domingo, 30 de agosto de 2009

Gabriel Mariotto, defiende el proyecto de ley de servicios audiovisuales: “Esta no es una ley de coyuntura”

“Siempre hay un pero”, dice el interventor del ComFeR, Gabriel Mariotto, sobre el pedido de la oposición de debatir la iniciativa después del 10 de diciembre. Señala que el proyecto está “en línea con leyes de Francia, Italia, Inglaterra, Canadá y Estados Unidos” y afirma que “no se está mirando a ningún grupo en particular”.
Por: Martín Piqué y Daniel Míguez
El interventor del Comité Federal de Radiodifusión, Gabriel Mariotto, se reclina sobre una de las sillas del salón del primer piso Hotel Panamericano. Se distiende mientras comparte su desayuno con los periodistas. Tras la presentación del proyecto de ley de Servicios Audiovisuales y el anuncio de la adopción de la norma japonesa de TV digital en la Argentina, puede jactarse de que viene de un raid a puro vértigo. En la entrevista con PáginaI12, contesta las críticas al proyecto que plantea un sector de la oposición, explica algunos de los aspectos técnicos y anticipa que el proyecto logrará el apoyo de otros bloques legislativos. “Este debate es central para la democracia en la Argentina y será posible por las convicciones y el impulso que ha mostrado la Presidenta. Nos pidió que construyéramos una ley que mire al mundo y que recoja consensos en la Argentina. Y no me cabe duda de que el proyecto va a tener más adhesiones que las del bloque oficial”, dice.

La oposición dice que hay que tratar la ley después del 10 de diciembre.
La oposición siempre habla de cosas que no tengan que ver con el texto. Postergar la discusión es un argumento que se viene utilizando desde 1983 porque nunca fue tiempo de discutir la ley. El 10 de diciembre van a encontrar otro argumento para decir que no es el momento. Nosotros decimos que después de esos 25 años de experiencia, en los que fue imposible llevar un debate racional y serio al Congreso sobre temas de comunicación, cuando el Ejecutivo se ha comprometido, con una sociedad que se ha movilizado, bueno, que el debate llegue al Congreso. Que se discuta. Y si se tiene que votar que se vote. Y si después del 10 de diciembre el nuevo Congreso quiere modificar el sentido filosófico de esta ley y volver a los conceptos de la ley de la dictadura, o volver a los conceptos de la década de los ’90, bueno, que lo presenten y que lo hagan si suponen que tienen los votos. Pero no podemos dejar de discutir los temas de comunicación en el Congreso. Porque siempre hay un pero. La oposición es vocera del establishment mediático, que es el verdadero sector que no quiere discutir comunicación porque es poner en evidencia la posición dominante que tiene en el mercado. No quieren salir al cruce de experiencias de legislación internacional que avalan nuestro proyecto. La comparación con la ley de Canadá, con la ley de Estados Unidos, con el dictamen del Parlamento europeo, atentan contra la posición dominante que tienen los medios hoy en la Argentina. Fruto de la falta de discusión, como también del poder monopólico que le dio por decreto de necesidad y urgencia los gobiernos de los ’fcfc90 a este diseño comunicacional, a los argentinos nos parece que estuviéramos viviendo un diseño natural. Que alguien tenga todo en una misma área de cobertura nos parece natural. Pero el mundo nos indica que no es natural. Cuestionar este modelo es estar a favor de la corriente filosófica que en el mundo está imperando para garantizar libertad de expresión y derecho a la información.

Hablando de legislación comparada, la oposición dice que es una ley chavista. ¿En qué legislación se inspiraron para redactar este proyecto?
Está basado en la experiencia de las democracias más avanzadas en materia de libertad de expresión. No tiene ningún rasgo de lo que pretende estigmatizar. Si fuera verdad lo que los medios de comunicación dicen que ocurre en Venezuela, nuestro proyecto está en las antípodas de eso. Esta es una ley que pretende y que busca, en línea con las leyes de Francia, Italia, Inglaterra, Canadá y Estados Unidos, múltiples voces y garantizar la pluralidad y la diversidad para que exista el verdadero derecho a la información y la verdadera libertad de expresión.

¿El oficialismo tiene hoy los votos para aprobarla?
Vamos a trabajar el proyecto en las comisiones y entendemos que va a superar la expectativa del bloque oficialista porque es una ley de Estado. Y va a recibir el apoyo de otros sectores. No es una ley de coyuntura. Entendemos que no sólo el Frente para la Victoria va a aportar a esta discusión sino que en un debate honesto y franco en el Parlamento vamos a tener el apoyo de otros bloques.

