sábado, 15 de agosto de 2009

El Gobierno va por más contra Clarín: enviará el proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual

El kirchnerismo se reagrupa y embiste. Luego de la guerra por la televisación del fútbol, los K enviarían la semana próxima al Congreso su proyecto de radiodifusión. De aprobarse, obligaría al grupo conducido por Héctor Magnetto a desprenderse de Cablevisión-Multicanal o Canal 13. Ayer, la Presidenta dijo que su administración sufre “fusilamientos mediáticos”. En la intimidad, su marido sostiene que perdió las elecciones por culpa del Grupo Clarín. Si el proyecto termina siendo ley, los grupos Vila y Prisa también serían afectados, mientras que Telecom podría ser la gran ganadora de la historia secreta de cómo se gestó la “madre de todas las batallas”.
Por: Rodolfo Barros
Luego de la refriega por la transmisión de los partidos de fútbol, la semana que viene el Congreso podría recibir el proyecto oficial de servicios de comunicación audiovisual que en caso de aprobarse, reemplazará a la Ley de Radiodifusión, denominado por el oficialismo como la madre de todas las batallas. De esta manera, Néstor Kirchner dará otro golpe al Grupo Clarín ya que el proyecto promueve importantes limitaciones al principal grupo de medios de la Argentina, como la imposibilidad de tener más de 35% de los abonados de cable del país (hoy tiene 48%) y la prohibición de operar un canal de aire y una red de cable en la misma localidad, lo que lo obligaría a vender Canal 13 para quedarse con Cablevisión-Multicanal o viceversa.
Mientras la presidenta Cristina Kirchner dijo ayer en el lanzamiento de un programa contra el desempleo que sufre de “fusilamientos mediáticos”, el ex presidente insiste ante sus íntimos que perdió las elecciones por 500 mil votos y que ese déficit de voluntades es por culpa de Clarín. Su meta es llegar a la carrera de 2011 con el principal grupo de medios, al menos, debilitado.
La ecuación de tiempos es sencilla: de lograr la aprobación en el Congreso en septiembre y una rápida reglamentación, la nueva ley, tal como establece el proyecto que fue presentado por la Presidenta en marzo de este año, les daría a los operadores de televisión y radio hasta septiembre u octubre (el plazo es un año) de 2010 para adecuarse a la nueva norma, lo que significa que para entonces, Clarín deberá vender lo que le sobra, ante el corset que le impondría la nueva legislación para el sector.
Los compradores de los despojos podrían ser empresarios amigos del Gobierno, como el grupo Electroingeniería, que ya es dueña de radio Del Plata, o el empresario Sergio Szpolsky, propietario de BAE y Radio América, además de nuevos jugadores, lo que mejoraría las perspectivas mediáticas del oficialismo en 2011.
Clarín no será el único afectado. El Grupo Uno, de Daniel Vila y el ex ministro del Interior, José Luis Manzano, cuenta en su cartera a varios canales y radios abiertas del interior, más la principal red de cable de las provincias, Supercanal. Por su parte, el Grupo Prisa, además de ser dueño de la “opositora” Radio Continental, deberá vender nueve de sus emisoras para cumplir con el máximo de diez licencias que un mismo dueño deberá tener en el país. Ese límite es hoy de 24.

La trama. El miércoles por la noche, el sexto piso del Comité Federal de Radiodifusión (ComFeR) era una fiesta. Aunque no tiraron papelitos como ocurrió en otras oficinas del Poder Ejecutivo, el interventor del organismo que regula a los medios, Gabriel Mariotto, brindó por la ruptura del monopolio que la AFA construyó con la empresa del Grupo Clarín, TSC, para la transmisión de los partidos de fútbol más importantes. La operación se inició hace tres meses, según recuerdan que les comentó a asiduos visitantes de la Quinta de Olivos, el ex chofer y hoy empresario kirchnerista Rudy Ulloa. Entonces, Néstor Kirchner pensaba en un triunfo seguro en la provincia de Buenos Aires.
Tras la derrota, el encono oficial contra el grupo con posición dominante en el mercado de medios, creció y el ex presidente profundizó la estrategia de golpear a Clarín por el fútbol y por el corazón de su negocio, a través de la Ley de Radiodifusión.
Quienes participan de la mesa chica de Mariotto, encargado de la redacción del proyecto, antes de la letra chica del secretario Legal y Técnico, Carlos Zanini, afirman que poco se modificó del presentado en marzo en el Teatro Argentino de La Plata. Una de las críticas al proyecto que más caló en la oposición es que en el articulado asegura que las reglas por las que se otorgan las licencias para operar canales y radios serán revisadas cada dos años. “Lo reescribimos para que se entienda mejor. No le sacaremos la licencia a nadie, Lo que se pretende es revisar cada dos años si hay licencias que fueron liberadas por sus dueños para reasignarlas”, explicaron fuentes del organismo.
En el Gobierno creen que el tratamiento del proyecto será discutido, pero rápido. Aseguran que tienen varios bloques opositores a favor de la nueva norma y creen que habrá división en la Colación Cívica para su aprobación. En Olivos descuentan que los operadores de la oposición acuerdan que de no aprobarse las dos o tres principales leyes que el oficialismo envíe al Parlamento, éste saldrá debilitado y “nadie quiere volver a 2001”. La Ley de Radiodifusión es una de esas normas, sostienen los oficialistas.
La militancia, además, presiona al oficialismo para el pronto envío al Congreso. La promesa de Cristina Kirchner fue que el proyecto entrara a Diputados a fines de mayo. El próximo viernes, miembros de Carta Abierta y otras organizaciones kirchneristas realizarán un plenario para aprobar la creación de una “agrupación política de comunicadores a nivel nacional, cuyo nombre propuesto es FARO de la Comunicación”.

