miércoles, 10 de junio de 2009

Niegan presión de del gobierno de Gioja y crece el revuelo por la censura a la revista Rumbos

El Diario de Cuyo dijo que no distribuyó la revista, que abordaba la minería, por una decisión editorial y despegó al Ejecutivo.
Por: Gonzalo Villatoro - gvillatoro@losandes.com.ar
La salida de circulación de la revista Rumbos en San Juan ya tomó vuelo nacional. El magazine semanal que abordó como tema central la minería en la Argentina y aludía a los cuestionamientos ambientales que existen hacia esta actividad, no llegó a manos de los lectores del Diario de Cuyo ni tampoco a los habituales compradores de Los Andes en la vecina provincia.
La extraña situación aún no ha sido aclarada y desde la plana mayor de Rumbos informaron que no recibieron ningún comunicado que justifique esa medida. En lo que respecta al hecho de que no circulara con Los Andes, las explicaciones varían, pero hasta el momento no hay ninguna certera.
Desde el sindicato de canillitas sanjuaninos, dejaron trascender que les habrían pedido a los vendedores que la retiraran o directamente no vendieran el diario. Aunque esta información no pudo ser confirmada.
Otras de las versiones que recorren el ambiente da cuenta que "el diario fue entregado directamente sin la revista". Al ser consultado el secretario gremial de ese gremio, José Guzmán, respondió inmediatamente "si fue así lo creo" y luego dio un paso atrás y agregó: "Pero no tengo conocimiento si ocurrió eso".
Por el lado de la Unión de Vendedores de San Juan que tienen a su cargo la distribución del matutino mendocino en esa provincia sostienen que la revista llegó para ser vendida con la edición dominical aunque no pueden especificar qué pasó que no llegó a los lectores.
Entre algunos de los dichos que intentan explicar la situación aparece el de Carlos Zárate, responsable de esa organización: "Cometí un error y la dejé por separado en el puesto y a lo mejor el canillita se equivocó", se justificó quien además es dueño de un puesto de venta donde se generó la queja de un lector molesto por la no inclusión de la revista Rumbos.
Ante este inconveniente, las principales miradas estuvieron apuntadas al gobierno sanjuanino, que es un férreo impulsor de la actividad minera.
Un vocero de la Gobernación deslindó cualquier tipo de responsabilidad oficial y aseguró que meterse en algo así es "una torpeza mayúscula. Los sanjuaninos tienen a diario los pro y los contra de la minería y son los que más conocen del tema. Por eso actuar para impedir que salga una revista de tiraje nacional sería querer tapar el sol con las manos", indicó.
En lo que respecta al Diario De Cuyo, simplemente se limitaron a decir que hoy publicarán un apartado con la explicación a sus lectores y afirmaron que "no hubo presiones" oficiales.
En este sentido, y por intermedio de la Comisión de Libertad de Prensa de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa), pudo conocerse que hubo una decisión editorial y empresarial que llevó a no entregar la revista el domingo con ese matutino.
"Me puse en contacto con la gente del Diario (de Cuyo) y me aseguraron que se trató de una decisión puramente editorial", dijo Carlos Gamond, titular de la mencionada comisión de Adepa, quien explicó que ante la consulta defendieron esa determinación aduciendo que "tienen toda una trayectoria en el tema minero y habitualmente publican un suplemento para informar acabadamente al respecto.
Y en su opinión el abordaje que le dio la revista a la minería tenía errores técnicos. Por lo que no estaban de acuerdo", comentó.
Tal como lo expresó el hombre de AdEPA, "siempre es odioso suprimir la circulación de un título y esto toma el efecto inversamente proporcional a lo que se buscaba con sacarlo de circulación".
Desde que Los Andes dio a conocer lo sucedido con la revista, varios medios nacionales se hicieron eco de la extraña situación. Como fue el caso de Cadena 3 Argentina y radio Continental. Si hasta la misma diva de los almuerzos, Mirtha Legrand, le consultó ayer al gobernador José Luis Gioja, uno de sus invitados, qué había pasado. Sorprendido por la pregunta, dudó unos segundos y luego respondió: "Habría que preguntarle al diario".