¿Por qué van a tener el apoyo de esos bloques?
Porque filosóficamente comparten que ésta es una ley de Estado. Seguramente le harán aportes que estén en sus expectativas y que podrán ser considerados. Para que realmente se termine con la impunidad de la 22.285. Hemos recibido instrucciones de la Presidenta de construir una ley que mire al mundo y que recoja consensos en la Argentina. No me cabe duda de que va a tener más adhesiones que las del bloque oficial.

Una de las críticas tiene que ver con la revisión cada dos años. La oposición dice que es revisión de las licencias y que le dará al Gobierno un poder discrecional para incidir sobre el mapa de medios, ustedes dicen que se trata de una revisión de la compatibilidad tecnológica. ¿Podría aclarar de qué se trata?
La propuesta de proyecto de ley presentado el 18 de marzo en La Plata jamás habla de revisar las licencias cada dos años. Sin embargo, algún actor de la oposición, en línea con algún dictamen de los grupos monopólicos y para desvirtuar la discusión, generó este fantasma. Eso jamás estuvo dicho. De hecho, también hemos certificado y modificado en la redacción del proyecto definitivo que jamás se van revisar las licencias. Cada licencia es adjudicada a quien gane el concurso y tiene un plazo: son diez años renovables por otros diez años pasando por una audiencia pública, que esto también es una herramienta de democratización que está en la legislación de Canadá. Lo que se va a revisar es el espectro para la posibilidad de nuevas señales. Porque el tránsito de lo analógico a lo digital es complejo. Hoy estamos en un modelo analógico donde una frecuencia genera una señal. En la frecuencia de Canal 2 hay una señal, la del 2. Pero el tránsito hacia lo digital va a dar que en la frecuencia del 2 puedan emitirse seis señales. Entonces una será la del Canal 2 y las otras cinco se llamarán a concurso para nuevos emisores. Pero mañana ese tránsito hacia lo digital puede dar doce señales. ¿Qué hacemos con el dividendo digital? Porque eso también altera la cantidad de licencias que puede tener una misma persona jurídica... Si hoy, con la tecnología analógica, podés tener tres licencias por área de cobertura, en un tránsito hacia lo digital donde cada licencia puede darte doce posibilidades de emisión, quizá se puedan agrandar el cupo de licencias y se pueda llegar a tener cinco en una misma área de cobertura porque habrían más opciones en el dial. Que quede claro, lo que se revisa es el espectro en función de nuevas potencialidades pero jamás se revisa la licencia adjudicada.

La oposición dice que se promueve la formación de un nuevo monopolio, pero en este caso de las telefónicas, y de Telefónica de España en particular.
En absoluto. Hay límites a la concentración. Esta es una ley absolutamente antimonopólica, como lo es la ley de los Estados Unidos. Porque el monopolio es una forma de censura, alguien se queda con las voces del resto. Ni los actuales dueños de los medios de comunicación ni las telefónicas, podrán tener posiciones dominantes en el mercado.

Cuando se exige el 70 por ciento de capital nacional a las telefónicas para ingresar al triple play, por ejemplo, ¿no existe el riesgo de que tengan formas de simular un porcentaje de capital accionario argentino?
No. Nosotros en esto seguimos la ley de Bienes Culturales. Aquí no inventamos nada. Y en una república con institucionalidad falsear la titularidad de empresas no es tan simple. Creo que los poderes en la Argentina funcionan y nadie puede o debería transgredirlos impunemente. Esta ley está hecha para cumplirse. Y ninguna empresa extranjera va a poder simular ser de capitales extranjeros cuando no lo es. Hay mecanismos institucionales para controlarlo.

En caso de ser aprobada, ¿esta ley no podría generar que mucha gente se quede sin trabajo?
Creo que cuando hay monopolios es mucho más difícil para el trabajador. Porque ese trabajador pierde independencia y si quiere defender su independencia posiblemente termine expulsado. Y una vez que esté expulsado de grupos monopólicos es muy difícil que vuelva a trabajar. Aquí lo que se pretende garantizar es la pluralidad en cuanto a la titularidad de licencias. Que haya múltiples voces. Múltiples voces, múltiples empresarios. Y no sólo empresarios sino también sectores de la sociedad civil sin fines de lucro que también tengan reserva de espectro para que se les garantice la posibilidad de emitir.