Las balas de la nueva ley
  • En caso de aprobarse, el proyecto oficial para cambiar la Ley de Radiodifusión golpeará a Clarín por varios flancos, uno de ellos es el límite que les pone a las empresas de televisón por cable de tener como máximo al 35% de los abonados del país.
  • Cablevisión-Multicanal, del Grupo Clarín tiene hoy 48% de los abonados.
  • El proyecto también establece que quien sea propietario de una red de cable, no puede tener un canal abierto en la misma localidad o a la inversa.
  • Clarín deberá optar por vender Canal 13 y quedarse con su red de cables, que representa 60% de sus ingresos.
  • La gran ganadora del proyecto puede ser Telecom. Les permite a las telefónicas ingresar al negocio de los medios. Pero deben respetar la Ley de Bienes Culturales que impide que más de 30% del paquete accionario sea extranjero. Grupos argentinos están tras la empresa.
Una fusión en la cornisa
Como se afirma en el ajedrez, el próximo jaque al Grupo Clarín puede ser a dos puntas. Por un lado, irá al Congreso del proyecto para modificar el marco regulatorio que impone la Ley de Radiodifusión. Por el otro, el ComFeR aún no aprobó la fusión Cablevisión- Multicanal que recibiera la polémica autorización de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, días antes de que Néstor Kirchner dejara la Presidencia.
En abril, Perfil publicó que fuentes gubernamentales le confirmaron que frenar la fusión era una decisión política todavía y que restaba saber las formas y el cuándo se concretaría. Una de las grietas que se encontraron para la vuelta atrás es que las sucesivas adquisiciones de pequeñas empresas de cable que terminaron en la concentración de Cablevisión, por un lado y Multicanal, por el suyo “están flojas de papeles”. En Clarín aseguran que cumplieron la ley de manera estricta.