Informe de Jorge Méndez en el programa Juntos de Mario Pereyra en Cadena 3:


Fiebre minera
Con más de trescientos yacimientos, la Argentina se posiciona como uno de los países líderes en exportación de cobre, oro y potasio. Sin embargo, el costo social y el impacto ambiental que genera la actividad también dejan a su paso daños irreversibles.
En las historias que hay detrás de cada medallita de oro, alianza de compromiso o una vieja tubería de cobre, asoman dos realidades que se entrelazan en un mismo conflicto.
Por un lado, el sueño de recuperar el paraíso perdido (entendido como desarrollo económico, bienestar social, estabilidad laboral y ganancias netas que superan toda imaginación), y, por el otro, el precio que hay que pagar para alcanzar esa meta, es decir, la erupción de profundos daños ambientales.
Suerte de salvación o condena, la actividad minera es una de las industrias más cuestionadas y veneradas del mundo. Su gigantesca maquinaria global mueve miles de millones de dólares, al mismo tiempo que contamina y consume de manera alarmante los recursos hídricos de la región explotada.
El geógrafo Anthony Bebbington, en un informe presentado en la Universidad de Manchester, explica que el fenómeno de la extracción de minerales aumentó considerablemente entre 1990 y 1997, período en que la inversión en minería mundial creció un 400 por ciento sólo en América latina.
Con más de trescientos yacimientos en producción, o pronto a ser explotados, nuestro país ocupa el sexto lugar en el mundo como potencia minera y, de acuerdo con lo expresado por Maristella Svampa y Mirta Antonelli (en su flamante libro Minería transnacional, narrativas del desarrollo y resistencias sociales), el 75 por ciento de las áreas atractivas para la actividad todavía no han sido exploradas.

A cielo abierto
Si bien hasta mediados del siglo XX las minas subterráneas conformaron la metodología más común para trabajar los yacimientos, hoy, gracias al desarrollo de las nuevas tecnologías, la industria metalífera dio lugar a una nueva forma de trabajo: la explotación a cielo abierto. Las minas que adoptan esta modalidad se disponen a modo de terrazas ubicadas en grandes fosas donde se realiza la remoción de vegetación y suelo, se dinamitan toneladas de roca y se utiliza ácido sulfúrico, entre otros compuestos químicos, para obtener el metal deseado.
La particular característica de este tipo de explotación es que requiere el consumo de millones de litros de agua por día y un desproporcionado gasto de energía eléctrica. Con inversiones -y ganancias- exorbitantes, y enormes pasivos ambientales, la explotación a cielo abierto parece ser la nueva gallina de los huevos de oro de las multinacionales.
Gracias a la sanción de la Ley 24.196 que en los ´90 lanzó el ex presidente Menem para incentivar la inversión extranjera (estabilidad fiscal por treinta años, pago de regalías menores al 3 por ciento) y al Plan Minero Nacional presentado por Néstor Kirchner en 2004, la explotación de yacimientos creció a pasos agigantados.
En la actualidad, la industria en nuestro país suma 7.950 millones de pesos en exportaciones, mientras que la inyección de capital extranjero -según el Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios- subió un 740 por ciento desde 2003. Las expectativas del Gobierno son más que optimistas, teniendo en cuenta que más de trescientos proyectos están en carpeta buscando superar los 500 mil metros cuadrados explotados durante 2007.
Nada mal para un mercado que, en el rubro de exportación de oro, posiciona a la Argentina como el segundo productor de toda América latina. El informe augura, además, que dentro de los próximos ocho años el Estado recibirá inversiones de 38 mil millones de pesos.
Por lo pronto, la gran apuesta está alineada sobre la cordillera andina. San Juan, Catamarca, Jujuy, La Rioja, Mendoza y Santa Cruz se disputan los megaemprendimientos, en su mayoría, a cielo abierto.