¿No es negativo que la discusión de la ley se dé en el marco de una serie de medidas que perjudican al Grupo Clarín, como el nuevo sistema de televisación del fútbol y la norma de TV digital adoptada? ¿No existe el riesgo de que se perciba la discusión como una puja entre dos grupos de poder?
Cuando se quiere democratizar situaciones que aparecen asimiladas a un statu quo que garantiza el monopolio y el oligopolio, siempre se afectan intereses. Aquí no se está mirando a ningún grupo en particular. Pero ésta es una ley que atenta contra la consolidación de un sistema mediático que no ha pasado por ningún debate y que ha generado posiciones dominantes en el mercado. Quien pierde ese privilegio va a reaccionar en contra de quien intenta democratizar. Eso es lo que está ocurriendo. Se están tocando intereses que parecían imposibles de cuestionar. Un debate en el Congreso con estos ejes va a cuestionar el monopolio y quien pierda esos privilegios va a reaccionar ferozmente para atemorizar a quien osa cuestionar un diseño no democrático. Nadie está en contra de un grupo en particular. Estamos a favor de una ley de la democracia. Ahora, seguramente hay grupos que se sienten perjudicados porque este debate en democracia afecta sus intereses económicos.

Reportaje al Ministro fe Planificación Julio De Vido
“Vamos hacia un sistema más rico en oferta”
Encargado de decidir qué sistema digital de televisión se va a adoptar, explica por qué se eligió el japonés: más canales por frecuencia, más televisión abierta y una red “más democrática y pluralista” que genere miles de puestos de trabajo.
Por: Roberto Navarro
El Gobierno anunció en Bariloche que la Argentina adoptará el sistema japonés de televisión digital, la misma elegida por Brasil, en una decisión estratégica de integración regional. PáginaI12 entrevistó al ministro de Planificación, Julio De Vido, a cargo del tema. El funcionario aseguró que “la decisión generará un gran desarrollo tecnológico y más de 300 mil puestos de trabajo de alta calificación”. También señaló que “el nuevo sistema generará una televisión más plural y democrática”. Negó que esta medida afecte a la televisión por cable, aunque explicó que “el futuro es el aire, un sistema de alta definición, que se podrá utilizar en computadoras y teléfonos celulares, sin cables”.

¿Qué modificará la digitalización para los televidentes y para los licenciatarios?
Los actuales licenciatarios podrán agregar una señal de alta definición. El resto se licitará a nuevas empresas. Significa que va a haber una cantidad muy importante de canales de aire. Es decir gratuitos, para que los televidentes elijan. Y va a haber una mayor pluralidad de voces. Vamos hacia un sistema más rico en oferta. Se abre la posibilidad de un gran desarrollo tecnológico y se democratiza, no sólo la información que no es poco, sino también la posibilidad para muchos argentinos que no pueden pagar el cable de tener una gran variedad de programación disponible.

¿Por qué se eligió el sistema de digitalización japonés?
Se tomaron en cuenta dos parámetros. El primero, elegir el que genere mayor cantidad de empleo calificado y tener la posibilidad de contar con una plataforma tecnológica moderna. La presidenta Cristina Fernández me pidió que priorizara el sistema que nos dé la mayor posibilidad de desarrollo industrial y tecnológico y que genere empleo calificado. Y que sea el sistema que tome las actuales frecuencias y que de cada una de ellas podamos sacar la mayor cantidad de canales posibles, con el mejor nivel de calidad. La norma más moderna, que se terminó de definir en 2003, es la japonesa. De cada canal podemos sacar dos canales de altísima definición u ocho canales estándar. También puede ser uno de alta definición y cuatro estándar. ¿Qué es estándar? Un canal que es mejor que el de hoy. Con una señal superior, sin interferencias ni redundancias.

¿El hecho de tomar la decisión ahora va en la misma línea de la presentación en el Congreso del proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual?
El sistema se puede poner en funcionamiento también con la legislación actual, pero es evidente que ambas cosas se potencian y van en el sentido de una mayor democratización del sistema audiovisual y de la posibilidad de contar con una televisión mejor y gratuita. Seguramente habrá canales de aire deportivos, de noticias, de cine y muchos otros.

¿Van a reemplazar al cable?
En principio, no creo. Lo que es posible es que obligue al cable a mejorar su oferta. En la actualidad la poca cantidad de canales de aire casi hacía que el público fuera rehén del cable. En definitiva todo va a favor del consumidor. En el futuro, teniendo en cuenta que el nuevo sistema tiene la posibilidad de ofrecer un gran abanico de opciones sin utilizar cables y llegar incluso a los teléfonos celulares, es posible que lo vaya reemplazando. El sistema no es contra el negocio del cable; es a favor de mayores opciones para los consumidores.

