lunes, 7 de marzo de 2011

Marcello Lorrai: “Un tipo se levantó y dijo: quiero hacer una radio de izquierda porque soy de izquierda...”

Lorrai es director de la cooperativa Radio Popolare de Milán. La experiencia de esta radio abre el camino para otras similares en Argentina que, a partir de la aplicación de la nueva ley de medios, se planteen incursionar en la comunicación radiofónica. Del aporte de varias agrupaciones de izquierda a ser financiados por los oyentes.
Por: Horacio Cecchi

¿Cómo es la experiencia italiana de las radios comunitarias?
Muy diferente al resto del mundo. Empieza en el ’75, cuando se acaba el monopolio del Estado en la radio y la televisión. En Italia, como en toda Europa, al contrario que aquí y que en Estados Unidos, existía solo la radio pública. El caso italiano fue el desarrollo de la vanguardia de la radio privada. Pero pasó muy a la italiana, en el sentido en que no se armó un cambio. Se esperó a que se acabe este monopolio y, cuando pasó, en ese momento no se hizo nada. Entonces cualquier persona podía hacer su radio, eso era perfectamente legal.

¿Pero no estaban limitadas las ondas? ¿Cómo se distribuían?
Ah, podías ocupar lo que quisieras. Lo importante era que no ocuparas lo que habían ocupado otros, o los espacios de la radio pública. Esto es el background de lo que pasó después con la televisión privada, el desarrollo de la televisión de Berlusconi en el sentido de que en este espacio dentro de la ley el sector de la radio y de la televisión fueron desarrollándose con la única ley de la jungla. Era totalmente legal.

¿Y cómo respondió la sociedad al abrirse de un día para el otro la posibilidad?
Nacieron algo así como cinco mil radios en un año. Verdaderamente había gente que se había hecho la radio en su casa, al lado de la cama, sobre el balcón, fue una apropiación, esto es interesante porque la cara de este fenómeno es la ley de la jungla, un desarrollo desordenado del sector. Después, a muchas radios se las comieron las emisoras comerciales, muchas se transformaron rápidamente en experiencias comerciales. Pero la otra cara es que en Italia pasó lo que no pasó en ninguna otra parte de Europa: la apropiación masiva de la radio, la pasión de hacer radio, fueron miles y miles de personas que hicieron radio en cada pequeño pueblo, en las ciudades, en todas partes.

¿Cómo es la distribución actual?
La radio pública con su RAI, alguna network, algunas radios privadas pero nacionales, mucha radio local comercial.

Pequeños...
No necesariamente. Local podemos ser nosotros, como Radio Popolare. Transmite sobre la Lombardía, con 10 millones de habitantes, el sentido de local es que no es nacional. Tiene algún límite, se puede transmitir en un cierto número de regiones y sobre una cierta cantidad de habitantes. Existen algunos límites a la dimensión de radio local, pero nuestra dimensión de radio local es un poco mayor que la región Lombardía, la región de Milán, la región más importante de nivel económico y la más importante de circulación.

¿Y Radio Popolare surge en el ’76 en ese impulso masivo?
Claro, cuando se abre para todo el mundo, algunas fuerzas de la izquierda y la extrema izquierda de Milán pensaron en un proyecto de radio. Estas fuerzas son de la izquierda política y sindical. No es que como fuerzas estuvieran de acuerdo políticamente, porque unas estaban a la izquierda del Partido Socialista, había agrupaciones de la extrema izquierda, y los metalúrgicos del sindicato de inspiración católica, la FIM (Federación Italiana de Metalúrgicos), que es la parte del sindicato de Milano más a la izquierda de todo el movimiento sindical italiano. Pero acordaron en el proyecto de Radio Popolare, en el sentido político de una radio de izquierda, pero al mismo tiempo que fuera una radio que pueda gustarle a la gente, que además de lo político tuviera música, algo divertido, noticias, un proyecto de comunicación, no de propaganda. Esto es lo interesante, porque está muy adelantada a su tiempo. En esa época cada agrupación hacía su radio, su diario, su televisión, su proyecto cultural.

