martes, 9 de octubre de 2012

Límites y costos de inventar realidades

Por: Sebastián Lacunza
Varios años atrás, el periodista Miguel Wiñazki escribió el interesante libro "La noticia deseada", que indaga en lo que ocurre cuando "la opinión pública rechaza la verdad". Aborda allí casos emblemáticos de los 90 en los que los rumores se enseñorearon sobre las pruebas en contrario. A saber: Alfredo Yabrán no se suicidó y está vivo; los hijos de Fernando de la Rúa no fraguaron exámenes en la Facultad de Derecho, y Carlitos Menem no sufrió un accidente sino que fue asesinado.
El resultado de la elección en Venezuela y, algo más básico que ello, la mera participación de Hugo Chávez en la contienda, en la medida en que no está ni muerto ni agonizante, nos enfrenta a un signo de nuestros tiempos. Los deseos políticos y editoriales llevados a títulos periodísticos informativos. Disparatada práctica que se estrella con un lapsus de realidad difícil de sortear como es, por ejemplo, el conteo de votos, aunque las denuncias de fraude al voleo son también un recurso para prolongar debates estériles. No se trata ya de que una corriente de la opinión pública rechace los hechos sino de que cierto "mainstream" del periodismo lleve su voluntad a sus títulos de tapa.
Google aporta infinidad de pruebas por el estilo sobre las elecciones venezolanas en medios de indudable influencia en sus mercados. Tan sólo por sus palmarios yerros en cuanto a la esperanza de vida del presidente venezolano, cabe consignar a dos diarios extranjeros: el madrileño ABC y el neoyorquino The Wall Street Journal.
Es cierto que el hermetismo y hasta la desinformación del Gobierno venezolano en torno de la salud de Hugo Chávez crearon un vacío que dio lugar a especulaciones. Aún hoy, este Chávez aparentemente vital del último tramo de la campaña y de la noche de la victoria, lamentablemente, no despeja del todo las dudas. Ante ello, que haya medios que, sobre la base de débiles fuentes de inteligencia de terceros países, dieran lugar a títulos temerarios nos acerca al fin del periodismo.

Diagnóstico
La divulgación a través de WikiLeaks de textos de la agencia de inteligencia Stratfor, conocidos meses atrás, alumbró la probable fuente de The Wall Street Journal y ABC, que para sus pronósticos terminales sobre Chávez habían citado, respectivamente, a "dos fuentes de inteligencia" (18 de noviembre de 2011) y "servicios de espionaje" (24 de diciembre de 2011), con el título "A Chávez le queda un año de vida a menos que acepte un tratamiento intensivo"). Pocas semanas antes, el 5 de diciembre, un despacho interno de Stratfor, que dejaba claras las dudas que generaban sus informantes (a veces "tiran mierda"), había lanzado su diagnóstico de una expectativa de vida de Chávez "menor a un año" basado en una fuente "vinculada" a Israel. Con literalidad, párrafos de ese mail eran reconocibles en los influyentes medios mencionados.

Efectos milagrosos
Con Chávez "resucitado", en la medida en que se acercaba el 7 de octubre, hubo lugar para atribuir efectos milagrosos a la morfina y para otra trama desinformativa de envergadura: "La paridad". El origen necesario fueron empresas de opinión como Consultores 21 y Varianzas (que erró hasta en el boca de urna el domingo), entre varias, que sirvieron de excusa para decenas de títulos y análisis sin sustento. Quien hubiera querido apelar a una fuente confiable tuvo a disposición a la reconocida firma Datanálisis, dirigida por un abierto opositor a Chávez.
Hubo incluso que revestir a Henrique Capriles, el candidato derrotado que demostró ser el mayor desafío electoral con el que se encontró el mandatario venezolano desde 1998, más allá de sus evidentes méritos. ¿Qué visos de seriedad podía contener la repetición de que el jovencísimo dirigente del histórico partido conservador Copei en los 90, fundador del centroderechista Primero Justicia en 2000, acosador de la embajada cubana durante el intento de golpe de Estado de 2002, era en realidad un representante de la centroizquierda? De detalles como la evidencia de que la coalición antichavista albergaba a partidos de derecha dura hasta extrotskistas, lo que prenunciaba complicaciones en un eventual Gobierno, mejor ni hablar.
Un capítulo aparte merece Nelson Bocaranda, periodista del sitio Run run del diario antichavista El Universal, con 823.000 seguidores en Twitter La cita no es importante por él mismo; en definitiva, se trata de un periodista que abraza una causa política como tantos, sino porque se lo ha presentado como una fuente autorizada hasta el hartazgo en medios de todo el mundo. De nada importó que durante una de las dramáticas cirugías de Chávez en Cuba, en marzo pasado, Bocaranda hubiera llegado a divulgar la necesidad de una nueva operación por una "hemorragia interna" para desdecirse a las horas. Su "garganta profunda" se había equivocado en ese detalle menor. Durante la tarde del domingo, el periodista intentó burlar la veda electoral para anunciar una derrota del oficialismo. Ya en trasnoche, su último retuiteo fue a un mensaje de un importante diario español con inversiones en América Latina, que con el anuncio de "más de un millón de votos" de diferencia a favor de Chávez, también se desdijo de meses de prédica.
Fuente: Ámbito Financiero