¿En principio va a ser sólo para el área metropolitana?
No, se va a comenzar en esa zona por una cuestión demográfica, pero rápidamente va a llegar a todo el país. Vamos a avanzar a la brevedad en todos los grandes centros urbanos para llegar a la mayor cantidad de ciudadanos posibles. Pero no se tardará mucho en llegar a todo el país. Los japoneses nos proveerán en forma gratuita todo el equipamiento necesario para que comience Canal 7 en menos de un año. En realidad hoy hay un canal piloto con tecnología japonesa que está emitiendo y que los que mantienen la antena de televisión de aire pueden verla.

En este tema como en la televisación del fútbol ustedes sostienen que todo el país va a ver, en principio gracias a Canal 7, televisión gratis. Pero en Córdoba, por ejemplo, el 7 no se ve sin cable.
En realidad, Canal 7 llega a todo el país por aire, el tema es que los televidentes fueron dejando de usar sus antenas y así las repetidoras, que no tienen demanda, fueron deteriorándose. Eso ocurre en Córdoba. Pero con el nuevo sistema, con poner una pequeña antena sobre el televisor, se verá Canal 7 en todo el país gratis. Estas repetidoras se van a potenciar.

¿Qué ventajas tiene el sistema japonés con respecto al europeo y estadounidense?
Todos son buenos. Una primera diferencia es que el japonés ofrece la posibilidad de tener ocho canales digitales por cada frecuencia; los otros dos llegan a seis. Además, no pagamos royalty con lo cual cualquier empresario argentino que quiera participar en el desarrollo de esta tecnología tiene la garantía de que nadie le va a cobrar ningún derecho. Pensemos en el núcleo electrónico de Tierra del Fuego. Córdoba también tiene un gran desarrollo en esta materia. La verdad es un mérito de la negociación que hicieron los brasileños y a la cual nosotros nos acoplamos. Y pensemos que esto va a avanzar en toda Latinoamérica y nosotros quedamos en muy buena posición para vender tecnología a otros países, sin pagar derechos a quien la creó. A este sistema ya se sumó Perú y seguramente lo seguirán Venezuela y Ecuador.

¿Va a modificar también el negocio de los celulares?
Esta es otra ventaja que tiene este sistema: se va a poder mirar televisión con celulares utilizando una onda televisiva y no telefónica, con lo cual se es cliente de dos proveedores y uno es gratis. Y siempre va a seguir siéndolo, porque el aire es del Estado. Además, esto hace que la definición sea mejor. Yo tuve la oportunidad de probar un televisor con este sistema en un automóvil por el centro y se veía perfecto. El sistema europeo es telefónico. Si fuera una señal telefónica, hubiese tenido interferencias. Hay que pensar en que esto va a traer todo un recambio de aparatos en los próximos años, que generarán empleo porque parte de ellos se podrán hacer en Argentina sin pagar derechos. Lo mismo ocurrirá con los televisores. Al principio, el que no tiene un televisor para recibir esta tecnología tendrá un decodificador, pero seguramente en pocos años todos querrán tener su televisor digital. Estamos hablando del recambio de más de diez millones de televisores. Esto significa desarrollo tecnológico, producción y generación de empleo de alta calificación. Estimamos más de 300 mil empleos nuevos de este tipo. Ya se están creando carreras universitarias para formarlos.

¿El costo del decodificador y el hecho de que en diez años el que no tenga un televisor digital no podrá ver televisión de aire ni siquiera con decodificador no es una dificultad para los sectores de menor poder adquisitivo?
El precio del decodificador hace un año era de 100 dólares; hoy cuesta 40. Y cuando salgamos nosotros seguramente menos. Hay que pensar que se paga una sola vez; no como el cable, todos los meses. Con respecto al vencimiento del período de televisión analógica diez años después de que comience la digital, es el lapso de recambio de televisores en los hogares. Los actuales tampoco duran mucho más que ese tiempo. De todas maneras los desarrollos tecnológicos siempre generan estas situaciones. Nadie puede seguir usando la misma computadora que compró hace una década. Es el desarrollo natural de la tecnología. Volver a la televisión por aire es un avance. La industria de televisión de aire había desaparecido, no por ineficiente, sino porque la legislación vigente creó los hijos que hoy tenemos, que son, entre ellos, el oligopolio del cable. En Brasil sólo el 20 por ciento de la sociedad tiene cable. Es recuperar el aire y además tenerlo en el celular, que será revolucionario. No es lo mismo buscar información en Internet en un celular que ver un canal de noticias. Cuando llegue el celular con televisión todos van a querer tenerlo.

