martes, 3 de noviembre de 2009

Detuvieron a cuatro ambientalistas por protestar contra la central de carbón de Río Turbio

Cuatro activistas de la organización ambientalista Greenpeace fueron detenidos esta mañana cuando realizaban una protesta en contra del calentamiento global en el edificio del Ministerio de Economía.
Los demorados habían colgado en el frente del edificio, situado en la calle Hipólito Yrigoyen al 200, un gigantesco cartel con la leyenda "Cristina: Carbón o Glaciares". Policías los obligaron a descender y luego quitaron el cartel.
Greenpeace se opone a la construcción de una central térmica a base de carbón en Santa Cruz, que producirá un alto impacto en el clima y acusó al Gobierno Nacional de invertir en opciones energéticas que agravan el calentamiento global y la destrucción de los glaciares. El cartel fue descolgado desde la cornisa del primer piso del edificio, donde funciona el Ministerio de Planificación, y los detenidos fueron trasladados a la comisaría 2da.
“El ministro Julio De Vido impulsa un proyecto energético en base a carbón que es una verdadera insensatez, ya que es un combustible que podría ser fácilmente reemplazado por fuentes de energía limpia. Esta decisión profundiza nuestra dependencia de las peores opciones energéticas, las más contaminantes y las más caras” explicó Juan Carlos Villalonga, director de Campaña de Greenpeace Argentina. El Gobierno planea instalar la cuestionada planta en la localidad de Río Turbio, en la provincia de Santa Cruz y tiene como objetivo utilizar carbón del yacimiento de esa localidad.
“La usina proyectada es costosa, contaminante e ineficiente” agregó Villalonga. “Ese dinero colocado en un plan de apoyo a inversiones en energía eólica, le daría un enorme impulso esa fuente energética limpia en la Patagonia”.
Según las estimaciones que maneja la propia empresa constructora española Isolux Corsán, la planta emitirá anualmente 1.800.000 toneladas de dióxido de carbono (CO2), el principal gas que provoca el calentamiento global.
El Gobierno Nacional está propiciando un plan masivo de reemplazo de lámparas incandescentes por lámparas eficientes, lo que reduciría en 1.100.000 toneladas las emisiones de CO2 anuales. Es decir, la puesta en marcha de la Central de Río Turbio neutralizará todo el beneficio ambiental del programa de recambio de lámparas que se está realizando a escala nacional.1
“Esta simple comparación muestra la total incoherencia entre una medida que implica un avance tecnológico y ambiental y la decisión de subsidiar un nuevo impulso al uso del carbón”, aclaró Villalonga.
El cambio climático está ocasionando la masiva desaparición de glaciares y otras masas de hielos permanentes en todo el planeta. Esta situación pone en riesgo las más importantes reservas de agua dulce del mundo al mismo tempo que ocasiona la crecida del nivel del mar. La región de Cuyo, en la Argentina, sufrirá en las próximas décadas la desaparición de los glaciares que son esenciales para la provisión de agua a los ríos de esa zona.
La puesta en marcha de la Central de Río Turbio significará una contribución energética de casi un 2% de la producción total nacional, un porcentaje que podría producirse por otras fuentes limpias. A su vez, aportará el 6% de las emisiones de todo el sector eléctrico: será la electricidad más sucia que produce la Argentina en términos de emisiones de gases de efecto invernadero.
El carbón sólo se utiliza para producir electricidad, el servicio energético que más fácilmente puede ser provisto por fuentes de energía con cero emisiones, como la eólica. “Una planta como la que se propone en Río Turbio comenzará a pagar penalidades económicas por sus emisiones durante la próxima década si las negociaciones internacionales avanzan acorde a lo que la ciencia climática aconseja realizar”, concluyó Villalonga.

1.- La Ley Nacional 26.473 que prohíbe el uso de lámparas incandescentes para fines del 2010 fue promovida por el Gobierno Nacional con consideraciones como: “La experiencia internacional reconoce al uso eficiente de la energía como la medida más efectiva, a corto plazo y mediano plazo para lograr una significativa reducción de emisiones de dióxido de carbono (CO2) y de otros gases de efecto invernadero. La aplicación de políticas de eficiencia energética en un marco de exigencias ambientales, protección de los recursos naturales y compromisos para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero responsables del proceso de cambio climático global, contribuirá al establecimiento de condiciones que favorezcan el desarrollo sostenible de la nación, el crecimiento del empleo y el aumento de la productividad”.

Fuente:
Greenpeace