¿Cómo hacían para mantener una línea en temas políticos?
Había muchos patrones y no estaban de acuerdo entre ellos, eso favoreció la autonomía de la radio. No se tenía un interlocutor, eran muchos interlocutores. No se podía preguntar a diez interlocutores qué digo sobre esto. Esto favoreció la independencia de la radio.

¿Quién creó el proyecto?
Un periodista que trabajaba en la RAI y que tenía mucha experiencia, era muy conocido en Milán, Piero Scaramucci. Su idea fue la de una radio muy autónoma, muy independiente. No de bajar una línea sino de dar elementos de reflexión, una actitud política muy clara, una actitud de izquierda, de clase, pero que pudiera hablar de los hechos, de las contradicciones reales, no de resolver las contradicciones con la ideología. Expresar las contradicciones del mundo real en todos los niveles. No era decir el mundo como yo lo deseo. Era el cuento del mundo como es realmente, y que pudiera quizás estar en contradicción con lo que yo tengo como fuerza política.

Dígame lo que considere importante en aquel momento, que distinga a la Popolare
Dos cosas, una, que hizo época, el micrófono abierto, la llamada directa de los oyentes. Ya se hacía en la RAI, pero de manera muy controlada sobre temas muy tranquilos. Mucho filtro, se tomaba la llamada, se le preguntaba “usted quién es, qué quiere decir”. Después se ponía al aire. El micrófono abierto de Radio Popolare es totalmente diferente. Se pone un tema, los oyentes llaman, no se hace filtro, no se controla nada. Los oyentes dicen lo que quieren. Los temas son políticamente importantes, polémicos, que molestan. Ahora todo el mundo hace micrófono abierto. Pero todavía no se hace sobre temas como el gobierno de Berlusconi o la política americana en Afganistán. Nosotros decidimos hacerlo sin filtro y sin control. La otra cuestión a la que le dimos importancia desde el principio fue la crónica abierta a conceptos diferentes. En el ’76, cuando en la Popolare teníamos dos meses de existir, los jóvenes de las agrupaciones en crisis de la extrema izquierda, proletariado juvenil, estudiantes, trabajadores, precarizados, organizaron una protesta contra la apertura anual de la Scala de Milán, que se realiza el 7 de diciembre, una gran protesta contra el lujo. Hubo enfrentamientos con la policía, mucha gente fue presa. La radio hizo una crónica en directo de lo que pasaba. Se llamaba desde una cabina telefónica. “La policía está haciendo esto, está haciendo aquello”, y salía en directo. Pero al mismo tiempo, del interior de la Scala, llamaba a Radio Popolare Camilla Cederna, una periodista muy conocida en Italia, que se ocupó mucho de la historia de la explosión en el banco Nazionale de Agricultura de la Piazza Fontana, en 1969: se produjo la caída de los anarquistas de la ventana de la policía y la Cederna se ocupó mucho de esto. Pero ella era una periodista de la moda y entonces desde el interior de la Scala hizo la crónica mundana de lo que estaba pasando, con una actitud polémica pero muy elegante. Eso puede ser un poco la idea de la Popolare, no solo lo político, o político pero divertido, no solo la crónica de lo que estaba pasando fuera, sino lo que había dentro también.

¿Al inicio cómo era el proyecto, pensaban en el futuro o en la inmediatez del presente?
En esa época prevalecía la idea de que la sociedad cambiaba, más o menos una idea de la revolución, y Radio Popolare empezó con esa actitud, ingenua. Pero la idea era hacer algo de servicio, no algo por muchos años, sino algo que exista casi como una función de servicio para la gente. Una de las cosas que caracterizan a Radio Popolare es que muchas de las experiencias radiofónicas los domingos cierran, en Navidad cierran. Radio Popolare, desde que empezó, hace radio directa todos los días. Militancia radiofónica.