No todo lo que brilla es oro
Ubicado a 2.600 metros sobre el nivel del mar, el yacimiento catamarqueño de Bajo de La Alumbrera fue la primera mina de la Argentina en explotar cobre, oro, plata y molibdeno a cielo abierto.
Además de la planta de procesamiento, posee un mineraloducto que atraviesa más de trescientos kilómetros y transporta, mediante agua a presión, el concentrado de minerales y químicos como el cianuro de sodio, ácido clorhídrico y los restos de los metales pesados existentes en la roca, como plomo, mercurio y uranio.
A pesar de las exportaciones a España, Alemania, Japón, Canadá y China, que en 2008 dejaron más de mil millones de dólares, la activación de la planta genera conflictos, también en gran escala. Como toda actividad minera que adopta esta metodología, Bajo de La Alumbrera “necesita del agua para limpiar las 330 mil toneladas de roca que extrae por día y también para la cianuración (proceso por el cual la mezcla de cianuro y agua ayuda a despegar el metal adherido a las rocas)”, explica el geólogo doctor Isidoro B. Schalamuk, director del Instituto de Recursos Minerales de La Plata.
Así, el yacimiento consume 100 millones de litros de agua por día. Lo mismo ocurre con la electricidad. “La cantidad de energía que se necesita para movilizar la mina es equivalente a la energía que consume La Plata. La desproporción entre lo que se explota y lo que finalmente se extrae es mayúscula: por cada tonelada de roca, se obtiene un promedio de medio gramo de oro”, enfatiza.
La contaminación es otra punta del conflicto. “Uno de los problemas más graves que tiene Bajo de La Alumbrera es su proceso de transporte. El mineraloducto, por el que se traslada el mineral concentrado, atraviesa un relieve muy accidentado en el que muy frecuentemente se producen pérdidas”, afirma Schalamuk.
Urbano Cardozo vive en Andalgalá y dice que las filtraciones de la mina modificaron la salubridad del río Vis Vis. “Han muerto muchos animales. Los zorros no tienen piel. Vivo a sesenta kilómetros de la mina y, por ejemplo, ya no encontramos abejas. Si antes el agua del río era transparente, ahora tiene espuma", cuenta.
Frente a la constante demanda social que reclama mayor protección ambiental, el secretario de Minería de la Provincia, José Sinner, defiende al mercado.
“Es la única actividad que tiene su ley ambiental y que exige a las empresas que antes de realizar cualquier trabajo de explotación presenten un informe de impacto ambiental. Tenemos una unidad de gestión en la que monitoreamos permanentemente el entorno de cada uno de los proyectos. La industria minera se localiza cerca de los proyectos y lejos de los poblados y lleva salud, trabajo, educación a centros totalmente relegados por las mismas regiones”.
Luego de la redituable Bajo de La Alumbrera, el gobierno catamarqueño abrió el juego a otros proyectos, entre ellos, el yacimiento de Agua Rica (tres veces más grande que Bajo de La Alumbrera). Con un capital inicial de nueve mil millones de pesos, la megaminera planea imitar los pasos de su antecesora.

Montañas de sal
En la actualidad, Mendoza es una de las pocas provincias -junto con Chubut, Córdoba, Río Negro, Tucumán, La Pampa y San Luis- que cuenta con una ley que restringe la actividad minera. Propuesta por el senador provincial e intendente del departamento de San Carlos, Jorge Difonso, la Ley 7.722 prohíbe el uso de cianuro, mercurio, ácido sulfúrico y otras sustancias tóxicas similares, en todos los procesos mineros.
Con todo esto, la provincia cuyana hoy ostenta dos grandes proyectos metalíferos. Además del emprendimiento San Jorge, que iniciaría su etapa de extracción de cobre en 2012, una mina de mayor envergadura se instalaría en la región.
Con un presupuesto de siete mil millones de pesos, Potasio Río Colorado intenta convertir a nuestro país en el sexto productor mundial de cloruro de potasio. Frente al marco regulatorio provincial, la planta al parecer tampoco sería alcanzada por la norma, puesto que en vez de extraer a cielo abierto, la mina piensa obtener el material mediante pozos verticales utilizando agua caliente en los procesos extractivos.
En la localidad de Malargüe, sobre la alta cuenca del Río Colorado, gigantescas rocas de cloruro de sodio y cloruro de potasio serían procesadas para obtener el fertilizante de exportación: el potasio. Para ello, el sodio es separado del potasio dando como resultado cien millones de toneladas de sal sobrante.
Sobre una superficie de doscientas hectáreas, las montañas saladas -que alcanzarían los quinientos metros de base por cincuenta metros de altura- podrían contaminar el río aumentando su salinidad e impidiendo, así, la práctica del riego.
“Para el correcto funcionamiento de la mina, la planta tendría que consumir un millón de metros cúbicos de gas por día. Eso es la totalidad del consumo comercial y residencial de Mendoza”, dice en un informe el geógrafo de la Universidad Nacional de Cuyo, Marcelo Giraud.