AFA y gobierno volvieron a reunirse. Grondona vuelve a disparar contra Clarín: “El que avisa no traiciona”
El presidente de la Asociación del Fútbol Argentino le dijo a Perfil que, antes de sentarse a negociar con el Gobierno, le había avisado a la empresa que explotaba el fútbol que el dinero que le ofrecían “no alcanzaba”. También deslizó la posibilidad de iniciarle juicio. Ayer, sin Cristina Fernández ni Grondona, los nuevos socios se reunieron en Casa Rosada para avanzar en el acuerdo por 600 millones de pesos anuales, que anunciarían el martes. Además, una jueza comercial rechazó una medida cautelar presentada por la sociedad Clarín-Torneos y Competencias.
Por: Andres Eliceche
Julio Grondona elige un recurso usual para describir la nueva era del fútbol argentino: sostener que el nuevo escenario atiende los reclamos de la prensa crítica. En este caso, aquellos que siempre le apuntaron al matrimonio AFA-Clarín. “Se vivieron quejando de nosotros. Ahora vamos a hacer lo que tanto nos pidieron. Ahí lo tienen”, le dice a Perfil, como si sus manos agitaran el acuerdo que por estas horas pergeñan sus hombres de confianza con la primera línea del Gobierno nacional. Enseguida lanza un nuevo golpe al socio caído en desgracia: “El que avisa no traiciona”, replica, después de que Marcelo Bombau -presidente de Torneos y Competencias- haya expresado sentirse “traicionado” por el presidente de la AFA. A esta altura del partido, en el discurso dirigencial se advierten síntomas de mezcla; tanto él como los principales actores del conflicto de intereses más grande de la historia del fútbol argentino hablan al mismo tiempo de lo que pasó y lo que va a pasar. Sin distinción.
A arremangarse. Mientras la presidenta de la Nación viajaba a El Calafate, ayer a la tarde los equipos técnicos del Gobierno y la AFA se reunieron por tercera vez en la semana en la Casa Rosada. Ya sin la presencia de Cristina Fernández ni de Grondona -en su campo de Brandsen desde la mañana-, el plan del día fue avanzar en la letra chica del “acuerdo marco” entre las partes. Había una traba: cómo realizar el ajuste anual de un contrato que se firmaría por diez años. Para el Gobierno -encabezado ayer por Carlos Zannini, secretario de Legal y Técnica- debe hacerse por el índice de inflación del INDEC; para la AFA -capitaneada otra vez por José Luis Meiszner- lo correcto sería ajustar de acuerdo al precio del dólar. Empantanados en ese punto, lo más probable es que se llegue a una “fórmula mixta”, según le especificó a este diario una fuente directa de la negociación. En limpio: se podría tomar el número del INDEC, pero traducido a dólares. Otro tema a discutir es el de encontrar la figura legal que encuadre la naciente sociedad entre el Estado y el fútbol, clave para que el acuerdo no sea pasible de recibir un juicio de parte de Televisión Satelital Codificada (TSC), la empresa que a cada paso le repite al Estado que no debió entrometerse en un asunto entre privados.
En lo que hay arreglo es en la cifra: tal como se manejó desde un primer momento, el Estado pagará 600 millones por la televisación de los partidos, que venderá en su gran mayoría a canales abiertos. Aquí las palabras resultan reveladoras: más que “no poner un centavo” -como graficó el ministro Aníbal Fernández-, el Estado apuesta a recuperar la inversión a través de la comercialización. Como sea, es probable que Fernández y Meiszner -viejos conocidos quilmeños- se vuelvan a encontrar hoy en sus pagos. Es que el trabajo contrarreloj tiene su punto de llegada el martes, cuando debería estar cerrado el preacuerdo que permitiría hacer el anuncio formal, y así establecer el comienzo del Apertura para el viernes 21. Los sinuosos caminos técnicos -desde la firma del decreto hasta su publicación en el Boletín Oficial- estirarán la puesta en marcha del contrato definitivo: “Con viento a favor pasarán no menos de cien días”, estima una fuente de la AFA.

Mina de oro. Lejos de ocuparse del hilado en fino del nuevo contrato, Grondona insistió ante Perfil con su versión sobre el fin de fiesta del contrato de 18 años con TSC. “En la primera reunión que tuve con (Alejandro) Burzaco (N de R: CEO de TyC, el lunes 3), le dije que la plata que me daban no alcanzaba. Ellos mienten cuando dicen que la AFA tenía todo arreglado con el Gobierno desde antes. Que no hablen de traición: el que avisa no traiciona”, brama.

¿La AFA le hará juicio a TSC?
Es probable. Tenemos nuestros argumentos: ellos nos perjudicaron al cambiar las reglas en medio del contrato. Le digo más: en tantos años de relación con la empresa, nunca tuve una reunión económica con Bombau.
Este punto resultará clave en la larga batalla judicial que se avecina: la AFA alegará que TyC -socia de Clarín en TSC- cambió su composición accionaria con el ingreso de DirecTV y que la fusión Multicanal-Cablevisión provocó un giro que la empresa “no comunicó” a su socia. Revestido de optimismo, el presidente de la AFA destaca la “buena voluntad” de la Presidenta en la nueva negociación: “Tenemos una mina de oro en las manos. Si voy a un canal a ofrecer los diez partidos de Primera, me los sacan de las manos”, califica.
¿Por qué creer que en el nuevo convenio no ocurrirán las mismas irregularidades que antes?
Vamos camino a crear una sociedad equitativa: nosotros pondremos el producto, y el Estado, los recursos. Queremos asegurar que los partidos se vean gratis.
El reparto de la torta. Ayer perdió fuerza la idea de que Canal 7 emitiría la mayoría de los partidos de Primera, por lo difícil que resulta instrumentarlo con los medios de que dispone. Sin embargo, lo más probable es que el Apertura se vea “sólo por canales de aire” (también el 7), como le indicó un dirigente a este diario anoche. “Se les ofrecerá a todos, incluso al Trece”, puntualizó. El conflicto vigente, de todos modos, llevaría al canal del Grupo Clarín a declinar la invitación. El ascenso, se estima, iría a parar a América, a pesar de que Daniel Vila, uno de sus dueños, es un opositor declarado de Grondona.
Mientras tanto, en la AFA ya analizan la reprogramación de la primera fecha del Apertura, debido a que del martes al jueves seis equipos -Tigre, San Lorenzo, River, Lanús, Boca y Vélez- debutarán en la Copa Sudamericana. Claro que, para empezar el torneo, es necesario que no prospere ninguna acción judicial de TSC. A propósito, ayer la jueza Paula Hualde, a cargo del Juzgado Comercial Nº 9, rechazó una medida cautelar presentada por la empresa, que pretendía retrotraer la situación a la instancia previa a la rescisión del contrato. Pero puede haber nuevas presentaciones judiciales, a pesar de que un vocero de TyC jura que la empresa “no hará nada para que el campeonato no empiece”. “¿Cabe la posibilidad de que arranque el torneo sin televisación?”, preguntó Perfil a un allegado a Grondona. La respuesta fue una clase de sentido común: “Cabe, pero después de semejante batalla, sería un mamarracho para todos los involucrados”.