¿Va a haber participación política y de sectores productivos en la implementación del sistema?
Sí, va a haber un consejo consultivo, eminentemente político, en el ámbito del Ministerio de Planificación, con los presidentes de las comisiones de comunicación de las dos cámaras y otros implicados en el tema. Además, un foro productivo, que nos ayudará para cuando se hagan los foros internacionales de la norma. Porque en los cambios tecnológicos que vaya habiendo Argentina tendrá voz y voto. Estas reuniones serán anuales. En el país hay empresas de desarrollo tecnológico muy avanzadas que pueden participar.

“Esta no es la manera”
Por: Adriana Meyer
Su interés por los medios comenzó en 2004, cuando desembarcó en la comisión Comunicación de la Cámara de Diputados, y en el debate por la nueva Ley de Servicios Audiovisuales se transformó en una de las caras más visibles. “Visten de tintes épicos esta cruzada mientras toman las decisiones más importantes por decreto”, se quejó la diputada radical Silvana Giúdici en diálogo con PáginaI12.

¿Cuáles son sus principales objeciones al proyecto?
Del anteproyecto, que lo tengo bien estudiado, cuestionaba que la autoridad de aplicación estuviera debajo del secretario de Medios y no fuera independiente, que permitiera ingresar a las empresas telefónicas porque eso genera desigualdad y asimetría en el mercado y que la revisión de licencias cada dos años no puede ser, veremos cómo quedó redactado, y que la multiplicidad de licencias deja discrecionalidad en su otorgamiento.

El mercado actual no parece muy igualitario.
Sí, pero para combatir la asimetría no podés generar otra. Enoch Aguiar dice que para no generar monopolios primero hay que fortalecer lo que está y recién luego dejar compartir el mercado. Si las telefónicas tienen en sus pliegos de concesión la prohibición por 99 años de ingresar en la radiodifusión, hay que cambiar los pliegos y la ley. Las telefónicas han incumplido cuestiones técnicas, ¿ahora van a cumplir porque las enumeren en la ley de radiodifusión?

El Gobierno dice que en el proyecto está la garantía para que los pequeños medios se desarrollen.
No la veo. ¿Cómo pueden crecer los chicos, por ejemplo, si le están limitando la cantidad de señales a un cableoperador?

¿No rescata siquiera la voluntad política de superar la ley de radiodifusión actual, que proviene de la dictadura?
De ninguna manera se puede seguir con la ley de la dictadura, es un oprobio. En 2005 quisimos modificar la integración de las Fuerzas Armadas en el ComFeR, en Diputados votamos por unanimidad el proyecto de (Miguel) Bonasso pero en el Senado no salió. En aquella oportunidad dije que había que cambiar toda la ley. Lo que no me parece es la manera en que se intenta imponer, sin escuchar a la oposición y en forma esquizofrénica. Deciden por decreto la norma japonesa, que cambia la matriz tecnológica en Argentina e implica millones de pesos, por decreto crean un sistema de DirecTV estatal, deciden sobre los derechos fútbol por decreto, ¿y no era que el fútbol gratis era parte de esta ley? Si fuera una política de Estado deberían dialogar en el Congreso, y no hubieran dado en la administración de Néstor Kirchner la prórroga de las licencias por 10 años si realmente les importaba la pluralidad en la comunicación.

¿Los medios deben regularse por el mercado en lugar del Estado?
El Estado tiene que tener un fuerte rol de regulación y control, lo que no tiene que hacer es emitir de manera mayoritaria. Tiene que haber medios públicos autónomos y fuertes, un espacio para la comunicación estatal no gubernamental pero no el 33 por ciento, como establece el proyecto oficial. El 33 por ciento de las frecuencias del total para el sector público implica radio y televisión abierta para intendencias y provincias por asignación directa y sin un criterio transparente de financiación.

¿No es ingenuo pensar que el kirchnerismo armó una ley para controlar medios, que usará luego el gobierno de turno de cualquier signo político?

La ley plantea grandes márgenes de discrecionalidad, y ya sea Kirchner o el que venga, va a beneficiarse con eso.

Fuente: Diario PáginaI12