lunes, 2 de julio de 2012

¿Por qué vendió Daniel Hadad sus medios?

Por: María O'Donnell
A los 50 años, Daniel Hadad se desprendió de la radio AM más escuchada del país (Radio 10), de otras cuatro FM con mucha audiencia cada una (Pop, Vale, Mega y TKM) y de un canal de noticias bien posicionado (C5N).
Vendió hace pocas semanas y a muy buen precio el grupo de medios que supo construir de la nada; pero no estaba, ni está ahora, pensando en un retiro ni en volcarse a otra actividad.
La pregunta, entonces, es por qué vendió.
Hadad comenzó su carrera como un periodista con pocos escrúpulos, y en muy poco tiempo se transformó a sí mismo en un empresario exitoso. No hay que quitarle mérito a su olfato como periodista ni a su desempeño como programador de contenidos, porque supo elegir conductores que sintonizaron con la audiencia y el estilo que él pretendía. Como empresario también creció gracias a una particular habilidad que desplegó para utilizar los medios propios como un factor de presión y de negociación con los políticos y empresarios más poderosos del país.
Con la venta, incrementó su cuenta bancaria de manera nada despreciable (trascendió una cifra de 40 millones de dólares). Aún así, es demasiado joven, demasiado ambicioso y audaz, como para pensar en un retiro. Pretendió radicarse una temporada en Miami, Estados Unidos, pero su mujer no quiso saber nada con mudar la familia. Por ahora se entretiene investigando sobre medios digitales y construyendo una red de páginas de noticias en toda América latina, con la que pretende darle dimensión regional al sitio web Infobae.com, el único medio que no le transfirió al Grupo Indalo, de Cristóbal López.
López, un empresario muy ligado a los Kirchner, con negocios en el petróleo y el juego, es casi un extraño en el mundo de los medios, y debe estar acostumbrado a una rentabilidad que no encontrará ni en las radios ni el canal de televisión que acaba de adquirir. Tal vez compró como una ofrenda al Gobierno, para sacar del medio a un jugador que nunca terminó de despertar confianza en la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Pero es una hipótesis que tiene un costado débil, porque los medios de Hadad nunca lastimaron de verdad al Gobierno y la venta tampoco se puede considerar un castigo para él: al fin y al cabo, López le pagó un buen dinero.
Es cierto que Hadad, como tantos otros empresarios, se entendía mucho mejor con Néstor Kirchner que con su sucesora y esposa. Con tal de tener un contrapeso al Grupo Clarín, Kirchner estuvo dispuesto a olvidar el pasado de Hadad, su relación con Carlos Menem, su ideología liberal a la argentina y los discursos de mano dura que pregonaban sus medios. Hadad, igualmente pragmático, pudo trabar una relación aceitada con el ministro de Planificación, Julio De Vido.
Tras la muerte del ex presidente, De Vido se volvió intrascendente y creció la impaciencia de la presidenta con los medios Hadad (rezongaba mucho con los zócalos de las noticias). Cristina Kirchner lo convocó por última vez a la residencia de Olivos cuando ya terminaba el año 2010: estaba furiosa por la cobertura de la toma de tierras en el Parque Indoamericano, que fue reprimida por la Policía Federal, y se lo hizo saber.
Hadad igual siguió transmitiendo en vivo las apariciones de la presidenta que no iban por cadena oficial. Sus medios jamás investigaron o trataron temas que fueran sensibles de verdad para el kirchnerismo, y tan sólo el programa de Marcelo Longobardi, en Radio 10, alcanzaba a generar irritación verdadera en muchos funcionarios. Para no tensar la cuerda, Hadad evitó llenar de programas políticos, que son siempre más problemáticos, las noches de C5N.
Con tantos cuidados puestos al servicio de una convivencia razonable, hasta el propio Hadad se sorprendió cuando otros periodistas plantearon que lo habían forzado a vender para acallarlo. Pareció exagerado el paralelismo trazado entre la transferencia del Grupo Hadad y lo que había ocurrido cuando Electroingeniería -otra empresa contratista, con amigos del poder, sin ningún interés previo en medios de comunicación- compró Radio del Plata. Los dueños de Electroingeniería modificaron la grilla hasta tener una programación totalmente afín al Gobierno, y perdieron así gran parte de su audiencia.
López, en apariencia, pretende mantener a las principales estrellas de Radio 10 (aunque cometió la torpeza de designar como gerente de contenidos a Javier Romero, autor de un libro muy crítico hacia Hadad, de excelente relación con el Gobierno, y luego debió dar marcha atrás). Si deja las cosas como están, López alimentaría la otra hipótesis: que compró los medios de Hadad para cuidar sus propias espaldas, y no necesariamente, o no siempre, las del Gobierno también.
Pero no cualquiera puede replicar las cualidad de equilibrista de Hadad, ni conoce tan bien las herramientas del periodismo como para ponerlas al servicio del negocio de los medios. Hadad era el único que lograba concentrar una pauta interesante de publicidad oficial del Gobierno nacional, de la provincia de Buenos Aires y de la ciudad de Buenos Aires: Cristina Fernández, Daniel Scioli y Mauricio Macri, los dos principales aspirantes a sucederla en el poder, todos avisaban lo suficiente en los medios de Hadad como para mantener una buena relación.
Entonces, ¿por qué vendió?
Antes de vender, estudió sus ingresos. Comparó el porcentaje, la relación entre la publicidad privada y pauta oficial, del 2011 con la que tenía una década atrás. Para su sorpresa, descubrió que había pasado de tener mitad y mitad, para tener un 80 por ciento de publicidad oficial (sumada la de todos los gobiernos) contra un 20 por ciento de avisos privados.
A la pregunta de cómo había aumentado su dependencia de los avisos oficiales de manera tan significativa, en la gerencia comercial le respondieron con una larga lista de clientes que pautaban en forma individual de manera generosa y que de un tiempo a esta parte pasaron a manos del Gobierno.
Las administradoras de fondos privados de jubilación dejaron de existir; Aerolíneas Argentinas es ahora una sociedad del Estado en manos de La Cámpora; el correo era de Franco Macri fue estatizado, lo mismo con la empresa de agua; y las empresas de energía están quebradas y ya no ponen avisos.
En este panorama sobrevino la expropiación de las acciones de Repsol en YPF. Amigo íntimo de Sebastián Eskenazi, Hadad tenía en YPF-Repsol a su mejor avisador privado. Con cada vez menos ventanillas, la cuerda por la que caminaba para sostener la ecuación económica de sus medios se estaba tensando.
Depender demasiado de una única fuente de financiamiento atentaba contra su juego. Entonces Hadad eligió pegar el salto hacia adelante, y esperar.
Fuente: Radio Buenos Aires