La compra de Cablevisión. Un negocio por el que la AFA no fue consultada, clave para la ruptura
Por: Claudio Gomez

Julio Grondona y Cristina Fernández se reunieron este jueves en la Casa Rosada, pero lo cierto es que el acuerdo entre la AFA y el Gobierno para que el Estado se haga cargo de la televisación del fútbol se selló una semana antes en Olivos. Ese jueves 6 de agosto podría quedar como el día en que el Grupo Clarín se empezó a quedar fuera del negocio del fútbol
Cuando Grondona se retiró a media tarde del edificio de la calle Viamonte, le dijo al secretario ejecutivo José Luis Meiszner: “Llamá a tu casa y avisá que llegás tarde”. El titular de la AFA no quiso revelar adónde iba, pero se lo notaba ansioso. La sede de la casa matriz del fútbol estaba repleta de dirigentes, pero nadie preguntó nada: en lugares como ése, la imprudencia es un pecado.
Cuando Grondona y Meiszner llegaron a la Quinta de Olivos, la Presidenta les pidió que le explicaran con detalles el conflicto que tenían con Televisión Satelital Codificada (TSC), empresa conformada por Torneos y Competencias y el Grupo Clarín, el enemigo más pesado que enfrenta el Gobierno. Grondona repasó con trazo grueso el vínculo que mantuvieron durante 18 años. Ante cada frase que escuchaba, Cristina percibía una oportunidad. Hasta que interrumpió al presidente de la AFA con la pregunta que todos esperaban:
¿Cuánto dinero necesitan?
600 millones de pesos anuales, señora presidenta -respondió Grondona.
Y si le ofrecemos ese monto, ¿me promete que después no lo van a usar para sacarle más dinero al Grupo Clarín?
Por supuesto. Ya no me interesa seguir negociando con Clarín, el vínculo está roto.
No hicieron falta más palabras. Los dos ya habían escuchado lo que necesitaban. Dos muecas que no llegaron a ser sonrisas distendieron la formalidad de la reunión. Antes de irse, para dejar a los dueños de la pelota con el secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini, la Presidenta estiró la mano para sellar el acuerdo con Grondona, y con la satisfacción del deber cumplido le dijo:
Es un placer hacer negocios con ustedes.
Cable largo. Durante los últimos diez días, Grondona dio explicaciones sobre situaciones que antes prefería no explicar. Entre tanta incertidumbre y versiones cruzadas, el titular de la AFA les tuvo que confiar a dirigentes cercanos cómo había sido el proceso que terminó con la ruptura del contrato. El desgaste había comenzado en 2006 cuando Carlos Avila se alejó de la empresa. Desde entonces, Grondona perdió un interlocutor, y TSC empezó a desplazar a la AFA en la toma de decisiones.
El momento decisivo fue a fines de 2007, cuando el Grupo cerró la compra de Cablevisión y terminó de conformar el monopolio: se adueñó de los derechos de transmisión de los partidos, los canales y los operadores de cable que emiten esos canales. En realidad, lo que fastidió a Grondona de esa operación fue que el Grupo no lo consultara en calidad de socio. El titular de la AFA lo tomó como un gesto de impunidad del Grupo Clarín. “Avanzaron demasiado -confió Grondona a un selecto grupo de dirigentes-, y nosotros, que somos socios, no teníamos espacio ni siquiera para discutir decisiones.”
A partir de ello, quizá, se expliquen los motivos por los que Ernesto Cherquis Bialo, vocero de la AFA, anunció de manera tan enfática el martes pasado en Ezeiza que el contrato terminaba, porque el objetivo era que a partir de ahora no iban a tratar a la AFA “como una subordinada sino como a un socio”.