La salud en cuestión
Así como empresas chinas operan en Neuquén, la canadiense Barrick Gold tiene la concesión de los yacimientos más importantes de San Juan. En el Departamento de Iglesia, el yacimiento de Veladero planea extraer en los próximos 17 años once millones de onzas de oro.
Símbolo de riqueza y prosperidad, la actividad minera sanjuanina también guarda sus propios conflictos. Si bien la empresa obtuvo la certificación del Código Internacional para el Manejo del Cianuro, lo cierto es que hace unos años los pobladores de Jachal comenzaron a tener problemas con el agua de consumo.
La investigación de Maristella Svampa y Mirta Antonelli informa que la contaminación con arsénico del río Las Taguas, corriente que alimenta al río Jachal, presentaba alteraciones irreversibles gracias al arsénico importado por las voladuras de dinamita que caían sobre el agua.
De acuerdo con las declaraciones de la pediatra Graciela Tejada al diario La Nación en 2005, “en los últimos diez años, los casos de cáncer han aumentado un 150 por ciento. Esto fue confirmado por un estudio encargado por INTI-Chuteh al Grupo de Asesoría Técnica SRL. El resultado fue alta contaminación por arsénico”.
Además de las megaproducciones chileno-argentinas de Pascua-Lama (el primer tratado binacional de oro y plata) y de Pachón; otros siete proyectos en gran escala están en movimiento. A los mencionados se les suman las minas San José, Manantial Espejo, Río Turbio y Cerro Vanguardia en la provincia de Santa Cruz; y los de Aguilar y Pirquitas en Jujuy.
Frente a una industria cuyo desarrollo en nuestro país es relativamente nuevo, los vecinos involucrados en cada una de las regiones explotadas se mantienen firmes en su postura.
“Somos conscientes de que prácticamente toda actividad económica genera un impacto ambiental. Uno puede llegar a hablar de una minería que reduzca la medida de los impactos, el problema es que las empresas te dicen que el impacto es casi nulo y la historia te demuestra que las catástrofes ambientales también existen. Los riesgos son muy elevados en comparación a las ganancias económicas”, concluye Giraud.