¿Y cómo avanzó? ¿Cuál fue la principal dificultad?
Que los recursos no eran muchos, pero Milán es una ciudad rica, se recibió la ayuda de los oyentes.

¿Ayuda de los oyentes?
Después de la primera inversión, se desarrolló muy pronto la actitud de preguntar a los oyentes para ayudar a la radio. La Radio Popolare era una cooperativa masiva, donde cada persona que tomó la tarjeta (tessera, como una membresía) de la radio se hizo socio de la cooperativa. Al principio el financiamiento era algo de parte de las fuerzas que formaron el proyecto, dieron un dinero, y algo de dinero que dieron los oyentes, y un pequeño concierto. Después, se reestructuró como una cooperativa más normal, con trabajadores colaboradores de la radio, representantes de las fuerzas políticas y sindicales, y se volvió en parte una sociedad de responsabilidad limitada. Las fuerzas políticas formaban parte de esta sociedad. Y al final de los años ’80, se produce por parte de alguna de estas fuerzas una tentativa de controlar la radio políticamente, y una parte minoritaria se opuso. La minoría viró a mayoría y tomó el control con el proyecto de hacer algo más importante y buscar dinero sin dependencia de las fuerzas políticas. Se fundó entonces una sociedad por acciones y se vendieron las acciones.

¿Había un límite para la compra?
Había un límite, se necesitaba la aprobación del consejo de administración. Pero no se encontraron casos de compras de acciones en masa. Se encontró en cambio una respuesta muy amplia, de oyentes que compraron una o dos acciones. Ahora son 15 mil accionistas. En esa época se hizo la venta con una campaña que alcanzó unos miles, después otros miles. La venta de acciones empezó en el ’89 o ’90.

¿Cómo quedaron las fuerzas políticas que habían estado interesadas en el golpe de timón?
La cantidad de acciones que tienen no les permite nada.

La presencia de los 15 mil oyentes accionistas debe producir algún efecto en la actividad de la radio...
Casi nada. Se empezó haciendo cada año, como marca la ley, una asamblea de accionistas, iban cien, pero cada año fue disminuyendo, ahora van diez. Confían en nosotros. Pero en lo que sí influyó es que permitió dar un salto a una estructura más importante, con más periodistas. Al final de los 80 eran 10, 15 personas, tenían salario bajo, no todos cobraban de manera regular. En ese momento se regularizó y fueron tomados más periodistas. No tenemos trabajadores en negro. La Popolare es muy importante e hizo trabajo de formación muy importante, entonces todo el mundo nos conoce, es un fenómeno bastante extraño.

¿Cómo es el desarrollo de las comunitarias en Italia?
Totalmente diferente al resto del mundo. En todo el mundo lo que se hizo fue reclamarse la posibilidad de hacer radio independiente, de hacer radio de inspiración no comercial. En algunos países se luchó mucho por esto. En Italia, uno se levantó un buen día y se encontró con la posibilidad de hacer la radio. Bueno, quiero hacer una radio de izquierda porque soy de izquierda. A Radio Popolare se la considera en todo el mundo como radio comunitaria, pero no nació como radio comunitaria, nació como radio de izquierda, política. Algunas en Italia son verdaderamente comunitarias, como algunas radios religiosas católicas y protestantes, en el Piamonte. La ley italiana reconoce hoy a las radios comunitarias, pero por la ley hoy, la Radio Popolare no es una radio comunitaria porque como nació con la idea de hacer un trabajo de información periodístico, siendo radio comunitaria no se podía pedir más que un nivel bajo de publicidad. La decisión pragmática de Radio Popolare fue hacer mucho menos publicidad que la radio comercial pero más que la radio comunitaria por la ley italiana.

¿Qué publicidad tienen? ¿Banca, comercios?
Todo tipo de publicidad. Al principio era todo el pequeño mundo de la empresa pequeña, de izquierda, la librería, la editora, el restaurante, todo eso. Después empezamos a tener publicidad más normal. Ahora la comercial es más que antes. Autos, por ejemplo.