Un hombre clave en el conflicto, preparado para suceder a don Julio
Por: Marcelo Rodriguez

El estadio de Arsenal se llama Julio Humberto Grondona. José Luis Meiszner es el nombre del estadio Centenario, de Quilmes. El presidente y el secretario ejecutivo de AFA (cargo que no consta en los estatutos de este organismo del fútbol) no sólo tienen en común figurar en marquesinas de canchas. Dicen quienes lo conocen que su meta es ocupar el sillón que desde hace treinta años tiene dueño único. Casualmente, Meiszner inició su etapa como presidente de Quilmes en 1979, cargo que dejó en 1996 para volcarse a los asuntos de la calle Viamonte. Y como su ahora jefe, él también tiene un anillo. En el meñique de la mano izquierda de Grondona está enquistado un accesorio de oro con la leyenda “Todo pasa”. El de Meiszner, algo menos relativista, reza “Algo queda”.

Cervecero. Quilmes y Ben Hur habían empatado 1-1, el 8 de octubre de 2007. El día anterior había ganado las elecciones en el club del sur Jorge Muñoz, el delfín de Meiszner. Sin embargo, el hombre que hoy es la mano derecha de Grondona le apuntó la mirada a la cabina de FM Sur, en la que relataba Adrián Di Blasi, crítico de la gestión oficialista. Despojado de protocolos, Meiszner subió hasta el lugar donde estaba el periodista (hoy en FM Q 88.9) y le pegó una trompada. “Hice la denuncia en la seccional 3ª de Quilmes, en el hospital constataron las lesiones en la boca y el pómulo izquierdo, pero la causa quedó en la nada”, rememora ante Perfil Di Blasi. Por entonces, Aníbal Fernández se solidarizó con el periodista agredido.
De todos modos, el ex ministro del Interior nunca rompió relaciones con Meiszner.
Desde agosto de 2006 Andrés (hijo de José Luis) es el máximo responsable del Registro Nacional de Armas (RENAR), cargo al que accedió de la mano del ahora jefe de Gabinete.
Los vínculos de familia volvieron a la escena pública el jueves pasado Ese día, se oficializó en conferencia de prensa las nuevas negociaciones entre AFA y el Gobierno. Hablaron Fernández y Meiszner padre, el ladero de don Julio.

Televisión Satelital Codificada. Desde la empresa analizan “todas” las posibilidades para contraatacar a la AFA
Por: Sebastián Iñurrieta

Aún no están definidas las armas ni el escenario de la batalla legal que se viene tras el fin del contrato que unía a la AFA con TSC (Televisión Satelital Codificada), propiedad de TyC y el Grupo Clarín. Por estos momentos, hasta que decante el plan oficial para los abogados de la empresa que durante 18 años manejó los derechos para televisar el fútbol, aún estudian “todas las posibilidades” para el contraataque, según graficaron ayer a Perfil.
Aún sin una estrategia judicial delineada, desde TSC desmintieron ayer que estén preparando un amparo para impedir el arranque del campeonato Apertura el próximo 21 de agosto, como indicaba una versión de estos días. “No vamos a pedir que se suspenda el fútbol, queremos que empiece y queremos televisarlo”, aclararon ayer desde una de las oficinas de la empresa. Y añadieron: “Esta versión la hicieron correr la AFA y el Gobierno”.
Ayer, la magistrada Paula Hualde, a cargo del Juzgado Comercial Nº 9, desestimó una medida cautelar que había solicitado TSC antes de que la AFA anunciara públicamente el fin del convenio que se extendía hasta 2014.
La empresa jura que en el documento legal enviado por la asociación que preside Julio Grondona no quedan claros los alcances de la rescisión. “La notificación que enviaron sólo se refiere a la Primera División”, contaron desde TSC, que mantenía cuatro contratos con la AFA. Es decir, que aún restaría ver qué sucederá con la televisación de la Primera B Nacional, la Primera B Metropolitana y el programa Fútbol de Primera.
Como prólogo de la pelea que vendrá, TSC ya envió una carta documento al Gobierno pidiéndole que no se “entrometa en un contrato” entre privados; y con la excusa de que tres de sus cuatro accionistas principales son norteamericanos, el titular de la empresa, Marcelo Bombau, visitó el jueves la embajada de ese país. Hay quienes dicen que les pidió a los diplomáticos que intercedan en el conflicto.