Números dorados
Por cada tonelada de roca, Bajo de La Alumbrera, en Catamarca, extrae medio gramo de oro.
La Argentina es el segundo productor de oro en América Latina.
7.950 millones de pesos sumaron las exportaciones de minerales y productos derivados.
100 millones de litros de agua es lo que consume a diario una mina explotada a cielo abierto.
Entre 2003 y 2007, las inversiones crecieron un 740 por ciento.
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La curiosa justificación del Diario de Cuyo:
Por qué no salió Rumbos con Diario de Cuyo el domingo
Desde su nacimiento hace más de 60 años, Diario de Cuyo enarbola dos banderas: la del pluralismo de voces y la de su pasión por San Juan.
La primera es su compromiso por la libertad de expresión, su compulsa sistemática contra los obstáculos que siempre pretenden amordazarla. Sólo por medio de estos valores es que la sociedad podrá alcanzar un debate maduro que la enriquezca, y los medios de comunicación independientes deben ser el soporte y la garantía de que todos tengan voz.
La segunda es su defensa de los eslabones de la cadena que permiten a la provincia desenvolverse. Desde las actividades tradicionales que modelaron su perfil económico y social como la vitivinícola, hasta las más nuevas como la minería. A cada una de ellas le ha dedicado un suplemento especial.
Y esa pasión por San Juan se traslada a cada una de las actividades. Siempre que haya un partido de fútbol, estaremos mirando al jugador de San Juan. Siempre que haya una película, a nuestro actor. Siempre que haya unas elecciones, miraremos el impacto en la provincia. Ese es el diferencial por el que luchamos desde la primera a la última hora del día, y esa es la razón por la que el lector nos elige.
Esta semana, ambas banderas entraron en aparente conflicto. Diario de Cuyo decidió no dar a circulación la publicación de la revista Rumbos que integra desde hace años su edición dominical. Lo hizo ante la aparición de una extenso artículo referido a la minería en general que no se ajusta a los parámetros profesionales con los que nos desempeñamos los periodistas: consulta de fuentes, pluralismo, o una mínima visita al terreno de los hechos para extraer una conclusión.
Es un status curioso el de estas publicaciones en los diarios del interior. Desde sus redacciones en Buenos Aires imponen agendas y temas que últimamente, como en este caso, son de alto impacto económico y social en las provincias. Las publicaciones del interior no manejan su proceso ni el respeto de las exigencias mínimas de ecuanimidad, pero luego responden por esos contenidos enlatados.
Por el contrario, la publicación que Diario de Cuyo decidió no dar a circulación incluye conclusiones temerarias que hubieran generado gran alarma social, pero sin haber consultado a todas las fuentes involucradas.
Sostiene el artículo que la minería ocasiona una fuerte contaminación en las aguas del río Jáchal que hace que la población esté sufriendo casos crecientes de cáncer por el boro y el arsénico en el agua.
Reproduce la nota el mismo espíritu del envío televisivo del programa La Liga, que llegó hasta el lugar y contó a todo el país cómo supuestamente se mueren los jachalleros por culpa de la minería. Y hasta cayó en el mismo déficit periodístico: el de no consultar a todas las fuentes involucradas para un caso de tal magnitud y gravedad, en el caso que ocurra.
Hay allí una cuestión lógica y otra de ligereza: la primera es que no se puede exigir a medios nacionales un conocimiento de la actividad local, pero lo segundo es que sí les es exigible una investigación a fondo para chequear o desechar lo que les llega. Lo contrario, que es lo que ocurrió, significa tratar a todos los sanjuaninos que intervienen en el proceso de la minería -ingenieros, arquitectos, abogados, empresarios, científicos, investigadores, cuentapropistas, obreros, etc.- de ligeros de principios por participar de una actividad supuestamente pecaminosa.
Diario de Cuyo sí se encargó de investigar a fondo un tema de altísimo interés como la vida de los jachalleros y de toda una provincia que vive aguas abajo. Y publicó que:
- Los terrenos atravesados por el río Jáchal tienen históricamente un alto contenido de boro y arsénico que, consumidos en exceso, provocan un serio daño en la salud.
- Esa mineralización es natural y se produjo desde siempre. Varía de acuerdo a las fluctuaciones naturales del río.
- Desde hace 3 décadas, el CRAS hace perforaciones para buscar agua de mejor calidad para el consumo humano, sin resultados. En aquel momento, no había ningún proyecto minero.
- En 2005, OSSE y CRAS reanudaron la búsqueda y la hallaron en Pampa del Chañar. Son perforaciones en una fuente inagotable que abastecerá a toda la zona y se construirá un acueducto con fondos de un fideicomiso con aportes de la mina de zona, Gualcamayo. Diario de Cuyo publicó, publica y publicará las preocupaciones y las denuncias de ciudadanos por estos temas. Lo hizo con las Madres Autoconvocadas de Jáchal hace años cuando tuvo su pico la preocupación, con las organizaciones ambientalistas y con los grupos políticos. Pero no publicará información errónea y no chequeada sobre temas de tanto interés como la salud de nuestra gente.
Desde que la minería comenzó a ocupar un lugar central en la economía y la vida cotidiana, Diario de Cuyo publicó todas las preocupaciones ciudadanas por una actividad totalmente novedosa. Incluso, declaraciones y denuncias de altísimo impacto mediático.
- Lo hizo con las entidades que no sólo contaron su preocupación a la prensa sino también lo denunció en Tribunales, como la Fundación Ciudadanos Independientes (FUCI).
- Lo hizo con ciudadanos y agrupaciones políticas que se opusieron y se oponen a la actividad. En la presente campaña, todos los candidatos dijeron lo que que opinan sobre la minería y muchos de ellos expresaron con total libertad sus opiniones contrarias y sus serias objeciones políticas.
- Lo hizo desde su producto Cuyo Minero, un suplemento dedicado a una actividad económica que se dirige a convertirse en la más importante de la provincia, pero que sin embargo publicó las objeciones de sus opositores en un claro ejercicio de libertad y pluralismo.
- Lo hizo en el reciente Foro de Ambientalistas que se realizó en San Juan. Asistieron importantes figuras nacionales como el Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, el cineasta Pino Solanas o el periodista Miguel Bonasso. Se publicaron entrevistas de página completa a los dos primeros con sus argumentos, mientras Bonasso es continuamente citado.
Diario de Cuyo convoca permanentemente al debate sobre los temas más espinosos de la actividad. Sobre las regalías (acaba de publicar un completo informe sobre lo que se cobra a nivel mundial), sobre los riesgos ambientales, sobre la ley de glaciares vetada por la Presidenta que recibió un abordaje periodístico prioritario, y sobre cómo la gente puede participar en la auditoría de los resguardos ambientales en el manejo de cianuro, aceites y sustancias peligrosas.
Pero no desde una visión negacionista, sino como un aporte sobre cómo manejar los controles y la participación. Inspirados en el modelo chileno, país con el que San Juan compartirá un emprendimiento en un hecho histórico, con la minería como actividad económica protagónica ante la evidencia de su geografía.
En este caso, Diario de Cuyo hizo ejercicio de su derecho a no publicar una información incompleta por la que luego debe responder. Y renueva su compromiso con la libertad de expresión acuñado en su historia.
No hubo presiones gubernamentales, ni empresarias: hubiese sido Diario de Cuyo el primero en denunciarlo. Sabemos que el lector entenderá nuestra decisión y le pedimos disculpas por haber demorado esta explicación por razones contractuales.