara las lagartijas porque gracias a eso no tendrá mosquitos. Eso es aprender lo que es África. Si consideras que el mundo es tuyo, puedes trabajar donde te salga de los cojones. Es fácil.
Fuentes: Agencia EFE, 1001medios y Punto de encuentro