Decisiones que van contra toda lógica. Bienvenidos al terreno de la fantasía

Puede que éste sea uno de mis trabajos más difíciles. No tengo dudas de mi honestidad personal y profesional. Digo que es un laburo difícil porque trabajo en Torneos y Competencias.
Por: Diego Fucks
Puede que éste sea uno de mis trabajos más difíciles. No tengo dudas de mi honestidad personal y profesional. Digo que es un laburo difícil, porque trabajo en Torneos y Competencias y todo lo que opine puede ser interpretado como una defensa corporativa o bien, como algo que uno dice para cuidar la silla que ocupo desde hace un par de semanas en el programa 90 Minutos de Fútbol. Pero en todos estos años -ejerzo la profesión desde 1982-nunca especulé con ganarme la simpatía o la antipatía del público. Aún hoy expongo mis ideas, me expongo a que tres o cuatro irrespetuosos sin conocimientos escupan odio y frustraciones personales en el foro del diario y, más aún, lo hago todos los días hablando de fútbol dos horas por radio a la mañana y dos horas al mediodía en tv, más cinco o seis mil caracteres en Perfil los sábados. Decir “no me interesa lo que la gente piense” sería soberbio y falso. Trabajamos para la gente. Si nos da la espalda, estaríamos fallándole. Pero si discute alguna de nuestras ideas -incluso discrepando- haremos bien nuestro trabajo.
Pocas veces en tantos y tantos años de carrera asistí a un desguisado semejante, como lo fue el tema de la televisación del fútbol. Julio Grondona interrumpió un contrato importante y vital para la vida económica del fútbol. El lunes 10 de agosto llamó a los presidentes de los clubes a Ezeiza y los conminó a votar a favor de la rescisión del contrato con la empresa TSC (Televisión Satelital Codificada, compuesta por Torneos y Clarín). Ernesto Cherquis Bialo, vocero de la AFA, salió a decir que la reunión había sido informativa. Obviamente, era el plan primigenio. La reunión era para conocer detalles y opiniones y la del martes 11 para “tomar la decisión”.
En Torneos, todos sabíamos desde antes del fin de semana que estaba resuelto. El Estado entregaría a la AFA 600 millones de pesos para cubrir todos los baches, en seis cuotas iguales de 100 millones. Los primeros 100 eran para pagar la deuda de los jugadores. Algunos dicen que esa deuda es de 30 millones, otros que llega a 200. Hablamos de esto el viernes 7 de agosto, tres días antes de la reunión “informativa” y cuatro antes de la “resolutiva”.
Lo que pudimos saber, además, es que los representantes de Boca, River, Independiente, Lanús y Vélez, por citar sólo algunos casos, no estuvieron de acuerdo con los métodos. Y, en un par de casos -Boca y River- discreparon con la decisión. El problema es que, a la hora de votar, todos levantaron la mano.
Estas actitudes de los dirigentes y el pánico a las represalias del presidente de la AFA, pusieron al fútbol en situaciones como ésta. Ellos dicen que el contrato de la AFA con TSC es leonino, abusivo, oprobioso… Supongamos que sí, que fuera así. Lo firmaron ellos o, al menos, avalaron a Grondona a que lo hiciera. Y este no es el contrato de 1991. Este contrato se discutió acaloradamente en 2007. Hubo un incremento y todos volvieron a firmar. Insisto, tal vez sea menos dinero del que merezcan o del que la empresa pueda darles. Pero no es así como se hacen las cosas. Antes de rescindir unilateralmente el vínculo que tenía fecha de fin en 2014, debió haber conversaciones, negociaciones, cartas documento, y toda la parafernalia legal que la seriedad del caso requería. No se pueden manejar las cosas como en un almacén de barrio.
Mientras, el Gobierno nacional dice no tener injerencia en un litigio de privados. Conversé con Aníbal Fernández el lunes 10 a la mañana y me negó cualquier vínculo con el conflicto. Insistí, conozco a Grondona, sé que no cambiaría de novia si no tiene otra esperándolo. El jefe de Gabinete se mantuvo en sus trece.
Aún hoy, con fotos de Grondona entrando a la Casa Rosada, con una reunión de dirigentes de fútbol con la Presidenta y el propio Aníbal Fernández, con todos suponiendo que el fútbol comienza el 21 y que Canal 7 va a televisar a River y Boca. Es un poco apresurado. Canal 7 le debe a Torneos seis meses de producción por el partido que televisaba los viernes y tuvo que devolver el de la B Nacional porque no podía pagarlo. Cuesta pensar que esté en condiciones de transmitir los partidos de Boca y de River en vivo cada domingo. Salvo, claro está, que haya una inyección de dinero importantísima, sin precedentes, como la que todos suponemos que pondrá el Estado.
Y en ese caso, el fútbol no sería gratis. Estaríamos pagándolo todos con los impuestos. Lo cual podría ser factible si se nos consultara y aceptáramos. Los futboleros no reparamos en gastos a la hora de ver un partido que nos interesa. Acomodamos horarios, invadimos casas, plantamos novias, esposas o amantes. Pero es inaceptable que se hable de “fútbol gratis”. Tampoco me parece correcto esperar hasta el domingo a las diez de la noche para ver un gol que se hizo el jueves a la tarde. Pero Grondona nunca se quejó. Hay métodos más civilizados de negociación.
Me resisto a comprar la idea de que los dirigentes son pobres víctimas de los poderosos. Acá hubo negocios cruzados. Y ustedes y yo, sabemos que si a la mayoría de dirigentes del fútbol les dan 500, gastan 600. Basta con ver el listado de deudas.
Los dirigentes siguieron desfilando por Balcarce 510 buscando plata para traer al nueve paraguayo que la rompió en Ucrania o a un lateral cordobés que la rompió en la B Nacional.

