lunes, 2 de noviembre de 2009

Patria o Medios: Una radiografía de la comunicación en la era K

En su reciente libro Patria o medios, el periodista realiza un inteligente análisis sobre la crispada relación entre el Gobierno, la sociedad y el periodismo.
Por: Patricio Barton
“El verdadero paradigma de los Kirchner no es de izquierda ni de derecha, sino que es editar, imponer el relato. Para ellos es más importante lo que se dice que sucede que lo que sucede. El hecho termina siendo la palabra”, dice Edi Zunino –periodista, secretario de redacción del diario Perfil– respecto de su libro Patria o medios editado por Sudamericana.
El título bélico de Patria o medios y la promesa de describir “la loca guerra de los Kirchner por el control de la realidad” marcan el tono general de un libro lleno de disputas, de las que Zunino no escatima nombres, ni datos, ni chismes: la relación bipolar con Clarín, la construcción mediática en Santa Cruz, los testaferros, el andamiaje de internas cruzadas en Canal 7, PáginaI12, las figuritas negociadas con el Grupo América, Electroingeniería, Szpolsky y una escena siempre repetida: reuniones con Alberto Fernández en las que siempre “de sorpresa” llegaba Néstor Kirchner.

Suena como una descripción del funcionamiento del discurso mediático más que de un procedimiento político…

Los Kirchner lo conocen muy bien. Creo que desde el principio hicieron una buena lectura, en términos de diagnóstico, de la situación de los medios tras la crisis de 2001: estaban todos en convocatoria de acreedores, con un recambio generacional en las filas periodísticas. Interpretaron que era un buen momento para construir su propio relato.

En esa época había grafitis que decían “Clarín dice que llueve, y nos están meando”, los móviles de la televisión no podían identificarse con sus logos porque eran apedreados…
También leyeron el desprestigio de los medios y del periodismo. El periodista sancionador, operador, extorsionador existe. Creo que hay un cansancio acumulado de una buena parte de la población contra un periodismo veleta, oportunista y poco riguroso. Los Kirchner tomaron nota de eso y la exageraron.

¿De qué manera?
La concentración no es buena. La uniformidad atenta contra la libertad. Pero, por ejemplo, convertir el tema del fútbol en un tema nacional es una exageración. Mientras aquí se generan crisis por los medios y crisis por el fútbol, en otros países cercanos más chiquitos y más modestos como el Uruguay trabajaban por la inclusión con el plan de Internet para Todos sin generar crisis.

¿No le parece que las formas de construcción del relato que describe en el libro, en base a prebendas, extorsiones y amenazas desnudan la misma operatoria en el funcionamiento propio de los medios?

Mientras los medios más importantes convivieron con Kirchner, la información estuvo sesgada de kirchnerismo. Y hoy que el kirchnerismo busca reagruparse para ser una futura oposición o para tener una chance de reelección creyendo que destruir a determinados medios les garantizará éxito en esta patriada, entonces la información está sesgada de antikirchnerismo. Yo creo que la población no era superkirchnerista cuando los medios lo eran, ni es tan antikirchnerista ahora. Es posible que con todos los medios en contra el kirchnerismo gane. Entonces ¿cuál es el poder de los medios? Alfonsín llegó a declarar Estado de Sitio y mandó a meter presos periodistas denunciando conspiraciones. Menem quiso combatir contra Clarín fogoneando a otro holding como fue el CEI. De la Rúa se fue convencido de haber sido víctima de una conspiración mediática encabezada por Tinelli. O sea que en el microclima del poder se le suele adjudicar un peso demoledor a todo lo que dicen los medios.

¿No hay algo de cierto en eso?
Es posible. Pero hay un derecho a estar informado que está avalado por nuestra Constitución. También puede haber abusos, pero igual en la Argentina hay variedad de voces. El problema es que hemos construido una multiplicidad de medios que no pueden autofinanciarse y que han sido presos de la caja publicitaria del Estado. Por eso la mayoría de los conflictos entre el poder político y los medios de comunicación han tenido que ver con ese flujo de dinero.

¿El debate sobre la ley de medios transparentó una situación de cruce de intereses que hasta entonces el público no tenía?
Es muy bueno que eso ocurra. Pero hay que ver para qué se lo usa, porque si lo que se busca es chuparle el poder a un gran multimedio privado para construir un gran multimedio estatal estamos en lo mismo. Habría que ver si la ley de medios es realmente la ley de los Kirchner o lo es en verdad de toda la corporación política con chances de gobernar en el futuro. El papel de Cobos fue muy distinto al que tuvo con la 125, el cacareo de muchos no llegó a la acción concreta, creo que en la oposición la dejaron pasar. Cuando uno habla con los políticos de cualquier partido fuera de micrófono te dicen que con este esquema de medios y con Clarín en auge es muy difícil poder gobernar.

Si, como dice en su libro, la gran obsesión de los Kirchner es controlar y construir el relato que los medios hacen de ellos, los resultados parecen poco eficaces: la mayoría de los medios son opositores.
Quizás hayan fracasado en su intento por subordinar a los medios, pero no en el de crear un multimedios estatal o paraestatal. También la ausencia de una oposición interesante, proactiva y seria hizo que los Kirchner se generasen otros enemigos. Ellos son como un gobierno de opositores en el que nunca son el poder y se colocan en un lugar en el que deben enfrentar a monstruosas corporaciones.

¿No hay en los medios una crítica sobreactuada, una pose de indignación permanente que hace que el ánimo por pegarle al Gobierno inhiba la capacidad básica del periodismo que es la de preguntar?

Quizás, sobre todo del Grupo Clarín. O ya son otra cosa o deberían replantearse cuánto perjuicio le puede causar a un medio la pérdida de la credibilidad. Descubrir Río Gallegos en 2009 es raro.

La primera frase de su libro, entre las dedicatorias, bromea con la pregunta “¿Yo anti-K?”

Intuyo, porque ya lo estoy viendo en muchos blogs, que van a decir que mi libro es anti-K, que es destituyente, o sea una mierda. Pero la verdad es que yo no soy antikirchnerista. En 2007 voté a Cristina.

Fuente:
Crítica de la Argentina
Ver más: Néstor y Cristina, editores jefes de la argentinidad