¿No les genera dependencia en la información?
Después de empezar el movimiento de accionariado popular, empezó también, una nueva manera de hacer el financiamiento normal de la radio. La idea del accionariado popular fue la idea de juntar recursos en un momento dado. Fue para dar el salto. Y después, una manera nueva de tomar el dinero, como cuando se paga el teléfono con débito automático. Les preguntamos a los oyentes si querían pagar una suscripción a través del banco. ¿Qué se le daba al oyente por lo que pagaba?: una respuesta es el sentido de pertenencia. Entonces otros 15 mil oyentes cada año nos dan cien mil euros. Algunos de los 15 mil son los mismos que tienen las acciones, no necesariamente. Casualmente son la misma cantidad. Con la publicidad se toma la mitad de nuestro Budget y con la suscripción de los oyentes, más o menos lo mismo. Nuestro balance se hace mitad con una cosa, mitad con la otra. Esto es una manera equilibrada de hacer publicidad y también saber qué piensan los oyentes. Pese a la crisis económica, en los últimos dos años la cantidad de los oyentes no bajó, la publicidad sí. Es importante no sólo económicamente, sino que significa que la radio está en la línea que interesa.

¿Sufren algún tipo de censura por la publicidad comercial o la aplican ustedes mismos?
No. Me recuerdo que una vez se habló muy mal de una discográfica que hacía publicidad. No recuerdo si se terminó con la publicidad. Un colaborador de la radio había hablado de una manera muy negativa.

¿No surge la censura, se reúnen para decidir, cómo es el mecanismo, si es que existe?
No puedo decir que no haya mecanismos de autocensura, no es sólo el tema de la relación con la casa discográfica, tú eres un músico, te digo de venir a la radio, no te puedo golpear si no me gustas.

Esto sucede en lo cotidiano, me refiero a si se tiene publicidad de una banca, por ejemplo, y no se puede criticar a esa banca.
No ocurre en Popolare, el tema no es hablar mal del auto sino hacer reflexiones sobre el modelo de desarrollo en el que se apoya la empresa que fabrica el auto.

¿Qué le interesó más del encuentro de AMARC?
El desarrollo de la radio en cualquier parte del mundo. Ya conocía el desarrollo en Africa, que me parece increíble. En Mali, unos de los países más pobres del mundo, se desarrolló una radio comunitaria muy grande y un sistema de comunicación muy avanzado. En Asia hasta los ’90 no existía nada. Ahora es increíble. Hay en todos lados.

¿Por qué cree que ocurre así?
Porque las radios son útiles. Son más adherentes a la necesidad.

¿Cuál es el tema más importante que trae al encuentro a la Popolare?
No tenemos un tema en particular. Es el hecho de ser parte del movimiento, que tiene un sentido. Al principio de la última sesión de la asamblea, se pasó lista a los presentes. Se leía Bolivia, Uruguay, Bangladesh, me emocionó mucho. Es lo que da la idea de que el mundo está cambiando, y que algunos cambios pueden tocarnos.

La demostración de que se puede
Marcello Lorrai es director de la cooperativa Radio Popolare de Milán, una de las radios comunitarias más grandes del mundo, por su cantidad de periodistas, técnicos y empleados, y porque mantiene su ideario como cooperativa sin fines de lucro. Reciben publicidad pero no se dejan controlar por ella. Lorrai es italiano, francamente italiano, parlanchín, ameno y conocedor hasta el tuétano de la capacidad social comunicadora de las radios comunitarias.
Estuvo presente representando a la Radio Popolare en la Asamblea General de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC), que se realizó en La Plata y que, no tan curiosamente, no recibió cobertura por parte de ninguno de los grandes medios locales, enfrascados en la pelea contra la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
Lorrai viene a ser la voz representante de una experiencia que indica que es posible hacer un medio periodístico sostenido por un mix de publicidad y aportes de oyentes, sin necesidad de traicionar a su público ni sus banderas. En fin, el periodismo ético existe.
Fuente: Diario PáginaI12