Algo más: auditores de la AFA visitan Torneos y Competencias con asiduidad, ¿no hubo manera de avisarle antes a Grondona que los números que manejaba y ganaba la televisión daban como para duplicar la plata destinada a los clubes, si esto fuera así? Todo es muy extraño, muy desprolijo y muy delicado.
Si el dinero lo pone el Estado -como suponemos- lo de “fútbol gratis” entrará en el terreno de las fantasías. Vamos a pagar igual, aunque se notará menos. En política, el “que no se note” es decisivo. Y todo este lío es, en definitiva, política pura. Basta con leer los diarios.

Futbol en directo por televisión abierta. La pantalla chica juega su propio partido
Si el deporte más popular deja de ser exclusivo, los canales entrarán en pugna por tener en su programación los partidos más taquilleros en rating e inversión publicitaria. Esto afectaría a varios programas exitosos y otros no tanto. América espera jugar fuerte.
Por: Diego Grillo Trubba
La pelota no se mancha”, dijo Diego Armando Maradona en su partido homenaje, visiblemente emocionado. Lo que deseaba metaforizar era que, más allá de los hechos, el espíritu deportivo se mantiene intacto. Sin embargo, ese planteo implica, necesariamente, que más allá de la pureza del deporte hay hechos sucios, propios del barro.
La rescisión del contrato entre la AFA y TSC -Televisión Satelital Codificada, sociedad integrada por el Grupo Clarín y TyC- en relación a las transmisiones televisivas del deporte más popular de nuestro país desató un vendaval de versiones y pujas en el ámbito de la pantalla chica. En menos de 48 horas, se modificaron de un plumazo las expectativas de rating del año entrante -y, si se respeta el acuerdo entre el Estado y la AFA, de los próximos diez años-. Si bien los directivos de los canales se cuidan de hablar de más -por lo menos hasta el próximo martes, cuando se oficialicen las condiciones del acuerdo-, todos admiten por lo bajo que nada será lo que era. Una cosa es la televisión si los partidos de fútbol van por el cable, otra muy distinta si desembarcan en los canales de aire.
Que es el fútbol por TV. Hasta ahora, el único momento en que los canales de aire, en forma simultánea, se dedicaban a transmitir fútbol era con los mundiales. Y, eventualmente, con los partidos por las eliminatorias. El resto, por amplia mayoría, iba a parar al cable. Telefe no transmitió ningún partido en 2009, y los últimos fueron el 24 de mayo del 2008 Catalunya-Argentina a las 13.50 con un rating de 18,8 y el 28 de junio del mismo año con un partido a beneficio con los amigos de Messi y Ronaldinho con 12 puntos de rating.
La excepción a esta regla era Canal 13, con Fútbol de Primera, transmitiendo destacados de los partidos en diferido los domingos por la noche, y la otra apuesta fuerte del canal en lo futbolístico era adquirir los derechos de las participaciones de Boca en la Copa Libertadores.
La otra excepción a la regla era Canal 7, que transmitía un partido los viernes. Desde ese punto de vista, la televisación del fútbol local no es una novedad. Pero, como bien dejó entrever una fuente confiable de una emisora que prefirió resguardar su identidad, “la verdadera pelea se va a dar por los equipos relevantes para el rating”. Esto debe interpretarse como “equipos mayoritarios”. La masividad es la zanahoria que persiguen los sueños de los programadores, conscientes de que agrupaciones como Godoy Cruz, Lanús y sus sucedáneos obtenían en la fría pantalla del 7 cifras que rondaban los 4 puntos de rating -siempre, según Ibope-, lo cual no amerita que en los canales pierdan la calma.
Otro punto a dilucidar es que el rating, además de depender del número de seguidores de un equipo, se relaciona íntimamente con la campaña que se haga en el césped. La experiencia ha enseñado que no eran lo mismo las mediciones de Fútbol de Primera cuando ganaban Boca o River que cuando perdían. De hecho, en el último torneo, que la gran mayoría de los equipos grandes hicieron un papel magro, el rating fue de los más bajos del envío en los últimos años. En otras palabras: la verdadera lucha se dará por emitir los partidos de los grandes.
Claro está que para quienes perdieron el negocio monopólico enfatizar cifras bajas implicaría desdeñar la pérdida, y para quienes quieren sumarse, el sostener que hasta ahora pudieron vivir sin el fútbol sería, más allá de si es cierto o no, una potente herramienta de negociación antes de que se abran las reuniones formales.
Sólo desde América, una fuente reservada reconoció abiertamente que estaban sumamente interesados en participar de las posibles licitaciones. Esperan que la infraestructura que desplegaron con la radio La Red les sirva de base, aunque enfrentan una paradoja: tienen contratado a Mariano Closs como locutor radial, pero Telefe -la misma emisora que deja entrever que hasta ahora el tema no le interesa demasiado- le pagaría la exclusividad televisiva para sus emisiones esporádicas por demás. La misma fuente reconoce que, para lo que son los presupuestos del canal, ven lejanas las posibilidades de quedarse con Boca o River.

Precariedad laboral.
Lo que viene, una vez que se formalicen las condiciones del acuerdo y se liciten las transmisiones, son los cambios en las grillas de programación.
Desde Canal 13 reconocen que Fútbol de Primera no tiene mucha expectativa de vida al haber perdido su punto más fuerte -esto es, la exclusividad de los goles-, aunque la experiencia y logística ganada -más allá de que todo lo que era producción en el estadio era propiedad de su socio, Torneos y Competencias- podrían ser un incentivo para, más allá de lo duro de asimilar el golpe, afrontar las licitaciones. En concreto: no descartan seguir participando del juego.
Los otros que se podrían ver afectados en sus espacios son los programas que ocupan los horarios habituales de los partidos de fútbol -ver infografía-. Por el lado de América, los que podrían verse afectados son América noticias, RSM, Un mundo perfecto, el bailantero Pasión, Ponele la firma, Ran 15 y el periodístico Tres poderes. Por Canal 9, si es que finalmente se anima, podrían ser afectados Telenueve, Bendita y el periodístico Impacto. En el 7, están en jaque Seis siete ocho, Visión 7, Pinti y el cine, El refugio de la cultura -otra vez-, Recurso natural, MP3 y Ecos de mi tierra. En Telefe, deberían mover de horario Susana Giménez o las maratones de Los Simpson y Justo a tiempo. En el 13, afectaría a Telenoche y Policías en acción.
Quiénes ganarán y perderán se sabrá recién cuando el árbitro dé el pitido inicial y comience un partido decisivo para la televisión, que durará mucho más de noventa minutos.

Lo que mide Boca
En 2009, los números dieron muy bien para la emisora de Constitución con la transmisión de Boca en la Copa Libertadores, al menos según las mediciones de Ibope: 20,2 puntos (17 de febrero, contra Deportivo Cuenca), 28,6 puntos (4 de marzo, contra Deportivo Tachira), 27 puntos (18 de marzo, contra Guaraní), 19,9 puntos (9 de abril, contra Guaraní), 24,2 puntos (23 de abril, contra Deportivo Cuenca), 16,9 puntos (30 de abril, contra Deportivo Tachira), 25,8 (14 de mayo, contra Defensor Sporting) y 28,2 (21 de mayo, contra Defensor Sporting).
Un dato no menor es cuánto obtenía, en ese mismo período, el canal como promedio total de cada mes: en febrero hizo 8,3 puntos; en marzo, 10,1 puntos; en abril, 9,8 puntos y en mayo, 10,5 puntos. Los envíos de Boca obtuvieron un valor promedio de 15 puntos superiores. En la emisora se lamentó que Boca quedara eliminado, y no sólo porque Adrián Suar es hincha confeso.
Es innegable que no se puede comparar un certamen como la Libertadores con el torneo local en cuanto a masividad. Pero también es innegable que el fútbol rinde, y mucho.

Fuente: Diario Perfil